Conferencia

INTRODUCCIÓN

¿Alguna vez se han dado cuenta, que tan importantes son las noticias en nuestras vidas? La información que recibimos del mundo influye nuestras opiniones, nuestros valores, nuestros planes y muchos otros aspectos de nuestras vidas. A veces las noticias son tan significativas que cambian nuestra visión del mundo.

Bueno, la Biblia misma es una especie de archivo de noticias. Almacena todo tipo de buenas y malas noticias del pueblo de Dios a través de la historia. Y a medida que estudiamos estas historias, nos cambian en muchos sentidos.

Pero la mejor noticia que las Escrituras tienen para contarnos es una colección de reportes a los que simplemente hemos llamado “las buenas nuevas” o “los Evangelios.” Estos son los relatos de la persona y de la obra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Esta es la primera lección de nuestra serie titulada Los Evangelios. Exploraremos los libros escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan acerca de la vida y del ministerio de Jesucristo. Esta lección, llamada “Introducción a los Evangelios”, nos da una orientación que nos ayudará a entenderlos más claramente y a aplicarlos a nuestras vidas hoy.

Nuestra introducción a los evangelios, tocará cuatro temas. Primero, veremos los evangelios en su carácter literario. Segundo, veremos su lugar en la iglesia. Tercero, consideraremos la unidad entre los evangelios. Y cuarto, exploraremos la variedad que distingue a unos de otros. Comencemos con el carácter literario de estos libros.

CARÁCTER LITERARIO

Por lo general cuando leemos literatura, tenemos alguna idea de qué tipo de literatura estamos leyendo, y eso es lo que nos guía en como leer y que esperar de esa lectura, por ejemplo, si leemos una novela histórica, no esperamos que sea una historia real. O si leemos un volumen de cuentos cortos y sabemos que no es una novela continua, lo leemos de diferente manera, así que realmente necesitamos tener una idea de qué tipo de literatura estamos leyendo y qué clase de elementos literarios están siendo usados.

— Dr. Richard Bauckham

Exploraremos el carácter literario desde dos perspectivas. Primero, veremos el género de los evangelios, sus características literarias generales. Y segundo, afirmaremos su confiabilidad histórica. Empecemos con el género de los cuatro evangelios.

GÉNERO

El término género aquí es: Una categoría o clase de literatura. Los géneros se distinguen en base a su forma y función literaria, como su estilo de narración, y su uso del lenguaje figurativo.

La Biblia contiene muchos géneros. Hay narración histórica, las historias de David en el Antiguo Testamento. Hay poesía, como los Salmos. Hay cartas o epístolas, y también hay profecía. Cada género de literatura tiene sus propias reglas, y formas de comunicarse. Por eso es importante entender los detalles del género de los evangelios.

Para entender los evangelios, analizaremos su género en tres pasos. Primero, identificaremos a los evangelios como una narración histórica. Segundo, los compararemos con un tipo de narración histórica, llamada biografía greco-romana. Y tercero, compararemos los evangelios con la narración histórica bíblica, como las historias en el Antiguo Testamento. Comencemos con la narración histórica.

Narración Histórica

Narraciones históricas son historias de personas que vivieron en el pasado, y eventos que tuvieron lugar en sus días. Los evangelios son narraciones históricas porque registraron la vida de Jesucristo.

La mayoría de la Biblia y de los evangelios, están escritos intencionalmente en forma narrativa porque somos gente de historia. Nos involucramos, no sólo mentalmente, sino emocionalmente, cuando nos comprometemos con una gran historia. Las historias también nos permiten vivir indirectamente a través de las experiencias de otros. Y así los evangelios llegan a nosotros de forma narrativa, permitiéndonos conocer las verdades acerca de Jesús, y el reino de Dios. De ver la compasión de Jesús, no sólo como una declaración, Jesús ama a la gente humilde, sino para verlo contar historias y realmente vivir historias donde los humildes son levantados y los orgullosos son humillados. Y las historias y la forma de literatura de los evangelios, nos permiten seguir el ejemplo de Jesús incluso como los discípulos lo hicieron. Darnos las historias en forma narrativa, nos permite también seguir a Jesús de esa manera. Nos permite identificarnos con los personajes en sus fallas, y en sus éxitos, y para tratar de vivir fielmente nuestra propia historia, que es nuestra vida.

—Dr. Jonathan Pennington

Las narraciones históricas seculares del mundo antiguo se desarrollan en tres partes. El principio introduce a los personajes y establece una meta que los personajes deben lograr. El centro presenta los desafíos u obstáculos que los personajes enfrentarán ante su meta. El final es la conclusión de los eventos y muestra como los personajes cumplen sus metas.

Los evangelios siguen esta idea básica. Comienzan introduciendo a Jesús como el personaje principal en la historia y describe su meta de traer salvación. Luego presentan los desafíos para la autoridad y trabajo de Jesús. Y concluyen describiendo el resultado de el ministerio terrenal de Jesús. Debido a estas similitudes, muchos concuerdan que la narración histórica es el género básico de los evangelios.

Biografía Greco-Romana

Dentro de la narración histórica, intérpretes han sugerido que los evangelios pertenecen a un subgrupo de narraciones conocidas como biografía greco-romana.

Veremos estas comparaciones entre los evangelios y la biografía greco-romana en dos pasos. Veremos las similitudes entre ellos. Y luego veremos algunas de sus diferencias. Comencemos con sus similitudes.

Similitudes. Las biografías antiguas cuentan las vidas de grandes líderes y describen a estos personajes e historias en formas que resaltaron al líder destacado. Defendieron las ideas de los líderes, y preservaron sus acciones para la posteridad. Los evangelios similar a las biografías antiguas destacan a su protagonista.

Vemos otras similitudes con biografías antiguas, como el hecho de que Mateo y Lucas incluyen narraciones del nacimiento, y los cuatro evangelios trazan los eventos de la vida de Jesús y su muerte. Igualmente los escritores organizaron los eventos entre el nacimiento de Jesús y su muerte de diferentes maneras. A veces agruparon los eventos cronológicamente y otras veces de acuerdo al tema. Y otras veces en torno a la geografía.

Sí, yo creo que es importante saber que al principio los evangelios están ordenados cronológicamente. Por ejemplo, comienzan con los bautismos de Juan el Bautista, y entonces vemos a Jesús siendo bautizado, después tenemos el ministerio de Jesús, seguido por su arresto, su juicio, su crucifixión y resurrección. Hay un orden cronológico, y al mismo tiempo, si comparamos dos evangelios, habrá eventos o frases que se han ordenado diferente. Yo pienso que causaremos problemas si leemos los evangelios intentando dar un orden cronológico preciso en cada aspecto. La mayoría de los tipos de narraciones hoy en día permiten a un autor organizar su material en un orden diferente al cronológico. A menudo veremos un orden lógico o veremos una agrupación de temas de actualidad. Por ejemplo, Eusebio, un historiador cristiano y obispo del siglo cuarto, señala que las diferencias en el orden de los evangelios fueron conocidas, y los primeros lectores no tuvieron problemas con esto porque ellos no asumieron que se pretendía una intención cronológica estricta.

— Dr. David Redelings

Otra característica de las biografías es que relatan eventos pasados como realidades históricas de modo que el pasado era distinto del presente. Las biografías se enfocan en la única e irrepetible vida de un específico individuo histórico.

En general, los biógrafos trataron de preservar con precisión, los registros orales y escritos. Consideremos al respetado historiador griego Plutarco. Él escribió alrededor del año 70 d. C., casi al mismo tiempo que los evangelios fueron escritos. Él comenzó su obra La Vida de Cicerón con el trasfondo de los padres de Cicerón, pero admitió la limitación de datos con respecto al padre de Cicerón.

“Dícese de la madre de Cicerón, Helvia, haber sido de buena familia y de recomendable conducta; pero en cuanto al padre todo es extremos: porque unos dicen que nació y se crió en un lavadero, y otros refieren el origen de su linaje a Tulio Acio, que reinó gloriosamente sobre los Volscos. Quien libró guerra no sin honor contra los romanos.”

La precaución de Plutarco en separar el hecho de la especulación indica que por lo menos algunos biógrafos antiguos estuvieron interesados en la precisión histórica. Los evangelios dan evidencia de ser tan cuidadosos como Plutarco.

Los evangelios fueron escritos durante el tiempo en que la literatura biográfica era popular en el mundo greco-romano. Esto probablemente animó y motivó a los escritores de los evangelios a adoptar formas literarias de aquellas biografías.

Pero a pesar de las similitudes entre los evangelios y las biografías greco-romanas, también hay diferencias.

Diferencias. Aquí nos enfocaremos en tres diferencias. Primero, los evangelios difieren de las biografías greco-romanas en su audiencia previa.

Las biografías antiguas eran para una audiencia bien amplia, mientras que los evangelios estaban escritos para una audiencia específica al principio de la iglesia cristiana y este diseño es confirmado por la rapidez con que se utilizaron en la enseñanza y la adoración.

Segundo, los evangelios difieren de las biografías en su énfasis. Las biografías greco-romanas enfatizan las cualidades personales de sus protagonistas principales, animando a otros a imitarlos. Aunque en muchas maneras la vida de Jesús es nuestro ejemplo, los evangelios enfatizan la singularidad de Jesús y se enfocan en él como el que revela a Dios y redime a su pueblo como nadie más puede. Es por eso que gran parte de los evangelios se concentran en la última semana de su vida –La Semana de la Pasión.

Tercero, los evangelios y las biografías antiguas representan diferentes culturas. Las biografías expresaron los intereses, valores y estilo de vida greco-romana. Los evangelios son mucho más influenciados por la cultura judía y especialmente por el Antiguo Testamento. Esto es cierto aun para el Evangelio de Lucas, el evangelio más influenciado por la cultura y el pensamiento griego.

En conclusión, hay notables similitudes entre los evangelios y las biografías greco-romanas. Y estas similitudes pueden arrojar alguna luz sobre el significado de los evangelios. Pero a la luz de las diferencias entre ellos, es claro que los evangelios no encajan perfectamente en el género de la biografía greco-romana.

Ahora que hemos considerado los relatos de los evangelios en términos de la narración histórica general y la biografía greco-romana, estamos listos para compararlos con el género de la narración histórica bíblica.

Narración Histórica Bíblica

Tan similares como los evangelios son con las narraciones históricas y las biografías greco-romanas, lo son aún más con las narraciones históricas en el Antiguo Testamento. Después de todo, las narraciones del Antiguo Testamento eran una parte de las Sagradas Escrituras de los escritores del evangelio. De las referencias que los escritores del evangelio hicieron del Antiguo Testamento, podemos estar seguros que ellos lo conocían probablemente mejor que la mayoría de los cristianos hoy en día. Y esta familiaridad influenció cómo ellos abordaron su tarea.

Los escritores de los evangelios y los autores de las narraciones históricas del Antiguo Testamento escribieron con propósitos similares, es decir, para explicar y defender el pacto de Dios con su pueblo. Por ejemplo, las narraciones históricas como Éxodo 1 al 19 proveen la base histórica del pacto Mosaico en Éxodo 20 al 24.

Este propósito está claro en pasajes como Éxodo 24:8 donde leemos esta narración:

Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas. (Éxodo 24:8)

Otra narración bíblica, como la de Josué 1 al 23, provee la base para la renovación del pacto en Josué 24. Y las narraciones de los libros de Jueces y 1 Samuel son la base histórica del pacto Davídico en 2 Samuel 7. Igual, los evangelios proveen el fundamento histórico del nuevo pacto establecido por Jesús.

Escuchemos como la narrativa en Lucas 22:20 hace eco al relato en Éxodo 24:8.

Después que hubo cenado, Jesús tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. (Lucas 22:20)

Al comparar los evangelios con otros géneros de literatura conocidos, vemos que son más parecidos a las narraciones bíblicas históricas, pero esto no significa que sean otra narración bíblica histórica más en todos los sentidos. Después de todo, estos toman algunas características de las biografías greco-romanas. En este sentido, decimos que los evangelios son un nuevo tipo de narración bíblica histórica. Debemos pensar en los evangelios como una forma de narración bíblica histórica. Pero también debemos ver su énfasis biográfico en Jesús, e interpretar sus otros personajes en relación con él.

Habiendo explorado el género de los evangelios, estamos listos para ver la confiabilidad de los evangelios como relatos históricos acerca de Jesús.

CONFIABILIDAD

A través de la historia, se ha marcado una distinción entre las fuentes confiables y no confiables. La pregunta para nosotros es: ¿Son confiables o no confiables los relatos que los autores de los cuatro evangelios escribieron sobre la vida de Jesús? Aunque el criterio de nuestros días no es idéntico al criterio que ellos usaron, existe plena evidencia de que Mateo, Marcos, Lucas y Juan tenían los recursos y la motivación para escribir relatos confiables acerca de Jesús. Aunque hay muchas maneras en las que podemos demostrar que los evangelios son registros históricos confiables de la vida de Jesús, nos enfocaremos en seis evidencias.

Acceso

Primero, los escritores tuvieron acceso a registros de los eventos que ellos escribieron. Al igual que hoy en día, el mundo antiguo asumía que los historiadores tendrían acceso a muchos datos relacionados con su tema.

Consideremos al historiador romano Plutarco. En sus comentarios de La Vida de Demóstenes, él establece estas expectativas culturales comunes de cómo un historiador debe hacer su trabajo:

Y al que se ha propuesto tejer una relación o historia … en realidad le conviene ante todas cosas … tener copia de toda suerte de libros … poder instruirse y preguntar sobre aquellas cosas que, habiéndose ocultado a la diligencia de los escritores, adquieren más fe conservadas en la memoria y la tradición, para no dar una obra que salga falta de muchas noticias.

Como vemos aquí, Plutarco firmemente creía que un historiador confiable necesitaba acceso a fuentes confiables. Y puso un gran valor en la cuidadosa explicación de todos los recursos disponibles, incluyendo los relatos orales al igual que los escritos.

Cada uno de los escritores de los evangelios o fueron testigos de la vida de Jesús o tuvieron contacto directo con los testigos. Dado que Mateo y Juan fueron discípulos, estuvieron presentes en muchos de los eventos que ellos registraron. Marcos fue un compañero cercano de Pedro, y aprendió directamente de él. Y Lucas viajó con Pablo y buscó testigos confiables para su evangelio. Escuchemos a Lucas en Lucas 1:1 al 3:

Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden. (Lucas 1:1-13)

Sinceridad

Segundo, podemos ver la confiabilidad histórica de los evangelios en el alto nivel de sinceridad de sus obras. Los antiguos estándares para la historiografía requerían que los historiadores fueran sinceros u honestos en la manera en la que reportaron la historia. Se esperaba que ellos reportaran muchos detalles, incluyendo aquellos que no eran favorables al mensaje que se presentó.

En este sentido, es significativo que los escritores de los evangelios frecuentemente describieron los errores de los discípulos de Jesús. Y en el caso de Mateo y Juan eso significó describir sus propios errores personales. Y si algunos interpretes están correctos de que el joven que corrió desnudo en el Jardín de Getsemaní en Marcos 14:51 y 52 es el mismo Marcos, entonces Marcos también describió sus propios defectos. Y sin excepción todos los escritores de los evangelios expusieron los errores de los discípulos de Jesús en conjunto, admitiendo que los líderes del movimiento de la iglesia naciente estaban lejos de ser perfectos.

Como ejemplo, Marcos 6:51 y 52 registra la falta de comprensión de los discípulos sobre la milagrosa alimentación de los cinco mil:

Y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones. (Marcos 6:51-52)

Una y otra vez, los escritores de los evangelios reportaron los malos entendidos y fracasos morales de los discípulos. Pero si el mencionar estos errores era como socavar la autoridad y respeto de los líderes de la iglesia, ¿Por qué mencionaron estos errores?

Muchos lectores están preocupados por el hecho de que los discípulos son presentados en los evangelios como imperfectos. Por un lado, eso apunta, si puedo decirlo así, a la confiabilidad de la tradición de los evangelios, — que nuestros evangelistas estuvieron realmente preparados para incluir cosas que los primeros líderes de la iglesia hicieron, cosas que si no fueron malas, tampoco fueron buenas. Esto es un testimonio a la confiabilidad y exactitud de nuestros evangelios.

— Dr. David Bauer

Permítanme sugerir que la tendencia de los discípulos para hacerse ver mal en sus propias historias es uno de los argumentos más fuertes para la autenticidad de los evangelios. Si leemos relatos antiguos de los reyes de Babilonia o Asiria, o de los emperadores romanos, ellos sólo van de victoria en victoria, de triunfo en triunfo. Y si vemos atrás y decimos, ¿qué fue lo que en realidad sucedió? Observamos que los discípulos piensan esto, ¿Qué tonto levantaría una religión en la que su héroe es crucificado? Lo que es prueba de sedición y anarquía para los romanos, y una prueba de ser maldito para los judíos, y esa es su audiencia principal. Nunca inventarían esto a menos que sucediera.

— Dr. Dan Doriani

Corroboración

Tercero, nuestra confiabilidad de los escritores es reforzada por la corroboración de otras fuentes históricas. Tanto los historiadores romanos como los judíos confirmaron varios reclamos de los evangelios, e incluso la arqueología moderna ha encontrado que sus registros son ciertos.

Por ejemplo, los historiadores greco-romanos tales como Plinio el Joven, Suetonio, Tácito y Julio Africano se refirieron a datos básicos de la vida de Jesús, su muerte por crucifixión, y su perdurable influencia.

Tenemos al historiador romano Josefo, escribiendo una historia de los judíos para el gobierno romano en el primer siglo después de Cristo. Quien menciona que Jesucristo existió y tuvo un grupo de seguidores. Tenemos al historiador romano Tácito en el mismo período de tiempo que Josefo, escribiendo acerca de Jesucristo y sus seguidores. Incluso el Talmud judío menciona que Jesús existió.

— Dr. Steven Tsoukalas

Creo que hay una manera general en la que realmente estamos preparados para considerar la confiabilidad de los evangelios mejor de lo que era anteriormente. Ahora sabemos más acerca de la Palestina judía del primer siglo que hace 50 años, eso se sabe a través de descubrimientos de la literatura como los Rollos del Mar Muerto, y a través de la arqueología. Y la arqueología en Tierra Santa constantemente hace nuevos descubrimientos. Así que, sabemos mucho más del contexto en el que el ministerio de Jesús tuvo lugar. Y hay formas en las que podemos preguntarnos si las cosas que los evangelios dicen se ajustan en forma creíble con ese contexto. ¿Tiene sentido ver a Jesús como un maestro judío dentro de ese contexto? Y creo que podemos decir que sí. Y cuando recordamos que las condiciones de la Palestina judía cambiaron después de la rebelión judía en el año 66 al 70, por lo que tenemos, por así decirlo, un período de tiempo limitado en el cual probamos sí los evangelios se adaptan a ese período de tiempo, en lugar de haber reflejado simplemente una situación después de la rebelión judía, no podemos creer todo el material que se correlaciona con la situación que conocemos acerca del judaísmo de principios de primer siglo.

— Dr. Richard Bauckham

Entrenamiento

Una cuarta razón para confiar en los evangelios es que el entrenamiento que los discípulos recibieron debería haberles enseñado como mantener un registro exacto de sus palabras y obras.

Dentro de la cultura judía, el discipulado era una forma de vida bien establecida. La palabra hebrea para discípulo es talmid, que significa estudiante. Específicamente, un discípulo era un estudiante de un sabio o rabino. Más aun, en la cultura judía de los días de Jesús, uno de los ejercicios clave en el aprendizaje de un rabino era la memorización. Y una de las responsabilidades de sus discípulos era aprender las palabras y la sabiduría de su maestro. Escuchemos las palabras de Jesús a sus discípulos en Lucas 6:40:

El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. (Lucas 6:40)

Jesús quiso decir que los que le siguieron, deben estudiar, aprender y vivir sus vidas de acuerdo a sus enseñanzas y acciones.

Los doce discípulos más cercanos a Jesús tuvieron la gran responsabilidad de aprender las enseñanzas de Jesús, mientras que otros que aprendieron de Jesús se memorizaron gran parte de sus enseñanzas.

Convicciones Teológicas

Quinto, no debemos subestimar el hecho de que los autores tenían fuertes convicciones teológicas que enfatizaron la necesidad de un registro fiel y confiable. Por ejemplo, en Juan 20:31, el apóstol escribió estas palabras:

Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. (Juan 20:31)

Aquí, Juan declaró que las personas pueden recibir el don divino de la vida sólo si conocen y aceptan la verdad acerca de Jesús.

De manera similar, Mateo registró estas palabras de Jesús en el capítulo 28:19 y 20 de su evangelio:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. (Mateo 28:19-20)

Aquí, Mateo declaró que los discípulos de Jesús tenían la gran responsabilidad de enseñar todo lo que Jesús les había mandado. Como seguidores de Jesús, ellos no podían ignorar la necesidad de atestiguar lo que Jesús había hecho y dicho.

Los escritores de los evangelios no registraron los eventos de la vida de Jesús simplemente por su valor histórico. Al contrario, ellos sabían que la fe en Jesús era más que un simple conocimiento de los hechos históricos acerca de él. Ellos sabían que la verdadera fe no se podía basar en un registro falso o falible. Ellos expresaron las palabras de Jesús y sus hechos claramente y precisamente porque querían que sus lectores creyeran en el Jesús de la historia.

Espíritu Santo

Sexto, los escritores de los evangelios no estaban solos al escribir sus registros de Jesús. El Espíritu Santo les guíó en su esfuerzo.

La inspiración de las Escrituras es una doctrina vital porque le da a toda las Escrituras un autor fundamental. Así que cuando observamos los evangelios y vemos cuatro diferentes autores con cuatro diferentes perspectivas. Tenemos que apreciar esas perspectivas y darnos cuenta de que el Espíritu Santo los inspiró a ellos. Y por lo tanto ellos vienen con diferentes agendas teológicas, y audiencias a las que les están escribiendo, y experiencias con Jesús, así que aunque tenemos una unidad admirable en ellos también tenemos una diversidad basada en la autoría humana. La inspiración del Espíritu en las Escrituras no remueve el elemento humano o el trabajo humano de eso, sino que Dios recibe exactamente lo que él quiere a través de estos esfuerzos humanos.

— Dr. K. Erik Thoennes

Escuchemos las palabras de Jesús en Juan 14:25 y 26:

Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:25-26)

Sin importar cuán buenos eran los discípulos memorizando, ellos no podrían haber memorizado todo. Es por eso que Jesús prometió y envió al Espíritu Santo a sus apóstoles. Y el Espíritu les permitía a ellos recordar lo que la iglesia a través de los siglos necesitaba saber acerca de lo que Jesús había hecho y dicho. Como Juan escribió en el capítulo 21 versículo 25 de su evangelio:

Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. (Juan 21:25)

Es interesante cuando hablamos con otras personas acerca de Jesús y les preguntamos ¿quién es Jesús?, algunos pueden decir que fue un rabino, un maestro, o si observamos las diferentes religiones pueden decir muchas cosas diferentes acerca de él. Pero en la sabiduría de Dios, él guío a sus testigos a través de su Espíritu Santo para que escribieran el resguardo de la fe en cuatro relatos complementarios como en Mateo, Marcos, Lucas y Juan, ya sea a través del autor mismo o a través de sus recursos, tenemos un testimonio de testigos presenciales salvaguardado por el Espíritu Santo el cual sirve como base por si alguien dice, Jesús dijo esto, o Jesús hubiera hecho esto o Jesús no hubiera hecho esto. Tenemos escrito el relato innegable de que podemos volvernos a Dios y él nos ha dado ese fundamento de nuestra fe.

— Dr. Robert Plummer

LUGAR EN LA IGLESIA

Ahora que hemos hablado del carácter literario de los evangelios, estamos listos para ver su lugar en la iglesia como textos autoritarios. Exploraremos el lugar de importancia de los evangelios considerando su composición y su autenticidad como la palabra de Dios. Vayamos primero a su composición.

COMPOSICIÓN

Cuando hablamos de la composición de los evangelios, tenemos en mente la manera en que fueron escritos. ¿Quiénes fueron sus autores? ¿Por qué escribieron estos libros? ¿Cómo escribieron estos libros? Preguntas como estas son importantes para los cristianos debido a que un sinnúmero de intérpretes se han enfocado en el proceso humano de la composición para disminuir la autoridad divina de estos libros. Pero la exploración cuidadosa nos da toda la razón para estar seguros que los evangelios no son sólo el trabajo de seres humanos, sino también la palabra de Dios.

Observaremos tres asuntos relacionados con la composición de los evangelios. Primero, exploraremos las similitudes entre los relatos de los evangelios. Segundo, examinaremos algunas teorías de composición que analizan estas similitudes. Y tercero, haremos algunas observaciones sobre la seguridad con la que debemos comprometernos con estas teorías. Primero, consideremos las similitudes entre los evangelios.

Similitudes

Aunque compuestos separadamente, los evangelios de Mateo, Marcos, y Lucas generalmente han sido agrupados y llamados evangelios sinópticos. El término “sinóptico” simplemente significa viendo juntos, y se aplica a estos evangelios porque cubren gran parte del mismo material. Ellos incluyen muchos de los mismos relatos de Jesús. Y cuando ellos reportan los mismas dichos de Jesús, generalmente utilizan las mismas palabras.

Por ejemplo, consideremos cuando Jesús sanó a un paralítico. En Mateo 9:6 leemos este relato del Señor:

“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” (Mateo 9:6)

Ahora escuchemos a Marcos 2:10 y 11:

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. (Marcos 2:10-11)

Y, otra vez, en Lucas 5:24, leemos esto:

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. (Lucas 5:24)

En este ejemplo, vemos que cada uno de los evangelios sinópticos relatan casi palabra por palabra el contenido de la misma historia. Otras historias encontradas en al menos dos de los tres evangelios sinópticos incluyen: la sanidad del leproso, el exorcismo del endemoniado de Capernaum, la sanidad de la suegra de Pedro, la calma de la tempestad en el mar, la resurrección de la hija de Jairo, la autoridad dada a los doce, Jesús camina sobre el agua, la sanación del hombre con la mano seca, la alimentación de los cinco mil, y la transfiguración de Jesús.

Los tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, son conocidos como los sinópticos porque realmente ven las cosas, desde una perspectiva similar, -como un mismo par de anteojos. Y eso puede darnos la impresión de ¿Por qué necesitamos tres?,¿Uno no es suficiente? Sería triste perder cualquiera de los tres evangelios sinópticos porque realmente contribuyen en algunas cosas diferentes, y vale la pena ver diferencias. El evangelio de Marcos es el evangelio más descriptivo, y cuenta las historias individuales con mayor detalle, aun siendo el más corto. Mateo comprime las historias en mayor grado porque contiene más información en su evangelio, en particular, Mateo trata de poner la enseñanza de Jesús, ya que el evangelio de Marcos, extrañamente omite muchas de sus enseñanzas. El evangelio de Mateo muestra un Jesús autoritario, un Jesús que enseña, y si queremos un compendio compacto de la enseñanza de Jesús, ese es el evangelio de Mateo. Pero ¿Qué nos ofrece Lucas? Él nos da más enseñanza, aún más parábolas que Mateo, y también nos da un retrato más humano de Jesús, que contacta a todo tipo de personas, a un Jesús más amoroso, y cariñoso. Algunas personas piensan que Lucas no fue sólo un médico, sino que fue una especie de psicólogo, capaz de trasmitir las emociones humanas. Por lo tanto, pienso, que en los tres evangelios tenemos tres muy diferentes valiosos textos y que debemos valorar cada uno de ellos.

— Dr. Peter Walker

Creo que la razón fundamental por la que tenemos tres evangelios que relatan la vida de Jesús de la misma manera, es que la riqueza y belleza de Jesús no puede ser dada en un simple relato. Así que cuando pensamos en lo que Dios quiere, un solo escritor no podría agotar el significado de lo que realizó, lo que Jesús dijo, y lo que Jesús hizo. Sin embargo, debemos ser sensibles a las diferencias entre los tres evangelios. Ellos dicen esencialmente la misma cosa, pero hay matices y colores en cada evangelio. Por un lado ellos nos cuentan la historia básica de lo que Jesús hizo y lo que logró, y al mismo tiempo, los evangelios también nos muestran diferentes facetas de Jesús. Así que como un caleidoscopio, todo está dentro, pero tan pronto como miramos en él desde diferentes ángulos, vemos diferentes imágenes de quien es Jesús. Así vemos la sabiduría de Dios, la inspiración del Espíritu Santo dándonos esta multifacética visión de Jesús.

— Dr. Thomas Schreiner

En contraste con los evangelios sinópticos, mucho del material en el evangelio de Juan es exclusivo. Mientras que Juan también registró que Jesús caminó sobre el agua y la alimentación de los cinco mil, él agregó muchos eventos que no están registrados en los evangelios sinópticos. Por ejemplo, sólo Juan registró cuando Jesús convirtió el agua en vino, la conversación con la mujer samaritana, y la resurrección de Lázaro.

Pero aunque las historias del ministerio y de la vida de Jesús varían entre los cuatro evangelios, los cuatro atestiguaron el bautismo de Jesús, la última cena con sus discípulos, la muerte de Jesús en la cruz y la resurrección de Jesús.

Las similitudes y diferencias entre los evangelios han dado lugar a muchas explicaciones. Así que, ahora vayamos a las teorías de composición de los evangelios.

Teorías de Composición

Debido a las muchas similitudes entre los evangelios sinópticos, los académicos han desarrollado muchas teorías en cuanto a la composición de su historia. Estas teorías son a menudo bastante complejas y pueden ser confusas cuando comenzamos a estudiarlas. Podríamos resumir las teorías más populares de esta manera: La mayoría de los intérpretes creen que Marcos fue escrito primero y que Mateo y Lucas usaron material de Marcos y quizá de otras fuentes. Pero otros intérpretes creen que Mateo fue escrito primero, y que Marcos uso material de Mateo, y que Lucas usó material de ambos. Y aun otros creen que Mateo y Lucas se basaron en recursos que nosotros ya no tenemos, y que Marcos usó material de ellos dos. Como podemos ver, aun al comparar las características generales de estas teorías puede ser un poco confuso.

En contraste, la composición de Juan es bastante simple. La mayoría de los intérpretes están de acuerdo que Juan escribió cerca del final de primer siglo, y estaba familiarizado con uno o todos los relatos sinópticos. A veces se ha sugerido que él evito repetir mucho del material que él sabía ya había sido mencionado en los sinópticos, y escogió proveer información adicional que fuera más relevante a las comunidades a las que él ministró.

Con estas teorías de composición en mente, hablemos acerca de la seguridad que debemos tener en ellas.

Seguridad

Es importante reconocer que los autores bíblicos usaron tradiciones orales y escritas, y esto no comprometió su inspiración o autoridad. Por lo tanto no hay nada malo, en creer que algunos de los escritores de los evangelios se basaron en recursos materiales anteriores a ellos. Como Lucas escribió en Lucas 1:1 al 3:

Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron … me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden. (Lucas 1:1-3)

Todos los otros escritores de los evangelios parecen haber tenido acceso a fuentes similares, aunque ellos no lo mencionan explícitamente en la manera en la que Lucas lo hace. Si asumimos junto con la mayoría de los intérpretes que Marcos escribió primero, el no tuvo acceso previo a ningún evangelio escrito, pero es casi seguro que el usó las tradiciones orales, por lo menos de su amigo cercano Pedro. Lucas y Mateo probablemente usaron el evangelio de Marcos como modelo. Además de esto, Mateo y Juan tuvieron sus propias recolecciones de la vida y las enseñanzas de Jesús. Y los cuatro escritores fueron infaliblemente supervisados por el Espíritu Santo, como hemos visto previamente.

En resumen, podemos apreciar las teorías sobre la relación entre los evangelios. Pero no debemos sentir la necesidad de entender todas sus complejidades o de aceptar una en particular. Lo que estas teorías nos ofrecen es la confianza de que cada uno de los escritores de los evangelios tuvo la habilidad de extraer información de múltiples fuentes, y de construir relatos confiables de la vida y las enseñanzas de Jesús. Cuando vemos coincidencias en sus relatos, tenemos la oportunidad de considerar las diferentes perspectivas de los evangelistas. Y cuando leemos material que sólo aparece en uno de los evangelios, podemos estudiarlo a la luz de los propósitos de ese escritor en particular.

Habiendo considerado la composición de los cuatro evangelios, estamos listos para dirigirnos a su autenticidad.

AUTENTICIDAD

En los primeros siglos de la iglesia, hubo algunos desacuerdos acerca de qué libros de la era apostólica verdaderamente pertenecían al Nuevo Testamento. Algunos de los primeros líderes de la iglesia no reconocen todos los libros que ahora nosotros tenemos en el Nuevo Testamento. Otros creían que deberíamos incluir libros adicionales más allá de los veintisiete que tenemos ahora.

Pero estas discusiones no envolvieron los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos cuatro evangelios — y no otros — fueron siempre recibidos como auténticos y autorizados por las fieles iglesias de Dios.

Por ejemplo, el padre de la iglesia del tercer siglo Orígenes quien vivió del año185 al 232 d. C. sostuvo que sólo los cuatro evangelios que tenemos ahora en el Nuevo Testamento eran los auténticos.

Orígenes es citado por el historiador de la iglesia Eusebio quien vivió alrededor del año 263 al 340 d. C. Escuchemos las palabras de Eusebio atribuidas a Orígenes en su obra Historia Eclesiástica, Libro 6, capítulo 25, sección 4:

Los cuatro Evangelios… son los únicos indiscutibles en la Iglesia de Dios bajo el cielo.

Un siglo antes, el padre de la iglesia Ireneo quien vivió del año 130 al 202 d. C. habló colectivamente de los cuatro evangelios en su obra Contra las Herejías, Libro 3, capítulo 11, sección 8. Escuchemos lo que escribió:

Los Evangelios no pueden ser ni menos ni más de cuatro … Jesús nos ha dado a nosotros un Evangelio en cuatro formas compenetrado de un solo Espíritu.

Ireneo dijo que no sabía de ningún momento cuando alguno de los cuatro hubiera sido disputado o que cualquier otro evangelio diferente fuera usado en la iglesia.

Autores de Confianza

Había por lo menos tres razones por las que la iglesia primitiva tuvo confianza en estos cuatro evangelios. Primero, la iglesia los recibió y acepto como auténticos porque fueron escritos por autores de confianza nombrados en sus títulos.

Es probable que los evangelios originalmente fueron anónimos. Pero también es probable que cuando se publicaron por primera vez, fueron recibidos por gente que conocía a los autores, o quizás distribuidos en cartas que identificaban a los autores. Y desde el principio, escritos cristianos asociaron los evangelios con los nombres de Mateo, Marcos, Lucas y Juan — cuatro hombres conocidos en el Nuevo Testamento como líderes de la iglesia con buena reputación.

Aprobación Apostólica

Segundo, los primeros cristianos también estaban seguros del lugar de los evangelios en el canon, por el hecho de que estos libros tenían la aprobación apostólica.

Mateo y Juan fueron apóstoles, testigos oculares de las palabras y obras de Jesús. Se piensa que Marcos recibió mucho de su material de Pedro, quien se refirió afectuosamente a Marcos como mi hijo en 1 Pedro 5:13. Y como ya hemos visto en Lucas 1:1 al 4, Lucas explicó que él basó su trabajo en los relatos de testigos oculares.

Por otra parte, Eusebio reportó en su Historia Eclesiástica que el apóstol Juan aprobó los otros tres evangelios antes de escribir el suyo. Escuchemos lo que Eusebio escribió acerca del apóstol Juan en su Libro 3, capítulo 24, sección 7 de su obra:

Los tres Evangelios escritos con anterioridad Mateo, Marcos y Lucas llegando a sus manos, dicen que los aceptó e incluso dio testimonio de su veracidad.

Testigos en la Iglesia

Y tercero, los cuatro evangelios son apoyados por el testimonio de la iglesia del primer siglo. Los cuatro libros son lo suficientemente antiguos como para que los testigos oculares de la vida y ministerio de Jesús pudieran rechazar sus relatos. Y como sucedió, los testigos oculares los confirmaron recibiendo a los evangelios en las iglesias en una fecha muy temprana.

Dios testifica sobre su propia voz en su Palabra. Pero para nuestro beneficio, podemos ver eventos históricos que son mencionados en las Escrituras, y podemos ver que existe una correlación con lo que sabemos de la historia de otras fuentes. En un plano más general, podemos ver que las condiciones sociales, políticas, geográficas y todos esos tipos de cosas generales mencionadas en la Biblia, son consistentes con lo que conocemos acerca del período histórico en el que fueron escritos incluyendo la Palestina del primer siglo cuando los evangelios fueron escritos. Sin embargo cuando vemos en la Biblia cosas específicas de la historia y las condiciones y circunstancias históricas que ella describe, esto nos provee una base razonable para conocer que ellas vienen del tiempo en el que ellas dicen que vienen y que con el testimonio del Espíritu, tenemos la confianza de que es la Palabra de Dios. Así que en el primero y segundo siglo de la iglesia primitiva, los evangelios como los conocemos, los cuatro evangelios canónicos, fueron recibidos universalmente como de los apóstoles o de fuentes apostólicas, y fueron considerados como testigos testimoniales fieles y confiables de lo que Jesús hizo y de lo que él era y de las cosas que él enseñó.

— Rev. Michael Glodo

Hay muchas razones para creer que los evangelios son confiables, inspirados y tienen todos los hechos. Lo más importante es que los testigos sellaron su testimonio con sus vidas. Podríamos pensar que antes de que fueran azotados, golpeados, arrojados a la cárcel, crucificados, uno de ellos diría, “ah, por cierto, ¿sabes? en realidad es sólo una historia.” Ellos murieron por lo que dijeron. Ahora, nosotros sabemos que las personas están dispuestas a morir. La gente muere por sus mentiras muy a menudo. Pero la mayoría no saben que son mentiras. Pocos morirán sabiendo que es mentira si eso les da poder o riqueza o prestigio. Ellos no tienen nada de eso, no eran nadie en el mundo, ellos estaban constantemente en la carrera, se habían empobrecido, se sacrificaron, fueron golpeados, y murieron. Y ninguno se retractó de su testimonio. Así que podemos estar bastante seguros de que eso pasó.

— Dr. Dan Doriani

UNIDAD

Ahora que hemos examinado el carácter literario de los evangelios y hemos visto su lugar en la iglesia, estamos listos para observar la unidad entre los cuatro evangelios.

Consideraremos la unidad entre los evangelios primero afirmando que cada libro cuenta la misma historia del reino de Dios, y segundo explorando su énfasis en Jesús como el único que trae el reino de Dios. Comencemos con la afirmación de que la misma historia en general es relatada por cada uno de los evangelios del Nuevo Testamento.

MISMA HISTORI

En general, podemos decir que la historia que se nos dice en los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan es el evangelio. De hecho, es por esto que los mismos libros son referidos como “los evangelios.” Ellos cuentan la historia del evangelio. Pero ¿Cuál es exactamente la historia del evangelio?

La palabra evangelio traduce la palabra griega euangelion que simplemente significa “buenas nuevas”. Así que cuando la Biblia habla acerca del evangelio de Jesús, se refiere a las buenas noticias acerca de Jesús. Pero ¿Qué es exactamente esta buena noticia? ¿Quién es Jesús? Y ¿Cuál es la historia que los evangelios dicen acerca de él?

Es importante entender que la palabra “evangelio” algunas veces se refiere a un tipo muy específico de noticias en el mundo antiguo. Específicamente, cuando los reyes guerreros o emperadores conquistaban nuevos territorios, ellos algunas veces hacían proclamaciones imperiales de sus victorias en anuncios llamados “buenas nuevas.” En este uso del término “evangelio” las “buenas nuevas” eran un anuncio de la victoria de un rey y de que su reinado traería bendiciones a su pueblo. De hecho, este término es usado algunas veces de esta forma en el Antiguo Testamento.

Por ejemplo, escuchemos estas palabras de Isaías 52:7:

¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sion: «Tu Dios reina»! (Isaías 52:7 [NVI])

En este pasaje, Isaías imaginó la maravillosa escena de los mensajeros sobre las montañas que rodean Jerusalén anunciando las buenas nuevas de que el tiempo del exilio de Israel había terminado. Ellos anunciaban la paz y la salvación porque el reino de Dios es sobre todo.

En el contexto de la profecía de Isaías, el reino de Dios — la construcción de su reino en la tierra — era la buena noticia que los pueblos de Israel y Judá necesitaban escuchar. Era la noticia de que bajo el reinado de Dios, ellos podrían descansar de sus enemigos y vivir en el reino mundial de Dios por siempre.

Pero en los días de Isaías, Dios no había hecho esto todavía. La profecía de Isaías esperaba un día en el futuro cuando Dios viniera con poder como rey sobre toda la tierra. Y las buenas noticias de Mateo, Marcos, Lucas y Juan cuentan que ese día finalmente ha llegado en Jesús. Todos los escritores de los evangelios cuentan la misma historia, apuntando hacia Jesús como el que trae el reino de Dios, y que ha cumplido las profecías del Antiguo Testamento. Estos fueron los mensajeros con hermosos pies que anunciaron las buenas noticias de que el reino de Dios ha venido a la tierra a través de su último Rey: Jesús. Esta historia de la venida del reino provee la unidad general que los cuatro evangelios comparten.

Por eso, no nos debe sorprender que los evangelios del Nuevo Testamento usan términos como “evangelio” y “evangelizar” con mucho menos frecuencia que las frases referentes al reino de Dios. Diferentes formas de la palabra “evangelio” aparecen en sólo veintitrés versículos a lo largo de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En contraste a esto, frases como “rey” “reino de Dios” y el término especial de Mateo “reino de los cielos” son usados cerca de 150 veces.

Ahora que hemos entendido que todos los evangelios cuentan la misma historia del reino de Dios, veamos su énfasis en Jesús como el Rey quien trae el reino de Dios.

JESÚS

Nuestra discusión de Jesús y del reino se dividirá en tres partes. Primero, veremos algunas pruebas que los evangelios ofrecen para demostrar que Jesús trajo el reino. Segundo, describiremos el vocabulario que la Biblia usa para hablar acerca de Jesús y del reino. Y tercero, veremos que Jesús trajo el reino en etapas. Comencemos con algunas pruebas de que Jesús trajo el reino.

Prueba

Hay muchas maneras en que los evangelios afirman la venida del reino de Dios en Jesús. Pero para nuestros propósitos en esta lección, nos enfocaremos sólo en tres. La primera prueba del reino de Dios que mencionaremos es el poder de Jesús sobre los demonios. Escuchemos lo que Jesús dijo en Mateo 12:28:

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. (Mateo 12:28)

En este pasaje, Jesús acaba de exorcizar un demonio. Y su habilidad para expulsar demonios probó que él había traído el reino de Dios.

Una segunda forma en que los evangelios demuestran que el reino de Dios ha venido fue a través del poder de Jesús para sanar enfermos y para resucitar muertos.

Los evangelios regularmente indican que el poder de Jesús para sanar – el mismo poder que él dio a sus discípulos – fue prueba de que él había traído el reino de Dios. Vemos este tema en Mateo 4:23 y 24; 8:5 al 13 y 10:7 y 8. También vemos esto en Lucas 9:1 al 11 y 10:9 – y en muchos otros pasajes. La venida del reino también fue vista en la autoridad de Jesús para perdonar pecados.

Escuchemos lo que Isaías profetizó acerca de la venida del Mesías en Isaías 33:22 al 24:

Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará… No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad. (Isaías 33:22-24)

Isaías indicó que sanar y perdonar era una prioridad real de Dios. Y él profetizó que la sanidad y el perdón eventualmente vendrían a través del Mesías cuando él restaure el reino de Dios en la tierra.

Y esto es precisamente lo que Jesús hizo. Él llamó a la gente a entrar al reino de Dios. Él les ofreció vida en lugar de muerte. Este fue un mensaje de salvación, un mensaje de liberación del pecado. Escuchemos la discusión de Jesús en Marcos 2:9 al 11:

“¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” (Marcos 2:9-11)

Jesús asombró a todos cuando anunció que, como el Hijo del Hombre en quien el reino estaba presente, él tenía la autoridad en la tierra para perdonar pecados.

En Jesús, la autoridad llegó, el dominio de Dios, el reino de Dios, estuvo aquí en la tierra. Eso significó bendiciones para el pueblo de Dios. Eso significó que la paz de Dios, que Isaías profetizó muchos años antes, finalmente había llegado.

Con estas pruebas en mente, hablemos acerca del vocabulario que los evangelios usan para hablar acerca de Jesús y del reino.

Vocabulario

Una razón por la que los cristianos no ven inmediatamente el énfasis de los evangelios en el reino de Dios es que los escritores de los evangelios usaron muchas diferentes palabras para hablar acerca de esto. Obviamente, ellos usaron palabras como rey y reino. Pero también usaron palabras como regir, gobierno, autoridad, trono, Hijo de David, y muchas otras palabras que apuntaron a la soberanía y control de Dios.

Los autores del Nuevo Testamento usan un vocabulario muy variado para hablar acerca del reino de Dios, y no sólo con palabras explícitas, sino que también usan conceptos que se relacionan con él. Podemos ver por ejemplo que un título para Jesús como Cristo, que significa el Mesías, el Ungido, del que se habla en el lenguaje del Antiguo Testamento refiriéndose al Rey, el hijo de David. O podemos ver en una palabra como Kurios, o Señor, un título acerca de Jesús que vuelve a hablar de él como un rey, alguien como él César, César tenía ese título también. Y así, en el contexto y en el tiempo de los escritores del Nuevo Testamento, las personas podrían entender la autoridad que conllevaba una palabra como Señor. Por su puesto la frase más importante que tenemos es la frase “reino de Dios” o en el caso particular de Mateo “reino de los cielos”, y así esa frase puede decirse de dos maneras. Una acerca de la certeza del dominio del gobierno de Cristo sobre su pueblo, pero también es una idea verbal, una especie del reino de Dios, la autoridad de Dios gobernando sobre su pueblo. Conceptos tan relacionados como el concepto de la obediencia por ejemplo, no es explícito en términos del reino de Dios, pero esta ciertamente implicado en términos de la autoridad del rey y el tipo de obediencia y la adoración que se pide en relación con Jesús.

— Dr. Greg Perry

Sólo como un ejemplo, la historia de Jesús sanando al hombre paralítico en Marcos 2:1 al 12 no usa las palabras “rey” o “reino.” El versículo 10, sin embargo, nos fuerza a ver el significado del reino en toda la historia cuando Jesús dice, “El hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.” El reino de Dios ha venido a la tierra en los hechos poderosos de sanidad de Jesús y en sus palabras de perdón. De hecho, contra el contexto de las profecías del Antiguo Testamento que describen la gloriosa, bendita naturaleza del reino de Dios, cada cosa buena que hizo Jesús fue una ejemplo del reino de Dios de una u otra manera.

Desde la expectativa del Antiguo Testamento, especialmente el libro de Isaías, la venida de Dios para gobernar, reinar y establecer su reino, era la esperanza de un tiempo de restauración, cuando todo se haría bien. Lo que vemos funcionando en el ministerio de Jesús y en los evangelios mismos es que el ministerio de sanidad de Jesús, restaurando personas, resucitando muertos, deteniendo hemorragias, enderezando extremidades y sanando ciegos. No son sólo testimonios del poder y de la autoridad de Jesús de una manera apologética, no sólo eran manifestaciones del poder de Dios, son de hecho un testigo de la esperanza de que el reino de Dios, su monarquía restauradora, su reino restaurador está viniendo y ha venido en Jesús. Esta es una de las maneras en las que podemos ver el reino de Dios funcionando, incluso al margen del lenguaje del reino de Dios.

— Dr. Jonathan Pennington

Ahora que hemos visto algunas pruebas de que Jesús trajo el reino de Dios y que consideramos el vocabulario que los evangelios usan para hablar acerca del reino de Jesús, describamos brevemente las etapas en las que Jesús trajo el reino.

Etapas

Jesús enseñó que la experiencia actual del reino que el ofreció no era la imagen completa. Otra etapa del reino estaba por venir. En algún momento del futuro, el reino de Dios vendría en toda su plenitud. Jesús describió este día futuro en Lucas 21:27 al 28:

Entonces verán al hijo del Hombre, que vendrá en una nubes con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. (Lucas 21:27-28)

Muchos teólogos judíos habían interpretado que el Antiguo Testamento enseñaba que cuando el Mesías viniera, iba a acabar con la antigua era del pecado y muerte de una vez por todas, y la remplazaría con la nueva era del reino de Dios.

Pero Jesús indicó que él estaba trayendo el reino en etapas. Él inauguró el reino durante su ministerio terrenal. El reino continúa ahora, con su reinado desde el cielo. Y éste se consumará o completará en el futuro, cuando el regrese.

En el judaísmo apocalíptico, toda la realidad se dividió en dos períodos: el presente como la mala era y la era por venir. Y la expectativa es que cuando Dios inauguró el final de su reino, la era por venir, ocurriría de manera cataclísmica, repentina y absoluta. Nos movemos inmediatamente, del período anterior al reino hacia la era del reino. Pero en el Nuevo Testamento, tenemos lo que yo he llamado la extensión de la escatología del Nuevo Testamento, así la era del reino, como estaba prevista en el judaísmo apocalíptico, es subdividida en dos períodos, el presente o el “actual” reino de los cielos y el que “todavía no” es el reino de los cielos.

— Dr. David Bauer

Cuando hablamos acerca del reino de Dios, hablamos de que ya ha llegado. Jesús nos enseñó a orar – “Venga tu reino ahora como en el cielo”. Y en ese sentido es que el Rey ha venido, ha inaugurado y arreglado su reino aquí en la tierra. Pero nosotros esperamos su regreso. La segunda venida de Cristo será el día en el que todos los beneficios de lo que Jesús hizo cuando vino por primera vez se cumplirán. Las implicaciones finalmente funcionarán. Y cada creyente tiene el trabajo de anunciar la venida del futuro Rey cuando ellos salen al mundo con el evangelio. Así nosotros llamamos a la gente a prepararse para el día que Cristo regrese. Nosotros como creyentes disfrutamos el privilegio de tener a Cristo como nuestro Señor, vivimos bajo su gobierno pero esperamos el día cuando lo tendremos totalmente realizado, no sólo para nosotros, sino para toda la creación también.

— Dr. Simon Vibert

No es de sorprender que la mayoría de los judíos del primer siglo, se alejaron de Jesús porque el reino que él describió no se veía como el reino que ellos esperaban y anhelaban. Ellos esperaban un rey y un reino que derrocaría a Roma y liberaría a los judíos de la opresión romana. Cuando Jesús no mostró interés en convertirse en ese tipo de rey, muchos le dieron la espalda y se alejaron, justo como lo vemos en Lucas 17:20 al 25, y Juan 6:60 y 69.

Y por supuesto, este rechazo condujo en última instancia a la ejecución de Jesús. La gran ironía de los evangelios es que la muerte de Jesús por la crucifixión fue al mismo tiempo, el clímax de la hostilidad en contra de su reinado, y la victoria de su reinado y su reino. Su resurrección y ascensión fueron el camino a su trono real a la derecha de Dios Padre. Es por eso que Jesús usó cuarenta días entre su resurrección y su ascensión para enseñar a sus discípulos acerca del reino de Dios, como Lucas lo registró en Hechos 1:3.

En Mateo 28:18, Jesús lo dijo de esta manera antes de ascender al cielo:

Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18)

El reino de Dios es el tema de las buenas nuevas que une los eventos de la vida de Jesús en los evangelios. Ellos proclaman las buenas nuevas que Dios ha cumplido su promesa, que su reino ha llegado en Jesús. Y la vida victoriosa de Jesús nos asegura que él regresará para consumar su reino, trayéndonos todas sus bendiciones a plenitud.

VARIEDAD

Hasta ahora en esta lección hemos examinado los evangelios en términos de su carácter literario, vimos su lugar en la iglesia, y consideramos su unidad. En este punto, estamos listos para hablar de la variedad que les distingue a unos de otros.

Como hemos visto, los cuatro evangelios presentan la misma historia de la venida del reino de Dios, pero cada uno lo hace de diferente forma. Exploraremos esta variedad en dos maneras. Primero, veremos algunas aparentes dificultades en la conciliación de los relatos de los evangelios. Y segundo, veremos los énfasis distintivos de cada evangelio. Comencemos con las dificultades aparentes.

APARENTES DIFICULTADES

Cuando leemos los evangelios, es impresionante ver sus similitudes. Sin embargo, hay un número de lugares en donde los relatos de los evangelios aparentemente dicen cosas diferentes. Por supuesto, la mayor parte de estas diferencias son tan pequeñas que no llegan al grado de ser llamadas contradicciones. Unas pocas, sin embargo, causan problemas a algunos lectores. Por eso vale la pena examinar algunas de estas aparentes dificultades.

Cronología

Algunas de las diferencias más comunes se refieren a la cronología, el orden en el que los eventos son descritos en los diferentes evangelios.

Como narraciones biográficas, los evangelios siguen la misma línea básica de tiempo. Comienzan con el nacimiento de Jesús, y siguen hasta su muerte, y finalmente su resurrección. Pero ellos generalmente enlistan los eventos de la vida de Jesús en orden diferente. La razón es que los evangelios a veces agrupan eventos de acuerdo a prioridades que eran bastante aceptables en el primer siglo pero no encajarían con nuestras expectativas actuales. En lugar de siempre seguir prioridades cronológicas, los evangelios algunas veces ordenan sus episodios de acuerdo al tema o la geografía. Por ejemplo, Marcos contó la historia de Jesús siendo rechazado en su propio pueblo en Marcos 6:1 al 6, pero Lucas coloca este episodio más pronto en su narración, en Lucas 4:14 al 30, por lo tanto fue la primera historia del ministerio público de Jesús. El evangelio de Lucas le da más prominencia a la historia que el evangelio de Marcos. Y hasta cuenta una versión más larga de la historia para enfatizar el tema del rechazo.

Los escritores de los evangelios estaban mas interesados en comunicar claramente la llegada del reino en Jesús con sus enseñanzas y acciones de lo que estaban en preservar un itinerario cronológico de su ministerio.

Omisión

Un segundo tipo de diferencia es la omisión de material en uno o más de los evangelios. Por ejemplo, Juan no menciona la institución de la cena del Señor en su evangelio. Omisiones como esta pueden ser explicadas de diferentes maneras. Pueden ser resultado de los diferentes énfasis de cada escritor. O pueden también ser el resultado de que los escritores posteriores de los evangelios no sintieron la necesidad de repetir partes de lo que aparecía en los primeros evangelios. En cualquier caso, las omisiones no implican desacuerdos o contradicciones entre los escritores de los evangelios.

Pensemos en una conversación que hayamos tenido en la que estuvieron involucradas varias personas. Cada persona que habla no siente la necesidad de repetir las cosas que los otros ya han dicho. En su lugar, cada persona se enfoca en agregar su propia perspectiva, quizá con algunos nuevos detalles, o con diferente énfasis.

Las Escrituras hacen esto de vez en cuando, en 2 Crónicas 9:29, el cronista dice que estaba omitiendo detalles que ya han sido registrados por otros escritores. Esto también sucede en 1 y 2 de Reyes. Por lo tanto no debería sorprendernos encontrar que uno de los escritores de los evangelios omitió material importante que ya ha sido mencionado por otro.

Diferentes Eventos

Un tercer tipo de dificultades resulta de las similitudes entre los diferentes eventos que ocurren en el ministerio de Jesús. Es decir, a veces dos evangelios parecen estar describiendo el mismo evento de diferente manera, sin embargo ellos pueden en realidad estar describiendo dos eventos similares pero diferentes.

Es importante recordar que Jesús fue un predicador ambulante. Es decir, él se movía de un lugar a otro. También realizó muchos de los mismos tipos de milagros en diferentes lugares, sanando a muchos que estaban ciegos o cojos. Y por supuesto, Jesús respondió muchas de las mismas preguntas una y otra vez.

Adicionalmente, las personas respondieron a Jesús en maneras similares en diferentes ocasiones. Consideremos los relatos de Jesús siendo ungido en Lucas 7:36 al 50 y Marcos 14:3 al 9. En Lucas, Jesús está en la casa de un Fariseo, pero en Marcos, él está en la casa de Simón el leproso. Estos no son dos informes contradictorios del mismo evento; sino que son informes de dos eventos diferentes.

Discursos Diferentes

Un cuarto tipo de dificultades es la confusión causada por discursos diferentes, que tienen contenido similar.

Uno de los ejemplos más conocidos es el Sermón del Monte de Jesús en Mateo 5:1 al capítulo 7:29, y el mismo conjunto de enseñanzas en Lucas 6:17 al 49. En Mateo 5:1, se nos dice que éste tuvo lugar en la ladera de una montaña. Pero en Lucas 6:17, se nos dice que esto tuvo lugar en un lugar llano.

Hay por lo menos tres maneras de abordar este problema. Primero, ambos, Mateo y Lucas pueden estar hablando acerca del mismo sermón dado en el mismo lugar y tiempo. El lado suroeste del Mar de Galilea no es una ladera escarpada, pero más bien laderas ondulantes que crecen desde el mar. Esta área elevada también tiene muchas pequeñas áreas que son relativamente planas, así que la misma geografía puede ser llamada ladera de montaña o un lugar llano. En segundo lugar esto puede ser un ejemplo de la antigua práctica de crear un discurso compuesto, poniendo juntas en un solo sermón cosas que Jesús habló en diferentes ocasiones. Esta es una técnica usada por los historiadores y no crean dificultades acerca de su integridad o credibilidad. En tercer lugar, también es posible que Jesús predicó dos sermones similares en dos días diferentes, en dos escenarios diferentes: uno en la ladera de una montaña y otro en un lugar llano. Debido al estilo del ministerio de Jesús es ciertamente razonable asumir que Jesús repetía muchas de sus enseñanzas a nuevas audiencias.

Al observar cómo las diferencias en los evangelios pueden ser armonizadas, podemos estar seguros que su testimonio de la vida y ministerio de Jesús es verdad. Sí, hay aparentes diferencias en los detalles. Pero hay también explicaciones razonables para cada uno de estos tipos de diferencias. Y cuando descubrimos que Jesús enseñó las mismas cosas en diferentes ocasiones, podemos ver la consistencia de su mensaje y ministerio, y encontrar una variedad de formas para aplicar sus enseñanzas a nuestras vidas.

Comenzamos observando las variedades entre los cuatro evangelios analizando las aparentes dificultades en los textos. Ahora estamos listos para continuar observando la variedad de los evangelios explorando sus énfasis distintivos.

ÉNFASIS DISTINTIVO

Debido a que los evangelios fueron escritos por un único autor quien trajo su propia perspectiva a la vida y ministerio de Jesús, hay diferencias entre los cuatro evangelios. Conociendo que cada uno de los cuatro evangelios han sido inspirados por el Espíritu Santo, estamos seguros de que cada relato está libre de error y no contradice a los otros. Pero eso no significa que no haya diferencias. El Espíritu Santo usó las personalidades y situaciones ministeriales de los autores para dar forma a esas diferencias. Por lo tanto, si queremos ser bendecidos en todas las maneras en las que el Espíritu Santo nos quiere bendecir, debemos tomar en cuenta los enfoques individuales de los evangelios.

En muchas circunstancias, vemos que diferentes personas hablan de la misma verdad de diferentes maneras. Cualquiera que haya visto a niños jugando sabe que un evento puede tener diferentes interpretaciones compatibles. Cada niño tiene su propia perspectiva en los juegos que juegan. Sólo escuchando a cada uno de ellos hablar acerca de los juegos podríamos tener una idea completa de lo que realmente está pasando. Uno puede ser muy entusiasta acerca de los colores de los juguetes. Otro puede estar más interesado en describir los sonidos que ellos hacen. Otro puede estar corriendo alrededor emocionado mientras que explica. Estas diferentes perspectivas no se contradicen unas a otras. Pero sí indica que cada niño encontró ciertas partes de los juegos más interesantes que otras.

De manera similar, cada interés de los escritores está reflejado en sus relatos de la historia del evangelio. No hay dos que se vean exactamente iguales. Todas las historias del evangelio describen al mismo Jesús, pero ellos hablan acerca de él de maneras diferentes y resaltan diferentes aspectos de su ministerio.

Tenemos cuatro evangelios, pero sólo un Jesús. ¿Qué deberíamos hacer con eso? Bueno, primero que todo, es el entendimiento de los primeros cristianos para reconocer que Jesús era una figura histórica demasiado compleja para ser comprendida en un retrato. Los evangelios son como retratos y Jesús es reconocible en los cuatro evangelios canónicos, pero al mismo tiempo toman diferentes ángulos de los incidentes en el carácter de Jesús en distintas formas. Les voy a dar un ejemplo, en el evangelio de Juan, básicamente no tenemos parábolas ni exorcismos. En el Evangelio de Marcos, Jesús es caracterizado por parábolas, y el milagro más frecuente en su primera parte, es el exorcismo. Bueno, estos son diferentes retratos y manifestaciones del mismo Jesús. Y cada escritor del evangelio tiene un punto de vista diferente acerca de Jesús. No en el sentido de que uno piensa que él es el Cristo y otro piensa que no lo es, pero sí en que tienen diferentes énfasis acerca de cómo revelar que Jesús era el Mesías judío y al mismo tiempo el Salvador del mundo. Ellos se sentían libres y tenían la libertad bajo la inspiración de enfatizar diferentes aspectos y diferentes partes del ministerio de Jesús, y diferentes maneras de enmarcar la pregunta y dar respuestas.

— Dr. Ben Witherington

Hay muchos temas distintivos en los evangelios. Pero en esta lección de introducción, nos enfocaremos en la manera en la que cada evangelio responde dos preguntas: ¿Quién es Jesús? y ¿Cómo seguimos a Jesús? comencemos viendo como Mateo responde a estas preguntas.

¿Quién es Jesús en Mateo?

De todos los escritores de los evangelios, Mateo es el que más se preocupa en comunicar que Jesús es el Rey Mesiánico de Israel que fue predicho en el Antiguo Testamento.

Los lugares en los que Mateo menciona el reinado de Jesús incluye: capítulo 2 versículo 2 en donde los magos preguntan en donde pueden encontrar al “Rey de los judíos” que ha nacido; capítulo 7 versículos 21 al 23 donde, como Señor, Jesús dice que no todo el que le llama “Señor” entrará en el reino de los cielos; capítulo 20 versículos 20 al 28 cuando la madre de los apóstoles Juan y Santiago pide que a sus hijos se les conceda un lugar privilegiado al lado de Jesús en el reino; capítulo 25 versículos 31 al 46 donde Jesús contó una parábola acerca de su juicio como Rey en el día final; y capítulo 27 versículo 37 donde Mateo irónicamente señala que los soldados romanos colocaron un letrero sobre la cabeza de Jesús en la cruz que decía, “Este es Jesús, el Rey de los Judíos.”

Se esperaba que el Rey Mesiánico de Dios trajera a la tierra el reino de Dios. Él liberaría a Israel del exilio y de sus enemigos. Gobernaría con justicia, establecería la paz y la prosperidad. Jesús hizo todo esto, pero él no lo hizo de la manera en la que los judíos esperaban.

Escuchemos las palabras de Jesús en Mateo 5:17:

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. (Mateo 5:17)

Jesús vio que muchos judíos que fueron testigos de su ministerio pensaban que él estaba destruyendo la ley de Dios y faltando al cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Es por eso que él dijo con énfasis que él estaba cumpliendo la ley y los profetas aunque no se veía de esta manera.

No sólo en este pasaje, pero una y otra vez Mateo reportó que Jesús cumplió muchos aspectos de las Escrituras del Antiguo Testamento, demostrando que él verdaderamente era el Rey Mesiánico de Israel.

Por lo tanto de acuerdo a Mateo, ¿Cómo seguimos a Jesús? Jesús guardó perfectamente la ley de Dios, pero eso no fue todo lo que hizo. Él dijo que mantener las demandas externas de la ley no era suficiente. Dios siempre ha requerido que los ciudadanos de su reino le obedezcan con todo el corazón. La buena noticia del evangelio es que el reino ha venido, trayendo perdón y salvación al pueblo de Dios, y dándonos nuevos corazones obedientes. Y estos corazones al ser cambiados nos dan el poder y la motivación para seguir a Jesús con una obediencia amorosa, agradecida y alegre.

Cuando hablamos de obedecer a Jesús con el corazón, estamos usando un término que realmente lo abarca todo. Yo enseño a mi gente que es de la cabeza hacia el corazón y hacia la mano. Es la forma en la que tenemos que obedecerlo y amarlo. La cabeza sería la sede de la imaginación, de la mente, y se supone que amamos a Dios con toda nuestra mente, con todo nuestro afecto, con nuestras manos y pies. Así que el corazón no es sólo algo en nuestro pecho que está latiendo, sino que lo abarca todo. ¿Amamos a Dios exteriormente? En realidad lo hacemos. Con nuestras inclinaciones amamos a Dios. Y yo creo que la palabra “corazón” apunta a todo.

— Dr. Matt Friedman

Ahora que hemos visto como el evangelio de Mateo responde nuestras dos preguntas, exploraremos que tiene que decir Marcos.

¿Quién es Jesús en Marcos?

Primero, de acuerdo a Marcos, ¿Quién es Jesús? A través de su relato, Marcos enfatizó que Jesús fue el sufrido Hijo de Dios quien conquistó a los enemigos de su pueblo. Marcos registró muchos casos de los milagros de Jesús mostrando su poder sobre las fuerzas del mal. A pesar de que el evangelio de Marcos es mucho más pequeño que los evangelios de Mateo y Lucas, registra muchos milagros – dieciocho en total.

Este evangelio muestra que Jesús fue el conquistador y sufrido Hijo de Dios. Sólo en el primer capítulo, Juan el Bautista profetizó la venida de Jesús, y entonces Jesús comenzó su ministerio público. Él fue bautizado, fue tentado en el desierto, llamó a sus primeros discípulos, expulsó espíritus malos, y sanó a mucha gente de diferentes enfermedades. Al echar un breve vistazo, podemos ver que esta narración llena de acción nos muestra que Jesús era el poderoso conquistador de los enemigos del reino de Dios. Una lectura más atenta muestra que Marcos lo presenta como el sufrido Hijo de Dios desde el inicio de su ministerio.

Por ejemplo, en Marcos 1:12 y 13 leemos este relato tras el bautismo de Jesús:

Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. (Marcos 1:12-13)

Jesús sufrió el violento ataque de Satanás desde el primer momento de su ministerio público. Y esta imagen de Jesús como el siervo sufriente que soportó la persecución y el rechazo, continuó creciendo durante el evangelio de Marcos.

Entonces, ¿Cómo dice Marcos que debemos seguir a Jesús el sufrido conquistador? Por un lado, el Evangelio de Marcos no endulza la vida cristiana. Aquí vemos el discipulado como un difícil y frustrante proceso en el que no sólo se sufre, sino en el que también se cometen errores y fallas. De hecho, un rasgo distintivo del Evangelio de Marcos es la frecuencia con la que los discípulos de Jesús fallan en entender o responder en fe. En Marcos 4:40 Jesús se preguntó si sus discípulos tenían una fe total; en el capítulo 6:52, los discípulos tenían sus “corazones endurecidos”; en el capítulo 7:18, Jesús acusó a sus discípulos de ser sin “entendimiento” porque ellos no entendían sus enseñanzas; en el capítulo 9:18 los discípulos fueron incapaces de sacar un espíritu malo; en el capítulo 9:38 al 41 Los discípulos erróneamente trataron de detener a un exorcista porque ellos no lo conocían; y en el transcurso del capítulo 14, uno de los discípulos traicionó a Jesús con las autoridades, uno negó toda relación con Jesús, y al resto lo abandonó.

Este énfasis en el evangelio de Marcos nos enseña dos cosas acerca de seguir a Jesús. Primero, así como los discípulos, no siempre entenderemos a Jesús, de hecho, es probable que no entendamos muchas cosas en la Biblia. Por lo tanto tenemos que ser lo suficientemente humildes para reconocer que tenemos mucho que aprender. Como parte de esto, necesitamos recibir las enseñanzas bíblicas por fe, sabiendo que la palabra de Dios es verdad aun si a nosotros nos parece extraña o incorrecta.

Y segundo, las dificultades y el sufrimiento son inevitables para los cristianos. Hay muchos peligros, y muchas tentaciones para dejar de seguirlo. Escuchemos lo que Jesús dijo en Marcos 8:34 y 35:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. (Marcos 8:34-35)

Jesús enseñó que necesitamos ser fieles en nuestro compromiso con él. Debemos estar dispuestos a sufrir como Jesús sufrió, para oponernos a la tentación y a los ataques espirituales. Pero Jesús no sólo es el sufrido Hijo de Dios; él es también el Hijo conquistador de Dios. De hecho, él conquistó a través de su sufrimiento hasta la muerte. Y si nosotros le seguimos fielmente sufriendo por el reino, seremos recompensados con vida eterna.

El sufrimiento tiene el efecto de enfocar nuestra atención en lo que en realidad es importante, nos damos cuenta de esto por medio del dolor que sentimos, esto no es todo, hay algo más por lo que estoy viviendo, todavía confió en Dios en medio de esto porque sé que la realidad de lo que tengo en Cristo es más grande que mi comodidad, mi seguridad, mi felicidad, y todo lo que me importa.

— Dr. John McKinley

Jesús vino como un siervo sufrido. Y todo el que siga a Jesús necesita tener un lugar en su vida para un sufrimiento importante. Esto es en gran parte quien es Jesús. Cuando venimos a este mundo, lleno de sufrimiento, si vamos a ser parte del ministerio de Cristo, necesitamos tener un lugar para el sufrimiento en nuestras vidas. No sólo nuestro propio sufrimiento, sino el sufrimiento de otras personas con las que en realidad nos afligimos, invitando sus sufrimiento a nuestras vidas también, y nos convertimos en parte de eso y ministros en ese contexto. Y cuando entramos en este mundo con una categoría para el sufrimiento y reconociendo que es uno de los principales caminos por los que Dios quiere que ministremos cuando seguimos a Cristo, estamos comenzando a entender el corazón de Dios. Y entonces, Dios nos perfecciona. Este sufrimiento produce carácter, produce esperanza, produce perseverancia. Y así somos capaces de ver el trabajo de Dios refinando en nuestras vidas, en medio del sufrimiento, más, que de cualquier otra manera.

— Dr. K. Erik Thoennes

Con Mateo y Marcos en mente, consideremos como Lucas responde nuestras preguntas acerca de Jesús y sus seguidores.

¿Quién es Jesús en Lucas?

El evangelio de Lucas responde la pregunta “¿Quién es Jesús? Proclamando que él es el Redentor Misericordioso del mundo. Jesús trajo la salvación de Dios al rico y al pobre, a los líderes religiosos y a los marginados de la sociedad, por igual. Las buenas nuevas de Jesús fueron para todos – aun para los desapercibidos y despreciados. Lucas enfatizó esto de muchas maneras. Jesús honró a las hermanas Marta y María en un tiempo en el que muchos hombres consideraban inferiores a las mujeres. Lucas registró parábolas e historias que presentaron mujeres, enfermos y lisiados, y también a los no judíos como dignos de alabanza e imitación. Jesús elogió a la viuda que ofreció todo lo que tenía en el templo. Lucas contó la historia del despreciado recaudador de impuestos Zaqueo, cuya respuesta a Jesús fue un ejemplo para los lectores de Lucas. Una y otra vez, Lucas registró la preocupación de Jesús por los que la sociedad rechaza o ignora.

Como un ejemplo, escuchemos este relato de Lucas 7:12 al 16:

Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda… Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. (Lucas 7:12-16)

En el mundo romano del siglo primero, una viuda que perdía a su hijo tendría pocos medios de provisión, y muy poca oportunidad de encontrar trabajo. Al enfatizar la compasión de Jesús por ella, Lucas señaló que la obra del Señor como Salvador fue destinada para los pobres y desvalidos. El ministerio de Jesús para los necesitados e indefensos probó que Dios ha venido a ayudar a su pueblo.

Entonces, ¿Cómo el evangelio de Lucas contesta la segunda pregunta: ¿Cómo seguimos a Jesús? Bueno, a raíz de la preocupación de Lucas por los pobres, una cosa que podemos hacer es tener compasión por otros. Debemos cuidar a los pobres, y esforzarnos por satisfacer sus necesidades. Debemos estar dispuestos a dar nuestras posesiones, comida, dinero y tiempo para sostenerles. El hecho es que Dios envía cristianos caritativos como respuesta a las oraciones de los necesitados. Como Jesús dijo en Lucas 12:33:

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. (Lucas 12:33)

Cuando seguimos a Jesús fielmente cuidando a su gente, él nos recompensa con una herencia eterna.

Otra manera de seguir a Jesús es confiando en el hecho de que Dios también satisface nuestras necesidades. Escuchemos las palabras de Jesús en Lucas 12:22 al 31:

No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis… no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber … Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. (Lucas 12:22-31)

Como miembros del reino de Dios, podemos estar seguros de que nuestro gran Rey Jesucristo nos cuidará y suplirá nuestras necesidades.

Y este énfasis en la confianza del Salvador está relacionado a otros dos temas en el evangelio de Lucas: paz y gozo. Por ejemplo, cerca del inicio del evangelio de Lucas, en Lucas 2:10 al 14, leemos este anuncio angelical:

Os doy nuevas de gran gozo … ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (Lucas 2:10-14)

Y veintidós capítulos después, Lucas termina su evangelio de la misma manera en la que lo empezó. Al final de la historia, los discípulos estaban siguiendo a Jesús y experimentando el gozo que los ángeles habían profetizado en el capítulo 2.

Tres veces en Juan 20 Jesús dice, “La paz esté contigo” y no creo que él estaba diciendo hola. Estaba diciendo esto es la base de la realidad. A pesar de que acaban de pasar por la agonía, de haber perdido a aquel que aman y que nunca supieron que yo iba a volver, ustedes pronto estarán bajo la dictadura romana, vivirán bajo opresión, será peor. Quiero que sepan que estoy aquí, y yo traigo una paz esencial. Yo soy su gozo. Así que no importa lo que suceda en sus vidas, si me conocen, ese es el fundamento de la verdadera paz. La palabra bíblica es Shalom, el reino honesto y justo de Dios. Yo les doy júbilo, no estoy aquí sólo para aplacarlos. Estoy aquí para traerles regocijo, de que yo estoy en control de todo el mundo, y que nada pasa que no venga primero de mí, dice Jesús. Pablo dice que cuando el Espíritu Santo llena la vida de los cristianos, todos se aman; la segunda palabra es que tienen gozo. Y yo pienso que esas dos son inseparables. Por su puesto que él menciona otras seis cosas, pero lo más importante es que cuando el amor de Dios es derramado o traído a nuestro corazón, la respuesta es entonces no voy a vivir por mi propio entendimiento de la realidad, lo que sería probablemente muy cínico, muy pesimista, muy negativo. Pero cuando Jesús está presente la única respuesta es estoy en paz. Él ha traído su poderosa resurrección a mi vida, y tengo alegría, tengo esperanza, porque en Jesús no hay derrota. Nada viene aparte. Él trae todo junto, de manera integral completa.

— Dr. Bill Ury

Escuchemos las últimas palabras de Lucas en el 24:52 y 53:

Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. (Lucas 24:52-53)

En el evangelio de Lucas seguir a Jesús significa regocijarnos en nuestra salvación y en todas las bendiciones de Dios, apoyándonos en él, confiando en que él suple nuestras necesidades, y estando dispuestos a ser usados por él para traer estas mismas bendiciones a otros.

Habiendo visto como Mateo, Marcos y Lucas responden a las preguntas, “¿Quién es Jesús?” y “¿Cómo le seguimos?,” estamos listos para considerar como Juan responde estas preguntas.

¿Quién es Jesús en Juan?

En su evangelio, Juan ha retratado a Jesús como el Hijo de Dios quien lleva a cabo el eterno plan de salvación. Enfatizando la identidad de Jesús como el Hijo de Dios, Juan habló de la relación única de Jesús con su Padre. Jesús es la última revelación de su Padre y el único capaz de hacer posible la vida eterna para todos aquellos que depositan su fe en él. Por ejemplo, mientras que los tres escritores de los evangelios comienzan sus relatos con el nacimiento de Jesús o el inicio de su ministerio terrenal, Juan comienza su evangelio diciendo que el Hijo de Dios ha estado involucrado con el Padre en la creación, y ahora el Padre estaba siendo revelado a través de su Hijo unigénito.

Otra manera en la que Juan comunica el glorioso mensaje esta en los “Yo Soy” dichos por Jesús. En estas declaraciones, Jesús alude al nombre de la alianza de Dios “Yahvé,” algunas veces traducido como “Jehová” en Éxodo 3:14, Dios mismo explicó que el nombre “Yahvé” esencialmente significa “Yo Soy.” Jesús aludió a este nombre en Juan 6:35, donde él dijo, “Yo soy el pan de vida.” También encontramos esto en el capítulo 8:12 y capítulo 9:5 en la frase “Yo soy la luz del mundo.” Y en el capítulo 10:7 y 9 leemos “Yo soy la puerta” en el capítulo 11:25, está “Yo soy la resurrección y la vida.” En el capítulo 14:6. está “Yo soy el camino, la verdad y la vida,” en el capítulo 15:1, encontramos “Yo soy la vid verdadera.” Y en el capítulo 8:58, Jesús hizo el anuncio culminante “Yo Soy. En cada uno de estos casos, Jesús declaró que él mismo era el portador y la revelación del sagrado nombre de Dios en el Antiguo Testamento.

El lugar de Jesús en el centro del plan eterno de salvación de Dios es particularmente evidente en su oración eclesiástica en Juan 17. Escuchemos lo que Jesús oró en Juan 17:24:

Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. (Juan 17:24)

Jesús vinculó la salvación de sus seguidores al amor que el Padre tenía por el Hijo antes de la creación. Su punto fue que nuestra salvación es una demostración del amor del Padre por Jesús.

Por lo tanto, si Juan retrata a Jesús como el Hijo de Dios que lleva a cabo el plan eterno de salvación, ¿Cómo responde el evangelio de Juan nuestra segunda pregunta? ¿Cómo seguimos a Jesús?

En el evangelio de Juan, la manera principal en la que seguimos a Jesús es siendo amados por Dios, y mostrando el mismo amor unos a otros. Jesús estableció este modelo que nosotros podemos seguir en varias maneras. Por ejemplo, vemos en Juan 17:23 y 26 donde Jesús habló del amor del Padre por su Hijo. Este era el eterno amor del Padre por el Hijo que estaba detrás del plan eterno de salvación que Jesús llevó a cabo. Por lo tanto tiene sentido que en el evangelio de Juan el discipulado es caracterizado por amor. Como Jesús dijo a sus seguidores en Juan 13:34 y 35:

Améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. (Juan 13:34-35)

De acuerdo a Juan, seguimos a Jesús amándonos unos a otros con su mismo tipo de amor.

En este sentido, el discipulado es inicializado y realizado en amor. El amor de Dios por nosotros inicia nuestro discipulado. Y el amor de Dios a través de cada uno de nosotros es la expresión de nuestro discipulado. Esto nos ayuda a entender porque Juan se refirió a sí mismo a través de su evangelio como “el discípulo a quien Jesús amó” y no como “el discípulo que amó” él sabía que cualquier habilidad que él tenía para amar a otros venía del profundo amor de Jesús por él. Los seguidores de Jesús son primero amados, y después son llamados a amar a otros.

Uno podría preguntarse si las diferencias en las características distintivas de los cuatro evangelios de alguna manera indican que ellos son incompatibles, que están contando historias contradictorias, pero no creo que ese sea el caso. Lo que pienso es que lo que tenemos en los cuatro evangelios son cuatro perspectivas compatibles de la historia de Jesús. Los cuatro evangelios están unificados en la idea de que ellos están contándonos la historia de éste hombre que es la encarnación de Dios que vino al mundo a salvar a los pecadores del pecado y de la muerte. Y cada evangelio ve a ése Jesús desde diferentes perspectivas y enfatiza diferentes detalles de su vida, y esos mensajes y perspectivas no son contradictorias, sino que son compatibles.

— Dr. Steve Cowan

CONCLUSIÓN

En esta lección, nos hemos introducido al estudio de los evangelios. Hemos visto su carácter literario, y hemos notando que los evangelios son narrativas históricas confiables. También hemos considerado su lugar en la iglesia, viendo que ellos son una parte auténtica de las Escrituras del Nuevo Testamento. Y lo hemos observado en comparación con los otros evangelios, encontrando que todos ellos cuentan la misma historia del reino de Dios, a pesar de que cada uno retrata a Jesús y a su discipulado en su propio estilo.

Comprender los evangelios es fundamental para cada cristiano. Ponemos toda nuestra confianza en las manos de Jesús, a quien nunca hemos visto cara a cara. Todo lo que sabemos acerca de él, lo sabemos a través de su palabra – especialmente los evangelios. Esperamos que las cosas que hemos aprendido en esta lección introductoria nos hayan preparado para explorar los evangelios con más profundidad, a fin de comprender como el mensaje de cada evangelista impacta nuestra fe y nuestra vida.

Materiales de la lección

Transcripción