Conferencia

I. INTRODUCCIÓN

¿Ha observado usted cómo muchas profesiones tienen su propia manera de comunicación entre quienes trabajan en cada una de ellas? Ya seamos médicos, abogados, mecánicos, agricultores o constructores… no importa nuestra ocupación, siempre creamos formas particulares de comunicarnos, un vocabulario técnico por decirlo así para entendernos.

Esto se asemeja a cómo funciona la teología sistemática. Los teólogos sistemáticos desarrollan su teología con un vocabulario especial y crean sus propias formas para comunicarse unos con otros, con términos técnicos.

Esta es la segunda lección en nuestra serie “Construyendo una Teología Sistemática”, en la cual exploraremos cómo los teólogos protestantes construyen su teología sistemática. Hemos titulado esta lección “Términos Técnicos en la Teología Sistemática” y aquí veremos cómo es que la terminología especializada permite que los teólogos cumplan su trabajo.

Nuestra lección se dividirá en tres temas principales. Primero, recibiremos una orientación general sobre la terminología usada en teología sistemática: ¿Cuál es y qué lugar ocupa en la teología sistemática? Segundo, examinaremos la formación de los términos; es decir cómo los teólogos sistemáticos han desarrollado su forma especial de decir las cosas. Y tercero, analizaremos los valores y los peligros de la terminología sistemática, o sea la medida en que ésta puede facilitar o impedir nuestros esfuerzos al construir una teología sistemática. Iniciemos con una orientación básica acerca de los términos técnicos.

II. ORIENTACIÓN

Para observar una perspectiva más amplia, tocaremos cuatro puntos, primero definiremos qué entendemos por términos técnicos; segundo, explicaremos la relación entre términos teológicos y conceptos teológicos; tercero, nos enfocaremos en la necesidad de usar términos técnicos en teología y cuarto, describiremos el lugar que ocupan los términos técnicos en el proceso de construir la teología sistemática. Demos un vistazo primero a la definición de término técnico.

Definición

Al iniciar el estudio de la teología sistemática, nos damos cuenta, inmediatamente, que debemos aprender el lenguaje propio de la materia. Los teólogos sistemáticos usan a menudo frases y palabras fuera de lo común. E incluso cuando emplean palabras de uso diario, lo hacen de forma inusual. Esto es justamente lo que se denomina “términos técnicos teológicos”. Para nuestros fines, los definiremos como “palabras o frases con significado especializado en teología”.

En ciertos casos, los teólogos sistemáticos usan términos técnicos para distinguir una cosa de otra. Por ejemplo, la frase “Teología propia” denota el estudio de Dios en sí, enfocándose en la propia existencia de Dios, su trascendencia y cosas semejantes. A diferencia, el término “Teología” por sí solo, denota la categoría más general de cualquier tema relacionado con Dios, incluso doctrinas de la humanidad, el pecado y la salvación.

En otros casos, los términos técnicos también representan formas convenientes de abreviar temas complejos en una sola palabra o frase. Por ejemplo, el término técnico “Trinidad” es una palabra que encierra enseñanzas muy detalladas acerca de Dios. En una discusión teológica es mucho más fácil referirse a “la Trinidad”, que tomar el tiempo para elaborar explicaciones acerca de la doctrina, cada vez que nos referimos al tema. En todo caso, los términos técnicos teológicos son palabras o frases con significado especializado en teología.

Ahora que ya tenemos la idea básica de qué es un término técnico, veamos otro punto: la relación entre el término y el concepto. ¿Cuáles son las conexiones entre las palabras que usamos y las ideas o conceptos que ellas expresan? ¿Cómo se corresponden entre sí?

Términos y Conceptos

Veremos este punto desde dos ángulos: primero, las conexiones entre términos y conceptos en el lenguaje en general; y, segundo, dichas conexiones en cuanto al lenguaje de las Escrituras. Primero veamos cómo se relacionan en el lenguaje en general.

Lenguaje en General

Si preguntamos a la gente cómo se relacionan las palabras con las ideas que tienen en la mente, la mayoría probablemente dirá que cada palabra que usan tiene una idea que le corresponde. La mayoría piensa que hay una correspondencia mutua y directa entre términos y conceptos.

No es difícil ver por qué piensa así la gente. Cuando observamos a los niños aprendiendo a hablar, aprenden primero los nombres de personas, objetos y acciones simples. La madre se señala y dice “mamá”, o toma un pedazo de pan y dice “pan”. A medida que pasa el tiempo, los niños aprenden más vocabulario y lo van asociando con más ideas. Cuando los adultos aprenden un segunda idioma, a menudo siguen un proceso similar, aprendiendo el idioma palabra por palabra. En estos niveles elementales, es cierto que asociamos un solo término a un solo concepto. Pero a menudo la relación entre una palabra y una idea es mucho más compleja.

Podemos resumir estas complejidades en dos declaraciones simples. Por un lado, varios términos pueden significar un solo concepto y, por otro lado, un solo término puede significar varios conceptos. Analicemos ambos lados de este punto, empezando por el hecho de que varios términos pueden significar un solo concepto.

No es difícil ver que a menudo usamos varios términos para expresar una sola idea. Por ejemplo, yo tengo una hija que se llama Becky. Al conversar con alguien, puedo referirme a ella como Becky, mi hija, la esposa de Warren, la madre de Maggie, la madre de Lily, mi descendencia, mi única hija. En cada caso los términos varían, pero todos significarán el mismo concepto, es decir, aquella persona querida en mi vida.

Igual sucede en múltiples ocasiones en el lenguaje ordinario. Piense nada más en todas las formas con que podemos referirnos al océano. O los términos que usamos para referirnos a un país. En todos los idiomas del mundo, es frecuente el caso de que muchos términos expresen el mismo concepto.

Por el otro lado, también es cierto que un solo término puede significar varios conceptos.

Para ver esto, solamente mire un diccionario en su propio idioma. En muchas ocasiones podemos notar que un solo término tiene varias definiciones, las cuales señalan sus diversos conceptos.

Tomemos un ejemplo de uso diario. Consideremos la palabra “bar” en inglés. Esta palabra en ese lenguaje puede significar muchas cosas. Puede ser una vara, una forma geométrica, una prohibición, un cuerpo de abogados, un mostrador donde se sirve comidas o bebidas y varios significados más. Dependiendo de su uso, ésta, al igual que muchas otras palabras, pueden expresar diferentes conceptos.

Así pues, se ve que en el lenguaje en general, no existe una correspondencia mutua entre un solo término y un solo concepto. Más bien, varios términos pueden referirse a un concepto y un término puede tener varios conceptos.

Ya que hemos visto la complejidad de las relaciones entre conceptos y términos en el lenguaje en general, veamos la manera en que se relacionan dentro del lenguaje de las Escrituras. ¿Cómo se relacionan las palabras y conceptos entre sí cuando se trata de la Biblia? ¿Es diferente la situación? ¿O es la misma?

Lenguaje de las Escrituras

La verdad es que la mayor parte de la Biblia ha sido escrita en lenguaje ordinario. Así que, al igual que varios términos pueden significar el mismo concepto en el lenguaje normal, varios términos también pueden significar el mismo concepto en el lenguaje bíblico. Y, tal como un solo término puede significar varios conceptos en el lenguaje común, igualmente puede significar varios conceptos en la Biblia.

Veamos primero el hecho de que en las Escrituras, varios términos pueden significar un solo concepto.

Una manera de ver este uso del lenguaje es observando todos los términos bíblicos usados para definir el concepto de vida cristiana.

Considere por un momento las muchas maneras que un solo escritor, el Apóstol Pablo, se refirió a la vida cristiana. La llamó “santificación” en 1 de Tesalonicenses capítulo 4 versículo 3. Habló de ella como “fidelidad” en 1 de Corintios capítulo 4 versículo 17. También se refirió a la vida cristiana como “obediencia” en Romanos capítulo 16 versículo 19. Se refirió a ella con la frase “caminando en el Espíritu” en Gálatas capítulo 5 versículo 25. Y la describió como “conforme a Cristo” en Romanos capítulo 8 versículo 29, así como “transformación” en 2 de Corintios capítulo 3 versículo 18. En todas esas ocasiones, Pablo estaba hablando esencialmente de la misma idea: lo que podríamos llamar la “vida cristiana”. Hay muchos otros conceptos en las Escrituras referidos de múltiples maneras.

Por ejemplo, pensemos en todos los nombres dados a Jesús en las Sagradas Escrituras. Aparte de ser simplemente llamado “Jesús” o “Jesús de Nazaret”, es comúnmente llamado Cristo o Kristos en griego, el cual viene a ser una traducción del término hebreo meshiach, que significa el “Ungido”. Usualmente también se le llama “Señor”, como en Hechos capítulo 1 versículo 21, y “Salvador” como en 2 de Pedro capítulo 1 versículo 11. Además, la Biblia lo llama “Dios” en Tito capítulo 2 versículo 13, “el Verbo” en Juan capítulo 1 versículo 1, “el postrer Adán” en 1 de Corintios capítulo 15 versículo 45. “El Hijo de Dios” en Lucas capítulo 1 versículo 35. “Hijo de David” en Mateo capítulo 21 versículo 9, “el Rey” en Lucas capítulo 19 versículo 28, “el Primogénito de toda la Creación” en Colosenses capítulo 1 versículo 15 y “el Mediador” en 1 de Timoteo capítulo 2 versículo 15. Desde luego que estos términos tienen ligeras variaciones, pero todos los términos definen a la misma persona, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad.

Así vemos que, como sucede en el lenguaje ordinario, las Escrituras usan a menudo varias palabras para referirse a un solo concepto.

Por otro lado, las Escrituras también usan un solo término para referirse a muchos conceptos. A veces se trata de palabras ordinarias y conceptos de poca importancia en la teología sistemática. Pero, muy a menudo las Escrituras usan un solo término para referirse a una variedad de conceptos aun cuando éstos sean muy importantes en teología.

Consideremos dos términos en la Escritura que juegan un papel esencial en la teología sistemática. Primero, veremos el término “justificación” y, en segundo lugar el término “santificación”.

Empecemos tomando la familia de palabras relacionadas con el verbo griego del Nuevo Testamento dikaioo: el cual usualmente traducimos como “justificar”, “justificado” y “justificación”. El Nuevo Testamento dice muchas cosas sobre la justificación, pero para nuestro fin solo estudiaremos dos versículos.

Primero, en Romanos capítulo 3 versículo 28, Pablo escribió estas palabras:

Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe y no por las obras que la ley exige (Romanos 3:28 [NVI]).

La palabra “justificados” deriva de dikaioo. Aquí y en muchos otros pasajes, Pablo habló de “dikaioo” como de algo que ocurre “por fe” solamente, enteramente aparte del mérito humano.

En este sentido, la justificación es la declaración de justicia que toma lugar cuando un cristiano por primera vez cree en Cristo, cuya justicia le es acreditada.

Un segundo uso del término dikaioo aparece en Santiago capítulo 2 versículo 24, donde se lee:

Como pueden ver, a una persona se le declara justa por las obras, y no sólo por la fe. (Santiago 2:24 [NVI]).

Aquí, Santiago usa dikaioo, que se traduce como “justa” de manera muy diferente de cuando Pablo lo usó en Romanos capítulo 3 versículo 28. Pablo manifestó que la justificación es “por fe” solamente, sin embargo Santiago dijo que la justificación es “por las obras y no sólo por la fe”.

Resulta muy interesante ver cómo tanto Santiago como Pablo recurren al mismo ejemplo de Abraham para probar sus puntos. Cuando miramos la discusión de Pablo acerca de Abraham en Romanos capítulo 4 versículos 1 al 5, vemos claramente que se refería a los eventos de Génesis capítulo 15, cuando Abraham creyó a Dios y esto le fue contado por justicia. Se trata de la justificación inicial de Abraham: Dios lo declara justo por medio su fe solamente.

Sin embargo, Santiago se refería a los eventos de Génesis capítulo 22, los cuales ocurrieron unos 30 años después de los de Génesis capítulo 15. En Génesis capítulo 22, Dios probó a Abraham con el fin de comprobar su fe, mandándole sacrificar a su hijo Isaac en el monte Moria. Santiago capítulo 2 versículo 23 dice que de esta manera la fe previa de Abraham “se cumplió”.

En este caso, Santiago no se refería a la declaración inicial de que Abraham es “justo”, sino acerca de la “prueba” o “vindicación” de su justicia.

Entonces está claro que los autores del Nuevo Testamento emplearon el término griego dikaioo en por lo menos dos formas distintas.

Ahora, lo que hemos visto acerca del término justificación no es inusual. Consideremos, por ejemplo, la familia de palabras relacionadas con el verbo griego hagiazo, a menudo traducido “santificar”, “santificación”, “santo” e incluso “sagrado”. Este término también significa varios conceptos diferentes en el Nuevo Testamento. A manera de ilustración, veremos tres conceptos diferentes a los que se refiere con este solo término, el Apóstol Pablo.

Primero, en 1 de Corintios capítulo 6 versículo 11, leemos estas palabras:

Ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11)

En este pasaje, Pablo ha usado el término “santificados” o hagiazo para referirse a lo que Dios hace cuando una persona viene a Cristo por primera vez, por medio de lo cual dicha persona es hecha aceptable ante Dios y separada del pecado. A veces esto es llamado santificación definitiva. Podemos ver que esto es lo que quiere decir con los otros términos que emplea en el contexto inmediato. Habló de los corintios que habían sido “lavados” y limpios de pecado, “santificados” o sagrados y aceptables ante Dios y “justificados” o declarados justos por la fe.

Aquí, “santificados” se refiere a la santificación inicial que reciben los nuevos creyentes en la justificación con la cual son hechos justos y definitivamente unidos a Cristo.

Segundo, otro uso del término “santificado” (o hagiazo) aparece en 1 de Tesalonicenses capítulo 4 versículo 3. Allí Pablo escribió estas palabras:

La voluntad de Dios es que sean santificados, que se aparten de la inmoralidad sexual. (1 Tesalonicenses 4:3)

En este pasaje, Pablo se refiere a algo que los creyentes deben perseguir. A veces esto es llamado santidad progresiva. Pablo explicó lo que significa ser santificado, asociándolo con el evitar la inmoralidad sexual.

Aquí hagiazo se refiere al proceso continuo del creyente al tratar de evitar el pecado a lo largo de la vida.

En un tercer pasaje, Pablo empleó el término hagiazo aun de otro modo. Escuchen lo que escribió en 1 de Corintios capítulo 7 versículo 14:

Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos. (1 Corintios 7:14)

En este pasaje, Pablo usó la familia de palabras asociada con hagiazo tres veces, al describir familias con esposos creyentes y no creyentes. Primero, dijo que el esposo no creyente es santificado, hagiazo por su esposa creyente. Segundo, dijo que igual sucede con la esposa no creyente. Y tercero, usó la forma adjetiva de la palabra para recordar a los corintios que los hijos de estas familias son “santos” hagios o santificados.

Ahora, Pablo no quiso decir que Dios separa del pecado a estos no creyentes para hacerlos aceptables a Él. Ni tampoco quiso decir que los hijos de los creyentes son salvos. Ni siquiera quiso decir que todos van en busca de una vida santa como cristianos. Del resto de los escritos de Pablo, se desprende claramente que para ser salvos se requiere la fe salvadora. A lo que se refería el apóstol es a lo que podemos llamar santidad sin salvación, es decir el concepto de que los no creyentes e hijos de familia con al menos uno de los padres creyente son santificados en el sentido de ser separados del resto del mundo, por la presencia de dicho creyente.

Entonces vemos que Pablo usó el término bíblico hagiazo para referirse a la experiencia inicial de un verdadero creyente, al proceso continuo de búsqueda de santidad y a la separación de ciertos no creyentes aun cuando no posean la fe salvadora.

Ahora lo que hemos visto sobre el término justificación y santificación también sucede con muchas otras palabras bíblicas. Al igual que el lenguaje ordinario, un solo término también puede significar varios conceptos en la Escritura.

Estas complejas relaciones entre términos y conceptos en la Escritura nos llevan a nuestro tercer punto, la necesidad de términos y frases técnicas en la teología sistemática.

Necesidad

Cuando estudiantes se encuentran por primera vez con la teología sistemática, a menudo se sienten perplejos por una lista interminable de términos que se deben aprender. Muchas veces me han hecho preguntas como “¿Por qué no podemos decir las cosas como las dice la Biblia?”.

En un nivel los términos técnicos no son necesarios. Sería factible estudiar, aprender y enseñar teología aun sin ellos. Pero, en otro nivel, la terminología es necesaria para crear un sistema teológico coherente que abarque toda la Escritura. Debido a que las conexiones entre términos bíblicos y conceptos son tan numerosas, los teólogos sistemáticos han desarrollado un vocabulario especial que es a veces artificial, pero que facilita y aclara la comunicación.

Ayuda ver esta necesidad de claridad a ambos lados de la ecuación: primero, veremos la confusión causada al usar varios términos para referirse a un solo concepto; y segundo veremos los tipos de confusión que ocurren cuando un solo término bíblico define varios conceptos. Primero veamos la necesidad de términos técnicos cuando varios términos bíblicos se refieren a un solo concepto.

Varios Términos – Un Concepto

Como hemos visto, los escritores bíblicos a menudo usan el mismo concepto básico con diferentes expresiones. Usualmente, este hecho impide que los teólogos sistemáticos alcancen el nivel de claridad que desean. Por eso forman un término técnico que clarifica lo que expresan. Para ilustrar cómo funciona esto, veamos la forma en que la Biblia habla sobre el concepto de la iglesia.

La enseñanza bíblica acerca de la doctrina de la iglesia es comúnmente llamada “eclesiología”. Este término técnico se deriva de ekklesia, que es la palabra griega para “iglesia”. Imaginen a un grupo de teólogos que ha llegado para dar una charla en una sociedad teológica sobre cualquier tema. Uno podría comenzar diciendo: “Hoy voy a hablar sobre la doctrina del ‘Israel de Dios’”. Otro bien podría iniciar: “Hoy discutiremos la doctrina del ‘templo de Dios’”. Otro podría comenzar así: “Voy a referirme al ‘cuerpo de Cristo’”.

Por supuesto que no sería inmediatamente obvio de qué tema están intentando hablar. Después de todo, en la Biblia, las frases “Israel de Dios”, “templo de Dios” y “cuerpo de Cristo”, pueden referirse a otras cosas aparte del concepto de iglesia. “Israel de Dios” puede tener que ver con la nación israelita. “Templo de Dios” puede referirse al templo del Antiguo Testamento. El “cuerpo de Cristo” podría referirse al cuerpo físico de Jesús. ¿Quién sabe?

Ahora bien, no habría nada de malo en hablar de la iglesia de todas estas formas. El Nuevo Testamento se refiere al concepto de la iglesia con ésta y muchas otras formas. Sin embargo, no resulta difícil imaginar el tipo de confusión causado por declaraciones así. No se podría asegurar si estos teólogos planearon hablar del mismo tópico o de diferentes. Para evitar este tipo de confusiones, los teólogos sistemáticos normalmente adoptan el término “eclesiología”, como el término técnico a usarse en discusiones acerca de la enseñanza bíblica sobre la iglesia.

De hecho, la confusión se da ya que varios términos bíblicos se refieren a un mismo concepto. Pero se puede eliminar esta confusión con el uso técnico de términos con que los teólogos aclaran sus significados.

Los teólogos sistemáticos también formulan términos técnicos para evitar confusiones cuando una sola palabra o frase bíblica se refiere a varios conceptos.

Un Término – Varios Conceptos

Con el fin de comunicarse claramente, los teólogos sistemáticos desarrollan definiciones específicas para sus términos técnicos.

Tomemos por ejemplo, las formas en que usamos los términos “justificación” y “santificación” en teología sistemática.

En la Era de la Reforma, los protestantes desarrollaron una forma de describir el ordo salutis (es decir, el orden en que se aplica la salvación a cada individuo), que contrastaba con la teología católica romana. En vocabulario técnico protestante, la justificación es la declaración de justicia inicial cuando Dios acredita la justicia de Cristo al individuo. La justificación es monergista o unilateral, es decir que es trabajo exclusivo de Dios y no depende del ser humano. La santificación, sin embargo, es definida en el ordo salutis protestante como un proceso continuo de búsqueda de santidad, que sigue a la justificación. La santificación, en este sentido, no es monergista, sino sinergista, es decir, involucra no solamente a Dios, sino también la voluntad humana. Estas distinciones son muy importantes para la teología protestante.

Pero imaginen a los teólogos explicando la doctrina de la santificación, usando libremente los términos “justificación” y “santificación” en todas las formas que hemos visto aparecer en el Nuevo Testamento.

Se podría esperar que los teólogos dijeran, primero “La santificación se da después de la justificación”. Esta declaración se ajusta al orden de salvación protestante. Pero aquellos teólogos que no se preocupan de mantener el vocabulario técnico del Protestantismo, podrían también decir, segundo “La santificación ocurre simultáneamente con la justificación”, con base en lo que dice el Nuevo Testamento en cuanto a la santidad inicial que se da a la persona al ser ésta justificada. Igualmente, teólogos que no están preocupados con este vocabulario técnico, podrían bien decir, tercero “La santificación ocurre sin necesidad de justificación”. Esto lo podrían decir basados en lo que el Nuevo Testamento dice acerca de la santificación de hijos y esposos no creyentes de cristianos.

Todas estas declaraciones son bíblicas, en el sentido que usan las palabras en formas bíblicas. Y no resulta difícil ver cuán confusas pueden ser las mismas. Si tuviéramos que escuchar a un teólogo decir todas estas declaraciones, una después de la otra sin explicaciones, de seguro tendríamos muchas preguntas. ¿Cuál es la proposición verdadera? No todas pueden ser verdad. A primera vista, pensaríamos que estas proposiciones se contradicen entre sí.

Más adelante en esta lección, veremos con mayor detalle cómo los teólogos manejan este tipo de problema. Por el momento, bastará decir que los teólogos sistemáticos tratan de evitar este tipo de confusión, creando un vocabulario especializado o técnico. A medida que discuten temas como la justificación y la santificación, van definiendo estos términos en formas limitadas que restringen las formulaciones teológicas que realizan.

Ya que hemos visto la necesidad de términos técnicos en la sistemática, dirijamos nuestra atención al lugar que estos términos técnicos tienen en la teología sistemática. Veremos cómo los términos técnicos son los cimientos de la teología sistemática.

Lugar

En la lección previa, vimos que la teología sistemática protestante sigue los patrones de la teología escolástica medieval, la cual se benefició grandemente de la lógica aristotélica. En este aspecto, la teología sistemática sigue cuatro pasos importantes: primero, desarrolla definiciones exactas para sus términos. Segundo, usa estos términos para formular proposiciones. Tercero, usa estas proposiciones en silogismos para crear declaraciones doctrinales. Y, cuarto, ordena sus argumentos lógicos en un sistema racional de doctrina. Aun cuando nadie sigue un proceso estrictamente lineal al construir teología, este esquema es una ayuda al resumir la estrategia usada para construir la teología sistemática.

Tomemos un ejemplo para ilustrar lo que queremos decir. Supongamos que algunos teólogos sistemáticos desean discutir el tema de la muerte de Cristo. Primero, crearían terminología del vocabulario tradicional cristiano. En cuyo caso, un número de expresiones especiales subirían al escenario principal, tales como: “soteriología” (la enseñanza de la salvación), historia salutis (los logros de Dios en cuanto a salvación a través de la historia), “expiación substitutoria” (la idea de que Cristo murió como el substituto sobre el cual Dios derramó toda su ira), y “ordo salutis” (el orden en el cual el individuo recibe la salvación en su vida). También emplearían términos como “fe salvadora”, “arrepentimiento”, “perdón”, y desde luego “Cristo”.

Segundo, de una u otra manera, los teólogos sistemáticos incorporarían estos términos a proposiciones que expresen elementos de lo que las Escrituras enseñan acerca de la muerte de Cristo. Por ejemplo, dirían o pensarían cosas como éstas: “La soteriología se divide en dos subtópicos de gran importancia: ordo salutis e historia salutis” “La muerte de Cristo fue una expiación substitutoria a favor de los creyentes”. “La expiación substitutoria de Cristo es la única esperanza de perdón y vida eterna que tiene la persona”. “La fe salvadora y el arrepentimiento son aspectos esenciales del ordo salutis”. Estas y muchas otras proposiciones expresarían puntos relevantes en una discusión teológica sobre la muerte de Cristo.

En un tercer nivel, los sistemáticos desarrollarían una declaración doctrinal de sus términos técnicos y proposiciones, a medida que hicieran conexiones lógicas entre hechos específicos. Por ejemplo, dirían o escribirían un resumen así:

El significado soteriológico de la muerte de Cristo debe ser visto a la luz de la historia salutis y el ordo salutis. Por el un lado, la historia salutis o historia de la salvación llegó a su clímax en la muerte de Cristo. Su muerte fue una expiación substitutoria que aseguró el perdón eterno de pecados. Por otro lado, no hay individuos que sean realmente perdonados y salvos hasta que los beneficios de la expiación de Cristo se les apliquen en el ordo salutis. Cuando los individuos ejercitan la fe salvadora al arrepentirse de su pecado y confían en Cristo para su perdón, entonces es cuando reciben vida eterna.

Finalmente, estos términos técnicos, proposiciones y declaraciones doctrinales acerca de la expiación de Cristo darían una perspectiva más amplia a los teólogos sistemáticos, al conectar su discusión sobre la muerte substitutoria de Cristo con el patrón a gran escala de la teología sistemática, al buscar contestar preguntas como éstas. ¿Cómo encaja la muerte de Cristo dentro de un cuadro más amplio de soteriología? ¿Cómo se relaciona la soteriología con otras doctrinas como la teología propia, la antropología, la eclesiología y la escatología?

Esta forma de ver el proceso de construcción de una teología sistemática es algo artificial. En realidad, todos estos pasos son altamente interdependientes y forman redes de reciprocidades múltiples. Cuando los teólogos realmente construyen la teología sistemática, realizan los cuatro pasos al mismo tiempo. Pero aparte del orden que siguen los teólogos en la realidad, sigue siendo el caso de que los términos técnicos constituyen los cimientos de la teología sistemática.

Ya que establecimos la orientación general hacia los términos técnicos en la teología sistemática, debemos ver nuestro segundo tema principal de esta lección: la formación de términos técnicos. ¿Cómo se crean las expresiones especializadas que usan los teólogos sistemáticos?

III. FORMACIÓN

Aún recuerdo a un seminarista que me buscó después de clases muy desconcertado y me dijo:¿De dónde saca todas estas palabras tan raras? Lo miré y le contesté: La mayoría de las palabras que uso no son mías, las he sacado de los teólogos sistemáticos. Nuevamente me miró y preguntó:¿de dónde sacaron las palabras ellos?

Era obvio que la terminología técnica que usamos en el seminario había colmado la paciencia de esta persona, y decidió hacer una muy buena pregunta. ¿De dónde proviene todo este vocabulario especializado que se usa en la teología sistemática?

En realidad, los términos técnicos de la teología sistemática se forman de muchas maneras. Para explicar algunas de las más importantes maneras en que se desarrollaron los términos, nos enfocaremos en dos direcciones. Primero, veremos que muchos términos de la teología sistemática provienen de la Biblia. Y segundo, veremos que otros provienen de recursos extra-bíblicos. Primero veamos algunas maneras en que los teólogos sistemáticos obtienen sus términos de la Biblia.

Términos Bíblicos

La mayoría de los cristianos se sienten mucho más cómodos cuando los teólogos usan expresiones bíblicas en su teología. Nosotros queremos que nuestra teología sistemática sea fiel a la enseñanza de las Escrituras. Por eso nos agrada mucho más cuando los teólogos suenan como la Biblia. Incluso así, debemos darnos cuenta que usar terminología bíblica como vocabulario técnico no es tan sencillo como parece.

Los teólogos sistemáticos en realidad forman términos técnicos que provienen de las Escrituras, de por lo menos tres maneras: Primero, al enfatizar un término bíblico sobre otros términos que se refieren al mismo concepto. Segundo, al enfatizar uno de los significados de un término bíblico sobre los otros. Y tercero, creando nuevos significados para términos bíblicos que no aparecen en las Escrituras. Será útil examinar estas tres formaciones a fondo. Empecemos observando cómo los teólogos sistemáticos enfatizan un término bíblico sobre otro.

Enfatizar un Término

Como hemos visto, los escritores bíblicos a menudo usan más de una expresión para referirse a la misma idea. Para traer claridad a sus discusiones, los teólogos sistemáticos frecuentemente escogen una de las muchas formas que se refieren a un concepto en la Escritura, como el término técnico, y lo usan de manera exclusiva.

Para ilustrar lo que queremos decir, veremos el ejemplo de la doctrina de la regeneración. En la teología sistemática, se usa el término regeneración para nombrar el acto de Dios por el cual se otorga nueva vida espiritual a una persona. Se refiere a la primera transición o cambio que toma lugar a medida que la persona sale del pecado y muerte hacia una nueva vida en Cristo.

Muchos términos en la Escritura se refieren a este concepto. El término “regeneración” es una traducción del griego palingenesia, que se menciona solamente dos veces en el Nuevo Testamento, una en Mateo capítulo 9 versículo 28 y otra en Tito capítulo 3 versículo 5. Su mención en Tito es la única ocasión en que se usa la palabra “regeneración” con el significado del inicio de la vida nueva en Cristo. Pero este mismo concepto es también descrito por otros términos. Por ejemplo, en Juan capítulo 3 versículo 3, se encuentra la frase griega gennao anothen, que se traduce como “nacido de nuevo” o “nacido de arriba”. Y, en 1 de Pedro capítulo 1 versículo 3, encontramos la palabra anagennao, generalmente traducida “nacido de nuevo”. En Santiago capítulo 1 versículo 18, la palabra es apakueo, que sencillamente significa “hacer nacer” o “sacar”. Y Efesios capítulo 2 versículo 10 usa el término ktizo, que significa “crear”. En Gálatas capítulo 6 versículo 15, el concepto de regeneración se menciona con el término kaine ktisis o “nueva creación” y en Efesios capítulo 4 versículo 24, kainos anthropos o “nuevo hombre”.

Aunque algunos términos se refieren al mismo concepto, los teólogos sistemáticos tienden a referirse a todos bajo la rubro de “regeneración”. Un solo término bíblico para este concepto se escoge de los demás, para establecer sencillez y claridad.

Además de escoger un término en vez de otros, los teólogos sistemáticos también crean términos técnicos enfatizando un significado del término bíblico sobre los otros.

Enfatizar un Significado

Como hemos visto, los escritores de la Biblia a menudo usan el mismo término para referirse a muchas cosas diferentes. Una de las formas en que los teólogos sistemáticos tratan de evitar la confusión que esto puede causar, es enfatizando un significado bíblico de un término sobre sus otros significados.

Todo teólogo sistemático confiable conoce que el término dikaioo, generalmente traducido “justificar” o “justificación” es usado de diferentes maneras en el Nuevo Testamento. Como lo vimos antes en esta lección, se refiere por lo menos a dos conceptos distintos. En Romanos capítulo 3 versículo 28 se refiere a una declaración inicial de justicia por la fe sola, pero en Santiago capítulo 2 versículo 24 se refiere a la prueba o vindicación de la fe por obras.

Imaginen lo que podría suceder si los teólogos sistemáticos usaran regularmente el término justificación en ambas formas. Si se les preguntara “¿Cómo es justificada una persona?’ Uno diría: “Una persona es justificada por fe solamente y no por obras”. Pero otro diría: “Una persona es justificada por obras y no sólo por la fe”. Este tipo de conversación teológica pronto se volvería muy confusa.

Una forma que los teólogos sistemáticos tienen para evitar este tipo de confusión es dar al término “justificación” un carácter técnico teológico, enfatizando uno de los significados bíblicos del término dikaioo sobre otros. En respuesta a la falsa doctrina de la Iglesia Católica Romana, los protestantes han enfatizado el significado de justificación como “declaración de justicia”. Esta justificación toma lugar por gracia solamente, por medio de la fe y aparte de las obras. Entonces, cuando los protestantes tradicionales han usado el término “justificación” sin ninguna otra calificación, es a esto a lo que se han referido.

Así vemos que los teólogos sistemáticos superan la confusión que nace de los diversos significados que se usan en la Biblia. Esta preferencia da a la expresión la calidad de término técnico teológico.

Además de enfatizar un término o un significado, los teólogos sistemáticos también forman su vocabulario técnico del lenguaje bíblico, dando nuevos significados a los términos bíblicos. Es decir, que usan palabras bíblicas en maneras nunca usadas en la Biblia.

Creando Nuevos Significados

Un ejemplo muy conocido de la creación de significados nuevos para términos de la Biblia es la expresión técnica teológica “Pacto de Gracia”. Esta frase es usada en la teología tradicional protestante para describir la relación de Dios con su pueblo, no sólo en el Nuevo Testamento, sino a través de toda la historia de la Biblia, desde el tiempo de la caída en pecado hasta el regreso de Cristo en gloria. Es un concepto que abarca todos los pactos divinos después de la caída en pecado, o sea los pactos con Noé, Abraham, Moisés, David y Cristo.

Escuchen la forma en que la Confesión de Fe de Westminster describe el Pacto de Gracia en su capítulo 7, sección 3:

El hombre, por su caída, se hizo incapaz para la vida que tenía mediante el Pacto de las Obras, por lo que agradó a Dios hacer un segundo pacto, llamado comúnmente el Pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y salvación por Cristo Jesús.

Noten que la confesión no sugiere que la terminología de Pacto de Gracia, aparezca en la Biblia. Pero, resulta obvio que las palabras “pacto” y “gracia” sí son términos bíblicos, pero no aparecen en las Escrituras combinados entre sí con este significado técnico. Como resultado, la confesión dice que el convenio del pacto es comúnmente llamado el Pacto de Gracia. La relación entre Dios Padre e Hijo que se revela a través de toda la historia de la Biblia es comúnmente llamada así por los teólogos, pero no por la Biblia. Los teólogos sistemáticos han creado esta terminología técnica usando expresiones bíblicas en nuevas formas. En Efecto, el concepto expresado por el término Pacto de Gracia es un concepto bíblico. Existe unidad en toda la actividad salvadora de Dios en la Biblia y esa unidad es dada por medio de pactos y de gracia. Pero ya que las escrituras no tienen un término para este gran concepto, entonces los teólogos sistemáticos construyen este término técnico para expresarlo.

Entonces, vemos que los teólogos forman terminología técnica usando lenguaje bíblico en por lo menos tres maneras. Enfatizando un término bíblico para un concepto sobre otros términos; enfatizando un significado del término sobre otros significados; y dando un significado nuevo al término basado en la Biblia. Por estos medios, los teólogos sistemáticos buscan asegurar la claridad de sus discusiones sobre la fe cristiana.

Ahora que hemos visto cómo los teólogos sistemáticos van formando sus términos técnicos usando el lenguaje bíblico, debemos ver la segunda de estas maneras importantes en que formamos estos términos especiales. Los teólogos sistemáticos también derivan su terminología de otros recursos fuera de las Escrituras.

Términos Extra-Bíblicos

Debemos siempre recordar que, los teólogos cristianos han tenido que aprender a comunicar las enseñanzas cristianas en varias culturas donde Dios los haya ubicado. Esta es la razón por la cual los teólogos patrísticos a menudo se expresaban en términos neo-platónicos, y por la que los teólogos escolásticos generalmente lo hacían con terminología aristotélica. Los teólogos sistemáticos protestantes también han continuado en obediencia al mandato de Cristo, usando términos extra-bíblicos, usando a la vez terminología de periodos previos o prestando términos de sus culturas contemporáneas.

Hay muchas formas en que términos extra-bíblicos aparecen en la teología sistemática, pero nos servirá de ayuda pensar de tres maneras principales. Primero, los teólogos sistemáticos adoptan terminología común que les esté disponible. Segundo, atribuyen nuevos significados a términos filosóficos y religiosos extra-bíblicos. Tercero, a menudo combinan terminología extra-bíblica con expresiones bíblicas. Consideremos primero cómo ellos usan formas extra-bíblicas que adoptan de su terminología común.

Terminología Común

Tal vez la manera más sencilla en que los teólogos sistemáticos obtienen términos de la terminología extra-bíblica al explicar las enseñanzas de la Escritura, es adoptando vocabulario común de sus culturas. Pues bien, en el periodo patrístico, esta base de palabras y frases provenían del lenguaje griego, lengua primaria de los académicos cristianos en el mundo mediterráneo de la época. En el periodo medieval, la lengua primaria de los académicos cristianos era el latín. En la era moderna, los cristianos han empleado terminología de los idiomas de las diferentes culturas en las que han incursionado significativamente.

Uno de los ejemplos más importantes del uso de terminología común extra-bíblica es el término “Trinidad”. La palabra Trinidad primero apareció por el año 180 DC. cuando Teófilo de Antioquia usó el término griego trias para describir este atributo de Dios. Este término fue más tarde traducido al latín como trinitas, para significar la tríada. Pues bien, el término trinidad nunca aparece en la Biblia. Ni fue tampoco una expresión filosófica o religiosa. Simplemente fue un término derivado del término común “tres”. Eventualmente, este término extra-bíblico vino a ser el rubro bajo el cual los teólogos expresaban el hecho de que las Escrituras a veces hablan de Dios como tres, y otras veces como uno.

Tal como los obispos del primer concilio de Constantinopla lo pusieron en el año 381 DC:

Hay una sola Divinidad, Poder y Substancia del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. La dignidad siendo igual, y la majestad siendo igual en tres hipóstasis perfectas, en otras palabras tres personas perfectas.

En el pasado y el presente, la iglesia ha enfrentado un número de enseñanzas falsas acerca de las relaciones del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Puesto en lenguaje sencillo, algunos grupos han tendido a realzar la unidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo, mientras otros han realzado su distinción.

Con el fin de reflejar la enseñanza completa de la Escritura sobre la unidad y la diversidad de la Divinidad, los cristianos ortodoxos usan la expresión extra-bíblica Trinidad, como un término técnico que significa que Dios es “tres personas perfectas” pero “uno solo en poder y esencia”. Este término extra-bíblico ayuda a clarificar estos temas. Dios es la Trinidad.

Terminología Filosófica

En segundo lugar, los teólogos sistemáticos también crean nuevos significados con terminología extra-bíblica usada en discusiones filosóficas y religiones no-cristianas. Ellos adoptan dichos términos y modifican su significado para que se conformen a la enseñanza cristiana y la expliquen.

Cuando los cristianos evangélicos observan que muchos términos de teología sistemática provienen de fuentes religiosas o filosóficas extra-bíblicas, objetan su uso. Es común temer que los teólogos se extravíen al usar vocabulario aparte del que se encuentra en la Biblia. De hecho, debemos siempre estar en guardia ante la invasión de ideas falsas no cristianas dentro de la teología cristiana. Pero, a la vez, siempre que los sistemáticos mantengan las Escrituras como juez supremo, las expresiones extra-bíblicas, sean religiosas o filosóficas pueden servir de gran ayuda.

Un ejemplo de un personaje bíblico que hace lo mencionado, aparece en Hechos capítulo 17. Se trata del muy conocido pasaje cuando Pablo se dirige a una multitud en el Areópago de Atenas. En un punto de su discurso, Pablo citó positivamente a tres poetas griegos. Escuchen lo que dijo en Hechos capítulo 17 versículos 28 y 29:

Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes”. Por tanto, siendo descendientes de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea como el oro, la plata o la piedra: escultura hecha como resultado del ingenio y de la destreza del ser humano.

(Hechos 17:28-29)

La expresión “De él somos descendientes” fue previamente usada por dos poetas griegos en diferentes épocas: Cleanto y Arato. Sin embargo, Pablo adoptó confiadamente estas dos expresiones paganas como suyas propias, diciendo en el versículo 29: “Por lo tanto, siendo descendientes de Dios…” Pues bien, Cleanto y Arato se referían realmente a Zeus, el principal dios del panteón griego, no el Dios de la Biblia. Pero Pablo dio a esta terminología de poetas griegos un significado distintivo cristiano, insistiendo que fue el Dios de la Biblia, y no Zeus, quien creó la humanidad.

Siguiendo el ejemplo de Pablo, los teólogos sistemáticos pueden también adoptar terminología filosófica y religiosa no-cristiana en ocasiones, siempre que la redefinan en relación con los conceptos bíblicos.

Una ocasión digna de mencionar en que esto sucedió fue con la doctrina de Cristo o “Cristología”. Escuchen la respuesta de la iglesia acerca de la controversia sobre Cristo en el concilio de Calcedonia en el año 451 DC. Allí leemos que Cristo es:

Verdaderamente Dios y verdaderamente hombre… reconocido en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación; la distinción de naturalezas no es de ninguna manera anulada por la unión, sino más bien las características de cada naturaleza se preserva y se junta para formar una persona y substancia, no como partida o separada en dos personas.

Esta declaración describe a Cristo en palabras que son diferentes a la terminología bíblica. El concilio, tomando de fuentes extra-bíblicas, habló de las naturalezas de Cristo. El concilio además manifestó que las naturalezas de Cristo son distintas, “sin confusión”, que no se alteran una a la otra, “sin cambio”, “pero que están sin embargo inseparablemente unidas en la persona de Cristo”, “sin división, sin separación”. De hecho, aun la palabra “persona” como se usa en este contexto, fue probablemente prestada de algún vocabulario de tipo legal de la época según el cual, “persona” venía a ser el término legal para la identidad individual.

Este lenguaje técnico no proviene de la Escritura, pero es fiel a ella, fue necesario, con el fin de comunicar, con precisión, las doctrinas de la iglesia acerca de Cristo.

En tercer lugar, los teólogos sistemáticos también combinan palabras bíblicas y extra-bíblicas con el fin de formar su vocabulario técnico teológico.

Terminología Combinada

Este tipo de combinación ocurre en muchas formas diferentes, algunas más llamativas que otras. Un ejemplo muy claro se encuentra en la doctrina de la santificación. Como hemos visto en esta lección, el término santificación se usa en una variedad de formas en el Nuevo Testamento. Estos usos del término han ocasionado que se puede combinar el término bíblico “santificación” con otros adjetivos que no son de la Biblia. En primer lugar, hemos visto que en 1 de Corintios capítulo 6 versículo 11, el verbo hagiazo significa el cambio que viene a la persona cuando ella cree por primera vez en Cristo. En segundo lugar, hemos visto que en 1 de Tesalonicenses capítulo 4 versículo 3 se usa el verbo hagiazo para significar el crecimiento continuo en santidad que han de experimentar los cristianos en su vida diaria.

Los teólogos sistemáticos han traído claridad a la doctrina de la santificación, hablando de varios tipos de santificación. Hablan de la santificación que ocurre cuando la persona por primera vez cree como “santificación definitiva”, combinando el termino santificación con la palabra extra-bíblica “definitiva” para indicar que este tipo de santificación se da una vez y para siempre, y que mueve a la persona a un estado de santidad, separación del mundo y consagración a Dios. El término “santificación progresiva” se emplea para denotar la experiencia continua y progresiva de crecimiento en santidad, crecimiento en separación del mundo y consagración a Dios a lo largo de toda la vida. En este caso, la palabra santificación sale de la Biblia, pero la palabra “progresiva”, no. Como pueden imaginar, estos términos teológicos combinados pueden ser de gran utilidad. En vez de solamente hablar de santificación, este tipo de calificación ayuda a clarificar el significado que quieren expresar los teólogos. Pero también les ayuda en la distinción de los varios usos del término santificación, en las Escrituras.

Entonces vemos que los teólogos sistemáticos forman sus términos de dos maneras básicas. Los toman de las Escrituras, y de otras fuentes. Por este medio, los teólogos sistemáticos proveen terminologías que clarifican sus discusiones y sirven como cimientos para construir la teología sistemática.

Ya que hemos establecido una orientación general en cuanto a los términos técnicos en la teología sistemática y a cómo se forman, debemos continuar con nuestro tercer tema: los valores y peligros de estos términos. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que se presentan con estas palabras y frases especiales que encontramos en teología sistemática?

IV. VALORES Y PELIGROS

Estoy seguro que muchos de ustedes tienen ideas acerca de todo este tema de los términos técnicos. Algunos de ustedes estarán ya listos para aprender todo lo que puedan acerca de ellos, mientras otros tal vez se preguntan si algo tan complicado realmente valdrá o no el esfuerzo. Bien, como veremos, es importante no sobreestimar ni subestimar cuánto nos puede ayudar el lenguaje técnico en la teología sistemática. Una perspectiva equilibrada será tanto positiva como negativa porque los términos técnicos nos presentan ventajas y desventajas.

Para explorar este asunto, veremos el vocabulario especial de la teología sistemática en relación con los tres mayores recursos que utilizamos al construir la teología cristiana. En otras lecciones hemos sugerido que Dios ha provisto tres formas principales para que los cristianos aprendan sobre la revelación general y especial. Ganamos comprensión de la revelación especial; por medio de una cuidadosa exégesis de la Escritura, que es un recurso vital para construir una teología cristiana. Más allá de esto, Dios nos ha llamado a sacar provecho de la revelación general, prestando atención a otros dos recursos. Nos enfocamos en una dimensión de la revelación general por medio de la interacción en la comunidad, aprendiendo de otros, especialmente de otros cristianos. Y nos enfocamos en otro aspecto más importante de la revelación general, prestando atención a la vida cristiana, es decir, nuestra experiencia personal de vivir para Cristo a medida que buscamos crecer en nuestra santificación personal.

La exploración de estos recursos que nos informan sobre cualquier tema, nos ayuda a construir una teología cristiana responsable. Al ver como la exégesis, la interacción en comunidad y la vida cristiana son armoniosas y de gran peso en un tema, nuestro nivel de convicción y confianza debería normalmente crecer. Estos recursos altamente interdependientes: la exégesis, la interacción en comunidad y la vida cristiana nos ayudan de formas innumerables en la construcción de nuestra teología cristiana.

Debido a que estos recursos son tan críticos, exploraremos los valores y los peligros de los términos técnicos en la teología sistemática, cada uno por separado. Primero veremos los términos técnicos y la vida cristiana; segundo, exploraremos los términos técnicos en relación con la interacción en comunidad; y, tercero, los examinaremos en conexión con la exégesis de la Escritura. Primero veamos el recurso teológico de la vida cristiana.

Vida Cristiana

Recordarán de la lección anterior que la vida cristiana es el proceso de santificación personal. Ésta debe darse al menos en tres niveles: el conceptual, el conductual y el emocional. O como ya lo hemos señalado, la santificación involucra el desarrollo de la ortodoxia, ortopraxis y ortopatía. Estas tres dimensiones de la vida cristiana son altamente interdependientes y forman redes de reciprocidades múltiples. Pensar correctamente (u ortodoxia) afecta nuestro comportamiento (ortopraxis) y nuestras emociones (ortopatía). Nuestros comportamientos (ortopraxis) influencian la forma en que conceptualizamos las cosas (ortodoxia) y cómo nos sentimos acerca de ellas (ortopatía). Y, desde luego, nuestros sentimientos (ortopatía) influencian profundamente cómo nos comportamos (ortopraxis) y cómo pensamos (ortodoxia).

El tiempo no nos permite explorar todas las formas en que los términos técnicos inciden en esta interacción. Entonces debemos limitarnos a una forma principal en que ellos realzan la vida cristiana y a una forma que la dificultan. Primero veamos a una manera en que el vocabulario especial de la sistemática puede ser un realce positivo para la vida en Cristo.

Realce

Una de las mayores ventajas de aprender términos técnicos para la vida cristiana es que sirven como referencias sencillas para enseñanzas bíblicas muy complejas. De manera inicial, la lista de expresiones especiales que aparecen en la teología sistemática puede ser amenazante. Hay tantos términos y parecen tan difíciles de recordar. Pero, con el tiempo, los términos técnicos en verdad ofrecen la gran ventaja de facilitar las cosas. Podemos recordar enseñanzas bíblicas muy complicadas de manera rápida con un término técnico y luego aplicarlas a nuestro pensamiento, comportamiento y emociones.

Imaginen por un instante a una persona que no tiene mucho conocimiento del vocabulario de teología sistemática. Por ejemplo, aunque parezca increíble, a menudo algún nuevo creyente me pregunta “¿Jesús es Dios o Hijo de Dios?” No es difícil comprender por qué las personas pueden estar confusas en este respecto. Cuando leen la Biblia sin un conocimiento de términos técnicos, no tienen un concepto a la mano que les pueda auxiliar. Leen un pasaje bíblico y parece que dice que Jesús es Dios. Leen otro pasaje y parece decir que es el Hijo de Dios que se somete a Dios.

No nos sorprendamos entonces que los cristianos a menudo se hallen confusos en cuanto a preguntas prácticas como: “¿A quién debo orar, a Jesús o a Dios? ¿Si Jesús nos enseñó a orar al Padre, entonces por qué muchos cristianos oran a Jesús?” O estas otras, “Si Jesús nos enseñó a orar al Padre ¿por qué cantamos alabanzas al Espíritu Santo?

Contestar estas preguntas a alguien que no tiene bases en el lenguaje técnico teológico tomaría mucho tiempo y esfuerzo. Deben consultar innumerables pasajes bíblicos y agruparlos en una especie de comprensión forzada. Esta tarea es tan compleja que la mayoría de los nuevos creyentes simplemente se rinden y se limitan a hacer lo que los demás hacen.

Pero imaginen por un instante a creyentes que conocen el vocabulario técnico de la teología sistemática. Si acaso se preguntan “¿Es Jesús Dios o Hijo de Dios?” O si se preguntan “¿Debo orar al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo?” Contestarles estas preguntas resulta una tarea mucho más simple. De hecho, los cristianos que conocen vocabulario técnico de teología sistemática, por lo general ni siquiera tienen ese tipo de preguntas, porque la respuesta puede darse con una sola palabra técnica: la Trinidad. Si una persona sabe el significado de este término, entonces muchas preguntas de ese tipo pueden contestarse casi de forma inmediata, y podemos casi intuitivamente aplicar la respuesta ortodoxa a la ortopraxis y la ortopatía. La habilidad de simplificar y recordar temas complejos es uno de los mayores beneficios que los términos técnicos ofrecen a nuestra vida cristiana.

Aun cuando el vocabulario especial de la teología sistemática puede contribuir a mejorar nuestra vida cristiana en varias maneras, debemos estar al tanto de que también puede presentar dificultades para nuestra santificación.

Estorbo

Al verme a mí mismo y a otros llegar a estar familiarizados con las expresiones técnicas de la teología sistemática, ha saltado a primer plano una y otra vez una desventaja. Conocer este vocabulario especial nos puede llevar al orgullo espiritual. Esto es especialmente verdad con aquellos que comienzan a estudiar teología.

El problema resulta de la siguiente manera. Los estudiantes de teología invierten gran energía intelectual aprendiendo estos términos teológicos y ven que su uso es muy conveniente. Pero, a la vez, la mayoría de los cristianos no tienen la habilidad, el tiempo o el interés de aprender este tipo de detalles. Y muy a menudo, los estudiantes de teología empiezan a creerse superiores a otros que no conocen el vocabulario de la teología sistemática. Se llenan de orgullo de tal manera, que en realidad creen que este aumento de vocabulario implica aumento de santificación. Pero no es ése el caso.

Como hemos dicho, crecer en nuestra vida cristiana y en santificación no viene simplemente de conformar nuestro pensamiento al de las Escrituras, es decir, ortodoxia. Actuar nuestra fe y sentirla son de igual importancia. De hecho, la mayoría de los creyentes crecen en gracia aun sin aprender el vocabulario técnico de la teología sistemática. Igualmente podemos entender las Escrituras y aplicarlas a nuestras vidas, sin tal conocimiento.

Experiencias como persecución, sufrimiento y enfermedad a menudo aumentan la santificación de una persona mucho más allá que un mero ejercicio intelectual de aprender vocabulario técnico. Así que, a pesar de la importancia de familiarizarnos con las palabras y frases especiales que aparecen en teología sistemática, debemos siempre estar alertas de que pueden obstaculizar nuestra vida cristiana, si permitimos que nos lleven a ser orgullosos espirituales, a pensar que somos maduros en Cristo simplemente porque hemos aprendido un vocabulario especial.

Además de saber cómo los términos técnicos conllevan ventajas y desventajas en la vida cristiana, debemos conocer cómo impactan nuestra interacción con la comunidad.

Interacción en Comunidad

Un gran recurso para construir la teología cristiana, lo encontramos en la interacción comunitaria, ya que ésta nos hace enfocarnos en la ayuda que el cuerpo de Cristo nos ofrece. Podemos hablar de tres dimensiones importantes dentro de la comunidad cristiana: herencia cristiana, comunidad cristiana actual y juicio privado. La herencia cristiana representa el testimonio de la obra del Espíritu Santo en la iglesia del pasado. Sabemos lo que Él ha enseñado a nuestros antepasados espirituales. Nuestra comunidad cristiana actual representa el testimonio de nuestra vida cristiana hoy en día, es decir lo que el Espíritu Santo está enseñando a otros creyentes a nuestro alrededor. Nuestro juicio privado representa el testimonio de nuestras conclusiones y convicciones personales sobre diversos asuntos, es decir, las cosas que nosotros traemos a nuestra interacción con otros, con el Espíritu guiándonos individualmente. Estas dimensiones de la interacción cristiana de varias maneras crean también redes de reciprocidades múltiples. Nuestra herencia informa a nuestra comunidad actual y a nuestro juicio privado. Nuestra comunidad presente es la mediadora de nuestra herencia y afecta nuestros puntos de vista personales. Y nuestro juicio privado también es el mediador entre las influencias de nuestra comunidad pasada y la actual.

Con todas estas dinámicas básicas en mente, debemos explorar algunas formas en que el vocabulario de teología sistemática podría realzar u obstaculizar la interacción en comunidad. Veamos primero una forma importante en que los términos técnicos realzan la interacción en comunidad.

Realce

Una de las mejores formas en que los términos técnicos pueden realzar la interacción en comunidad se reduce a una sola palabra: comunicación. Cuando los cristianos conocen y son capaces de usar las expresiones especiales desarrolladas por los teólogos sistemáticos, pueden comunicarse mucho más efectivamente.

Por un lado, podemos interactuar más efectivamente con nuestra herencia cristiana si conocemos el lenguaje de la teología sistemática. La gran mayoría de obras teológicas, comentarios, credos, confesiones y otros escritos teológicos del pasado, hacen frecuentes alusiones a términos técnicos para sintetizar las creencias cristianas. Típicamente la teología sistemática está profundamente interesada con estas formas tradicionales de expresar las cosas. Entonces, los términos técnicos de la sistemática nos ayudan grandemente en nuestra interacción con los cristianos del pasado.

Por ejemplo, si alguien se interesa en conocer el pensamiento de líderes de la iglesia como Agustín, Lutero o Calvino, hay una gran ventaja si se está familiarizado con los términos técnicos tradicionales. Aunque muchos términos han sido acuñados después de los días de tales líderes es un hecho que los términos técnicos nos brindan formas de conexión con sus escritos, y así podemos beneficiarnos de lo que Dios les enseñó a ellos.

Por otro lado, nuestra interacción con comunidades actuales puede ser beneficiada si nosotros y quienes nos rodean compartimos un vocabulario teológico común.

La próxima vez que esté en una clase o conferencia de la iglesia, escuche claramente cómo sus hermanos en la fe hablan entre sí acerca de teología. Pronto será evidente que se establece una eficaz comunicación cuando los participantes están de acuerdo en los significados de los términos que emplean. Cuando no es así, la comunicación se pierde.

¿Acaso no es bueno que la mayoría de protestantes usen el término “justificación” en el sentido de “justificación por la fe sola”? ¿Puede imaginar siquiera los problemas comunicativos que tendríamos su usáramos el término justificación dándole varios significados? ¿No es bueno que podamos hablar de “santificación” sabiendo de lo que estamos hablando? ¿No le parece positivo que podamos referirnos a la “humillación de Cristo” y la “exaltación de Cristo” sin tener que preguntarnos qué intentamos decir? Mientras más sepamos y compartamos los términos técnicos, más podremos comunicarnos de manera efectiva.

Aunque es cierto que el vocabulario especial de sistemática puede realzar o mejorar nuestra interacción en estas y otras maneras, también se da el caso de que puede obstaculizar nuestra interacción comunitaria.

Estorbo

Muchas expresiones especiales de la teología sistemática son arcaicas y no muy comunicables hoy en día. Muchas provienen de periodos tan tempranos como el patrístico o el medieval. Muchos otros se originaron hace varios siglos. Aunque estos términos técnicos fueron creados para facilitar la comunicación en esos tiempos, son sencillamente muy arcaicos para la comunicación actual. Como resultado, nosotros podemos aprenderlos, pero muchos a nuestro alrededor tal vez no, y la interacción en comunidad se ve severamente limitada.

Me he encontrado frecuentemente con este problema al explicar la doctrina de la unión hipostática, es decir, la unión entre las naturalezas divina y humana de Cristo en la persona de Cristo. Podemos pensar que sabemos el significado de “naturaleza” y “persona”, pero su significado actual es tan diferente del que les otorgaban los cristianos de la antigüedad. A medida que vamos familiarizándonos con la terminología de la teología sistemática, debemos a la vez reconocer que ésta puede obstaculizar nuestra comunicación dentro de la comunidad.

Habiendo visto algunas maneras en que los términos técnicos se relacionan con la vida cristiana y la interacción comunitaria, debemos pasar al tercer gran recurso teológico: la exégesis de la Escritura. ¿Cómo afectan las palabras y frases especiales de sistemática nuestra interpretación de la Biblia?

Exégesis de Escritura

La exégesis es vital al construir toda teología cristiana, porque es nuestro acceso más directo a la revelación especial de Dios en la Escritura. Hemos sugerido en otra lección, que resulta de ayuda pensar en tres maneras principales en que el Espíritu Santo ha guiado a que la iglesia interpretar las Escrituras. Estas tres amplias categorías las denominamos: análisis literario, análisis histórico y análisis temático. Primeramente, en un análisis literario, se mira a la Escritura como si fuera un cuadro, una presentación artística diseñada por autores humanos bajo la inspiración divina para influenciar a sus audiencias originales por medio de sus rasgos literarios distintivos. Segundo, el análisis histórico mira a la Escritura como una ventana a la historia, como una forma de mirar y aprender eventos históricos de la antigüedad por medio del reporte inerrante de la Escritura. Y tercero, el análisis temático trata a la Escritura como un espejo o sea una forma de reflexionar en preguntas y tópicos que nos interesan. Cada vez que interpretamos la Biblia, operamos de una u otra manera, en todos estos niveles de análisis, ya que son altamente interdependientes. Estos también forman redes de reciprocidades múltiples. Sin embargo, en algún momento dado, podemos subrayar uno sobre los demás, dependiendo de nuestra necesidad o propósito.

La teología sistemática emplea el enfoque temático de la Escritura más que ninguna otra estrategia exegética. Los teólogos sistemáticos buscan hallar lo que la Biblia enseña acerca de temas o tópicos de su especial interés. Dicho de otra manera, los teólogos sistemáticos se acercan a las escrituras con preguntas relacionadas a doctrinas en particular.

Se formulan preguntas como “¿Qué dice la Biblia acerca de Dios?” “¿Qué dice acerca de la humanidad?” “¿Qué dice acerca de la salvación?” Ellos escudriñan las escrituras y juntan información de uno y otro pasaje con el fin de encontrar respuestas a tales preguntas. Uno de los mayores desafíos que enfrentan los teólogos sistemáticos en este proceso es cómo determinar cuáles textos son referentes a sus preguntas. ¿Se refiere este pasaje a esta doctrina? ¿Habla este pasaje de este o de otro tópico? A veces la selección de uno u otro pasaje es obvia, pero muchas otras veces no lo es tanto. Y la terminología técnica en teología sistemática es uno de los factores que complican el proceso entero.

Para comprender cuán cierto es esto, debemos recordar que las relaciones entre los términos y los conceptos en las Escrituras son muy complejas. Entre otras cosas, muchos términos bíblicos pueden significar un concepto. Y un solo término significa varios conceptos. Estas conexiones múltiples varían de un lugar a otro de la Escritura y, a veces llegan a ser muy confusas. Sin embargo, por otro lado, los teólogos sistemáticos han desarrollado terminología técnica para evitar estos tipos de ambigüedad. Han creado términos de definición tan específica, que buscan expresar un único concepto teológico. En este sentido, en teología sistemática, existe una correspondencia uno a uno entre términos y conceptos.

Ahora, esta diferencia entre términos y conceptos en la teología sistemática bíblica nos lleva a una observación muy importante: Los teólogos sistemáticos ejercen libertad en cuanto a terminología. No buscan conformar sus expresiones teológicas a las expresiones de la Biblia. En vez de eso, los teólogos sistemáticos usan términos bíblicos de maneras propias. También emplean términos extra-bíblicos e incluso los combinan de ambas fuentes.

Sin embargo, a la vez, en el nivel de conceptos, los teólogos bien fundamentados siempre buscan conformidad conceptual con la Escritura. Ellos se esfuerzan por entender las ideas que la Biblia enseña y explicarlas en su propia terminología. Aunque ejercitan libertad en cuanto a la terminología, los sistemáticos tienen como meta la conformidad conceptual.

Esta distinción básica nos ayuda a ver por qué los términos técnicos de la teología sistemática pueden tanto realzar como dificultar nuestra exégesis de la Escritura. En resumen, cuando las distinciones entre libertad lexicológica y conformidad conceptual se tienen en mente, nuestra habilidad de seleccionar los pasajes correctos para algún tópico en particular, puede realzarse grandemente. Pero, cuando se olvida esto, nuestra habilidad de seleccionar adecuadamente, puede dificultarse también grandemente. Pensemos primero acerca de una forma en que la comprensión de la libertad lexicológica y la conformidad conceptual en teología sistemática pueden ser de ayuda en la exégesis.

Realce

Desafortunadamente, muchos intérpretes de las Escrituras, a menudo operan en una forma que puede llamarse sobre-restringida. Ellos asumen incorrectamente que un pasaje de la escritura habla de algún concepto teológico sólo si el pasaje usa el término técnico que ellos identifican con tal tópico. Si su término especial teológico, que usualmente se trata de una expresión técnica de la teología sistemática, no aparece en el pasaje, ellos lo excluyen de manera incorrecta.

En realidad, los sistemáticos no deben sobre-restringir, sino seleccionar apropiadamente a medida que exploran las escrituras. Pueden hacerlo cuando recuerdan que los escritores bíblicos expresan tópicos con todo tipo de términos. Los escritores bíblicos a menudo comentan sobre un tópico o concepto aun cuando sus expresiones no correspondan con los términos técnicos de la teología sistemática. Por esta razón, cuando los teólogos sistemáticos buscan información en las escrituras acerca de algún tópico, deben cuidarse de no sobre-restringir, buscando solamente ciertas palabras. A su vez, deben explorar pasajes cuyos conceptos sean relevantes.

Por ejemplo, en esta lección hemos visto que las Escrituras usan muchos términos para describir el concepto o doctrina de la regeneración. La transformación inicial de una persona, al pasar de muerte espiritual a vida en Cristo se llama regeneración sólo en Tito capítulo 3 versículo 5. Pero, si los teólogos sistemáticos se restringen a este solo pasaje debido a que su término técnico no aparecen en otro lugar, no van a aprender mucho acerca de este tópico en su exégesis de la Escritura. La enseñanza de la Biblia sobre la transformación inicial de una persona, al pasar de muerte a vida en Cristo, no se restringe al término regeneración. Las Escrituras hablan de la misma doctrina teológica usando términos como “el nuevo hombre”, “nacido de arriba”, “nacido de nuevo” y con innumerables expresiones más. Pasajes que expresan “el nuevo hombre” no necesitan ser catalogadas como una doctrina aparte. Tampoco versículos que mencionan “nacido de arriba” o “nacido de nuevo”. Todos hablan del mismo tópico teológico. De hecho, hay pasajes que hablan de este tópico o concepto, sin siquiera usar una frase o palabra en particular. Cuando los teólogos sistemáticos recuerdan que ejercen libertad lexicológica y apuntan a la conformidad conceptual con la Escritura, pueden aprender acerca de la regeneración de todo tipo de pasajes. Pueden ser mucho más comprensivos al ver lo que las Escrituras enseñan acerca del concepto de transformación inicial, sin importar cómo se exprese en la Biblia.

Aunque es verdad que al tener en mente que la libertad lexicológica y la conformidad conceptual pueden realzar nuestra exégesis, olvidarlo puede obstaculizar nuestra interpretación de la Escritura. Esto es cierto en muchas maneras, pero una de las más comunes en que los términos técnicos obstaculizan la exégesis es lo que podríamos llamar “sobre-generalización”.

Estorbo

La “sobre-generalización” es uno de los problemas que más se ha difundido, siendo introducido en la exégesis por los términos de teología sistemática. A menudo ocurre de esta forma: cuando los estudiantes aprenden terminología especial en la teología sistemática y encuentran que es de gran ayuda, con frecuencia comienzan a leer sus definiciones técnicas en cada lugar que la expresión aparece en la Escritura. Incorrectamente asumen que cada pasaje donde aparece la palabra, se refiere al mismo tópico o doctrina teológica.

Pero, cuando recuerden que los sistemáticos ejercen libertad lexicológica y sólo buscan conformidad conceptual con la Escritura, pueden evitar la “sobre-generalización” y seleccionar apropiadamente. Dicho de otra forma, estarán mejor equipados para seleccionar esas porciones de la escritura que en verdad se refieren al tópico o doctrina en mente.

Tomen por ejemplo lo que hemos visto en esta lección acerca del término “justificación”, el cual en la teología sistemática protestante tradicional se refiere al concepto de la declaración de justicia inicial que ocurre por medio de la fe, aparte de las obras, cuando la justicia de Cristo le es imputada a la persona que cree. Ahora, esta definición técnica de justificación es tan prominente en la teología sistemática que resulta fácil esperar que todo versículo con la palabra “justificación” o dikaioo, se refiera a la misma doctrina. Entonces, los intérpretes o fuerzan el significado técnico de justificación a pasajes donde tienen ese significado o bien modifican la doctrina tradicional de la justificación, para acomodar pasajes incorrectamente seleccionados. Hemos visto que Santiago capítulo 2 versículo 24 usa el término “justificación o dikaioo en una forma que difiere de la teología sistemática tradicional. Desafortunadamente, algunos teólogos han pensado que como el término “justificación” aparece en este pasaje, debe referirse a la doctrina de justificación en teología sistemática. Como resultado, confunden la doctrina de justificación con los muchos usos del término en la Escritura.

Debido a que los sistemáticos ejercen libertad lexicológica y solamente buscan conformidad conceptual con la Escritura, debemos cuidarnos de nunca simplificar el uso diverso de términos en la Escritura. El obrar de este modo, obstaculizará grandemente nuestra exégesis.

Así que, los términos técnicos en teología sistemática pueden tanto realzar, como obstaculizar nuestro uso de los tres recursos teológicos. Los términos técnicos son de valor para la vida cristiana, la interacción en comunidad y la exégesis de la Escritura, pero también conllevan peligros que deben ser evitados cuando hacemos uso de estos grandes recursos teológicos.

V. CONCLUSIÓN

En esta lección hemos explorado las varias dimensiones de los términos técnicos en teología sistemática. Hemos visto una orientación en cuanto lo que son los términos técnicos y cómo se ajustan dentro de todo el proceso de la teología sistemática. Hemos visto cómo los teólogos sistemáticos forman sus frases o términos técnicos especiales. Y hemos examinado algunos de los valores y peligros que estos términos presentan.

Veremos muchas veces la relevancia de lo que hemos aprendido acerca de los términos técnicos. Aprender el vocabulario especial de la teología sistemática y saber cómo usarlo sabiamente, puede ser una de las cosas más importantes que un teólogo puede hacer. Con una base sólida en este tema, podemos construir una teología sistemática que honre a Dios y edifique Su iglesia.

Materiales de la lección

Transcripción