Conferencia

INTRODUCCIÓN

En mi país tenemos un juego que se llama “¿Quién es el bebe? El anfitrión de la fiesta pasa fotografías de sus invitados adultos de cuando eran niños y tratan de adivinar cual fotografía corresponde a cual persona. Usualmente, algunas fotografías pueden ser identificadas. Ningún adulto se ve exactamente igual de cuando era niño, pero algunas características faciales – la forma de los ojos, una sonrisa brillante – continúan siendo lo suficientemente similar para que se pueda decir que el niño de la foto es el adulto de hoy.

Algo similar sucede con la teología del Antiguo Testamento que abarca miles de años durante los cuales su teología ha cambiado bastante. La teología, en sus etapas más maduras cerca del final, no es exactamente igual a la teología en sus etapas iniciales. Pero cuando observamos más cuidadosamente, aun podemos ver que el Antiguo Testamento en realidad representa la misma fe que creció a través del tiempo.

Esta es la tercera lección en nuestra serie “Construyendo Una Teología Bíblica.” Hemos titulado a esta lección, “Desarrollos Diacrónicos en el Antiguo Testamento.” En esta lección, veremos que la teología bíblica se enfoca en cómo la teología del Antiguo Testamento se desarrolló con el paso del tiempo.

En nuestras lecciones anteriores, vimos que los cristianos han usado tres estrategias principales para entender las Escrituras: el análisis literario, observando la Biblia como un retrato diseñado para transmitir ciertas perspectivas; el análisis temático, observando la Biblia como un espejo que refleja preguntas tradicionales o contemporáneas; y el análisis histórico, observando la Biblia como una ventana a los eventos históricos que ésta registra. También vimos que la teología bíblica se enfoca primero en el análisis histórico de las Escrituras, observando especialmente las maneras en las que Dios estuvo involucrado en los eventos históricos registrados en la Biblia.

Por esta razón, definimos la disciplina de teología bíblica en este sentido:

Teología bíblica es la reflexión teológica elaborada por el análisis histórico de los actos de Dios reportados en la Escritura.

La teología bíblica se enfoca en los relatos de las Escrituras de las actividades de Dios en la historia y extrae deducciones para la teología cristiana desde estos eventos.

En la lección pasada, vimos cómo los teólogos bíblicos crean la “síntesis sincrónica” de la teología del Antiguo Testamento mediante la observación de períodos de historia como unidades sincrónicas de tiempo, y mediante el discernimiento de las estructuras teológicas que resultan de la intersección de los actos y palabras divinas de revelación durante estos períodos. En esta lección, dirigiremos nuestra atención a una segunda preocupación importante que los teólogos bíblicos tienen con la teología del Antiguo Testamento: llamada “Desarrollo Diacrónico,” las maneras en que las estructuras teológicas crecieron o se desarrollaron a través del tiempo.

Para explorar este punto, tocaremos tres temas principales. Primero, obtendremos una orientación básica hacia el desarrollo diacrónico. Segundo, exploraremos cómo los desarrollos de la época tomaron lugar entre los principales períodos históricos o épocas. Y tercero, observaremos cómo algunos temas específicos se desarrollaron a través del tiempo del Antiguo Testamento. Comencemos con una orientación básica hacia el desarrollo diacrónico.

ORIENTACIÓN

Una de las mejores maneras de introducir la idea del desarrollo diacrónico es enfocándonos en lo que queremos decir con cada una de estas palabras. Veremos primero el término “diacrónico.” Segundo veremos lo que queremos decir por “desarrollo.” y tercero, observaremos un ejemplo bíblico de evaluación del desarrollo diacrónico en el Antiguo Testamento. Vayamos primero al término “diacrónico.”

DIACRÓNICO

Nuestro termino en español “diacrónico” se deriva de dos palabras griegas: primero, la preposición dia que usualmente significa “a través.” o “a lo largo de”; y segundo, el sustantivo griego cronos que significa “tiempo” Diacronía es el interés por el paso del tiempo. En el caso de la teología bíblica, el término “diacrónico” apunta a las maneras en que la teología de Antiguo Testamento se trasformó, cambió, o se desarrolló a través del tiempo.

Será de ayuda ver cómo el enfoque diacrónico del Antiguo Testamento se relaciona con la síntesis sincrónica, el tema de nuestra última lección. Por un lado, veremos cómo se mantiene en contraste con la síntesis sincrónica. Y por otro lado, veremos la interdependencia entre el enfoque diacrónico y el sincrónico. Consideremos primero como se contrastan la una con la otra.

Contraste

Recordemos cómo comparamos la síntesis sincrónica del Antiguo Testamento con el poner atención a ciertas escenas en una película, observando la relativa coherencia de los segmentos de la película uno por uno. La síntesis sincrónica se enfoca en las estructuras teológicas que surgieron de los períodos de la historia bíblica seleccionados. ¿Qué reveló Dios durante este o ese tiempo? En contraste, si observamos el Antiguo Testamento diacrónicamente es como concentrarnos en la historia de la película, como ésta se desarrolla escena a escena. Es enfocarnos en las maneras en que la película progresivamente revela su drama desde el principio hasta el fin. El acercamiento diacrónico de la Biblia se concentra en como las estructuras teológicas se revelan progresivamente a través del tiempo. ¿Cómo se desarrollan las revelaciones de Dios a medida que la historia avanza?

Consideremos el relativamente corto período de tiempo cubierto en la liberación de Israel de Egipto en Éxodo 1:1 al 19:1. Una vista sincrónica de este período haría preguntas como: “¿Qué hizo y dijo Dios en este período en conjunto?” “¿Qué tipo de estructuras teológicas fueron establecidas durante todo este tiempo?”. Un enfoque diacrónico, sin embargo, se preocupa más con los cambios que ocurrieron entre las estructuras teológicas. Hace preguntas como: “¿Qué cambios ocurrieron en la teología cuando Dios actuó y habló de diferentes maneras durante este período de tiempo?” ¿Qué desarrollos teológicos tuvieron lugar desde la niñez de Moisés hasta su llamado en la zarza ardiendo? ¿Cómo la revelación de Dios en la zarza ardiendo anticipó su trabajo en Egipto? Estas y otras preguntas similares han sido de gran importancia en el enfoque diacrónico para esta parte del Antiguo Testamento.

Ahora, tan diferentes como los enfoques diacrónicos y sincrónicos pueden ser, también son interdependientes. De hecho, no es posible llevar a cabo cualquiera de los enfoques sin el otro. Por esta razón, cuando los teólogos bíblicos trabajan con las Escrituras, usan tanto el enfoque sincrónico como el diacrónico en diversas maneras.

Interdependencia

Consideremos cómo debemos alternar entre los enfoques sincrónicos y diacrónicos al expandir nuestra visión de cortos períodos de tiempo a largos períodos. Para comenzar, algunos análisis diacrónicos, pueden preceder síntesis sincrónicas muy cortas. Debemos entender los cambios teológicos diacrónicamente para encontrar una manera de resumir lo que pasó en un período de tiempo particular.

Ahora, cuando consideramos largos períodos de tiempo, nuestro análisis diacrónico depende de la síntesis sincrónica. Primero hacemos la síntesis sincrónica de algunos períodos cortos, y después seguimos el rastro de como las estructuras teológicas cambiaron a través del tiempo entre esos períodos cortos. Ya que entendimos este largo período de tiempo diacrónicamente, podemos sintetizarlo como un todo. Esta forma de analizar que va de un lado a otro, continua por toda la longitud de la revelación bíblica.

Tan diferentes como los enfoques diacrónicos y sincrónico pueden ser, nunca debemos olvidar que una estrategia no puede llevarse a cabo sin algún nivel de dependencia de la otra. No es que un enfoque sea más importante o más fundamental que el otro. Los enfoques sincrónicos y diacrónicos son necesarios si vamos a entender la teología del Antiguo Testamento correctamente.

Ahora que hemos entendido la idea básica del enfoque diacrónico del Antiguo Testamento, debemos explicar lo que queremos decir por desarrollo diacrónico.

DESARROLLO

Usamos el termino “desarrollo” en lugar de simplemente hablar de cambios diacrónicos para sugerir dos ideas principales. Primero, cambios en las estructuras teológicas del Antiguo Testamento siempre se dirigen hacia el cumplimiento de los propósitos de Dios para la historia. Y segundo, hablamos de desarrollo porque los cambios teológicos solo ocurren a través de la participación providencial de Dios en la historia. Consideremos primero los propósitos divinos detrás de cada cambio en la teología del Antiguo Testamento.

Propósitos Divinos

De un extremo al otro, las Escrituras afirman que todo en la historia, incluyendo cambios en la teología, siempre logran sín falla los propósitos de Dios para su creación.

Isaías 46:10 refleja un punto de vista común a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Allí leemos estas palabras:

Anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero. (Isaías 46:10)

Este y muchos otros pasajes revelan el punto de vista común del Antiguo Testamento de que la historia siempre sigue el curso, y alcanza las metas que Dios ha ordenado para ella.

Las metas de Dios para la historia existen no sólo como amplias metas a largo plazo, sino también como particulares, metas a corto plazo. Por ejemplo, Dios tuvo razones específicas de corto plazo para levantar a David como Rey sobre Israel; Él quería unir al pueblo de Israel estableciendo una dinastía permanente y una ciudad capital. Durante cada período de tiempo, los desarrollos teológicos tomaron lugar y alcanzaron los propósitos de Dios a corto plazo.

Pero como hemos visto a través de esta serie, Dios también tiene un propósito para la historia que abarcaba todo el reino. Desde el principio, su diseño ha sido glorificarse a sí mismo extendiendo su reino celestial por toda la tierra a través del trabajo de su imagen y este plan une todos los propósitos de Dios. Por ejemplo, aunque el reinado de David tuvo un propósito inmediato en el plan de Dios para Israel, fue un paso más hacia la gran meta de extender el reino de Dios hasta los fines de la tierra. La permanencia de la dinastía de David preparó el escenario para la llegada de Cristo, el perfecto fiel hijo de David quien preparará la tierra para la gloriosa presencia del Padre. Dios comenzó la historia con éste gran destino en mente y cada evento en la historia, sin fallar, alcanzará éste glorioso final. Cambios en las estructuras teológicas del Antiguo Testamento no fueron al azar o sin sentido. Tenían un propósito. Causaron sin falla las metas a corto plazo de Dios, así como el cumplimiento del plan de su reino.

Sabiendo que los cambios teológicos en el Antiguo Testamento movieron la historia irrevocablemente hacia las metas de Dios, necesitamos añadir que estos ocurrieron en conexión con la participación providencial de Dios en la historia.

Providencia Divina

Cuando no ponemos atención a los detalles, el desarrollo teológico del Antiguo Testamento a menudo parece como un camino visto a distancia. Cuando estamos lejos de los detalles, el camino de los cambios teológicos se ve liso y derecho. Pero cuando nos acercamos a ver, nos damos cuenta que el camino del Antiguo Testamento esta en realidad lleno de pendientes inclinadas, rápidos descensos y vueltas cerradas hacia la izquierda y la derecha. Estos cambios abruptos son causados por la providencia de Dios, su compleja participación con su creación.

Sin duda alguna, algunas revelaciones divinas estaban conectadas a circunstancias históricas de maneras que podríamos esperar. Por ejemplo, Dios mandó a Moisés construir un tabernáculo transportable porque los Israelitas necesitaban adorarlo mientras viajaban hacia la tierra prometida.

Al mismo tiempo, algunos desarrollos teológicos que tomaron lugar en el Antiguo Testamento a menudo nos parecen extraños o inexplicables. La única explicación que podríamos tener con certeza es que Dios simplemente quiso que estos cambios teológicos tomaran lugar.

Tomemos por ejemplo muchas de las prácticas ceremoniales que Dios requería de Israel en el Antiguo Testamento. Dios ordenó muchas prácticas para hacer a su pueblo un pueblo santo. Sorprendentemente, algunos aspectos de estas leyes ceremoniales parecen ser marcas de santidad precisamente porque contrastan con las prácticas de otras culturas, incluyendo las culturas Cannanitas que rodeaban a Israel. Pero otras marcas de santidad eran muy similares a las prácticas de otras culturas, incluyendo los Cannanitas. En efecto, algunas veces Dios mandó a los Israelitas a ser diferentes, y otras veces él les mandó a hacer cosas en manera muy similar a sus vecinos. ¿Por qué la revelación de Dios hizo esto? ¿Cuál fue la razón de estas diferencias en su revelación? Aunque podemos hacer algunos avances en entender esto, al final simplemente no sabemos por qué. La única cosa que sabemos con certeza es que Dios determinó por su revelación el desarrollo en estas maneras.

Un tercer tipo de desarrollo teológico resulta cuando Dios respondió a las opciones que hicieron los seres humanos y otras criaturas con voluntad propia. Por ejemplo, la historia de Israel estaba plagada con errores humanos que llevaron a Dios a revelarse a Sí mismo en maneras que causaron desarrollos teológicos particulares. Por nombrar algunos: Dios ofreció a la primera generación del Éxodo la posesión de la tierra prometida, pero su infidelidad los llevó a su rechazo. Los profetas de Dios ofrecieron a Israel la oportunidad de arrepentirse y evitar su juicio, pero la continua rebelión de Israel movió a Dios a enviarlos al exilio. Por supuesto, ninguno de estos cambios humanos estaban fuera del soberano control de Dios. Sin embargo, una y otra vez en las Escrituras, desde un punto de vista humano, muchos desarrollos teológicos fueron dependientes de las opciones que hicieron los seres humanos y otras criaturas con voluntad propia.

Mientras que tenemos razón al hablar de los cambios en la teología del Antiguo Testamento como tal que se desarrolla porque cumple los propósitos de Dios, debemos también tener en mente cuan complejo era este desarrollo. Dios se reveló a Sí mismo a través de sus acciones y sus palabras en muchas formas diferentes. Y por esta razón, los desarrollos en la teología del Antiguo Testamento también tomaron lugar de muchas maneras diferentes.

Ahora, nos ayudará recurrir a un ejemplo bíblico de autores o personajes en la Biblia tratando a las Escrituras diacrónicamente. Para nuestros propósitos, observaremos sólo un ejemplo que ilustra y justifica nuestra preocupación con el desarrollo diacrónico.

Ejemplo

En Mateo 19:3, algunos Fariseos probaron a Jesús con estas preguntas:

¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?

(Mateo 19:3)

La pregunta planteada aquí era tema de debate entre las escuelas rabínicas en los días de Jesús. Y sus diferencias estaban basadas en las enseñanzas de Moisés en Deuteronomio.

Escuchemos lo que Moisés escribió en Deuteronomio 24:1:

Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio. (Deuteronomio 24:1)

En los días de Jesús, había controversia sobre el significado de la frase “cosa indecente.” Algunos rabinos creían que esta expresión implicaba que el divorcio era legítimo por casi cualquier cosa que desagradara al esposo, pero otros rabinos interpretaban el término para significar solamente “inmoralidad sexual.” Escuchemos la manera en la que Jesús respondió primero a los Fariseos en Mateo 19:4 al 7:

¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? (Mateo 19:4-7)

Para responder a la pregunta de los Fariseos, Jesús dio un pequeño resumen sincrónico del matrimonio basado en los primeros capítulos del Génesis.

Notemos que Jesús llamó la atención a una serie de características particulares sobre estructuras teológicas importantes “al principio” antes que el pecado hubiera corrompido el orden creado. Refiriéndose a Génesis 1:27, el señalo que Dios hizo la humanidad “varón y hembra”. Citando de Génesis 2:24, Jesús dijo que “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” Jesús entonces señaló la conclusión, “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” la ordenanza de creación original del matrimonio fue que un hombre y una mujer que se casaban se convertían en una sola carne. Después de que Jesús describió la perspectiva teológica sobre el matrimonio en el momento de la creación, los fariseos le preguntaron explícitamente sobre Deuteronomio 24. Escuchemos lo que ellos dijeron en Mateo 19:7:

¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? (Mateo 19:7)

De acuerdo con las creencias del primer siglo, Jesús y los Fariseos sabían que las enseñanzas de Moisés acerca del matrimonio estaban en armonía con las estructuras teológicas que Dios había ordenado en el principio. Entonces, ¿Cómo pudo Jesús defender lo que acababa de decir a la luz de lo que Moisés había dicho acerca del divorcio? En respuesta, Jesús explicó que un importante desarrollo diacrónico, un cambio teológico, había tomado lugar entre el tiempo de la creación y el período de Moisés. Como él dijo en Mateo 19:8 y 9:

Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. (Mateo 19:8-9)

Aquí Jesús señaló que para el tiempo en que Moisés dio sus leyes, Dios ya había reaccionado al pecado humano cambiando la teología del matrimonio en ciertas maneras. Observando las Escrituras diacrónicamente, él comparó el tiempo de Moisés con los días de Adán diciendo, “mas al principio no fue así” reconociendo que en el tiempo de Moisés el corazón de los Israelitas se había endurecido.

Así que, Jesús concluyó que Dios respondió a esta condición humana permitiendo el divorcio por ciertas razones, aun y cuando esto no era lo ideal para Dios. La ley de Deuteronomio 24 fue una regulación permisiva de Dios en respuesta a la dureza del corazón de Israel. La evaluación diacrónica de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio le llevaron a elaborar una visión muy restrictiva de las causas del divorcio. Como leemos en Mateo 19:9.

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera. (Mateo 19:9)

Así vemos que Jesús entendía el matrimonio y el divorcio a la luz del desarrollo diacrónico de la teología en el Antiguo Testamento. Al principio, el divorcio era impensable. Después, cuando el pecado había endurecido los corazones del pueblo de Dios, el divorcio era permitido pero no aprobado. En este caso, un cambio en la condición humana permitió un cambio en la teología del Antiguo Testamento. La manera en que Jesús manejo el Antiguo Testamento aquí demostró que el tratar a la teología del Antiguo Testamento en forma diacrónica es legítimo e importante para nosotros hoy día.

Ahora que tenemos una orientación básica hacia el enfoque diacrónico del Antiguo Testamento, debemos ir al segundo tema principal en nuestra lección: el desarrollo teológico de la época.

DESARROLLOS DE LA ÉPOCA

Imaginemos que le vamos a escribir una carta a un amigo sobre el año pasado de nuestra vida. Una de las estrategias que podríamos adoptar sería explicar cómo los factores importantes en nuestra vida se juntaron de cierta manera que dividieron el año en períodos distinguibles. Por ejemplo, podríamos describir cómo la vida familiar, la vida en la iglesia, e incluso nuestra condición espiritual interior cambió cada mes del año. Los párrafos de la carta podrían comenzar más o menos así: “Esto es lo que ocurrió en Enero”, “Estas cosas sucedieron en Febrero”, y así sucesivamente.

De la misma manera, los teólogos bíblicos a menudo describen el desarrollo de la teología del Antiguo Testamento en términos de las formas en que las revelaciones de Dios dividen la historia en grandes períodos o épocas.

Para explorar los desarrollos de la época de la teología del Antiguo Testamento, tocaremos dos temas: Primero, veremos los diversos énfasis teológicos de las diferentes épocas en el Antiguo Testamento. Y segundo, exploraremos la unidad orgánica de la teología entre las épocas. Veamos primero las formas en que el Antiguo Testamento se divide en épocas que tenían énfasis teológicos particulares.

DIVERSOS ÉNFASIS

Hay muchas maneras de dividir la historia del Antiguo Testamento en grandes períodos teológicos. Podemos enfocarnos en divisiones geográficas; podemos dividir el Antiguo Testamento en términos de sus divisiones literarias. Pero en esta lección ilustraremos el desarrollo de las épocas, regresando a una característica importante del Antiguo Testamento que hemos mencionado en lecciones anteriores de esta serie: la influencia de los pactos divinos

Como vimos en la lección anterior, el Antiguo Testamento caracteriza cada relación divina-humana en términos de tres dinámicas pactuales: la muestra de la benevolencia divina, la necesidad de la lealtad humana a Dios, y las consecuencias de las bendiciones por la obediencia y maldiciones por la desobediencia. Estas dinámicas pactuales se mantuvieron constantes a través de todo el Antiguo Testamento. Por lo tanto, son útiles para organizar las muchas estructuras teológicas que aparecen en la historia del Antiguo Testamento.

Pero el Antiguo Testamento no era simplemente pactual en este sentido general. Hubo seis ocasiones en las que Dios estableció pactos importantes con un énfasis teológico distintivo: los pactos con Adán, Noé, Abraham, Moisés, David y el nuevo pacto. Para nuestro propósito en esta lección, será suficiente el dar un vistazo rápido al énfasis teológico de cada pacto.

Los seis pactos del Antiguo Testamento caen en tres categorías principales. Primero los Pactos Universales con Adán y Noé. Segundo, los Pactos Nacionales con Abraham, Moisés y David. Y tercero, el Nuevo Pacto predicho por los profetas del Antiguo Testamento. Veamos estas tres categorías, comenzando con los pactos universales.

Pactos Universales

Hablamos de los pactos con Adán y Noé como “universales” porque ellos fueron hechos entre Dios y toda la humanidad. Así que, las estructuras teológicas de estos pactos nos dicen mucho acerca de la relación entre Dios y toda la gente.

El pacto con Adán hace referencia al gobierno de las relaciones divino-humanas establecidas en los primeros capítulos de Génesis.

Aunque la palabra hebrea berit normalmente es traducida como “Pacto” no aparece en los primeros tres capítulos de Génesis, hemos visto en otras series que hay una amplia evidencia para el entendimiento de la relación de Dios con Adán como un pacto o por lo menos un arreglo muy parecido a un pacto. Como la primera administración del pacto divino, los énfasis teológicos de este pacto fueron tan básicos para toda la Escritura que podemos llamarla “El pacto de fundamentos.”

Cada estructura teológica particular revelada desde los años de Adán hasta Noé fue profundamente influenciada por el énfasis del pacto con Adán. Todas ellas destacaron como Dios fue benevolente antes del pecado colocando a la humanidad en su jardín y como Dios fue misericordioso después del pecado al prometer la victoria final de la humanidad sobre el mal. La relación entre Adán y Dios también enfatizó que todos los seres humanos tenían una responsabilidad básica de servicio leal hacia su Creador. Más aun, estos capítulos en Génesis ilustran las bendiciones y maldiciones consecuentes que vienen sobre los seres humanos cuando ellos escogen obedecer o desobedecer lo que Dios les ha mandado.

El segundo pacto universal es el pacto de Dios con Noé. Este pacto es mencionado explícitamente en Génesis 6 y 9.

En el pacto con Noé, Dios tomó en cuenta la propensión humana hacía el pecado y extendió paciencia hacia nosotros, al proporcionar estabilidad en la naturaleza. Por esta razón, podemos hablar de este pacto como “el pacto de estabilidad.” Como Dios dijo en Génesis 8:21 y 22.

No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche. (Génesis 8:21-22)

Como el versículo 21 dice, Dios consideró el hecho de que “cada intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”

Así que, en respuesta al persistente pecado de la humanidad, Dios estableció una estrategia a largo plazo extendiendo la gracia común de un nuevo orden en la naturaleza para que la humanidad redimida pudiera cumplir sus propósitos. Dios hizo esto, al proveer un ámbito natural, seguro y predecible en el cual podemos caer y levantarnos de nuevo para servirle.

El enfoque de la dinámica del pacto con Noé caracteriza cada revelación divina desde Noé hasta Abraham. Cada interacción divina humana durante este tiempo fue profundamente influenciada por la benevolencia de Dios de una estabilidad a largo plazo en la naturaleza, el requisito universal de lealtad a Dios y sus propósitos para todos los seres humanos, y las formas específicas en las que los seres humanos enfrentaron las consecuencias de bendición o maldición mientras formaban diferentes naciones esparciéndose por toda la tierra.

Después de los pactos universales, Dios estableció Pactos Nacionales con su pueblo especial de Israel: el pacto con Abraham, Moisés y David.

Pactos Nacionales

En estas etapas de la historia, Dios redujo su atención pactual principalmente a sólo un grupo étnico, estableciendo a Israel como la nación que podría liderar el resto de la humanidad en el servicio a Dios. Encontramos referencias explícitas al pacto con Abraham en Génesis 15 y 17.

El pacto con Abraham enfatizó las promesas del incremento numérico de Israel y la posesión de la tierra prometida, desde la cual Israel tenía que esparcir las bendiciones de Dios a todo el mundo. Y por esta razón el pacto con Abraham puede ser caracterizado como “el pacto de la promesa”

Cuando estudiamos el tramo de tiempo entre Abraham y Moisés, encontramos que el énfasis del pacto de Dios con Abraham marcó el período entero. La benevolencia especial de Dios hacia Abraham y sus descendientes, su requisíto específico de lealtad desde los patriarcas, y sus ejemplos de bendiciones o maldiciones para los padres de Israel aparecen una y otra vez . Dios hizo un segundo pacto con Israel a través de Moisés cuando él los trajo al Monte Sinaí.

Los registros primarios del pacto de Dios con Israel a través de Moisés aparecen en Éxodo 19 al 24. Estos capítulos enfatizan como Dios reunió las doce tribus y los formó en una nación políticamente unificada al darles los Diez Mandamientos y el Libro del Pacto. Por esta razón, el pacto con Moisés puede ser llamado “el pacto de la ley.”

Las estructuras teológicas reveladas en el tiempo entre Moisés y David fueron profundamente influenciadas por el énfasis del pacto de Dios con Moisés. La ley fue presentada como una benevolencia divina para Israel. La ley especificó formas en las que Israel tenía que ser leal a Dios. Y las consecuencias particulares de las bendiciones y maldiciones fueron demostradas a principios de la historia nacional de Israel en conformidad con la ley de Moisés.

Más tarde, cuando Israel llegó a ser un imperio pleno bajo el gobierno de David, Dios también hizo un pacto con David.

No sabemos precisamente cuando en la vida de David, Dios formalmente estableció este pacto, pero 2 Samuel 7, 1 Crónicas 17, Salmo 89 y Salmo 132 trasmiten el contenido básico del pacto con David. El pacto con David enfatizó el reinado en Israel. Para ser más específicos, prometió la permanencia de la línea real de David, Jerusalén como la capital de Israel y la adoración en su templo. Aunque algunos de los descendientes de David sufrirían cuando se apartaron de Dios, la elección de Dios de la familia de David como la dinastía imperial de Israel, nunca sería abandonada. Por esta razón, podemos llamar al pacto con David como el pacto del reinado de Israel.

La dinámica del pacto real con David, influenció profundamente las estructuras teológicas desde el tiempo de David hasta el final del Antiguo Testamento. En una variedad de formas, Dios concedió muchas bondades para y a través de la casa de David. Él requirió lealtad de los reyes Davídicos y de la nación bajo su autoridad. Y las consecuencias de las bendiciones y maldiciones para Israel y aún para otras naciones estaban directa o indirectamente vinculadas a la línea real de David.

Con el énfasis de los pactos universales y nacionales en mente, debemos observar el nuevo pacto, el último pacto principal mencionado en el Antiguo Testamento.

Nuevo Pacto

Al final de la historia del Antiguo Testamento, los profetas de Israel enfrentaron el tiempo cuando Israel fue al exilio. Ellos hablaron, sin embargo, de un pacto que se establecería después del exilio. En ese momento, Israel se arrepentirá de su pecado y Dios traerá la historia a su etapa final y decisiva. Y junto con estas bendiciones, los profetas dijeron que Dios haría un pacto final con su pueblo. Este pacto climático es mencionado en muchas lugares en la Biblia, pero escuchemos cómo en Jeremías 31:31 se habla directamente del nuevo pacto.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. (Jeremías 31:31)

El nuevo pacto fue diseñado para gobernar al pueblo de Dios cuando Dios cumpliera sus promesas para re-establecer a su pueblo después del exilio y extender su reino a través de ellos hasta lo último de la tierra. Y por esta razón, podemos hablar del nuevo pacto como el pacto de cumplimiento.”

En lecciones futuras, veremos más de cerca el nuevo pacto. En este momento solamente resumiremos como se desarrollo. El Nuevo Testamento nos dice que esta etapa del cumplimiento fue inaugurada con la primera venida de Cristo. Su trabajo de redención en la cruz, la victoria de su resurrección, su ascensión, el derramamiento del Espíritu Santo en el Pentecostés y el trabajo de los apóstoles – todos estos eventos iniciaron esta nueva época en la historia bíblica. En nuestros días, vivimos la continuación del nuevo pacto mientras la fe en Cristo se extiende por todos los rincones de la tierra a través del evangelio. Y veremos la consumación del nuevo pacto cuando Jesús regrese y renueve toda Su creación.

El nuevo pacto caracteriza cada estructura teológica particular desde la primera venida de Cristo hasta su regreso glorioso. La benevolencia de Dios en este punto de la historia fue más grande que nunca antes ya que trabajó a través de Cristo, derramando el Espíritu Santo y ministrando a través de los apóstoles. La revelación del Nuevo Testamento también nos recuerda las innumerables formas en las que recibimos mucha benevolencia en nuestros días, pero cuando Cristo regrese recibiremos las bondades de nuestra herencia en los nuevos cielos y la tierra nueva.

Adicionalmente a esto, el registro del tiempo de Jesús en la tierra en el Nuevo Testamento enfatiza que todas las personas requerían ser leales a él. Esto fue verdad en sus días y continúa siendo verdad en nuestros días. Y el Nuevo Testamento explica que cuando Cristo regrese todos nosotros le daremos una lealtad infalible.

La revelación del Nuevo Testamento también muestra las consecuencias de bendiciones y maldiciones del nuevo pacto. Reporta las enormes consecuencias por las decisiones hechas por aquellos que tuvieron contacto con Cristo y los apóstoles durante la Inauguración del reino de Cristo. Especifíca las maneras en las cuales ahora nosotros debemos considerar las consecuencias de obediencia y desobediencia. Y por supuesto, la visión del Nuevo Testamento del regreso de Cristo envuelve las consecuencias del pacto del juicio final y eterno y su recompensa.

Así vemos que los seis principales pactos divinos definieron tanto la teología de los tiempos en los cuales fueron revelados, que nos proveyeron con maneras para entender los diferentes énfasis de las grandes épocas históricas en el Antiguo Testamento. El pacto con Adán introdujo la era de los fundamentos; el pacto con Noé comenzó la era de la estabilidad natural; el pacto con Abraham estableció las promesas para Israel; el pacto con Moisés introdujo la ley de Dios; el pacto con David enfatizó el reinado y el Nuevo Pacto trajo todos estos primeros pactos a su realización final.

A pesar de las diferencias de énfasis de cada época de los pactos, podemos también hablar de la unidad orgánica de la teología en estas épocas. Las épocas de la historia del Antiguo Testamento no eran totalmente diferentes unas de las otras. Más bien, exhibieron continuidad una con otra como las etapas de crecimiento de los organismos vivos.

UNIDAD ORGÁNICA

Para entender la unidad orgánica con más detalle, exploraremos tres aspectos de las relaciones entre las diferentes épocas de los pactos. Primero, veremos como los pactos del Antiguo Testamento estaban unificados como administraciones del reino de Dios. Segundo, veremos la autoridad de los primeros pactos hacia los pactos posteriores. Y tercero, veremos de la necesidad de la aplicación de los primeros pactos a los posteriores. Veamos primero la unidad de los pactos de Dios como administraciones del reino.

Administraciones del Reino

Los pactos divinos más importantes en las Escrituras sirvieron como las principales maneras en las que Dios administró su reino a través de sus diversas etapas históricas. Mientras la historia del Antiguo Testamento se movió hacia la meta de difundir el reino de Dios en todo el mundo, Dios estableció diferentes pactos para guiar la vida en su reino en maneras particulares en tiempos particulares, pero todos los pactos del Antiguo Testamento comparten la misma meta final: extender el glorioso reino de Dios en todo el mundo. Esa función administrativa de los pactos debe guiarnos a esperar una gran unidad entre los pactos. No eran programas separados que se ignoraban o contradecían unos a otros. Estaban inseparablemente conectados unos a otros por su propósito principal del reino.

De hecho, el orden en que los pactos del Antiguo Testamento aparecen revela su unidad. El pacto con Adán estableció los conceptos fundamentales de la meta del reino de Dios y el servicio de la humanidad en alcanzar ésta meta. El pacto con Noé estableció la estabilidad natural como la plataforma en la cual la humanidad caída podría tener la oportunidad de alcanzar la meta del reino de Dios. El pacto con Abraham estableció a Israel como el grupo étnico que podría dirigir al resto de la humanidad hacia la meta del reino de Dios. El Pacto con Moisés reveló la ley que guiaría esta nación líder hacia la meta del reino. El pacto con David trajo una dinastía permanente para guiarlos más hacia este mismo fin. Y finalmente, el Nuevo Pacto remedia permanentemente los faltas de la humanidad y completa la meta del reino de Dios. Estas implicaciones lógicas entre los pactos del Antiguo Testamento indican que todos estaban unidos como administraciones del reino de Dios.

Ahora que hemos visto como los pactos del Antiguo Testamento administraron la meta única del reino de Dios, deberíamos también ver su unidad orgánica en términos de su autoridad.

Autoridad

Cuando observamos como los primeros pactos fueron entendidos en las estructuras de los períodos posteriores, se hace evidente que la autoridad de los primeros pactos siempre se extendió a los pactos posteriores.

Hay incontables maneras de mostrar que esto es cierto, pero por simplicidad lo veremos en sólo dos direcciones; primero, la continua autoridad de los pactos antes de Moisés; y segundo, la continua autoridad del pacto con Moisés.

Cuando vemos como Moisés manejó los pactos divinos que vinieron antes de él, puede haber poca duda de que él los considerara autoritativos para sus propios días. Consideremos el libro de Génesis, donde Moisés escribió acerca de los pactos con Adán, Noé y Abraham. Estos tres pactos fueron establecidos mucho antes que los días de Moisés, pero él escribió acerca de ellos en Génesis para afirmar su autoridad para los Israelitas que vivían en sus días. Moisés no creía que los primeros pactos con Adán, Noé y Abraham habían sido remplazados o anulados. Él escribió acerca de ellos como lo hizo en el Génesis porque el creía que tenían autoridad sobre las vidas de los Israelitas bajo el pacto de la ley establecido en el Sinaí. Los primeros pactos aun tenían autoridad para guiar las vidas de las personas que vivían en los últimos tiempos de Moisés.

En segundo lugar, cuando consideramos el pacto con Moisés en sí mismo, es también evidente que este tiene una continua autoridad después de su tiempo.

Por ejemplo, escuchemos la manera en que Salomón habló del pacto con David y el pacto con Moisés juntos en 2 Crónicas 6:16:

Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley. (2 Crónicas 6:16)

En este pasaje, Salomón se refiere primero al pacto del reinado con David cuando él dijo que a David No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, pero notemos que tan fácilmente Salomón hizo transición al pacto con Moisés. El agregó que los hijos de David reinarán “con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley” las palabras de Salomón aquí demuestran que la ley de Moisés se mantenía autoritativa para el pueblo de Dios aun después del establecimientos del pacto con David.

Ahora en un momento vamos a agregar algunas calificaciones de lo que hemos visto, pero estos ejemplos indican que los pactos posteriores del Antiguo Testamento no disminuyeron la autoridad que Dios había revelado en los primeros pactos. Por el contrario, las estructuras teológicas de las épocas de los primeros pactos tenían perdurable autoridad en las épocas posteriores.

Ahora, tan importante como es el reconocer la autoridad perdurable en los primeros pactos, debemos reconocer que el extender la teología de los primeros pactos en los períodos posteriores siempre requirió de una aplicación cuidadosa. Los principios de las primeras épocas tenían que ser aplicadas en maneras que fueran apropiadas para los tiempos posteriores.

Aplicación

Pensemos en esto de la siguiente manera. Cada padre sabe que cuando le damos instrucciones a un niño, deben ser instrucciones apropiadas para su edad. Por ejemplo, la mayoría de nosotros le diríamos a un niño de cuatro años “No toques la estufa” pero imaginemos que una mañana le pedimos a nuestra hija de 18 años que nos prepare el desayuno, y ella dice, “No puedo. Me dijiste que no tocara la estufa” ¿Cómo le responderíamos? Le diríamos algo como, “Ya no eres una niña de cuatro años. Puedes tocar la estufa” pero supongamos que ella se descuida y se quema. Entonces, podríamos decir, “¿Por qué no fuiste más cuidadosa? Te he dicho que las estufas son peligrosas.” Y ella protesta, “Nunca me dijiste que las estufas son peligrosas” ¿Por qué me regañas por eso? Podríamos decir correctamente. “Yo te advertí que las estufas son peligrosas cada vez que te decía no toques la estufa.” Al hablar con ella de esta manera, le estamos diciendo dos cosas importantes. Por un lado, no queremos que ella regrese a comportarse como una niña de cuatro años, pero por otro lado, tampoco queremos que ella olvide la lección que se le enseñó cuando tenía cuatro años.

De la misma manera, Dios trató con su pueblo a través del Antiguo Testamento como niños madurando. Y por esta razón, el pueblo de Dios tenía que recordar dos cosas. Primero, no deben regresar a vivir como si ellos estuvieran en la era de los primeros pactos. El hacerlo sería rechazar las más recientes y completas revelaciones de Dios. Pero segundo, el pueblo de Dios en los períodos posteriores nunca debería olvidar la sabiduría de lo que Dios les había enseñado en los primeros tiempos. Ellos debían aplicar la teología de las primeras épocas de maneras que tengan en cuenta las nuevas acciones y palabras de revelación de Dios.

El pacto con Noé fue formulado en base a la teología del pacto de fundamentos de Dios con Adán. Pero los principios del primer pacto fueron ajustados al énfasis de la estabilidad natural mientras las naciones se extendían alrededor del mundo en los días de Noé.

El pacto con Abraham aceptó los principios fundamentales de los días de Adán y la estabilidad natural de la era de Noé. Sin embargo, para el tiempo de Abraham, Dios había reducido el enfoque preliminar de su pacto hacia Israel como su pueblo favorecido. Y por esta razón, las estructuras teológicas universales de los primeros pactos tuvieron que ser aplicadas a los patriarcas de Israel en maneras que fueran apropiadas para ellos como el pueblo escogido. Por ejemplo, el mandamiento de multiplicarse y ejercer dominio sobre la tierra dado a Adán, fue aplicado específicamente para el propósito de multiplicación de Israel como la raza y posesión de la tierra prometida. La promesa de la estabilidad natural fue aplicada a los patriarcas de Israel mientras disfrutaban las bendiciones de la naturaleza en la tierra prometida.

El pacto de la ley de Moisés abarcó los fundamentos de Adán, la estabilidad de Noé y las promesas de Abraham, pero Moisés aplicó estas estructuras teológicas primarias a los Israelitas que vivieron en sus días de maneras muy prudentes. Las políticas de los primeros pactos tenían que ser vistas a la luz de las normas específicas para la adoración y la vida social revelada en la ley de Dios en el Sinaí.

El pacto del reinado de David se construyó sobre los fundamentos de Adán, la estabilidad natural de Noé, las promesas de Abraham y la ley de Moisés. Pero una vez que la dinastía de David fuera establecida, todas estas estructuras teológicas previas tenían que verse a la luz de la centralidad del reinado de David, la ciudad de Jerusalén y su templo. Podemos resumir el asunto de esta manera. A través del desarrollo de las épocas del Antiguo Testamento, nunca se preguntó si las perspectivas teológicas de los primeros pactos aplicaban a los posteriores; más bien, la pregunta importante era Cómo se aplicaban. Responder esta pregunta es la constante tarea de los enfoques diacrónicos de las épocas hacia el Antiguo Testamento.

Ahora que vimos cómo la teología del Antiguo Testamento se desarrolló de un era pactual a otra, debemos ir a nuestro tercer tema: Cómo los teólogos bíblicos trazaron las maneras en las cuales específicos temas se desarrollaron en el Antiguo Testamento.

DESARROLLOS TEMÁTICOS

Ya hemos visto que una estrategia para escribir una carta a un amigo acerca de acontecimientos del año pasado es describiendo cómo muchos factores toman forma y dividen el año en períodos distintivos. Este enfoque corresponde a las formas en como los teólogos bíblicos estudian los desarrollos de las épocas en el Antiguo Testamento. Una segunda manera de escribir acerca del mismo año podría ser tomando áreas particulares de nuestra vida, como la familia, la iglesia, nuestra condición espiritual, y describir como cada una de estas áreas se desarrolló individualmente a través de todo el año. Cada párrafo de esta carta puede comenzar con algo como: “Eso es lo que pasó en mi familia el año pasado”, “esto es lo que pasó en mi iglesia el año pasado”, “Esto es lo que pasó en mi vida espiritual el año pasado”

De manera similar, los desarrollos de la teología del Antiguo Testamento pueden ser descritos en términos de temas particulares. Para tener una idea de cómo este enfoque trabaja, iremos en dos direcciones. Primero, veremos cómo los teólogos bíblicos han tratado los temas tradicionales desde la teología sistemática. Y segundo, veremos la cuestión especial de la tipología bíblica. Comencemos con las maneras en que la teología sistemática ha formado preocupaciones temáticas para los teólogos bíblicos.

TEMAS TRADICIONALES

Los temas de la teología sistemática tradicional se han desarrollado en un conjunto de preocupaciones relativamente estable. En su mayoría, los sistemáticos primero abordan la teología propia, la doctrina de Dios. Después se van a la antropología, la doctrina de la humanidad, y se enfocan especialmente en la necesidad humana de la salvación. Le sigue la soteriología; la doctrina de la salvación, Luego la eclesiología, la doctrina de la iglesia recibe la atención y finalmente la escatología, la doctrina de los últimos tiempos.

Algunas veces, aun los teólogos bíblicos han resumido la teología del Antiguo Testamento siguiendo estas categorías básicas. Y esto ha sido por lo menos por dos razones. Por un lado, la teología sistemática tradicional ha tenido una muy larga historia y ha sido muy útil para los teólogos bíblicos.

De hecho, los resultados de la teología sistemática tradicional han sido tan positivos que los teólogos bíblicos a menudo han encontrado mucha ayuda ahí. La buena teología sistemática ha buscado ser completamente bíblica y en la medida en que ese objetivo es alcanzado, la sistemática tiene mucho que ofrecer a la teología bíblica. Tanto como la teología sistemática necesita estimulación de la teología bíblica, la teología bíblica necesita la rica herencia y estabilidad de la sistemática.

Por otro lado, los temas de la teología sistemática a menudo han sido adaptados en la teología bíblica diacrónica porque muchos evangélicos han creído que el propósito de la teología bíblica es proveer información exegética a la sistemática. En una lección anterior, vimos que a pesar de las diferencias, hombres influyentes como Charles Hodge, Benjamin B. Warfield y Geerhardus Vos, vieron a la teología bíblica como la manera en que las Escrituras son aplicadas hacía la teología sistemática. Como resultado, la teología bíblica a menudo es considerada no como un fin en sí misma, sino como un medio para el desarrollo de una teología sistemática que es fiel a las Escrituras.

Por estas razones, es casi imposible para los teólogos bíblicos librarse completamente de la teología sistemática al explorar el desarrollo de temas particulares en el Antiguo Testamento. Y aun cuando ellos han introducido nuevos puntos de vista derivados del estudio de las Escrituras, la teología sistemática ha guiado sus debates en formas importantes. Los teólogos bíblicos han explorado el Antiguo Testamento en términos de la teología propia, antropología, soteriología, eclesiología y escatología. Pero cuando los teólogos bíblicos se preocupan por los desarrollos diacrónicos, hacen estas preguntas particulares acerca de este tema: ¿Cómo esta doctrina se desarrolló o maduró a través de la historia de los cambios teológicos en el Antiguo Testamento?

Por ejemplo, un teólogo bíblico puede explorar la teología propia. Pero en lugar de concentrarse en la doctrina de la eterna Trinidad como en la sistemática tradicional, el teólogo bíblico vería los actos y palabras de revelación distintivas acerca de Dios durante diferentes períodos en el Antiguo Testamento, siempre siendo cuidadosos de no violar la revelación posterior pero también teniendo cuidado de no leer la revelación posterior en los períodos anteriores. Un teólogo bíblico podría preguntar, “¿Qué reveló Dios acerca de Sí Mismo en el tiempo de Adán?” “¿Qué reveló Dios acerca de Sí Mismo en el tiempo de Noé?” “¿Cuál era la doctrina de Dios de Moisés?”, y así sucesivamente. Mientras Dios actuó y habló en la historia, Él reveló más de Sí Mismo. Por esta razón, la doctrina de Dios desarrolló a lo largo ciertas líneas en la historia del Antiguo Testamento.

De manera similar, los teólogos bíblicos han trazado cómo los aspectos de la antropología, la soteriología, la eclesiología y la escatología se desarrollaron también a través del Antiguo Testamento. ¿Cómo desarrolló el Antiguo Testamento una perspectiva en la condición de la humanidad? ¿Cómo mostró el camino a la salvación un paso a la vez? ¿Cómo resuelve el Antiguo Testamento el tema del pueblo de Dios en diferentes períodos? ¿Cómo se desarrolló progresivamente una perspectiva en los últimos días?

Mientras los teólogos bíblicos se han enfocado en cada uno de estos temas tradicionales, a menudo han descubierto nuevos conocimientos que habían pasado por alto en la sistemática tradicional. A veces, han descubierto formas en que la teología sistemática debería ser corregida por la teología bíblica.

Ahora que tenemos un entendimiento de como los desarrollos temáticos en la teología bíblica se relacionan con la teología sistemática, debemos voltear a un segundo aspecto del desarrollo temático en el Antiguo Testamento. Tenemos en mente aquí una cuestión diacrónica especial frecuentemente llamada “tipología bíblica”

TIPOLOGÍA

Cuando los pastores y maestros cristianos hablan acerca de esto o aquello siendo un tipo de algo más, usualmente ellos se refieren a aspectos del Antiguo Testamento como tipos de Cristo o algún otro aspecto de la fe cristiana. Y a menudo nos preguntamos a nosotros mismos “¿Cómo llegaron a esta tipología?” “¿Como la justifican”? y de hecho, podríamos preguntar “¿Qué es exactamente un tipo”? hay tantos malos entendidos de la tipología bíblica que no es extraño que surjan este tipo de preguntas.

Para explorar la tipología en la teología bíblica del Antiguo Testamento, tocaremos tres diferentes temas. Primero, definiremos lo que queremos decir por el término tipología bíblica; segundo, veremos cinco importantes características de la tipología; y tercero, exploraremos el proceso de identificación de tipologías. Veamos primero la definición de tipología bíblica.

Definición

El término “tipología” es usado en una variedad de formas en otras disciplinas como la ciencia y estudios literarios. Nuestro interés en esta lección, sin embargo, es con la idea de la tipología en la teología bíblica. En un sentido amplio, la teología bíblica aplica el término tipología a cualquier desarrollo diacrónico de temas en la teología del Antiguo Testamento. Cada rastro de las etapas históricas de un tema forma una tipología en el sentido general de la palabra. En ocasiones, los teólogos bíblicos hablarán de la tipología de la doctrina de Dios, o la tipología de la adoración, y simplemente significa que estas son las formas en que estos temas se desarrollaron en la Biblia. Pero en su mayoría, los teólogos bíblicos modernos han usado el término tipología mucho más restrictivamente. Podemos resumir este significado especial de esta manera.

Tipología bíblica es el estudio de desarrollos diacrónicos entre las estructuras teológicas estrechamente asociadas con personas, instituciones y eventos importantes en las Escrituras.

De manera basica, podemos decir que la tipología es el estudio de tipos. La palabra “tipo” se deriva de la palabra Griega tupos que es usada 15 veces en el Nuevo Testamento. En tres importantes pasajes los escritores del Nuevo Testamento hablaron de estructuras teológicas particulares en el Antiguo Testamento como “tipos” de otras estructuras teológicas de fe en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, escuchemos lo que el Apóstol Pablo dijo acerca de Adán en Romanos 5:14

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. (Romanos 5:14)

Notemos aquí que Pablo declaró que Adán fue “una figura del que había de venir” la palabra griega traducida como “figura” aquí es tupos. En el contexto más amplio sabemos que “el que había de venir” es Cristo. Así, en este caso, Pablo observó que Adán era un tipo de Cristo. En 1 Pedro 3:20 y 21 la contraparte del Nuevo Testamento a un tipo del Antiguo Testamento es designado el “anti-tipo” donde leemos estas palabras:

En los días de Noé… pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva. (1 Pedro 3:20)

En este pasaje el término griego traducido “que corresponde a esto” es antítupos o “antitipo”. Así que, en este ejemplo, el bautismo cristiano es presentado como una contraparte del Nuevo Testamento para el diluvio de Noé. En Colosenses 2:17 el Apóstol Pablo una vez habló de la ley ceremonial del Antiguo Testamento con una importante variación en la terminología.

Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo. (Colosenses 2:17 [NVI])

Aquí Pablo habló de la ley ceremonial de Moisés como “una sombra” (skiá en griego) y “las cosas que están por venir” como “la realidad que se halla en Cristo de manera similar, el escritor de Hebreos también habló de tipos como sombras y antitipos como realidades. Muy frecuentemente, sin embargo, los escritores del Nuevo Testamento no usaron ninguna terminología especial cuando ellos señalaron tipologías bíblicas. Ellos simplemente vincularon o asociaron elementos particulares del Antiguo y Nuevo Testamento entre sí. Por ejemplo, escuchemos la manera en que Jesús habló de una conexión tipológica entre la serpiente de bronce de Moisés y él mismo en Juan 3:14 y 15

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:14-15)

En este pasaje, Jesús comparó la serpiente de bronce con su crucifixión sin ninguna terminología especial. Pero podemos seguir diciendo que la serpiente fue un tipo de la crucifixión y que la crucifixión fue el antitipo de la serpiente.

Con esta idea básica de la tipología en mente, debemos ver un número de características específicas de tipología que los teólogos bíblicos usualmente reconocen.

Características

Para nuestros propósitos, pondremos atención a cinco cuestiones. Primero, veremos como la tipología funciona como una figura de lenguaje. Segundo, nos enfocaremos en la variedad de elementos en las tipologías bíblicas. Tercero, señalaremos que las tipologías son comparaciones de estructuras teológicas. Cuarto, veremos cómo las tipologías representan desarrollos teológicos. Y quinto, llamaremos la atención al carácter consecutivo de muchas tipologías en la Biblia. Consideremos primero cómo las tipologías funcionan como figuras de lenguaje.

A un nivel lingüístico, nos ayuda ver la expresión de las tipologías en las Escrituras como una figura especial de lenguaje, o para ser más específicos, como una figura de comparación. Las cifras de comparación son formas indirectas de describir las cosas, comparándolas con otra cosa, al igual que hacemos con metáforas o símiles, analogías, etc. Podemos entender mucho sobre los mecanismos básicos de la tipología en la Biblia al verlos como una figura de comparación.

Cada figura de comparación opera con tres elementos principales: la imagen, que es el elemento que será comparado con el tema principal en vista; el tema, que es el principal elemento de interés; y los puntos de comparación entre los dos. Por ejemplo, pensemos acerca de esta sencilla comparación, “Ese rascacielos es tan alto como una montaña”. En esta oración, la imagen es “la montaña” este es el elemento que está siendo comparado con el tema principal. El tema principal es “ese rascacielos” el edificio en vista. Y el punto explícito de comparación es que los dos son “altos”.

Ahora cuando usamos figuras de comparación, no siempre expresamos los tres elementos explícitamente. Pero la imagen, el tema y uno o más puntos de comparación deben ser, implicados por cualquier figura de comparación para que la comunicación sea exitosa. Estos tres elementos también aparecen explícita o implícitamente en la tipología bíblica. Primero, un tipo funciona como una imagen, un elemento que es comparado con el elemento principal de interés. Segundo, el antitipo es el tema, el elemento del cual el tipo es comparado. Y tercero, el tipo y el antitipo están ligados el uno al otro por uno o por más puntos de comparación.

Por ejemplo, recordemos que en Romanos 5:14 el apóstol Pablo declaró que Adán fue “una figura o tipo, del que había de venir, ese es, Cristo” Así que, en este caso, Adán es la imagen o tipo quien es comparado con Cristo, y Cristo es el tema o el antitipo. Los puntos de comparación entre Adán y Cristo son explicados en el mayor contexto de Romanos 5. Adán es un tipo de Cristo porque tanto las acciones de Adán como las acciones de Cristo tienen amplias repercusiones y efectos relacionados con las personas que se identificaron con ellos. Por un lado, aquellos identificados con Adán murieron. Y por el otro lado, aquellos que se identificaron con Cristo recibieron vida eterna.

Una segunda característica de la tipología bíblica es que los elementos comparados son muy variados. Las comparaciones son hechas entre diferentes tipos de cosas. Hay muchas maneras de clasificar los elementos que funcionan como tipos y antitipos, pero es de mucha ayuda al pensar en ellos en tres grupos básicos. Tipos y antitipos pueden ser personas, instituciones o eventos importantes. Por personas, nos referimos a personajes que aparecen en las Escrituras, como importantes personajes humanos, creaturas espirituales, Dios y en raras ocasiones otros aspectos de la creación que son personificados. Por instituciones nos referimos a realidades históricas duraderas como propiedades importantes o lugares de importancia duradera, rituales, organizaciones, edificios importantes, y cosas por el estilo. Y por eventos nos referimos a sucesos históricos importantes, cosas que pasaron. Tipos y antitipos pueden consistir de cada combinación de estos tres elementos.

Los ejemplos de la tipología del Nuevo Testamento que ya hemos mencionado reflejan un poco de esta variedad. La tipología de Pablo entre Adán y Cristo en Romanos 5:14 comparó a una persona importante con otra persona importante. En 1 de Pedro 3:21, Pedro comparó el diluvio de Noé con la institución del bautismo cristiano. En Juan 3:14, Jesús comparó el evento cuando Moisés levanto la serpiente de bronce con el evento de su propia crucifixión. Otras combinaciones ocurren en muchas partes de las Escrituras. En cualquier caso, las tipologías comparan personas, instituciones y eventos importantes.

En tercer lugar, las tipologías en la Biblia siempre comparan las estructuras teológicas que están estrechamente asociadas con sus elementos.

Desafortunadamente, teólogos bíblicos evangélicos bien intencionados a menudo se intrigan tanto con la tipología que encuentran tipos y antitipos cada vez que ven una similitud entre dos elementos en las Escrituras. Pero sus comparaciones frecuentemente envuelven sólo características coincidentes, más que conexiones teológicas substanciales.

Por ejemplo, Abraham tenía dos manos, pero no hay razón alguna para pensar que Abraham era tipo de personajes bíblicos posteriores quienes también tenían dos manos. El hecho de que las personas usaran túnicas en más de una ocasión en el Antiguo Testamento no indica que ellos eran tipos y antitipos de unos con otros. Estas comparaciones tratan con más que coincidencias históricas.

En lugar de distraerse con tales comparaciones insignificantes, las tipologías bien fundadas consisten en comparaciones de importantes estructuras teológicas asociadas con sus elementos. Los elementos de las tipologías, personas, instituciones y eventos no son independientes en sus tipologías. Ellos sirven como sinécdoques, partes que representan ideas teológicas estrechamente asociadas. Cuando los escritores bíblicos mencionaron a personas, instituciones o eventos en forma particular como elementos de las tipologías, ellos tenían en mente las grandes estructuras teológicas que estos elementos representaban. Por ejemplo, consideremos otra vez el ejemplo que Pablo dio de Adán como un tipo de Cristo en Romanos 5:14. Pablo no comparó el hecho de que ambos hombres tenían cabello. El no llamó la atención al hecho de que ambos tenían dos ojos y dos oídos. En cambio, Pablo señaló esta tipología porque el estaba comparando las importancias teológicas de Adán y Cristo. La comparación de Pablo estaba basada en la observación de que ambos hombres habían tenido un impacto enorme en el estatus de la gente identificada con ellos.

Lo mismo puede decirse de la tipología de Pedro entre el diluvio de Noé y el bautismo cristiano en 1 de Pedro 3:20 y 21. El contexto general de la epístola de Pedro hace claro que el estaba preocupado por la importancia teológica del diluvio como la forma en la que Noé paso del mundo del juicio divino al nuevo mundo bendecido por Dios. Por supuesto, el bautismo cristiano está asociado con creencias similares, simboliza nuestro paso de un mundo destinado para juicio a la nueva creación en Cristo. Fue a este nivel que Pedro comparó las aguas de los días de Noé con las aguas del bautismo.

Una cuarta característica de las tipologías en las Escrituras es que ellas siempre reflejan desarrollos diacrónicos. Cuando las Escrituras identifican tipos y antitipos, siempre pertenecen a diferentes períodos de tiempo en la historia y así, ellas reflejan desarrollos teológicos diacrónicos entre esos períodos.

Por esta razón, como con todas las figuras de comparación, las tipologías incluyen tanto las similitudes como las diferencias entre sus elementos. Por un lado, somos capaces de ver similitudes. Ciertas personas, instituciones y eventos son tipos de personajes, instituciones y eventos futuros, porque su importancia teológica fue similar.

Pero por otro lado, estos elementos comparables fueron también distintos; nunca fueron exactamente iguales. Con el paso del tiempo, nuevas revelaciones toman lugar entre tipos y anti-tipos que causaron desarrollos en sus significados teológicos.

Pensemos una vez más acerca de la tipología de Pablo en Romanos 5:14 donde el tipo es Adán y el anti-tipo es Cristo. Ahora, como hemos visto, Adán es teológicamente similar a Cristo en que los dos han tenido grandes efectos en la forma en que Dios vio a todos los que se identificaron con ellos. Pero también debemos notar que Pablo subrayó una muy importante diferencia entre ellos debido al desarrollo diacrónico. Escuchemos lo que él dijo en Romanos 5:15:

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. (Romanos 5:15)

Notemos aquí que Pablo no simplemente apuntó las similitudes entre Adán y Cristo. Él señaló una diferencia crucial entre ellos. Adán vivió en las primeras épocas de la historia de la Biblia y sus actos de desobediencia introdujeron el pecado y muerte en la historia humana. Cristo, sin embargo, vivió en las últimas etapas de la historia bíblica cuando los propósitos de redención de Dios fueron cumplidos. Como resultado, la obediencia de Cristo trajo vida eterna. Las diferencias entre Adán y Cristo fueron tan vitales para la tipología de Pablo como sus similitudes, y lo mismo es cierto para todas las tipologías.

Otra característica de las tipologías es que frecuentemente aparecen en serie. En lugar de consistir en un solo tipo y anti-tipo, pueden implicar una serie de tres o más elementos. Por ejemplo, consideremos la serie de tipologías de adoración en el Antiguo Testamento. En términos generales, debemos decir que en cada etapa, la adoración de los seres humanos en la tierra siempre imitó y reflejó la adoración angelical a Dios en los cielos. Pero la práctica de la adoración en la tierra se desarrolló históricamente y estos desarrollos históricos crearon series de tipologías. En primer lugar, la adoración comenzó en los días de Adán y Eva cuando Dios los colocó en su jardín santo. Escuchemos el registro de Génesis 2:15:

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. (Génesis 2:15)

El lenguaje usado para describir el trabajo de Adán y Eva en el jardín es inusual. Aparece en otros lugares en el Pentateuco como en Números 3:7 y 8 y capítulo 8:26 donde Moisés describió el servicio levítico en el tabernáculo. El uso de lenguaje de la adoración en el tabernáculo que utilizó Moisés para describir a Adán y a Eva en el jardín indica que Moisés vio una conexión tipológica entre el Jardín del Edén y el tabernáculo. Esta tipología es confirmada por el hecho de que la arquitectura y la decoración del tabernáculo en sí mismo reflejaron el paraíso del Jardín de Edén.

La manera en la que Moisés describió las actividades de Adán y Eva en el Jardín de Edén indica que las estructuras teológicas de adoración comenzaron con el Jardín de Edén. Cuando la humanidad fue echada fuera del jardín, un desarrollo diacrónico en la adoración tomó lugar. Como los ejemplos de Abel, Set, Noé y Abraham lo indican, Dios llamó a su pueblo a que continuaran adorándole fuera del jardín construyendo altares de adoración en diferentes lugares.

Más tarde cuando Dios sacó a Israel de Egipto e hizo un pacto con ellos en el Sinaí, otro importante desarrollo diacrónico tuvo lugar en la adoración. La adoración de Israel estaba centralizada en el tabernáculo alrededor del arca del pacto, el real estrado de los pies de Dios en la tierra.

Una vez que Israel se estableció en la tierra, otro desarrollo diacrónico en la adoración tomó lugar. Dios llamó a su pueblo a transferir el arca del pacto y a adorarlo en la estructura permanente del templo en Jerusalén.

Finalmente, después de que los babilonios destruyeron el templo de Salomón en Jerusalén, el profeta Ezequiel anunció una nueva revelación con respecto a la adoración. Él predijo que después del exilio un templo aun más grande sería construido cuando el trono de David y Jerusalén fueran restaurados. No es de sorprender que durante los días de Zorobabel, los profetas Hageo y Zacarías insistieron que aquellos que regresaran a la tierra prometida después del exilio deberían de construir un nuevo templo para la adoración de Dios.

Entonces vemos una tipología consecutiva entre las varias estructuras teológicas de adoración comenzando con el jardín de Edén, y extendiéndose a los primeros altares antes de los días de Moisés, al tabernáculo de Moisés, al templo de Salomón y al templo de Zorobabel. Muchas veces en el Antiguo Testamento, Dios dirigió importantes cuestiones teológicas asociadas con personas, instituciones y eventos importantes. Y su atención repetitiva a estas cuestiones frecuentemente formó tipologías seriales.

Ahora que hemos visto cinco características importantes de las tipologías en las Escrituras, debemos ver un tercer tema: cómo identificar las tipologías en el Antiguo Testamento ¿Qué procedimientos debemos seguir mientras exploramos los desarrollos de estructuras teológicas específicas asociadas con las personas, instituciones y eventos del Antiguo Testamento?

Identificación

Responderemos esta pregunta tomando dos puntos de vista principales de las tipologías. Primero, la tipología vista como anticipación. Y segundo, la tipología vista como reflexión. Pensemos primero en la tipología como anticipación.

Cuando pensamos en la tipología como anticipación, tenemos en mente la creencia que cuando los tipos aparecen en la historia del Antiguo Testamento, fueron diseñados para apuntar hacia anti-tipos futuros. A través de la historia de la iglesia, la gran mayoría de intérpretes han tratado las tipologías bíblicas de esta manera. Desde este punto de vista, Dios soberanamente colocó personas, instituciones y eventos importantes en la historia para indicar a las personas que vivían en esos días lo que habría de venir en el futuro. Esta perspectiva tradicional ha caracterizado la mayoría de los enfoques cristianos hacia la tipología incluyendo las primeras décadas de la teología bíblica evangélica. Ahora en nuestros días, muchos teólogos bíblicos han descartado este punto de vista anticipatorio tradicional en favor de un enfoque que a menudo es llamado “intertextualidad”. La intertextualidad trata las tipologías simplemente como fenómenos literarios, la forma en la que un texto bíblico trata a otro, en lugar de tratar las tipologías como realidades históricas arregladas por Dios para indicar que había en el horizonte. Las tipologías bíblicas son reducidas a las maneras en que los últimos textos bíblicos manejan los primeros pasajes bíblicos para determinados fines teológicos.

En contraste con esta reciente tendencia, los autores del Nuevo Testamento describieron la tipología como “interactualidad”. En otras palabras, los tipos eran realidades históricas que en realidad anticiparon realidades históricas futuras como sus anti-tipos. Como recordaran en Romanos 5:14, Pablo llamó a Adán “la figura del que había de venir”. Pablo escribió acerca del Adán histórico, no sólo del texto en Génesis, como simbolización del Cristo histórico. De manera similar, en Colosenses 2:17, Pablo identificó el tipo de la ley ceremonial del Antiguo Testamento como “sombra de lo que ha de venir.” Su metáfora sugiere que las ceremonias del Antiguo Testamento resultaron de las realidades en Cristo, derramando sus sombras en realidades históricas del pasado. Siguiendo a los testigos del Nuevo Testamento, podemos afirmar que en su providencia, Dios arregló la historia de manera que las primeras personas, instituciones y eventos anticiparon o anunciaron a las personas, instituciones y eventos posteriores.

Una pregunta que usualmente surge al reafirmar este punto de vista anticipado es esta: ¿Fueron capaces las personas que vivían en el Antiguo Testamento de entender el futuro que los tipos señalaban? ¿Fueron capaces los personajes y escritores del Antiguo Testamento de saber lo que los anti-tipos eran en el futuro sólo al observar los tipos de sus días? En parte debemos responder que “sí”. En primer lugar, no podemos descartar que algunas veces Dios dio revelaciones específicas y especiales a gente que les permitió tener un conocimiento previo. Por ejemplo, quizás los profetas y otras figuras principales del Antiguo Testamento fueron capaces de ver, en cierta medida, como los tipos anticiparon los futuros anti-tipos.

En segundo lugar, algunas veces las personas que vivieron en los días de los tipos fueron capaces de anticipar los futuros anti-tipos aplicando los medios más comunes. Muy a menudo, los tipos en el Antiguo Testamento eran asociados con estructuras teológicas cuyos desarrollos futuros Dios ya había revelado. Es decir, Dios había indicado las formas en que ciertas estructuras teológicas avanzarían hacia un fin mayor. En la medida en que los primeros tipos fueron asociados con estas futuras realidades previas, estas indican que clase de futuros anti-tipos podrán esperarse.

Por ejemplo, como hemos dicho a través de esta serie, en Génesis 1:28 Dios reveló el destino final de la tierra a Adán y a Eva cuando él les mando que extendieran el paraíso del Jardín del Edén a toda la tierra multiplicándose y teniendo dominio sobre la tierra. Desde el principio, Dios reveló que Él había ordenado a su imagen a cambiar a todo el mundo en un maravilloso, santo lugar como Edén. Adán y Eva entendieron que lo maravilloso del Jardín del Edén era en sí mismo un tipo, una anticipación de lo que un día sería una realidad en todo el mundo.

En Génesis 15:18, Dios identificó los ríos limitantes de la tierra prometida de Abraham en maneras que conectó con los ríos en la tierra del Edén. Así, mientras Abraham caminó a través de su tierra prometida, el entendió que su tierra no era un fin en sí misma, sino el punto inicial de donde sus descendientes extenderían las bendiciones de Dios por toda la tierra. Por eso Pablo concluyó esto en Romanos 4:13:

Abraham y su descendencia recibieron la promesa de que él sería heredero del mundo. (Romanos 4:13 [NVI])

La tierra prometida a Abraham fue el punto inicial para la expansión de las bendiciones de Dios mediante Israel, hasta los confines de la tierra. En este sentido, al igual que el Jardín del Edén, la tierra prometida dada a los descendientes de Abraham fue también un tipo que anticipó lo que todo el mundo será algún día.

Adicionalmente a esto, los límites de la tierra prometida mencionados en Génesis 15:18 fueron los límites que el reino de David alcanzó generaciones después. David alcanzó la extensión completa de la tierra prometida a Abraham. Desde ahí los descendientes fieles de David fijaron su mirada hacia el esparcimiento de las bendiciones de Dios a otras naciones. Así en este sentido, el establecimiento del trono de David sobre esta región de la tierra también anticipó lo que un día pasaría en el mundo entero.

Escuchemos la forma en la que el Salmo 72:11 y 17 anticipa el gobierno del futuro hijo de David:

Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán… Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado. (Salmo 72:11 y 17)

Vemos entonces, que tal como Adán y Eva debían extender su alcance desde Edén hasta lo último de la tierra, tal y como a Abraham le fue dada la tierra prometida para extender las bendiciones de Dios hasta lo último de la tierra, la casa de David poseyó la tierra prometida para extender el gobierno y las bendiciones de Dios hasta lo último de la tierra.

En cada etapa, lo que Dios cumplió, anticipó lo que iba a ocurrir en el futuro. Su pueblo pudo anticipar con cierta medida, la importancia tipológica de lo que estaban experimentando en sus días y como esto apuntaba a un anti-tipo mayor en el futuro.

En muchos otros casos, las personas del Antiguo Testamento que entendían los propósitos de Dios fueron capaces de ver como ciertas personas, instituciones y eventos fueron tipos que anticipaban las cosas que vendrían. Su entendimiento era ciertamente limitado, pero ellos pudieron entender muchos aspectos de las formas en que los tipos en sus días anticipaban el futuro.

Ahora, tan cierto como es esto, también es importante darse cuenta que en muchos otros casos, el entender los tipos y anti-tipos no es tanto cuestión de anticipación, sino de reflexión. El identificar como la mayoría de los tipos se desarrollará en sus anti-tipos implica reflexión desde el punto de vista ventajoso de los tiempos postreros sobre las primeras personas, instituciones y eventos.

Consideremos esta analogía. Supongamos que tenemos una bellota en nuestra mano y queremos saber cómo se verá cuando sea un árbol maduro. Un árbol de roble completamente maduro se ve muy diferente a una bellota. Así que, aparte de tener una habilidad sobrenatural para predecir el futuro, no sería fácil saber mucho acerca de cómo una bellota en nuestra mano se vería como un árbol maduro.

En muchos aspectos, esta es la situación que los seres humanos enfrentaron en el Antiguo Testamento. Los tipos usualmente se ven tan diferentes de sus anti-tipos que el anticipar su desarrollo es casi imposible. Por ejemplo, aunque Pedro identificó el diluvio de Noé como un tipo del bautismo cristiano, ¿Quién en los días de Noé podría haber imaginado que el diluvio mundial de ese tiempo anticiparía el bautismo de las personas en Cristo? Sería casi imposible para el israelita promedio que vivía en los días de Moisés saber que la serpiente de bronce de Moisés anticipaba la crucifixión de Cristo. Los anti-tipos se ven tan diferentes de sus tipos que no puedan ser predichos sin la ayuda de una revelación sobrenatural.

Regresemos a nuestra analogía y vayamos un paso más allá. Supongamos que cortamos un pedacito de la bellota en nuestra mano y le realizamos un análisis completo de ADN. Haciendo esto, aprendemos mucho más acerca de las características fundamentales de la bellota. Aun así, el ADN no determina cada característica del árbol maduro que crecerá de la bellota. Podemos estar seguros que la bellota crecerá en un árbol de roble, y no en manzano o árbol de pera. Pero no podemos conocer muchas cosas específicas como su altura, el número de sus ramas o el tamaño de su sistema de raíces. Esas características son influenciadas por las fuerzas externas como el clima, el suministro de agua, la nutrición, la luz o la enfermedad. Estas no están determinadas totalmente por el código genético.

De la misma manera, podemos ser capaces de entender el código genético o las estructuras teológicas asociadas con personas, instituciones y eventos importantes que sirven como tipos en la historia bíblica. Este conocimiento puede proveernos con ciertas expectativas para desarrollos posteriores, pero los desarrollos entre tipo y su anti-tipo no son totalmente predecibles. Nuevas revelaciones de Dios a menudo llevan la historia en direcciones inesperadas. Aun con un entendimiento completo de la importancia teológica de un tipo, no siempre podemos predecir los detalles del anti-tipo.

En lugar de tratar de entender los tipos y anti-tipos mediante la predicción del posterior a través del anterior, debemos usualmente depender de un proceso de reflexión. Como los escritores bíblicos, tenemos que tomar ventaja de nuestra situación histórica y reflexionar en cómo las primeras personas, instituciones y eventos se desarrollaron en anti-tipos posteriores.

Regresando a nuestra analogía otra vez, si tenemos un puñado de bellotas y las plantamos con muchas otras bellotas, después de un número de años seremos capaces de comparar el análisis de ADN de cada árbol en el bosque con el análisis original de ADN de cada bellota, desde este punto ventajoso, seremos capaces de identificar que árbol viene de cada bellota.

De la misma manera, desde un punto de vista ventajoso sobre el conocimiento de las estructuras teológicas de los períodos posteriores en la historia bíblica, somos capaces de identificar los tipos mediante la comparación de sus estructuras teológicas con las estructuras teológicas asociadas con las personas, instituciones y eventos posteriores.

Como cristiano, Pablo entendió las estructuras teológicas asociadas con la obediencia a Cristo y fue capaz de ver la comparación con similares estructuras teológicas asociadas con la desobediencia de Adán. Sobre esta base, él habló de Adán como un tipo de Cristo. Pedro entendió las estructuras teológicas asociadas con el agua del bautismo cristiano y señaló las correlaciones con las estructuras teológicas asociadas con el agua del diluvio de Noé. Jesús entendió la importancia teológica de su crucifixión y puso eso lado a lado con la importancia similar de la serpiente de bronce en los días de Moisés. Así que mientras los tipos ciertamente anticipaban sus anti-tipos, normalmente podemos sólo identificar estas anticipaciones después de que sus anti-tipos han aparecido en la historia.

Una vez que hemos entendido este proceso de reflexión, podemos ver que identificar las tipologías es una parte importante para estudiar los desarrollos diacrónicos en el Antiguo Testamento. De seguro, cuando las Escrituras identifican tipologías, éstas son normativas y no debemos contradecirlas. Pero las Escrituras no trazan explícitamente los desarrollos teológicos diacrónicos exhaustivamente. Al explorar la completa gama de teología en el Antiguo Testamento, los teólogos bíblicos deben aprender la importancia teológica de personas, instituciones y eventos en las revelaciones posteriores, y entonces identificar sus anticipaciones en los primeros períodos de revelación. De esta manera, ellos pueden ver como la teología del Antiguo Testamento se desarrolló con el tiempo.

CONCLUSIÓN

En esta lección, hemos examinado los desarrollos diacrónicos en el Antiguo Testamento. Hemos ganado una orientación básica hacia los enfoques diacrónicos o de desarrollo histórico de la teología del Antiguo Testamento. Hemos visto como la teología del Antiguo Testamento progresó en épocas o etapas históricas. Y hemos explorado los desarrollos de temas específicos en la teología del Antiguo Testamento.

Muchas cosas más pueden ser dichas acerca de los desarrollos diacrónicos en el Antiguo Testamento. Pero entender lo que hemos presentado en esta lección, proporcionará un fundamento sólido para una mayor investigación en las maneras en que la teología se desarrolló desde los primeros días del Génesis hasta los últimos días del Antiguo Testamento.

Materiales de la lección

Transcripción