Lección 2, Actividad 1

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INTRODUCCIÓN

En el año 1919 el Rey Alberto de Bélgica viajaba en tren a través de los Estados Unidos. Él era una autoridad en locomotoras, así que por unas 10 millas se vistió como ingeniero y condujo el tren. En la próxima parada, la multitud gritaba y buscaba al rey Alberto pero no lo pudieron encontrar. Esperaban que el rey se viera de cierta manera y que actuara de cierta forma. No se dieron cuenta que el hombre alto vestido con camisa de franela y una gorra era en realidad el Rey de Bélgica.

El evangelio de Mateo cuenta una historia similar. Es la historia de un rey – Jesús, el Rey de los Judíos. Sin embargo en su época muchos no lo reconocieron porque no se veía, ni actuaba como ellos esperaban que él actuara. Él era un rey diferente.

Esta es la segunda lección en nuestra serie Los Evangelios. Hemos titulado esta lección “El Evangelio Según San Mateo,” porque nos enfocaremos en el primer evangelio, el libro de Mateo.

Nuestro estudio del evangelio de Mateo se dividirá en tres partes. Primero, veremos el trasfondo del libro de Mateo. Segundo, exploraremos su estructura y contenido. Y tercero, vamos a ver unos temas principales del evangelio de Mateo. Empecemos con el trasfondo del evangelio.

TRASFONDO

Mucha gente se pregunta, “¿Por qué necesito saber todo este contexto acerca de la Biblia?” ¿Podría sólo leer la Biblia en una buena traducción y comprender lo que significa? Me gustaría decir que un texto sin el contexto, es sólo un pretexto para que signifique lo que nosotros queremos. El problema es que todos los textos antiguos son dados en ciertos tipos de contexto históricos, literarios, retóricos, arqueológicos y religiosos y esos son diferentes de los nuestros. Alguien dijo alguna vez, “El pasado es como un país extranjero”. Hacen las cosas de manera diferente. El pasado es muy diferente del presente y la mayor barrera que tenemos contra el anacronismo, es una lectura hacia el pasado de todas nuestras suposiciones modernas, es el estudio contextual y cuidadoso de la Biblia.

— Dr. Ben Witherington

Es importante entender cuestiones de trasfondo como quien es el autor y cual es el contexto histórico cuando estamos interpretando los libros de la Biblia, precisamente porque cuando los autores escriben libros asumen que su audiencia esta operando en una cultura común, y asumen que su audiencia va a saber gran parte del amplio contexto de las declaraciones que hacen. Así que nuestro trabajo, en muchos casos, es identificar quien es el autor y cual es su cultura para que podamos tener mas luz acerca de la cultura e historia y así llenar algunas de estas suposiciones y realidades dadas.

— Dr. James Hamilton

Discutiremos el trasfondo del evangelio en tres pasos. Primero, hablaremos de Mateo como el autor de la obra. Segundo, hablaremos acerca de la audiencia original de Mateo. Y tercero, veremos la ocasión o circunstancias en las cuales Mateo escribió. Primero vayamos a la pregunta del autor de este evangelio.

AUTOR

Cada vez que estudiamos un libro, o una carta, es útil saber quien lo escribió. Después de todo, cuanto más sabemos de un autor y su contexto, más preparados estamos para comprender su perspectiva y significado. De igual forma mientras más conocemos los autores bíblicos, mejor preparados estamos para entender las lecciones que nos enseñan. Así que, al abordar el evangelio de Mateo, una de las primeras preguntas que deseamos hacer es “¿Quién escribió este libro?”

Veremos al autor del evangelio de Mateo en dos etapas. Primero, afirmaremos el punto de vista tradicional de que este libro fue escrito por el apóstol Mateo, uno de los doce discípulos originales de Jesús. Y segundo, vamos a explorar la historia personal de Mateo. Comencemos con el punto de vista tradicional de que este evangelio fue escrito por Mateo.

Punto de Vista Tradicional

Creo que podemos tener mucha confianza de que Mateo, el apóstol Mateo, es en realidad el autor del evangelio de Mateo, aunque actualmente algunos académicos dudan esto. Por un lado, sabemos que los padres de la iglesia primitiva eran muy escépticos – de hecho, esa es una subestimación – ellos se oponían absolutamente a la aceptación de falsificaciones como autenticas obras canónicas, pertenecientes a la colección inspirada de las Escrituras. En segundo lugar, no existe absolutamente ninguna tradición compitiendo referente a la autoría de Mateo. La única tradición que tenemos es que Mateo escribió este libro. Tercero, si la iglesia primitiva iba a asociar el nombre de alguien con este evangelio por algo mas que razones históricas e inventarse un nombre, o escoger uno de los apóstoles, para asignarle este libro, hicieron una mala elección con Mateo. La razón es que Mateo era un recaudador de impuestos. Que siguió una profesión absolutamente despreciada por el pueblo judío. Y sin embargo, el evangelio de Mateo es un evangelio escrito para una audiencia judía, tratando de convencerlos de que Jesús es el Mesías. Así que, tenemos este evangelio escrito a judíos para convencerlos de que Jesús es el Mesías, ¿Y van a elegir a Mateo para ser el escritor de este evangelio? Esto no tiene ningún sentido. La única razón por la que relacionarían el nombre de Mateo con el evangelio de Mateo es si tuviesen fuertes razones para creer que Mateo realmente lo escribió.

— Dr. Steve Cowan

El punto de vista tradicional de que Mateo escribió el primer evangelio viene desde los primeros siglos de la iglesia. En cada manuscrito antiguo de este evangelio que contiene un título, el título le atribuye el libro sólo a Mateo. No tenemos evidencia alguna de que este evangelio circuló entre las iglesias sin incluir el nombre de Mateo.

Papías de Hierápolis es una de las primeras personas que atribuyen el primer evangelio a Mateo. Papías vivió entre finales del primer siglo hasta el principio del segundo siglo. Él representa los puntos de vista del período más temprano de la iglesia a la que tenemos acceso.

El historiador Eusebio de Cesarea, quien escribió cerca del año 325 d.C. registró testimonios de Papías sobre la autoría del evangelio de Mateo en su Historia Eclesiástica, Libro 3, capítulo 39, sección 16. Escuchemos las palabras de Papías:

Mateo compuso su discurso en hebreo.

Aquí vemos que a principios del segundo siglo, Papías atribuyó el evangelio a Mateo. Es bueno mencionar que Eusebio cita a Papías con el fin de corroborar su propio punto de vista, de que Mateo escribió el primer evangelio.

Ireneo de Lyon fue otro padre de la iglesia que escribió cerca del año 180 d. C., quien atribuyó el primer evangelio a Mateo. Escuchemos lo que escribió en su obra Contra las Herejías, Libro 3, capítulo 1, sección 1:

Mateo, (que predicó) a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia.

Tertuliano vivió más tarde, del año 155 al 230 d. C. Él afirmó la autoría de Mateo en su obra Contra Marción, Libro 4, capítulo 2:

De los apóstoles, sin embargo, Juan y Mateo nos dieron primero la fe … Lucas y Marcos la renovaron después.

En lo que respecta a Ireneo y Tertuliano, Mateo escribió este evangelio y su convicción fue compartida por la iglesia primitiva. La autoría de Mateo fue aceptada como una certeza.

También es importante darse cuenta que estas declaraciones tempranas de la autoría de Mateo son reforzadas por la falta de prominencia de Mateo. Si la iglesia u otra persona hubieran querido dar credibilidad al evangelio al atribuirlo a un apóstol de su propia elección, probablemente habrían escogido uno de los apóstoles más prominentes. Pero Mateo fue rara vez mencionado en los evangelios. Esto hace poco probable que su nombre fue erróneamente unido a este evangelio.

En primer lugar, debemos reconocer la importancia del testimonio de los testigos presenciales en el primer siglo. El testimonio de los testigos oculares era altamente respetado y nadie que clamara ser testigo ocular era tomado ligeramente. Es casi, si se puede decir, una categoría sagrada de decir las cosas que sucedieron. También sabemos que a principios del segundo siglo, un hombre llamado Papías escribió que el evangelio de Mateo era del apóstol Mateo. Y posiblemente Papías habría conocido personalmente a los apóstoles por la era en la que vivió. La razón final por la que podría decir que podemos estar confiados que el evangelio de Mateo era del apóstol Mateo es que aunque el nombre de Mateo no fue mencionado en el texto del evangelio, el hecho es que este evangelio de Mateo desde nuestros registro más tempranos nunca circuló sin que el nombre del apóstol Mateo fuera asociado con él como su autor y autoridad.

— Rev. Michael Glodo

Hay algunos académicos críticos modernos que han dudado que el apóstol Mateo escribió el primer evangelio. Así como han cuestionado muchos otros puntos de vista tradicionales sobre la autoría bíblica. Sin embargo, la certeza antigua de que Mateo es el autor de este evangelio, unido a la ausencia total de desafíos antiguos, nos da una razón fuerte para creer que él escribió este libro.

Ahora que hemos visto el punto de vista tradicional que Mateo escribió el primer evangelio, veremos la historia personal de Mateo.

Historia Personal

Las Escrituras describen hechos importantes acerca de la historia personal de Mateo. Por ejemplo, él era judío y recaudador de impuestos. Consideremos ambos comenzando con el hecho de que Mateo era judío.

La herencia judía de Mateo se revela de diferentes formas. Por un lado, él era uno de los doce discípulos de Jesús, quienes eran todos judíos. Por otra parte, Mateo tenía nombres judíos. El nombre Mateo es en sí mismo un nombre judío, derivado del Antiguo Testamento hebreo. Y su otro nombre, Leví, el cual encontramos en Marcos 2:14 y Lucas 5:28, fue el nombre de una de las tribus de Israel. Así que, ambos nombres demuestran que Mateo era judío. El linaje judío de Mateo puede también ser deducido por reportes antiguos que el escribió en hebreo.

El linaje judío de Mateo es importante para entender su evangelio porque nos ayuda a interpretar su énfasis distintivamente judío. Estudiaremos este personaje judío en mayor detalle más tarde en la lección. Por ahora mencionaremos sólo un ejemplo.

En Mateo 15:24, Mateo reportó que Jesús hizo la siguiente afirmación:

No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Más que en cualquier otro evangelio, Mateo enfatizó que Jesús había venido particularmente a la nación de Israel.

Además del linaje judío de Mateo, otro detalle importante de su vida es que él era recaudador de impuestos.

En el primer siglo, muchos judíos en Palestina cobraban impuestos a favor del imperio romano. Algunos de estos recaudadores de impuestos cobraban tarifas en bienes que se movían de un lugar a otro. Ellos, eran negociantes que le pagaban a los que reinaban para tener la autoridad de cobrar impuestos, hacían sus ganancias al inflar los impuestos que colectaban de la gente. Como resultado, los recaudadores de impuestos eran vistos como extorsionistas y ladrones y a menudo ésta reputación era justificada.

Por esta razón, los recaudadores de impuestos judíos eran doblemente culpables a los ojos de sus compatriotas. Primero, ellos eran agentes de las fuerzas odiadas de Roma. Y en segundo lugar, ellos robaban a su propia gente para hacer ganancias personales. De hecho, eran considerados tan malvados y no dignos de confianza que escritos rabínicos primitivos les prohibían testificar en una corte judía. Aun más, el mentir a los recaudadores de impuestos era aprobado e incluso alabado como un acto de rebeldía justificado.

Escuchemos la forma que Mateo registró su propio llamado de Jesús en Mateo 9:9 y 10:

Jesús … vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. (Mateo 9:9-10)

Mateo fue muy honesto en su propia descripción, y admitió abiertamente que él y otros recaudadores de impuestos estaban asociados con “pecadores” en los días de Jesús. Al hacer esto, Mateo se puso a sí mismo, a Jesús, y a sus escritos en oposición al liderazgo judío. Esta división se expresa a menudo en el evangelio de Mateo.

Por ejemplo, escuchemos en la forma que Jesús criticó el liderazgo judío en Mateo 21:31 y 32:

De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron. (Mateo 21:31-32)

La disposición de Mateo de hablar abiertamente acerca de su vida personal pecaminosa también se relaciona a otro énfasis de su evangelio que vamos a ver más de cerca luego en esta lección. Mateo, más que cualquier otro escritor del evangelio, destacó el hecho de que Jesús fue un rey humilde quien pidió humildad a sus seguidores. Al reconocer su pasado, Mateo admitió su propia necesidad de gracia, y proclamó su deseo de seguir al rey quien lo había llamado y cambiado. Jesús lo había transformado de un siervo pecador de Herodes a un siervo humilde del evangelio del reino de los cielos.

En nuestras vidas, la humildad se debería ver cuando nos alegramos y nos sentimos satisfechos, cuando cosas buenas le suceden a otras personas, para nosotros también, pero cuando otras personas están progresando, o de algún modo encontrando honor o sus obras producen frutos, nos alegramos. Estamos agradecidos a Dios por eso y … queremos honrar y agradecer a Dios en primer lugar. Queremos vivir por el amor a Dios por encima de todo, no sólo por nuestro bien. Así que la humildad, consiste en eso, en no buscar que se cumplan mis intereses, sino buscar en primer lugar, que los intereses de Dios se cumplan por medio de alguien más o a través de mí.

— Dr. John McKinley

Ahora que hemos concluido que Mateo escribió el primer evangelio, y estamos familiarizados con su historia personal, vamos a explorar la identidad de la audiencia original de Mateo.

AUDIENCIA ORIGINAL

Mateo no identificó específicamente a su audiencia original. Pero él nos dio claves acerca de ellos. Como veremos, Mateo escribió primordialmente a los cristianos judíos.

Como mencionamos en la lección anterior, todos los evangelios fueron escritos específicamente para audiencias cristianas. Pero varios énfasis en el evangelio de Mateo lo enfocan a una audiencia cristiana de origen judío. Por ejemplo, Mateo citó el Antiguo Testamento más que cualquier otro escritor de los evangelios. Él a menudo apuntó a la forma en que Jesús cumplía las expectativas del Antiguo Testamento. Y especialmente enfatizó que Jesús era el rey mesiánico que los judíos habían esperado por siglos. Su énfasis en los temas judíos también aparecen en los conflictos de Jesús con los líderes judíos no-creyentes, a los cuales Mateo describe con más detalle que los demás escritores de los evangelios. Y Mateo también puso el énfasis mayor en la relación de Jesús con la ley del Antiguo Testamento, especialmente como su Señor.

Más tarde veremos algunos de estos temas en mayor detalle. Por ahora, solamente mencionaremos dos ejemplos que sugieren que Mateo escribió a una audiencia judía, comenzando con el uso de Mateo de la frase “reino de los cielos”.

En la lección anterior, vimos que los cuatro evangelios estaban unidos por el tema del reino de Dios. Pero Mateo raras veces usa la frase “reino de Dios.” En vez de eso generalmente usó la frase “reino de los cielos.” El evangelio de Mateo es el único libro en la Biblia que usa esta terminología. Y ambas frases significan lo mismo.

Por reverencia a Dios, los judíos a menudo evitaron usar el nombre divino – o cualquier palabra cercana al nombre – para evitar usar el nombre de Dios en vano accidentalmente. Una forma en la que ellos hicieron esto fue al reemplazar la palabra “Dios” con la palabra “cielo.” Y esto es precisamente lo que Mateo hizo cuando usó la frase “reino de los cielos.” Cuando comparamos pasajes paralelos en los evangelios sinópticos, vemos que donde los otros escritores de los evangelios utilizan el término “reino de Dios,” Mateo usa la frase “reino de los cielos.”

Mateo usa la frase, “reino de los cielos,” por lo que, en los otros evangelios, nos referimos como el “reino de Dios.” Hay un par de ocasiones en donde dice, “reino de Dios,” pero es porque Mateo es un escritor judío creyente en Cristo, y para los judíos el nombre de Dios era algo demasiado santo para ser usado. Usar la palabra “cielo” es otra forma de referirse a Dios. “He pecado contra el cielo y contra la tierra”; significa, “He pecado contra Dios.” El peligro es que cuando escuchamos la frase, “El reino de los cielos,” no lo leamos bien y pensemos que suena etéreo y anémico. Pero, él estaba hablando del reino de Dios, con la idea de que Dios se está convirtiendo en el rey de este mundo por medio de Jesucristo.” Jesús está diciendo, Dios es el rey, y se está convirtiendo en rey a través de mí.

— Dr. Peter Walker

Escuchemos los que Marcos registró de la parábola de la semilla de mostaza en Marcos 4:30 y 31:

[Jesús] decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra. (Marcos 4:30-31)

Aquí Marcos usó la forma normal de la frase: reino de Dios. Pero escuchemos la versión de Mateo de la parábola en Mateo 13:31:

Otra parábola les refirió Jesús, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo. (Mateo 13:31)

Cuando Mateo relata el mismo evento, él utiliza el término “reino de los cielos”, donde Marcos había utilizado el término “reino de Dios.”

Cuando comparamos lo que Mateo llama el reino de los cielos con otros lugares en donde Marcos y Lucas tienen el mismo pasaje y lo llaman reino de Dios, es una de las formas contundentes de ver que se refieren a lo mismo. Cuando leemos Mateo vemos que hay un tema principal contrastando a Dios en el cielo con la humanidad en la tierra. La forma de Dios de hacer el reino, a lo que Él llama el reino de los cielos y la forma de la humanidad de gobernar, reinar y actuar y comportarse hacia los demás lo que podemos llamar los reinos de este mundo. Para Mateo el hablar del reino de los cielos es una forma muy poderosa para que se sienta la diferencia entre las cosas de este mundo y nuestro Padre en el cielo que reina y promete venir de nuevo, así que el punto del reino de los cielos en el lenguaje de Mateo es para hacernos sentir y probar la diferencia entre el reino de Dios que todavía está por venir, y todos los reinos de esta tierra, hay un contraste entre esas dos realidades, y Mateo usando el reino de los cielos nos ayuda a sentir y esperar ese tiempo cuando viene el reino de los cielos de Dios.

— Dr. Jonathan Pennington

Muchos académicos creen que Mateo conservó la forma en que Jesús habló a las multitudes judías, y que Marcos y los otros escritores del Nuevo Testamento usaron la frase “reino de Dios” para poder hacer que el significado de Jesús fuera más claro para más audiencias. Lo importante es ver que su uso de la frase “reino de los cielos” añade peso al hecho de que su audiencia original era judía.

Otro aspecto del evangelio de Mateo que apunta a la audiencia judía es la forma en que Mateo asumió que su audiencia tenía conocimientos sustanciosos acerca de las costumbres judías. Por ejemplo, en Mateo 15:1 y 2, Mateo registró éste evento:

Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. (Mateo 15:1-2)

Marcos incluyó la misma historia en el capítulo 7:1 al 5 de su evangelio. Pero Marcos añadió una explicación de tres versículos de la costumbre judía de lavarse las manos para que su audiencia romana pudiera entender la costumbre. Mateo no sintió la necesidad de añadir ese tipo de explicación a su audiencia.

Ahora, asumiendo que Mateo escribió para una audiencia judía, hay una característica de su evangelio que parece estar fuera de orden. En varios lugares, Mateo citó a Jesús hablando en arameo, y luego tradujo esas palabras arameas al lenguaje de su audiencia.

Por ejemplo, escuchemos las palabras de Mateo 27:46:

Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46)

Hay una variedad de explicaciones de porque Mateo pudo haber escrito de esta forma, incluso si su audiencia era primordialmente judía. Primero, aunque su audiencia era primordialmente judía, no era exclusivamente judía. Así que, él pudo haber incluido esas traducciones para los no-judíos entre sus lectores. En segundo lugar, la audiencia de Mateo pudo haber incluido a personas que vivían fuera de Palestina que no sabían hablar arameo. Y tercero, Mateo pudo simplemente haber copiado la información de otra fuente. Por ejemplo, la traducción de Mateo 27:46 también aparece en Marcos 15:34.

En todo evento, el peso de la evidencia sugiere que Mateo escribió su evangelio primordialmente a judíos cristianos, para fortalecer su fe en Jesús, al mencionar varios temas que eran particularmente importantes para ellos.

Ahora que hemos investigado el autor y la audiencia del primer evangelio, estamos listos para examinar la ocasión o circunstancias que originaron su composición.

OCASIÓN

Cuando hablamos de la “ocasión” de un libro, tenemos en mente cosas que están relacionadas al contexto histórico – cosas como la fecha de composición, el lugar de la composición, la ubicación de las personas a quién fue dirigido, y el propósito por el cual fue escrito. El saber cuándo, dónde, a quién, y por qué un libro fue escrito nos da mucha información acerca de su contexto. Nos ayuda a entender su contexto histórico, su gramática y vocabulario, sus suposiciones religiosas y sociales y sus estrategias retóricas. Esto nos ayuda a entender y aplicar el libro.

Vamos a considerar tres aspectos de la ocasión en la redacción del evangelio de Mateo: primero, la fecha de los escritos; segundo, el lugar tanto del autor como de la audiencia; y tercero, el propósito por el cual Mateo escribió. Comencemos con la fecha del evangelio de Mateo.

Fecha

En primer lugar, como la mayoría de los académicos asumen, es muy probable que Mateo utilizó el evangelio de Marcos como una de sus fuentes. Como veremos en una lección posterior, es probable que Marcos fue escrito alrededor del año 64 d. C. Si esto es correcto, la fecha más temprana en la que Mateo escribió fue probablemente a mediados o a finales de los sesentas.

Segundo, Mateo fue un apóstol de Jesús. Esto significa que ya era un adulto, cuando participó en el ministerio con Jesús, probablemente por el año 30 d. C. Así que, a menos que Mateo haya vivido una vida muy larga, la última fecha en la que podría haber escrito sería alrededor del final del primer siglo.

Esto nos da un amplio rango en la que Mateo pudo haber escrito. Pero podemos reducir el número de fechas probables dentro de este rango al notar un detalle particular en los escritos de Mateo. Específicamente, Mateo se refiere con frecuencia al templo, así como a los Saduceos, quienes estaban estrechamente relacionados con el templo. Algunas de estas referencias son en gran parte históricas, pero unas cuantas referencias sugieren que, tanto el templo como los Saduceos seguían siendo factores significativos en el tiempo en el que Mateo escribió. Ya que el templo fue destruido en el año 70 d. C., estas referencias tienen más sentido si Mateo escribió antes de esa fecha.

A la luz de toda la evidencia, parece que es mejor concluir que Mateo escribió su evangelio al final de los años 60, tal vez alrededor de el año 67 ó 68 d. C. Afortunadamente, aunque ayuda saber el tiempo aproximado cuando Mateo escribió, la fecha precisa de su evangelio es rara vez fundamental para la interpretación de sus enseñanzas.

Ahora que hemos visto, la fecha de la redacción de este evangelio, vayamos al tema de la ubicación geográfica del autor y de la audiencia.

Lugar

Debemos comenzar señalando que los académicos han debatido sobre la ubicación de este evangelio, por lo que no debemos ser dogmáticos en nuestras conclusiones. Aun así, hay una serie de detalles que vale la pena mencionar.

Para comenzar, debido a que Mateo escribió primordialmente a judíos cristianos, lo más probable es que él dirigió su evangelio a un grupo que vivió en una área con una población judía considerable. Palestina es una posibilidad obvia, ya que este fue el territorio tradicional de los judíos y se concentraban allí.

Sin embargo, en algunas partes de Siria también existieron importantes poblaciones judías. Ignacio, obispo de Antioquía de Siria, es el primero de los padres de la iglesia en demostrar la familiaridad con el evangelio de Mateo. Por esta razón, varios académicos han argumentado que Mateo escribió para creyentes en Antioquía de Siria.

Y por supuesto, no podemos descartar la posibilidad de que Mateo tuvo un público más amplio en mente, escribiendo a judíos cristianos en general, por todo el mundo mediterráneo.

Palestina, Siria o cualquier otra área con una población judía significativa dentro del imperio romano pudo haber sido una audiencia para un evangelio con el fuerte carácter judío de Mateo.

Durante el primer siglo, el pueblo judío se extendió en el Imperio Romano y en el lejano oriente. Desde la época del exilio babilónico, han existido judíos fuera de Palestina, en el lejano oriente, en Mesopotamia, el Irak moderno, luego en Siria, Damasco, y después los de la Diáspora – ese es el nombre para la dispersión del pueblo judío – Se propagan al oeste hacia Asia Menor, la actual Turquía, Roma, ahí por el río Tiber, sin olvidar el Norte de África. Se lee en el evangelio sobre Simón de Cirene, que vienen a Jerusalén del Norte de África. La totalidad de la mitad oriental del Imperio Romano hacia el Este, es donde los Judíos viven.

— Dr. Peter Walker

Ahora que hemos hablado de la fecha y el lugar del evangelio de Mateo, podemos considerar el propósito de Mateo al escribir su evangelio.

Propósito

Mateo escribió porque la historia de Jesús y sus hechos eran de vital importancia. Pero también tenía metas más pequeñas e inmediatas. Específicamente, Mateo escribió para los judíos cristianos con el fin de nutrir su fe en Jesús como su rey mesiánico.

En el momento en que Mateo escribió, los judíos convertidos al cristianismo fueron rechazados por las autoridades judías, y a menudo por antiguos amigos y familiares. El libro de Hechos deja claro que en el mundo mediterráneo de esa época, la persecución había llegado a ser un estilo de vida para los judíos cristianos.

Como leemos en Hechos 8:1:

En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. (Hechos 8:1)

Debido a la persecución, los judíos que siguieron a Jesús como su Mesías se enfrentaron con la tentación de regresar a su antigua forma de vida y abandonar el cristianismo. En respuesta a esta tentación, Mateo escribió para recordarles que Jesús fue el verdadero Mesías quien había traído el reino de los cielos. Su evangelio fue una historia de aliento, una historia de bienestar. Pero también, una historia de retos, porque Jesús no había traído el reino de la forma en que muchos de ellos habían esperado, y las demandas del reino fueron grandes.

En este contexto, Mateo aseguró a sus lectores que Jesús había comenzado a cumplir las expectativas del Antiguo Testamento para el reino mesiánico. Al mismo tiempo, el reino de los cielos no estaba completo. Así, Mateo también escribió para animar a los creyentes judíos a continuar fieles hasta que el rey mismo regresara para poner todo en orden – hasta el tiempo en que Jesús destruya a los enemigos de su reino, y de la bienvenida a su pueblo fiel a la experiencia completa de las bendiciones del reino.

Esta es la razón porque Mateo menciona con tanta frecuencia el tema del reino de los cielos más de 75 veces en su evangelio. Los otros tres escritores de los evangelios los usaron juntos menos de 110 veces. Para Mateo, la mejor forma de animar y desafiar a su audiencia judía era contarles la historia de su rey mesiánico y de su reino.

En el evangelio de Mateo encontramos, un gran énfasis en el reino de los cielos. Mateo comienza su evangelio, con el linaje de Jesús con la intención de mostrar que Jesús es el legítimo heredero, el rey Davídico. Este rey Davídico es Jesús de Nazaret. Su audiencia, su audiencia original, era una audiencia primordialmente judía, creemos. Y este libro, es para decirle, al pueblo, aquí esta tu legítimo rey. Y él enfatiza el reino de los cielos en su manifestación concreta como lo demuestra en este evangelio que el término “reino de los cielos” se refiere al reinado de Cristo sobre toda la gente y sobre todas las esferas. Es una cuestión de autoridad. Los Fariseos y Saduceos siempre le preguntaban a Jesús ¿con qué autoridad haces estas cosas? El evangelio finaliza con las palabras, Jesús dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” Y esta idea del reino es mucho más que el nacionalista, rey Davídico que la gente esperaba y buscaba. Esta es la afirmación que Mateo hace, que Cristo es el rey sobre cada centímetro de la creación.

— Rev. Jim Maples

Ahora que hemos estudiado el trasfondo del evangelio de Mateo, vamos a la estructura y contenido del evangelio.

ESTRUCTURA Y CONTENIDO

Existe un acuerdo considerable entre los académicos acerca de algunas de las características de la estructura del evangelio de Mateo. En cinco lugares diferentes, el usa la frase: “Cuando Jesús terminó de decir estas cosas” para indicar transiciones principales en el evangelio. A veces aparece como la última frase de una división, y a veces, es la primera frase de una nueva división. Pero siempre indica una transición importante.

Siguiendo estas frases como guías, la mayoría de los académicos coinciden en que el evangelio de Mateo se divide en siete secciones. Hay cinco secciones principales hechas por las frases en Mateo 7:28, 11:1, 13:53, 19:1, y 26:1. Y Mateo también incluyó un texto introductorio y una narrativa de conclusión.

• El evangelio comienza con una narrativa de Introducción que presenta a Jesús como el rey mesiánico en Mateo 1:1 al 2:23.

• La primera división describe el evangelio del reino en Mateo 3:1 hasta el 7:29.

• La segunda división se enfoca en la expansión del reino en Mateo 8:1 hasta el 11:1. La tercera división registra las señales y parábolas del reino en Mateo capítulo11:2 hasta el 13:53.

• La cuarta división de la narración de Mateo se enfoca en la fe y la grandeza empezando en capítulo 13:54 y continuando hasta el 18:35.

• La quinta y última división es acerca de la oposición presente al reino y la victoria futura del reino en Mateo 19:1 hasta el 25:46.

• Finalmente, hay una conclusión que narra la muerte y resurrección del rey en Mateo 26:1 hasta el 28:20.

Cada una de estas secciones del evangelio de Mateo avanza la historia de Jesús, el rey mesiánico que trajo el reino de los cielos a la tierra.

Veamos más de cerca cada una de estas secciones, comenzando con la introducción en Mateo 1:1 hasta el 2:23.

INTRODUCCIÓN: EL REY MESIÁNICO

La introducción al evangelio de Mateo nos presenta a Jesús como el rey mesiánico, y se compone de dos secciones: una genealogía y una narrativa de su infancia.

Genealogía

La genealogía se encuentra en Mateo 1:1 al 17. Técnicamente, el primer versículo es realmente una introducción o un título, en el cual Mateo resume su punto principal, es decir que Jesús es el rey mesiánico de Israel.

Mateo 1:1 dice lo siguiente:

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. (Mateo 1:1)

Desde el comienzo, Mateo puso un énfasis especial en David el rey de Israel, y en Abraham el padre del pueblo judío.

Después de esta declaración introductoria, la genealogía misma comienza en el versículo 2. De acuerdo con Mateo 1:17, la genealogía se organiza en tres segmentos, cada uno contiene catorce generaciones. La primera comenzó con el pacto de Dios con Abraham, en el que Dios le prometió a Abraham, que sus descendientes gobernarían el mundo.

El segundo segmento comienza con el rey David y con la promesa de Dios de cumplir su pacto con Abraham al establecer la dinastía de David para siempre. Este segundo segmento termina con el pueblo de Dios siendo exiliado de la tierra prometida por su pecado y por el rompimiento del pacto.

El tercer segmento de la genealogía va desde el exilio hasta el nacimiento de Jesús. Israel había quebrantado el pacto de Dios y había caído bajo las maldiciones del pacto. Pero Dios todavía tenía la intención de bendecir a Israel y cumplir las promesas que había hecho a Abraham y a David. Los reyes de Israel habían fracasado. Pero ahora, el último rey de Israel, el que iba a cumplir el destino de Israel, había llegado finalmente.

La lista de ancestros de Jesús finaliza en Mateo 1:16, en el que leemos las siguientes palabras:

Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. (Mateo 1:16)

De esta forma, Mateo prueba que Jesús tenía un derecho completamente legal al trono de David por medio de su padre José.

El Mesías tenía que ser un descendiente de David, básicamente por la revelación profética; porque se predijo así, y esto se remonta a Génesis donde se le profetiza a la tribu de Judá que sería por medio de ella que el reino vendría. Esta profecía, fue cumplida por David, el mismo rey David, quien fue el rey más grande de Israel. Todos los reyes que sucedieron a David fueron comparados con él favorable o desfavorablemente. Luego, por supuesto, tenemos el pacto hecho con David. Cuando David le propuso a Natán, el profeta, construir una casa para el Señor, construir un templo, Natán regresó y le dijo, “No construirás una casa para el Señor, el Señor construirá una casa para ti”. Y por casa, se refería a una dinastía. Esta en, 2 Samuel capítulo 7, la profecía de que Dios construiría una casa para sí mismo, que establecería su reino para siempre, que su descendiente reinaría para siempre en el trono de David, esto se convirtió en el fundamento de las profecías mesiánicas que siguieron. Así que, cuando los profetas se referían a la dinastía del reino Davídico después de su caída, veían con esperanza que Dios restauraría la gloria del reino. Siempre asumieron que Dios elevaría a un rey del linaje de David. Y así, el Rey, el Mesías, tendría que venir por medio de la línea de David.

—Dr. Mark Strauss

Siguiendo la genealogía de Jesús, encontramos la narrativa de su infancia.

Narrativa de Su Infancia

La narrativa de la infancia de Jesús se encuentra en Mateo 1:18 al 2:23. Esta sección es muy breve – solamente 31 versículos, comparados a los 116 versículos del evangelio de Lucas. En esta sección el propósito de Mateo era bastante limitado. Cada uno de los cinco breves párrafos fue diseñado para llamar la atención a un hecho central: Jesús el Mesías había nacido. Cada párrafo cuenta una historia breve, y luego explica cómo esa historia llena las expectativas del Antiguo Testamento del Mesías.

Una de las cosas más interesantes que aprendemos en la narrativa de la infancia de Jesús es que él no tuvo un padre humano. En cambio, Dios fue su padre – literalmente. El Espíritu Santo hizo que María concibiera a Jesús a pesar de que todavía era virgen.

Ahora, algunos críticos del cristianismo han sugerido que ésta es una debilidad en la genealogía de Jesús, ya que él no era físicamente un descendiente de José por medio del cual podía reclamar el trono de David. Pero es un hecho muy reconocido que las genealogías bíblicas como la de 1 Crónicas 1 al 9, con frecuencia trazan a los ancestros por medio de padres adoptivos.

Por otra parte debido a que Jesús era el Hijo de Dios, también era completamente divino. Y esto significó que él podría mantener el pacto de Dios perfectamente. Los reyes humanos nunca habían obedecido perfectamente el pacto de Dios. Y así, nunca habían podido heredar las bendiciones completas del pacto que Dios había prometido a Abraham y a David. Así que, Dios envío a su hijo perfecto para ser rey, con el fin de garantizar que su pacto sería guardado y que sus promesas de bendiciones fueran cumplidas.

Es muy claro que el Mesías viene por medio del linaje de David como humano, y hay muchas verdades importantes allí. Pero también es crucial que nos demos cuenta que el Mesías también tiene que ser Dios, tiene que ser divino. ¿Por qué es así? Ultimadamente es porque nuestro problema como seres humanos ante Dios es que hemos pecado contra él. Él debe proveer la respuesta. Él debe proveer la solución. El problema del perdón del que a veces queremos hablar, es que nuestro pecado ante Dios no es algo que él pueda pasar por alto. No es algo que él pueda decir “Da lo mejor de ti.” Dios es un Dios santo. Dios es recto y justo, no podemos simplemente hacer que él ignore nuestro pecado. Eso sería negarse a sí mismo. Así que, para que él nos perdone, él debe tomar la iniciativa. Él debe de proveer, ultimadamente la solución que satisfaga sus propios requisitos de justicia. Dios mismo debe hacerlo. Cuando leemos en el Antiguo Testamento, esto aparece una y otra vez. Pensemos en Jonás 2:9: “La salvación es de Jehová.” Es Dios mismo él que debe proveer. Es Dios mismo él que debe proveer la solución. Es Dios mismo él que debe perdonar. Así que, si va a haber salvación por medio del Mesías, él nos debe representar –ser humano– pero también debe ser el Señor. El Señor que viene. El Señor que salva. El Señor que satisface su santidad y justicia y por eso el Mesías debe ser divino.

— Dr. Stephen Wellum

En la introducción a su evangelio, Mateo presentó a Jesús como el rey mesiánico, el hijo real de David que recibió todas las bendiciones que Dios había prometido a Abraham y al pueblo de Israel. De esta forma, Mateo preparó la escena para la buena noticia que es el tema del resto del libro.

Después de la introducción hay cinco divisiones literarias principales del evangelio. Cada una de estas cinco divisiones se componen en dos partes: una sección narrativa en la que Mateo describió lo que hizo Jesús, seguida por una sección de un discurso en el cual Mateo reporta lo que Jesús dijo.

EL EVANGELIO DEL REINO

La primera división del evangelio de Mateo cuenta la historia del evangelio del reino de los cielos. Esta sección se encuentra en Mateo 3:1 al 7:29.

El Mesía Había Venido

La parte de la narrativa comienza en Mateo 3:1 y finaliza en el 4:25. Aquí, Mateo proclamó que el rey mesiánico había venido, y que había traído el reino de los cielos a la tierra.

La primera sección de la narrativa está en Mateo 3:1 al 12, donde Juan el Bautista anunció que el Mesías de Dios vendría pronto y bautizaría a sus fieles con el Espíritu Santo. Durante 400 años, el Espíritu Santo había estado relativamente inactivo en Israel por el juicio de Dios contra su pueblo rebelde. Pero ahora, tal y como los profetas del Antiguo Testamento habían predicho, un nuevo día estaba por llegar cuando el Espíritu de Dios sería derramado.

La narrativa continúa con el Bautismo de Jesús en Mateo 3:13 al 17. En este evento, el Espíritu Santo descendió sobre Jesús, lo ungió para su ministerio mesiánico; y el Padre anunció desde el cielo, ”Este es mi hijo,” aplicando a Jesús el título real del Salmo 2:7.

La voz divina también aludió al siervo que sufre de Isaías 42:1 y 2 al describir a Jesús como “mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento.” Jesús era el Mesías real, pero él sería un rey diferente. Él cumpliría su llamado por medio del sufrimiento.

En la siguiente historia que se encuentra en Mateo 4:1 al 11, Satanás retó el papel de Jesús como el Mesías que sufre. Tres veces tentó a Jesús para que fuera el Mesías que no sufre, diciendo esencialmente, “No tengas hambre como un hombre, asombra a la gente para que crean, sin sufrir dolor. Reina a las naciones sin sufrimiento.” Pero cada vez Jesús rechazó el camino fácil que hubiera negado el carácter de su sufrimiento mesiánico.

Luego en Mateo 4:12 al 17, Jesús comenzó su misión publica mesiánica al predicar el evangelio del reino.

Escuchemos como Mateo resumió el mensaje de Jesús en Mateo 4:17:

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4:17)

De acuerdo con Mateo, las buenas nuevas que Jesús predicó eran que el reino de los cielos estaba cerca – que a través de su ministerio, Jesús estaba a punto de traer el reino de los cielos a la tierra. Y este reino estaba disponible a todos los que se arrepienten de sus pecados y siguen fielmente a Jesús como Rey.

El “reino de los cielos” es usado en el evangelio de Mateo, y solamente en el evangelio de Mateo, creo que como un sinónimo del “reino de Dios.” Estoy de acuerdo con la mayoría de académicos que dicen que no hay diferencia entre ellos. El hecho que es descrito por Jesús de que está cerca, o como algunos traductores lo tienen “a la mano,” indica que el reinado de Dios de los últimos tiempos en cierto sentido, ya ha venido en la persona y obra de Jesús. Pero hay un sentido en el que todavía aguarda su cumplimiento. El término técnico es “consumación,” la cual sucederá en la segunda venida de Cristo. Así que los cristianos viven en algo así como, para usar una frase técnica, una existencia dialéctica. Tienen un pie en el reino de Dios del final de los tiempos, pero hay otro pie que aún no está dentro del reino de Dios del final de los tiempos. Y una gran parte del reto del discipulado cristiano es negociar en términos de vida y decisiones de vida y como pensamos acerca de la vida, que significa que el reino de los cielos ya esta aquí en cierto sentido y que significa por otro lado que no ha aparecido completamente.

— Dr. David Bauer

Cuando Jesús fue predicando de aldea en aldea en los evangelios, diciendo “arrepiéntanse porque el reino de Dios se ha acercado,” él estaba diciendo varias cosas. Él decía, primero que todo, que en él, el reino de Dios estaba presente, estaba en medio de ellos. Y eso es algo que él indicó y demostró con su enseñanza autoritativa, al sacar demonios, al tomar control sobre los demonios, y también a través de su ministerio de sanidad. Así que la primera cosa que Jesús estaba diciendo era que el reino y la autoridad del Rey están presentes en mí, aquí mismo, en medio de nosotros. Pero la otra cosa que él estaba diciendo es que el reino está por venir, el reino no está aquí todavía por completo, pero en algún momento, en el futuro, la plenitud del reino de Dios será visible a todos. Por lo que al llamar a la gente al arrepentimiento porque el reino de Dios está cerca, él los estaba llamando a someterse al rey, a que por su sumisión, por su obediencia, por literalmente seguir al Rey, ellos estaban siendo incorporados o reincorporados al pueblo del pacto con Dios. Así que es ese tipo de sumisión al Rey que representa arrepentimiento.

— Dr. Greg Perry

En Mateo 4:18 al 22, Jesús llamó a sus discípulos. La imagen es de un rey mesiánico reclutando a los líderes de su reino.

A raíz de esto, en Mateo 4:23 al 25, Mateo da un anticipo de las próximas dos secciones del evangelio. Él anuncio que Jesús viajó por Galilea enseñando y sanando a las multitudes. Mateo capítulos 5 al 7 ilustran la enseñanza de Jesús, mientras que los capítulos 8 y 9 ilustran su sanación.

Ya que hemos visto la narrativa de Mateo acerca del evangelio del reino, vamos al discurso que aparece en Mateo 5:1 al 7:29.

El Sermón del Monte

A este discurso se le llama comúnmente el Sermón del Monte. En sus enseñanzas, Jesús describió las vidas justas de los ciudadanos del reino. Él menciona explícitamente el reino siete veces, y todo el sermón es acerca de este tema.

Una y otra vez, Jesús hizo énfasis en que los retos de los justos eran mucho peor de lo que los líderes del judaísmo se habían imaginado. También hizo énfasis en que el Padre Celestial de los ciudadanos del reino estaba más cerca y más dispuesto a bendecirlos de lo que ellos se imaginaban. Es la combinación de estos pensamientos los que le dan al sermón su carácter distintivo.

Consideremos solamente un ejemplo del Sermón del Monte: La enseñanza de Jesús sobre el adulterio. Jesús enseñó que la ley de Dios demandaba más que una lectura superficial podría indicar, y más de lo que los maestros judíos enseñaban comúnmente.

Escuchemos lo que Jesús dijo en Mateo 5:27 y 28:

Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5:27-28)

Cuando Jesús se refirió a lo que fue dicho, él estaba hablando de interpretaciones comunes entre los rabinos judíos de aquellos días. Algunos rabinos enseñaban que los mandamientos del Antiguo Testamento prohibían el adulterio, pero fallaban en tratar el tema fundamental del corazón humano. Pero Jesús señaló algo que era verdad incluso en los días del Antiguo Testamento: Dios no sólo está interesado en el comportamiento externo; él quiere que la obediencia comience en el corazón.

Algunas veces podemos tener una perspectiva del Antiguo Testamento contra el Nuevo Testamento donde pensamos “En el Antiguo Testamento, Dios requería estas manifestaciones externas – él quería que la gente se circuncidara; hiciera sacrificios; que guardaran días especiales – y eso era un tipo de expresión religiosa externa. Después en el Nuevo Testamento, es como una religión del corazón – Dios quiere nuestros corazones, nuestro afecto. Pero eso no va a funcionar, no creo. Cuando empezamos a ver más de cerca el material del Antiguo Testamento, especialmente en los profetas. El profeta Joel, por ejemplo, dice, “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos,” lo cual es una aseveración directa contra una religión externa, donde Dios no sólo quería las formas externas, sino que quería sus corazones. Quería la parte interna de ellos, lo que los hacia lo que eran. Vemos esto también, en el Salmo 103: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.” Aquí, el salmista está llamando al pueblo de Dios a que lo bendiga, a alabar al Señor con todo lo que los hace ser quienes son. Esta clase de idea de que los sentimientos son algo que está en el Nuevo Testamento y la religión del corazón no está en el Antiguo Testamento, no hace justicia a la realidad del envolvimiento pactual de Dios con su pueblo en el Antiguo Testamento.

— Dr. Mark Gignilliat

El énfasis de Jesús en la sincera obediencia del corazón, lo llevó a describir a los ciudadanos del reino como “mansos” en el capítulo 5:5, como aquellos “quienes tienen hambre y sed de justicia” en el capítulo 5:6, y como “limpios de corazón” en el capítulo 5:8. Ahora, Jesús sabía que sus seguidores no iban a cambiar completamente a este tipo de ciudadanos del reino de los cielos hasta que el reino haya venido por completo. Inclusive los exhortó a ser justos antes de eso. Escuchemos lo que él dice en Mateo 5:48:

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo 5:48)

De cierta forma, este mandamiento es imposible de cumplir – nadie puede ser perfecto tal y como lo es Dios. Pero esto no nos debería desalentar. De lo contrario, Jesús nos dio una promesa alentadora. A lo largo de su sermón, él aseguró a sus fieles seguidores que el reino ya nos pertenece.

Por ejemplo, en las bienaventuranzas que se encuentran en Mateo 5:3 al 10, nos encontramos con ocho bendiciones. Las seis de en medio nos prometen que las bendiciones van a ser recibidas en ese día futuro, cuando el reino de los cielos venga por completo. Pero la primera y última bendición son diferentes – Jesús dijo que su pueblo ya tenía esas bendiciones del reino.

Escuchemos la forma en que Jesús menciona estas bendiciones en Mateo 5:3 y 10:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos… Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3, 10)

El verdadero y gran reto de seguir a Jesús es igualado por la misma gran promesa que el poder del reino de Dios ya nos está transformando en ciudadanos justos de su reino.

En la primera división importante de su evangelio, Mateo enfatiza el evangelio del reino llamando la atención al propósito y mensaje del ministerio de Jesús. Jesús era el rey mesiánico que trajo el reino de los cielos al pueblo de Dios. Él les enseñó el poder que transforma vidas de ese reino. Y les prometió que si eran fieles, ellos heredarían las grandes bendiciones del reino cuando viniera en toda su plenitud.

THE SPREAD OF THE KINGDOM

La segunda división principal del evangelio de Mateo trata de la propagación del reino. Se extiende de Mateo 8:1 al 11:1.

Los Milagros de Jesús y Reacciones

La narrativa que trata con la propagación del reino va desde Mateo 8:1 al 9:38. Consiste en historias de los milagros de Jesús y las reacciones que diferentes personas tuvieron a sus milagros.

Esta sección narrativa se divide en once segmentos que involucran a Jesús y a un leproso en el 8:1 al 4, al siervo de un centurión en el 8:5 al 13, la suegra de Pedro en el 8:14 al 17, una tempestad en el 8:18 al 27, dos endemoniados en 8:28 al 34 un paralítico en 9:1 al 8, recaudadores de impuestos y pecadores en 9:9 al 17, una niña y una mujer en 9:18 al 26, dos hombres ciegos en 9:27 al 31 y otro endemoniado en el 9:32 al 34. Luego esta sección finaliza con una representación de la compasión de Jesús en 9:35 al 38.

El tiempo solamente nos permite hacer algunas observaciones acerca de estos eventos en la vida de Jesús. Él ejerció el poder de su reino sobre la enfermedad al curar al leproso en el 8:1 al 4, el siervo de un centurión en el 8:5 al 13 y a la suegra de Pedro en el 8:14 al 17, un paralítico en el 9:1 al 8, una mujer con hemorragia en el 9:20 al 22, y dos ciegos en el 9:27 al 31.

Él también resucitó a una niña muerta en Mateo 9:18 al 26, probando que tenía autoridad sobre la muerte misma. Jesús demostró su control sobre la naturaleza al calmar la tempestad en Mateo 8:23 al 27.

Mas allá de esto, Jesús demostró su poder sobre el reino de Satanás al sacar los demonios de dos hombres que vivían entre las tumbas en Mateo 8:28 al 34, y al echar fuera otro demonio de un hombre que no podía hablar en el 9:32 al 34. El llamado de Mateo como discípulo introduce un segmento más extenso sobre la asociación de Jesús con los recaudadores de impuestos y pecadores en el 9:9 al 17. Jesús llamó a Mateo para dejar su vida como recaudador de impuestos y comenzar una vida nueva. Éste cambio, fue un milagro. La transformación de los recaudadores de impuestos y pecadores fue tan asombrosa que Mateo inmediatamente se traslada a un banquete donde Jesús se encuentra con recaudadores de impuestos y pecadores de tal forma que él tuvo que explicar el motivo de su regocijo.

Además de enfocarse en el poder de Jesús, Mateo también llama la atención a la reacción de las multitudes al poder de Jesús. En pocas palabras, estaban sorprendidos. Esto lo vemos en lugares como Mateo 8:27 y 34, y 9:8, 26, 31, y 33. Y su asombro por lo general los llevó a oponerse a Jesús.

Algunos se oponían a Jesús simplemente por no creer. Otros – especialmente los líderes judíos – lo criticaban abiertamente. Algunos temían a Jesús, como en Mateo 8:34. Otros estaban horrorizados, como en Mateo 9:3. Ocasionalmente, la oposición a Jesús parece haber estado bien intencionada, como en 9:14 — aunque todavía estaba equivocada. Y algunas veces las personas se opusieron a Jesús porque voluntariamente rechazaban lo que sabían que era verdad, como en Mateo 9:34. Tristemente, la oposición a Jesús vino a ser más y más prominente al continuar el ministerio de Jesús.

Probablemente uno de los más grandes enigmas cuando vemos el Nuevo Testamento, es como la gente pudo rechazar a Jesús cuando vieron con sus propios ojos los milagros. La gente se admiraba, dicen las Escrituras, una y otra vez a lo que él hacía. Cuando consideramos esa pregunta, ¿como podían hacer eso?, creo que debemos ver Mateo 22:29. Jesús les dijo a los Fariseos: “Están en un error porque no conocen las Escrituras ni el poder de Dios.” Ahora, él, en ese contexto específicamente se dirigió a los Saduceos, pero creo que lo mismo se puede decir de los Fariseos, los maestros de la ley. Ellos habían enseñado equivocadamente a la gente. Las expectativas del Mesías que había de venir, habían sido formadas por una enseñanza incorrecta. Creo que ahí hay una gran lección para nosotros el día de hoy. La gente que no maneja bien la Palabra de Dios y enseña incorrectamente a la gente, establecen falsas expectativas. Y creo que eso es exactamente lo que sucedió en el primer siglo en Israel. Ellos habían esperado que llegara un Mesías, y había un triunfalismo nacionalista, si se puede decir. Y, Jesús vino. Y aunque hizo cosas que nunca habían visto y nunca verían otra vez, terminaron rechazándolo porque los ataques de los líderes sobre Cristo siempre buscaron desacreditar sus milagros. Ellos querían ligarlo con Satanás en las cosas que él hacía. Y con esto, eventualmente, es triste decirlo, las décadas, las generaciones de enseñanzas incorrectas, los ataques de aquellos en posiciones de autoridad, las autoridades religiosas, eventualmente volvieron los corazones de mucha de esa gente lejos de Cristo, a pesar de los milagros que habían visto.

— Rev. Jim Maples

Mateo cierra la sección narrativa de los poderosos milagros de Jesús en 9:35 al 38 al describir la compasión de Jesús por las multitudes. Escuchemos el registro en Mateo 9:36 al 38.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. (Mateo 9:36-38)

Jesús entendió que una razón por la cual su pueblo no lo recibió como rey era que ellos habían sido maltratados y mal enseñados por muchos de sus líderes. Pero también sabía que sus milagros estaban ablandando sus corazones, inclinándolos a seguirlo. Así que él instruyó a sus discípulos a orar para que Dios levantara evangelistas y líderes justos – hombres que pudieran traer a los perdidos al reino de los cielos en la tierra, y enseñarles como ser ciudadanos justos.

Emisarios del Rey

Habiendo explorado las narrativas de Mateo acerca de la propagación del reino, vamos al discurso que corresponde en Mateo 10:1 al 11:1. Este discurso se enfoca en los discípulos como emisarios o representantes del rey.

En esta sección, Jesús respondió al reto que había planteado al final de la narración anterior. Después de dar instrucciones a sus seguidores a orar para que Dios levante evangelistas y líderes, Jesús extendió su ministerio personal del reino al dar poder a los doce discípulos para el ministerio, y ordenarles a que anuncien la presencia del reino de palabra y obra, tal y como él mismo lo había hecho.

Como leemos en Mateo 10:7 y 8, Jesús los comisionó con estas palabras:

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios. (Mateo 10:7-8)

Jesús dio a sus discípulos muchas advertencias antes de enviarlos. La vida no sería fácil cuando ellos siguieran el ejemplo de Jesús. El mundo no sería amable con ellos. Sufrirían. Se burlarían de ellos, los arrestarían y los matarían.

Pero Jesús también les prometió que su ministerio sería bendecido por su Padre Celestial y eventualmente la vida del reino sería de ellos. Escuchemos como Jesús afirmó a sus discípulos en Mateo 10:39:

El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 10:39)

Los discípulos de Jesús estaban abandonando sus vidas pasadas por la causa de las enseñanzas de Jesús y su ministerio de sanidad. Pero Jesús les aseguraba que encontrarían la verdadera vida del reino en compañía del propio Rey Jesús.

En la segunda división, hemos visto que Mateo describió la propagación del reino en términos de las obras de poder de Jesús, y las instrucciones de Jesús a sus discípulos. Y ésto provee un buen modelo para nuestro propio ministerio en la iglesia moderna. Al confiar en el poder de Jesús y servirle fielmente, Jesús edificará su reino a través de nosotros, y nos recompensará con bendiciones celestiales.

SEÑALES Y PARÁBOLAS

La tercera división del evangelio de Mateo continúa con la presentación del rey y de su reino por medio de señales y parábolas, y se encuentra en Mateo 11:2 -13:53.

Señales y Reacciones

La narrativa de Mateo se enfoca en las señales que Jesús realizó, y las reacciones a sus señales y se extiende desde Mateo 11:2 al 12:50. Estas señales demostraban que el rey y su reino estaban presentes, y corrigió las falsas expectativas de cómo el reino debería ser. Como resultado, las críticas ya habían echado raíces y comenzaron a crecer y a propagarse.

Estas series de episodios se dividen en cinco segmentos: En el 11:2 al 19, Jesús aseguró a Juan el Bautista que sus señales demostraban que él era el Mesías que cumplió las profecías del Antiguo Testamento y Jesús pidió que las multitudes respondieran a sus señales con arrepentimiento. En el 11:20 al 30, Jesús se dirigió a las ciudades donde había hecho milagros, y el advirtió a los que no se habían arrepentido y ofreció descanso a los que vinieran a él. Así lo escribió en Mateo 11:30:

“Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:30).

En el 12:1 al 21, Mateo comienza varios episodios que se enfocan explícitamente en las reacciones de los fariseos a las señales de Jesús. Primero, él reporta como Jesús disputaba con los fariseos acerca de los propósitos de Dios para el día de reposo y demostró su autoridad al sanar a un hombre en el día de reposo. Jesús enseñó que el día de reposo era para sanar y salvar vidas.

En 12:22 al 37, los fariseos acusaban a Jesús de usar el poder de Beelzebú, aunque las multitudes se admiraban por sus milagros. En vez de recibir a Jesús como el Mesías, los maestros de la ley creyeron que estaba poseído por el diablo.

En 12:38 al 50, los fariseos hipócritamente demandaron otra señal, pero Jesús les advirtió que sólo recibirían la señal de Jonás. Y ¿cuál era esa señal? Parecido a como Jonás salió del gran pez después de tres días y llevó al arrepentimiento a los gentiles de Nínive, la resurrección futura de Jesús después de tres días en la tierra llevaría al arrepentimiento de muchos más gentiles.

Para demostrar como Dios recibiría a cualquier persona de cualquier nacionalidad que se arrepintiera, Jesús dijo que su madre y hermanos que eran judíos no eran su familia. Como lo dice Mateo en el 12:49 y 50:

“He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.” (Mateo 12:49 y 50).

Ahora que hemos visto la narrativa de Mateo de las señales que Jesús hizo, vayamos al discurso de las parábolas del reino de Jesús en Mateo 13:1 al 53.

Parábolas del Reino

La historia de Mateo reporta las parábolas de Jesús en cinco segmentos.

La parábola de el sembrador en 13:1 al 23, la parábola de la cizaña en 13:24 al 30, la semilla de mostaza y la levadura en 13:31 al 43, el tesoro escondido y la perla en 13:44 al 46 y la parábola de la red en 13:47 al 53. Estas parábolas fueron diseñadas para corregir malentendidos que explicaban el reino de Dios.

En algunas de las parábolas – como en las parábolas de la semilla de mostaza en 13:31 y 32, la levadura en el versículo 33, el tesoro en el versículo 44, y la perla en los:45 y 46 — Jesús enseñó que el reino de los cielos era de valor supremo y debía de ser buscado a todo costo. Al principio puede verse insignificante, pero un día sería visto en toda su gloria.

Pero Jesús también contó otras parábolas que se enfocaron en la falla de Israel en aceptar al rey Jesús y su reino. En la parábola del sembrador y su explicación en Mateo 13:1 al 23, Jesús fue claro que habían muchos obstáculos para creer en él, y que la mayoría de las personas rechazarían el reino.

Esta idea se reforzó con la parábola de la cizaña en los versículos 24 al 30 y 36 al 43, y la parábola de la red en los versículos 47 al 51. Jesús enseñó que muchos rechazarían el reino, y serían destruidos al final. Estas parábolas eran advertencias claras para aquellos que se oponían a Jesús; y proveyeron una oportunidad para que los no-creyentes se arrepintieran, y llegaran a ser seguidores fieles del rey verdadero.

Cristo ha venido; él ha cumplido las profecías; él ha traído el reino, pero aun espera su culminación. Nosotros como cristianos, entramos a ese reino, pero constantemente necesitamos estar reevaluando nuestras prioridades, arrepintiéndonos de no seguirlo como debiéramos, asegurándonos de que estamos buscando fielmente el vivir vidas conforme a su voluntad, estando de acuerdo con él en cuanto a sus valores, de todo lo que es el reino. Así que, hay una necesidad constante de arrepentimiento, confesión, venir a él como nuestro Profeta, como nuestro Sacerdote, y como nuestro Rey, aquel a quien buscamos seguir y servir de tal forma que cumplimos sus propósitos para nosotros en este mundo.

— Dr. Stephen Wellum

Debemos animar a los cristianos a buscar y anhelar la venida del reino de Dios. Primero, en la dimensión personal, la autoridad del reino de los cielos es nuestro poder en la vida. Nos motiva a someternos a Dios, y a vivir vidas centradas en Dios, para que la autoridad de Dios manifestada en nuestras vidas, llegue a ser nuestra meta en nuestra vida espiritual. Segundo, necesitamos aprender el concepto del reino de los cielos desde el punto de vista de la historia de redención. Cuando aprendemos como comienza, se descubre, y completa su plan redentor. Entonces veremos que las enseñanzas del reino de los cielos unifican al Antiguo y al Nuevo Testamento. Nos ayudan a ver el gran plano de nuestro Dios redentor, y fácilmente comprendemos su propósito completo. Tercero, el reino de los cielos crea un punto de vista bíblico correcto del mundo, y nos ayuda a ver que todas las cosas le pertenecen a Dios. Su reino llegará a su término. Y él juzgará y quitará todos los poderes malos de la tierra, porque Dios mismo es el Rey absoluto. Así que ya no vivimos sólo para nosotros mismos. Queremos apreciar a nuestros prójimos, nuestra sociedad, y el bienestar de este mundo. Debemos poner atención a las cosas que están ya sea cerca o lejos de nosotros. Debemos entrar en la sociedad, y por consiguiente transformar todos los aspectos, como nuestro deber.

— Dr. Stephen Chan, translation

FE Y GRANDEZA

La cuarta división del recuento de Mateo se enfoca en fe y grandeza comenzando en el 13:54 hasta el 18:35. Esta división revela lo que significa ser un discípulo fiel de Jesús quien alcanza la grandeza en su reino.

Rechazaron la Fe en Jesús

La narrativa de esta sección va desde el 13:54 al 17:27 e incluye trece episodios que reportan diferentes formas en las que todos menos una mujer rechazaron a Jesús.

Los primeros dos episodios se centran en dos veces que la fe en Jesús fue completamente rechazada. Primero, cuando Jesús vino a su pueblo natal en Nazaret en el 13:54 al 58, sus antiguos vecinos no disputaban su habilidad de hacer milagros. Pero aún así se ofendieron y lo rechazaron. En el 13:58 vemos que el pueblo de Nazaret no recibió muchos milagros porque les faltó fe.

Después el, 14:1 al 12 habla de Herodes y la muerte de Juan el Bautista. Herodes merecía el juicio de Dios por lo que le hizo a Juan. Pero más que esto, el versículo 1 explica que Herodes no disputó los reportes de los milagros de Jesús. En vez de esto, sus consejeros creían que Jesús era Juan el Bautista que había regresado de la muerte para torturar a Herodes.

Los siguientes tres episodios se enfocan en los discípulos de Jesús y como ellos necesitaban tener más fe. En Mateo 14:13 al 21 se encuentra la historia de Jesús alimentando a los 5,000. Jesús pidió a sus discípulos que alimentaran la multitud que lo seguía, pero en el versículo 15 sus discípulos dudaron y se quejaron que había muy poca comida. Así que, Jesús demostró su poder al multiplicar su comida y alimento a 5,000 con mucho de sobra.

En el 14:22 al 36, Jesús caminó sobre las aguas. Primero, Pedro mostró confianza en Jesús al salirse del barco, pero después dudó cuando vio el peligro y empezó a hundirse en el mar. Después de rescatarlo, Jesús comentó en el versículo 31, “hombre de poca fe, ¿por qué dudasteis?”

Capítulo 15:1 al 20 reporta un conflicto entre Jesús y algunos fariseos. Pedro pidió una explicación a algo sencillo que Jesús había dicho. Así que, en el versículo 16 Jesús respondió con desaprobación, “¿También vosotros sois aún sin entendimiento?”

En el 15:21 al 28, tenemos la única vez en estos episodios donde alguien confía firmemente en Jesús, a una mujer cananea con una hija poseída por demonios. Diferente a los demás, ella rogó a Jesús que le ayudara. Y en el versículo 28 Jesús respondió con aprobación diciendo, “Oh mujer, grande es tu fe.”

Mateo después regresa a la débil fe de los discípulos de Jesús. En el 15:29 al 39, él escribe acerca de la alimentación de los 4,000. En el versículo 33 los discípulos preguntan dónde pueden encontrar suficiente comida, aunque ellos ya habían visto a Jesús alimentar a los 5,000.

En el 16:1 al 12, Jesús debatió con los fariseos y saduceos, al punto que Jesús se volvió a sus discípulos y les advirtió de la “levadura de los fariseos” y ellos pensaron que estaba enojado porque no le habían traído pan. Pero Jesús les recordó de las veces cuando él había hecho pan para miles y en el versículo 8 llamó a sus discípulos “hombres de poca fe.”

Siguiendo esto, encontramos dos episodios estrechamente relacionados. Por un lado, la muy conocida confesión de fe de Pedro en el 16:13 al 20. En el 16:16, Pedro declaró, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Y Jesús alaba y bendice a Pedro por su fe.

Pero por otro lado, en el 16:21 al 27 Jesús regaña a Pedro fuertemente. Jesús empieza a decir a sus discípulos que él va a Jerusalén a sufrir y a morir. Cuando Pedro le objeta, Jesús responde severamente. En el versículo 23: “Apártate de mi Satanás.” Jesús explicó que Pedro estaba pensando como hombre y no como Dios.

Después del regaño llegamos a la transfiguración de Jesús en el 17:1 al 13. Cuando los discípulos vieron a Jesús en su gloria, ellos querían construirle una enramada (o un altar) en ese lugar. Pero en el versículo 12, Jesús les recuerda que su verdadera gloria sería vista sólo después de morir y resucitar.

En el 17:14 al 23 leemos acerca de un joven endemoniado. Los discípulos de Jesús habían tratado de expulsar al demonio pero habían fallado. Jesús les dice en el versículo 20: “Por vuestra poca fe.”

Y por último, en el 17:24 al 27 los cobradores se acercan a los discípulos de Jesús y les preguntaron si Jesús pagó el impuesto del templo. Pedro respondió rápidamente y probablemente por miedo dijo que Jesús pagaba impuestos. Más tarde Pedro se acercó a Jesús a pedirle dinero y Jesús se lo dio al hacer un milagro y al explicar que Pedro no tenía ninguna razón para estar preocupado.

Mateo menciona a aquellos que rechazaron a Jesús así como a la mujer cananea que creyó, pero su objetivo principal fue la necesidad de que sus discípulos tuvieran más fe en él.

Una vez más, Mateo siguió sus narraciones con el discurso de Jesús en el 18:1 al 35. Este discurso se enfoca en la verdadera grandeza en la familia del reino de Dios, grandeza que viene con el servicio humilde entre hermanos y hermanas del reino de Dios.

Grandeza en la Familia del Reino de Dios

En el último segmento del anterior, Jesús distingue a sus seguidores como hijos de Dios, el Rey. Esta identificación lleva a Mateo a comenzar la porción de su evangelio con una pregunta clave.

Como leemos en Mateo 18:1,:

“¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?” (Mateo 18:1).

Jesús responde a esta pregunta mezclando instrucciones con ilustraciones y parábolas en cuatro partes principales. Primero, en el 18:2 al 4, Jesús exhortó a sus discípulos a vivir en humildad como los niños.

Ante la creciente oposición de sus enemigos, Jesús enseñó a sus discípulos como vivir en el reino de los cielos como hijos de Dios. Él sabía que la consumación futura del reino no había llegado todavía. Y él sabía que las luchas contra los enemigos y el pecado sería una parte de la vida del los hijos de Dios.

Y en los:5 al14, les enseñó a cuidar a los débiles como su Padre Celestial cuida a sus ovejas perdidas. Escuchemos las palabras de Jesús en Mateo 18:10 y 14:

Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños … Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. (Mateo 18:10, 14)

Jesús añadió esta idea en Mateo 18:15 al 20, en la que exige que sus seguidores traten a cada uno como miembros de la familia de Dios, incluso cuando el pecado interrumpa sus relaciones. Y en los:21 al 35, insistió que perdonen al que peca de la misma manera que el Padre Celestial los ha perdonado a ellos.

La gloria de Dios sigue creciendo en nuestros días, porque Dios continua haciendo muchos milagros para hacer crecer su reino en la tierra. Sin embargo, tal y como en los días de Jesús, esto a menudo significa que la resistencia a Dios está creciendo. Dios nos da muchos dones para ayudarnos en nuestras dificultades y tentaciones. Entre estos dones están la perseverancia, la paz, e incluso su presencia inmediata con nosotros. Y uno de los dones más especiales es nuestra relación con Dios como nuestro Padre. Dios cuida de nosotros y Él entiende y simpatiza con nuestras debilidades. También nos da una familia que pueden ministrarnos y amarnos – la iglesia, nuestros hermanos y hermanas en la familia de Dios.

OPOSICIÓN PRESENTE Y VICTORIA FUTURA

El tema de la quinta división del evangelio de Mateo es la oposición presente al reino de los cielos, y su victoria futura. Esta narración se extiende desde el 19:1 al 22:46 y muestra como Jesús recibió oposición en este momento de su vida.

Incremento de Oposición

Estos capítulos se dividen en tres secciones principales basadas en el movimiento de Jesús. En el 19:1 al 20:16, Jesús enfrentó oposición en Judea. Allá él tuvo que lidiar con fariseos y con la pregunta del divorcio. Él también recibió oposición que surgió a raíz de malentendidos de las riquezas y el poder.

Anteriormente en el evangelio, Mateo había observado el principio de las tensiones entre Jesús y los líderes judíos. En esta sección el informó que la hostilidad entera ya se había desarrollado. Por ejemplo, a veces los fariseos hacían preguntas diseñadas para atrapar a Jesús, como en Mateo 19:3 al 9; 21:16 y 23; y 22:15 al 40.

Sólo como un ejemplo, escuchemos el reporte de Mateo en Mateo 22:15:

Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. (Mateo 22:15)

Al mismo tiempo, Jesús a veces retó a los líderes judíos. Como lo vemos en las parábolas de los dos hijos, los labradores malvados, y el banquete de bodas en el 21:28 al 22:15.

Pero el conflicto no siempre se limita a intercambios verbales. A veces era más directo y contundente, cuando Jesús volcó las mesas de los cambistas y los sacó del templo en Mateo 21:12 al 16. Especialmente sus palabras en los siete lamentos de maldición del 23:13 al 35. Escuchemos como Jesús los reprendió en Mateo 23:15:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. (Mateo 23:15)

Desde luego, que Jesús y los líderes judíos no eran los únicos personajes en estos capítulos. La hostilidad de líderes judíos se agravó por la manera en que las multitudes seguían honrando a Jesús en ocasiones como en la entrada triunfal en 21:1 al 11.

Por toda esta sección Jesús animó a sus discípulos a poner ese enfrentamiento en perspectiva. En Mateo 19:27 al 30, les promete que un día se van a sentar con él en su gloria. Pero en el 20:17 al 19, también les advierte que esos días gloriosos vendrán después de que él sufra su muerte.

Inclusive, Jesús insistió que sus discípulos alcanzarían la gloria después de una vida de humilde sufrimiento. Jesús enfatizó éste punto en tres partes diferentes del evangelio. En Mateo 19:30 Jesús dijo:

Muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. (Mateo 19:30)

Luego en Mateo 20:16 el dijo:

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros. (Mateo 20:16)

Y repitió esto en Mateo 20:26 al 28, diciendo:

El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:26-28)

El reino de Jesús se veía extraño. Sus seguidores sufrirían, y el mismo rey de Israel sería asesinado por la gente de Israel. Una derrota aparente vendría antes de la victoria.

El siguiente segmento de la creciente oposición encuentra a Jesús subiendo a Jerusalén en el 20:17 al 34. Jesús lo dijo claramente que él iba a Jerusalén a sufrir y a morir. Él sólo recibió resistencia de la madre de dos discípulos quien buscaba autoridad para sus hijos en el reino. Luego, Jesús fue bienvenido por las multitudes en Jerusalén al cumplir la profecía del Antiguo Testamento de su entrada triunfal.

En el siguiente segmento, en el 21:12 al 22:46, Jesús enfrentó oposición al moverse dentro y fuera de Jerusalén así como en el templo. Él sacó a los cambiadores de dinero y contó parábolas que advertían acera del juicio venidero de Dios. Más aún, Jesús y los líderes religiosos disputaron teológicamente acerca de los impuestos para César, la resurrección de los muertos, el mandamiento más importante y la pregunta de quién era hijo el Mesías. Pero Jesús lidió con sus oponentes tan bien, que leemos estas palabras en Mateo 22:46:

“Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle mas.” (Mateo 22:46).

Habiendo visto la narrativa de Mateo acerca del incremento de la oposición al reino de los cielos, ahora observemos el discurso que lo acompaña.

Victoria Futura

Esta sección se extiende desde Mateo 23:1 al 25 :46. En este discurso, Jesús describió la victoria futura del reino de los cielos.

Esta sección comienza con los anuncios de los siete lamentos contra los oponentes de Jesús en Mateo 23:1 al 38. Este discurso se enfoca especialmente en los fariseos, sus falsas enseñanzas, su abuso del pueblo de Dios, y sus hipocresías.

Cerca del final del discurso, Jesús resume los sentimientos sobre Jerusalén en Mateo 23:37 y 38:

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. (Mateo 23:37-38)

La próxima sección del discurso de Jesús es llamada a menudo el Sermón del Monte de los Olivos y aparece en Mateo 24:1 al 25:46. Se le llama así porque Jesús habló estas palabras en el Monte de los Olivos.

El sermón es dividido en tres secciones primarias: en el 24:4 al 28, Jesús describió los dolores de parto de esta extraña época en la que el reino de los cielos había venido a la tierra pero que todavía no se había manifestado en la plenitud de su poder y gloria.

En el 24:29-31, habló de la totalidad del reino, viendo el día en el que el hijo del hombre vendría en las nubes, y el reino de los cielos llegaría con todo su poder y gloria.

Luego en el 24:32 al 25:46, Jesús exhortó a su pueblo a esperar cuidadosamente el día de la gloria venidera porque nadie sabe cuando será.

Respecto al regreso de Jesús, él fue intencional y se aseguró de que no tratáramos de precisar el tiempo más de lo que deberíamos. Él dijo que nadie sabe, ni el día ni la hora de su regreso. Incluso él mismo en su naturaleza humana no sabía el momento de su regreso. Así que especular y pensar que podemos acertar es simplemente desobedecer a Jesús. Sin embargo, no queremos decir que no debemos anticipar, esperar, e incluso buscar las señales de que su regreso está cerca. El objetivo principal de enseñar acerca de la segunda venida de Cristo en el Nuevo Testamento es primordialmente para tranquilizarnos, darnos ánimo, esperanza, para que vivamos santamente, y esperemos el regreso de Cristo. Y aunque no sepamos el tiempo exacto, debemos estar listos, para que en cualquier momento él regrese, para que le podamos saludar con entusiasmo y alegría.

— Dr. K. Erik Thoennes

Debemos tener completa confianza en que él va a regresar. Debemos tener completa confianza en que él viene otra vez, y que culminará todo lo que él ha comenzado. Debemos ser fieles. No deberíamos ser un tipo de espectadores, como en Hechos capítulo uno, cuando Jesús se fue y ellos voltearon hacia el cielo, el ángel les dice, “¿por qué están mirando al cielo? Deberían estar pensando en llevar el evangelio a todas las naciones.” Él va a regresar, pero debemos ocuparnos en llevar a cabo la Gran Comisión. Debemos ocuparnos en el servicio de nuestro rey, al llevar a las naciones el anuncio de que el rey ha venido. Él viene otra vez. Arrepiéntanse y crean en el evangelio. Deberíamos estar discipulando a los que entran al reino y profesan fe en Jesucristo, nutriéndolos para que vivan para la gloria de Dios o se sujeten a Él. Deberíamos estar viviendo para la gloria de Dios en cada aspecto de nuestras vidas esperando constantemente por su venida y diciendo con la iglesia, en cada época, ven Señor Jesús.

— Dr. Stephen Wellum

En esta quinta división principal del evangelio, Mateo reportó que los líderes judíos rechazaron a Jesús, e incluso planeaban matarlo. Pero Jesús dejó en claro que todos los planes en el mundo no podrían detener el futuro triunfo del reino. Y la historia prueba que él estaba en lo correcto. Los líderes judíos lo asesinaron. Pero su reino continuó creciendo. Y un día, la historia probará que la última parte también es correcta, Jesús vendrá otra vez, con poder y gran gloria a traer su reino en plenitud, y a premiar a su pueblo fiel con las mejores bendiciones del reino.

CULMINACIÓN DEL MINISTERIO DE JESÚS

La conclusión narrativa del evangelio de Mateo se extiende desde Mateo 26:1 al 28:20. Aquí Mateo describió la culminación del ministerio de Jesús como el rey mesiánico en su arresto, crucifixión y resurrección.

Al explorar la conclusión del evangelio de Mateo, vamos a enfocarnos en tres temas que involucran el enfoque de Mateo en el reino: los temas de conflicto, discipulado, y victoria. Vamos primero al tema de conflicto.

Conflicto

El reino que Jesús trajo era muy diferente al reino que los judíos esperaban que trajera el Mesías, y eso los llevó a un conflicto directo con Jesús y su reino. Como hemos visto, este conflicto se intensifica en todo el evangelio de Mateo, pero culmina en la narrativa de la conclusión. Por ejemplo, lo vemos en los planes contra Jesús en el 26:3 y 4; en sus planes de arresto y juicio en el 26:14 al 16,:47 y:57 al 68; y en el clamor por su crucifixión en el 27:20 al 25. Y llega a un final cuando los judíos aceptan la responsabilidad por la crucifixión de Jesús. Escuchemos al reporte de Mateo en Mateo 27:25:

Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. (Mateo 27:25)

Luego cuando Jesús sufría en la cruz, los judíos se burlaron de él, ridiculizando su afirmación de ser el rey mesiánico de Israel. Como leemos en Mateo 27:41 y 42:

De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. (Mateo 27:41-42)

Irónicamente, los judíos se oponían a Jesús en base de que él era una ofensa a Dios y un impostor al trono, mientras que en la realidad ellos estaban rechazando el único rey que tenía el poder para salvarlos.

Además del tema de conflicto, el tema de discipulado también resalta el énfasis del reino en la conclusión de Mateo.

Discipulado

Particularmente, Mateo enfatizó lo difícil que era seguir a un Mesías que sufre. Él hizo énfasis en esto, al reportar las fallas de los discípulos de Jesús en el momento crucial del ministerio de Jesús: Judas lo traicionó como se explica en Mateo 26:14 al 16 y:47 al 50; y se suicidó por su fracaso en 27:3 al 10. Pedro, Jacobo y Juan no pudieron velarlo en Getsemaní en el 26:36 al 46. Y Pedro repetidamente negó que conocía a Jesús en el 26:69 al 75. Finalmente, todos los discípulos de Jesús lo dejaron en el 26:56.

El hecho es que seguir a Jesús puede ser muy difícil. Creemos en un rey mesiánico que sufrió, y que nos llama a sufrir de la misma manera. Si somos fieles a él, es muy probable que vamos a experimentar dificultades y sufrimientos también, y que vamos a ser tentados a desviarnos. El reino de los cielos aún no ha llegado en todo su esplendor. Y por esta causa, hay muchos aspectos de la vida cristiana que todavía no son como deberían ser.

Habiendo considerado los temas de conflicto y discipulado, estamos listos para ver el tema de la victoria del reino.

Victoria

El tema de la victoria aparece claramente en la resurrección de Jesús, la cual fue la prueba de que el rey mesiánico había conquistado a todos los enemigos de su pueblo, aun a la misma muerte. Y también vemos el tema de la victoria en las últimas palabras de Jesús antes de su ascensión. Las últimas palabras de Mateo registradas en el evangelio de Mateo se encuentran en Mateo 28:18 al 20, y usualmente son llamadas la Gran Comisión. Estas, son las instrucciones finales del Señor a sus discípulos, comisionándolos al ministerio en su ausencia. Y vale la pena notar que estas instrucciones comienzan con que Jesús reclama toda la autoridad del reino. Escuchemos a la proclamación de Jesús en Mateo 28:18.

Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18)

Jesús es el único que puede reclamar todo dominio, todo poder, con legitimidad. Y por cierto, su poder no es destructivo porque es poder y amor. Poder motivado por el amor. Poder moderado por el amor. Si sólo se ama, tenemos un buen sentimiento, pero tal vez nos sintamos impotentes porque no tenemos el poder para cambiar nada. Si sólo tenemos poder sin amor, destruimos, matamos, odiamos. Es el genio divino que trae el amor y el poder juntos. “De tal manera amó Dios al mundo que envío a su único hijo.” Él es el único que legítimamente puede reclamar todo el poder porque él es el único que caminó sobre este planeta tierra y nunca pecó, nunca mintió, nunca engañó. Él es también el único que, después de ser asesinado, muerto y sepultado, regresó. Por lo tanto él es el Señor resucitado. Es la inauguración de una nueva era en la historia humana. Él trae esperanza a las naciones. Así que el reino de Dios está trabajando en formas muy poderosas, y es allí donde la evangelización mundial y el discipulado a las naciones se basan en esto, lo que yo llamo, “el gran fundamento.” No se tiene una gran comisión sin un gran fundamento. Y luego él lo termina con una gran promesa, “Estaré con ustedes, hasta el fin del mundo.” Así que, Jesús el Señor, Jesús el rey, es el que reina y tiene todo el poder, y así es que vamos discipulando, enseñando, y proclamando su reinado en su poder.

— Dr. Peter Kuzmic

Toda autoridad perteneció al rey que conquistó. Los judíos lo rechazaron; los romanos lo crucificaron; y todos se burlaron de él. Pero la tumba no pudo retenerlo, y la resurrección fue la gran victoria del rey mesiánico. Por medio de él, el reino de los cielos ha venido a la tierra. Y esas son las buenas nuevas del Evangelio Según San Mateo.

Ahora que hemos explorado el trasfondo del Evangelio Según San Mateo, y también su estructura y contenido, estamos listos para considerar algunos temas principales que Mateo enfatizó.

TEMAS PRINCIPALES

En esta sección, enfocaremos nuestra atención en dos temas principales: la herencia del Antiguo Testamento del reino y evangelio de Jesús, y el pueblo de Dios para quien Jesús estaba trayendo el reino.

Empecemos con el énfasis de Mateo en la herencia del Antiguo Testamento del reino y evangelio de Jesús.

HERENCIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El evangelio de Mateo es un registro fascinante de lo significativo que es, que el Antiguo Testamento anticipe la venida de Jesús. Jesús entra a la escena, y él es, el Israel encarnado. Él va a Egipto. Es forzado a ir al desierto donde es tentado. Él sube al monte y empieza a pronunciar la ley nuevamente. Todas estas imágenes del nuevo Moisés, o del Israel encarnado encuentran su fuente y su alcance de vuelta en el Antiguo Testamento. Por que cuando Israel fue llamado, cuando Israel fue elegido por Dios, su elección, que nunca había sido únicamente un privilegio a ser disfrutado, fue, una responsabilidad para ser ejecutada, para ser una bendición a las naciones. Y sin embargo, debido a la larga y dramática historia de pecado de Israel, nunca pudo ser para sí misma o para las naciones lo que había sido llamada a ser. Así que, aquí tenemos a Jesús como el Hijo de Dios, como el Israel encarnado, quien aparece en la escena, y él es para Israel lo que Israel no pudo ser para sí misma o para las naciones. Y creo que nos da una lectura mas profunda y texturizada de como el Antiguo Testamento anticipa a Jesús, en vez de encontrarlo en un versículo aquí y allá. Es toda la historia de Israel. Es toda la elección de Israel. Es toda la falla de Israel que anticipa la venida de Jesús, y Mateo percibe eso, especialmente es sus primeros cinco o seis capítulos.

— Dr. Mark Gignilliat

Principalmente, la historia de la Biblia describe a Dios comprometiéndose con su pueblo con lazos inquebrantables de amor. Es la historia de su fidelidad en mantener sus promesas para ser con ellas bendición. Es por esto que Mateo le dijo a su generación acerca del pueblo de Dios que todavía podían confiar en las promesas antiguas, y que todavía podía creer que Dios estaba obrando en sus días en la persona de Jesús. Y es la razón por la que Mateo se sintió tan confiado en mencionar continuamente el Antiguo Testamento, para poder apoyar las afirmaciones y ministerio del rey mesiánico, Jesucristo.

Brevemente repasaremos las cinco formas en las que Mateo demuestra la herencia del Antiguo Testamento del reino y del evangelio de Jesús: las citas y menciones del Antiguo Testamento, su énfasis en el reino de los cielos, su descripción de Jesús como el rey mesiánico, el conflicto de Jesús con los líderes judíos no-creyentes, y la humildad y mansedumbre de Jesús. Comencemos con las citas y menciones del Antiguo Testamento.

Citas y Menciones

Mateo citó el Antiguo Testamento mucho más que cualquier otro escritor de los evangelios. Los académicos debaten el número exacto de veces que Mateo citó el Antiguo Testamento, pero ciertamente él lo citó por lo menos 40 veces y lo menciona en una cantidad similar.

Una estrategia que Mateo usó comúnmente fue la frase “para que se cumpliese.” Mateo usó esta frase para hacer conexiones explicitas entre el Antiguo Testamento y los eventos de la vida de Jesús.

Por ejemplo, escuchemos lo que Mateo escribió en Mateo 8:17:

Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. (Mateo 8:17)

Inmediatamente antes de su cita del Antiguo Testamento, Mateo había reportado muchas de las curaciones que Jesús realizó. Pero él no sólo quería que sus lectores vieran a Jesús como un sanador. Más bien, él quería que ellos supieran que Jesús sanó a la gente en cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento.

Lo importante desde el punto de vista de Mateo, y yo diría que debería ser desde nuestro punto de vista, es que en Jesús se manifestó la venida del reino de Dios que la gente había estado anhelando y que habían estado esperando. Ellos no necesariamente buscaban un Mesías que cumpliera una predicción específica en un punto histórico del mapa, sino que ellos anhelaban libertad, alivio, restauración, salvación. Y el Antiguo Testamento les enseñó que cuando el reino de Dios viniera, sería anunciado por una persona en particular, el Mesías, y que cuando se hiciera ese anuncio, el reinado de Dios comenzaría, y toda la restauración, salvación y bendiciones que el Antiguo Testamento prometió empezarían a traer fruto. Así que, los apóstoles en general y Mateo en particular, no se sentaron con una lista en su regazo esperando ver quien cumplía todas estas predicciones, sino que vieron una persona la cual sus obras, y su enseñanza, y carácter, todo acerca de él, manifestaba el reino de Dios. De hecho, el reino de Dios estaba en Jesús, no sólo fue anunciado por él, y él trajo ese reino. Así que, de esa experiencia del poder, enseñanzas y obra de Jesús, los apóstoles, Mateo incluido, regresaron al Antiguo Testamento para ver como Jesús había sido anticipado por el Antiguo Testamento. Y cuando leyeron el Antiguo Testamento desde el punto de vista de haber experimentado a Jesús, descubrieron que las Escrituras del Antiguo Testamento habían de hecho testificado a él y sólo a él específicamente. Así que cuando leemos el Antiguo Testamento, no sólo lo leemos con una lupa de joyero, sino que leemos buscando un encuentro con Cristo mismo, quien es el sujeto principal de los evangelios al venir y testificar como la encarnación del reino de Dios.

— Rev. Michael Glodo

La segunda forma en que puede ser visto el énfasis de Mateo en Jesús en la herencia del Antiguo Testamento es en su énfasis en el reino de los cielos.

El Reino de los Cielos

En el Antiguo Testamento, Dios había prometido que bendeciría a su pueblo: y que sus bendiciones vendrían por medio del hijo real de David. Mateo anunció que las bendiciones del reino de Dios en Jesús era el cumplimiento de esas promesas antiguas.

Y en el evangelio de Mateo, Jesús mismo comúnmente recuerda a su pueblo de este hecho. Él enseña regularmente que Dios es fiel a las promesas del reino del Antiguo Testamento. Así es como Jesús pudo presentar su reino como buenas nuevas, aunque tuvo que sufrir y aunque él no cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento. Jesús insistió que su pueblo debía confiar en la palabra del Antiguo Testamento lo suficiente para creer que él regresaría a terminar todo lo que había comenzado – que él eventualmente regresaría a cumplir todo lo que Dios había prometido.

De hecho, su confianza en el retrato del reino de los cielos del Antiguo Testamento es la base sobre la cual Jesús regularmente insta a sus seguidores a someterse y a confiar en el Antiguo Testamento. Es la base sobre la cual los instruyó a amarse y servirse los unos a los otros, como conciudadanos del reino de Dios.

El conocimiento que el Dios del cielo y de la tierra esta en control de toda la historia y que es fiel a sus promesas debe motivar a su pueblo en todas las edades – incluyendo la nuestra – para confiar en que sus promesas en Cristo siguen vigentes. Nos deberían inspirar a creer que un día Dios va a hacer todo nuevo. Y nos deben dar fuerza y resistencia en nuestra espera para que Dios traiga su cumplimiento total del reino.

Una tercera forma en la que Mateo enfatizó la herencia del Antiguo Testamento del reino de Jesús y su evangelio fue al insistir que Jesús era el esperado rey mesiánico.

Rey Mesiánico

Hemos mencionado esta idea anteriormente, en esta lección cuando discutimos la genealogía de Jesús. Se ve también en el hecho de que Mateo llamó a Jesús Hijo de David más frecuentemente que todos los otros escritores de los evangelios combinados. Mateo también usó muchos otros títulos reales para Jesús, incluyendo “Rey de los judíos”, “Rey de Israel”, “su rey,” o simplemente “rey”. Por otra parte, algunos de los versículos en los cuales Mateo usa los títulos reales para Jesús, no aparecen en ningún otro evangelio.

Por ejemplo en Mateo 2:2, él reportó esta pregunta de los reyes magos:

¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? (Mateo 2:2)

Ningún otro evangelio incluye este versículo, o hace este gran énfasis en el reinado mesiánico de Jesús.

El cuarto énfasis que mencionaremos es el conflicto de Jesús con los líderes judíos no-creyentes.

Líderes Judíos No-Creyentes

Los primeros lectores de Mateo pudieron sentirse tentados a pensar que el conflicto de Jesús con muchos de los líderes de Israel prueba que Jesús no era el Mesías. Para asegurarse de que no tuvieran esa impresión, Mateo aclaró que Dios mantenía sus promesas por medio de Jesús a pesar de la falta de fe de los líderes judíos.

Una y otra vez, Jesús rechazó las enseñanzas de los fariseos y de los maestros de la ley. Él corrigió sus puntos de vista acerca del ayuno en Mateo 9:14 al 17, acerca del día de reposo en el 12:1 al 13, y acerca del lavado de manos en el 15:1 al 20. Y la mayor parte del Sermón del Monte —especialmente en el 5:17 al 48 — se contrasta con el punto de vista judío de la ley de Dios con el cumplimiento de Jesús de esa ley.

Bueno, la gente se ha preguntado si cuando Jesús dijo, “Oísteis que fue dicho, pero yo os digo” en el Sermón del Monte, contradijo lo dicho en el Antiguo Testamento, yo creo que la manera más obvia de leer esto es que Jesús estaba contradiciendo algunas de las maneras en las que la ley del Antiguo Testamento, que Dios sí había dicho, habían sido interpretadas por varios escribas y maestros ha través de los años. Y lo que Jesús esta haciendo aquí es presentándose como él que está capacitado para interpretar la ley de Dios y tomar lo escrito en ella y aplicarlo a sus oyentes de aquellos días.

— Dr. Simon Vibert

Cuando Jesús habla en el Sermón del Monte usando la frase “Oísteis que fue dicho, pero yo os digo,” él no estaba diciendo que la ley del Antiguo Testamento estaba siendo anulada. De hecho él dice lo opuesto muy explícitamente, que he venido a “cumplir la ley.” Pero lo que Jesús hizo es que usó una técnica rabínica muy conocida que los maestros de la ley usaban para hablar de su propia autoridad para enseñar. Diciendo: “Han escuchado a diferentes personas en la tradición decir estas cosas acerca de las enseñanzas de la ley, pero yo les digo.” Y esto viene con una autoridad presente, con una autoridad agregada. Así que Jesús establece su autoridad para enseñar con esa técnica muy conocida. No para desacreditar la ley del Antiguo Testamento, sino para decir algo muy importante teológica y cristológicamente: “Que es importante interpretar la ley del Antiguo Testamento en relación a él y a su enseñanza de la ley.”

— Dr. Greg Perry

No, Jesús no estaba contradiciendo el Antiguo Testamento. Uno de los temas que vemos en el evangelio de Mateo, es que Jesús es el nuevo Moisés y que es superior a él. De este modo tenemos la revelación dada a través de Moisés en el Antiguo Testamento, la cual es: “La autoritaria Palabra de Dios”, pero Jesús se presenta como el soberano intérprete de la ley. Mucho de lo que vemos en el Sermón del Monte representa una interpretación acertada de lo que Moisés quiso decir. Por lo que Jesús no abolió el mandamiento, “No matarás.” Él simplemente nos explica que el asesinato comienza en el corazón con enojo. Recordemos como comienza esa sección. Jesús dice, “No he venido a abolir la ley sino a cumplirla,” lo que creo que significa interpretar correctamente la ley. Sin embargo pienso que lo que Jesús argumenta, es, que él cumple la verdadera intención de la ley. La ley debe ser interpretada a la luz de la venida de Jesucristo, de su muerte y su resurrección y de su ministerio. Pero cuando lo entendemos de esa forma, Jesús no anula la ley del Antiguo Testamento, sino que la cumple.

— Dr. Thomas Schreiner

Jesús realmente cumplió las expectativas mesiánicas del Antiguo Testamento. Pero muchos judíos lo rechazaron porque sus propias expectativas no estaban en orden con el Antiguo Testamento. Y sus malentendidos son una advertencia a todos los que tratan de seguir a Jesús. Nos advierten que es fácil dejar que nuestras propias ideas acerca de lo que parece ser el trabajo de Dios opaquen nuestra visión. Nos advierten a no poner límites artificiales en lo que Dios puede hacer, sino dejar que él defina nuestras esperanzas y expectativas.

La quinta forma en la que Mateo hace énfasis de la herencia de Jesús en el Antiguo Testamento es evidente en su descripción de la humildad y mansedumbre de Jesús.

Humildad y Mansedumbre

Los judíos, en los días de Jesús entendían correctamente que de acuerdo al Antiguo Testamento, Dios enviaría a su gran guerrero a liberar a su pueblo. Pero Mateo enfatizó que esa liberación de Dios estaba arraigada a su gran compasión por su pueblo. Y enfatizó este punto al citar el Antiguo Testamento.

Por ejemplo, en Mateo 11:29, Jesús invitó a los que estaban muy cargados con estas palabras:

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11:29)

Aquí, Jesús citó Jeremías 6:16 para probar que el Mesías proveería descanso para su pueblo.

Del mismo modo, en Mateo 12:15 al 21, Mateo reporta el ministerio misericordioso de sanación de Jesús y cita Isaías 42:1 al 4 para explicar lo que Jesús estaba haciendo. Escuchemos la descripción de Jesús en Mateo 12:19 y 20:

No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará. (Mateo 12:19-20)

Jesús no era el rey militar duro que los judíos estaban buscando para guiarlos en la batalla contra Roma. En cambio, él era gentil y compasivo.

En conformidad con el Antiguo Testamento, Mateo retrató a Jesús como el rey conquistador y el maestro con autoridad del pueblo de Dios. Al mismo tiempo, Mateo enfatizó que Jesús era un rey humilde y lleno de compasión. El llamado a seguir a Jesús en nuestras vidas y ministerios nos llama a hablar la verdad con el mismo tipo de compasión que Jesús ejemplificó.

Mateo subrayó el legado del Antiguo Testamento del reino de Jesús y su evangelio de formas diferentes. Al mismo tiempo, dejó en claro que Jesús llenó todas las expectativas antiguas de una manera que trascendió las expectativas promedio. Pero las buenas nuevas – el evangelio – fue que él las cumplió. El reino, la ley, y especialmente el propio rey son todas satisfechas cuando Jesús trae el reino de los cielos a la tierra.

Habiendo examinado la herencia del Antiguo Testamento del reino y evangelio de Jesús, estamos listos para considerar el tema del pueblo de Dios.

EL PUEBLO DE DIOS

En el evangelio de Mateo, tal y como en el resto de la Biblia, el pueblo de Dios son aquellos que pertenecen a Dios, aquellos que él mantiene como su posesión preciada, y la nación especial sobre la que el reina. Y ellos no sólo están en relación directa con Dios; ellos están en una relación cercana con todos los demás que le pertenecen a él.

Estudiaremos el tema del pueblo de Dios en tres partes. Primero veremos que Mateo identifica al pueblo de Dios como la Iglesia. Segundo, veremos que él también los llama la familia de Dios. Y tercero, consideraremos el llamado que el pueblo de Dios ha recibido de Jesús. Comencemos con la idea de que la iglesia es el pueblo de Dios.

Iglesia

En el Antiguo Testamento, Israel era el pueblo de Dios. Pero en el Nuevo Testamento, el pueblo de Dios es comúnmente llamado la iglesia. El término moderno para “iglesia” se traduce de la palabra griega ekklesia en Mateo. En la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, ekklesia es una traducción de la palabra hebrea qahal, la cual el hebreo del Antiguo Testamento típicamente usaba para referirse a la asamblea o congregación del pueblo de Israel. Este cambio en el vocabulario – de la “asamblea” de Israel a la “iglesia” cristiana – demuestra que ambos, Mateo y Jesús vieron la iglesia como la continuación de la asamblea de Israel.

Consideremos el uso de la palabra hebrea qahal o “asamblea” en el Antiguo Testamento. El pueblo de Israel es identificado como una “asamblea” en Levítico 16:33, Números 16:47, Jueces 20:2, y Salmo 22:22. De hecho, la asamblea del pueblo de Dios era tan importante en el Antiguo Testamento que fue uno de los nombres que el profeta Joel usó para identificar a Israel cuando profetizó que en los últimos días el pueblo de Dios sería restaurado. En Joel 2:16 él proclamó:

Congreguen al pueblo, purifiquen la asamblea. (Joel 2:16)

En el hebreo original de este versículo, la palabra traducida como “asamblea” es qahal. Pero en la traducción griega de la Septuaginta, la palabra es ekklesia — La palabra comúnmente traducida “iglesia” en el Nuevo Testamento.

Mateo utiliza este mismo lenguaje cuando reportó estas palabras de Jesús en Mateo 16:18:

Edificaré mi iglesia. (Mateo 16:18)

Aquí Jesús hizo eco de la profecía de Joel cuando dijo que iba a construir su iglesia, y quería decir su qahal o su asamblea mesiánica de los últimos días.

Jesús dice en el evangelio de Mateo, que él va a edificar su iglesia. Un buen punto de partida es recordar que la palabra griega que se usa para iglesia en el Nuevo Testamento: ekklesia, es realmente el término griego usado para transmitir la idea de la asamblea del pueblo de Dios, del Antiguo Testamento: El qahal; para que la iglesia del Nuevo Testamento sea la continuidad de la asamblea del Antiguo Testamento, la asamblea del pueblo de Dios.

— Rev. Michael Glodo

Ya hemos visto que los acontecimientos de Mateo 16 tuvieron lugar en un tiempo donde la resistencia a Jesús como rey mesiánico iba incrementando. Y es esta resistencia que Jesús usó para animar a sus discípulos con una referencia a la asamblea de Israel – él quería que ellos tuvieran confianza en su plan para edificar su asamblea mesiánica o iglesia.

Las palabras de Jesús también aclararon que la iglesia le pertenecía. No pertenecía a Pedro. No pertenecían a Israel. No era una institución democrática propiedad de sus miembros. Era la iglesia del Mesías. Mateo ya había mencionado este punto en la introducción de su evangelio cuando él reportó las palabras del ángel a José.

Escuchemos el recuento de Mateo en el 1:21:

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)

En este versículo, aun antes de que Jesús naciera, el ángel aseguró a José que el niño en el vientre de María era el Mesías, a quien pertenecía todo el pueblo de Dios. Él era su rey y ellos eran su pueblo.

No sólo somos seguidores individuales de Jesús, sino somos la encarnación de esta nueva creación que Jesús ha traído por medio de su resurrección de los muertos y al darnos su Espíritu como su nuevo templo, para ser la presencia del reino de Dios en la iglesia, donde la gente puede encontrar misericordia y perdón, y pueden encontrar provisión cuando les hace falta, y pueden encontrar compañía cuando están solos. Así que la iglesia realmente es un anticipo de los nuevos cielos y tierra que serán visibles un día por medio de la nueva creación.

— Rev. Michael Glodo

Cuando el pueblo de Dios está bajo presión, cuando los eventos de la vida los tientan, cuando la oscuridad alrededor de ellos puede ser casi palpable, Jesús dice, “Edificaré mi iglesia.” “Edificaré mi asamblea mesiánica.” Él nos asegura que es nuestro rey, que tiene nuestro mejor interés en mente y que va a rescatarnos y bendecirnos al final. Pueda ser que no ocurra en esta vida. Pero sucederá. Podemos estar seguros.

Además de describir al pueblo de Dios como la iglesia, Mateo también lo identificó como la familia de Dios.

Familia de Dios

El evangelio de Mateo usa un lenguaje familiar como “padre,” “hijo,” y “hermano” mas de 150 veces para describir la relación del pueblo de Dios consigo mismo y con los demás. El otro escritor de los evangelios que usa lenguaje familiar tan a menudo fue Juan. Pero cuando Juan lo utilizó, él estaba hablando típicamente acerca de la relación entre Jesús y su Padre Celestial.

En contraste, cuando Mateo lo usa estaba hablando acerca de la relación entre Dios y su pueblo – estaba hablando acerca de la familia de Dios. Y principalmente Mateo usó este vocabulario para enfatizar el cuidado y protección que Dios muestra a sus hijos.

Por ejemplo, en Mateo 6:4, Jesús habló del cuidado de Dios para con su pueblo de esta manera:

Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:4)

Y utilizó este mismo lenguaje una vez más en el versículo 6, y nuevamente en el versículo 18. Su punto era que Dios estaba preocupado por sus hijos, y trataba de alentarlos y proveer para ellos.

Y cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, él anticipa sus instrucciones en Mateo 6:8 al decirles:

Porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. (Mateo 6:8)

Podemos estar confiados que Dios nos va a bendecir, y él va a escuchar nuestras oraciones, porque sabemos que él es nuestro Padre amoroso.

Mi área de enseñanza es la formación espiritual, y una de las cosas que digo acerca del Padre Nuestro es que empezamos a orar reconociendo que en cualquier momento pueden haber millones de personas que están orando al mismo tiempo. Una de las razones por las cuales llamamos a Dios “Dios” es que ese Dios puede tomar cada una de esas oraciones y atenderla como si fuera la única oración que demanda su atención en ese momento. Pero eso nos trae a una comunión santa, parte del personal del reino de los cielos. Entonces inmediatamente después, está la palabra Padre. Así que no importa quién soy o en dónde estoy en esa oración, me estoy dirigiendo hacia Dios como Abba, dirigiéndome hacia Dios como Padre. Y si una persona en Polonia esta llamando a Dios Padre y yo estoy llamando a Dios Padre en los Estados Unidos, eso significa que somos hermanos y hermanas. Si tenemos el mismo padre, entonces somos miembros de la misma familia. Así que, pienso que Mateo hace énfasis en esto de una forma poderosa con el concepto del reino de los cielos el cual usa una y otra vez. Pero es la vida de oración que nos trae a descubrir que en el momento en el que estoy orando, estoy orando con otras personas que están diciendo lo mismo que yo, y cuando ellos dicen lo mismo que yo, significa que somos familia.

— Dr. Steve Harper

No hay nada más alentador que pensar en el hecho de que Dios nos ha adoptado en su familia. Es muy bueno ser perdonado, pero como dijo J.I. Packer en su libro “Conociendo a Dios,” también es algo grandioso el ser justificado, pero lo que es aún mejor es ser adoptado en la familia de Dios. Tener a Dios como nuestro Padre realmente es la cúspide de la obra de Dios en nuestras vidas. No sólo somos perdonados por el juez, sino que somos adoptados en la familia de Dios, y él es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos. Y por ende, somos coherederos con Cristo. Todo lo que viene a Jesús, que es todas las cosas, llega a ser nuestro. Esa es nuestra herencia también. Hubo un tiempo dónde sólo éramos hijos de ira, cuando nuestra herencia era la ira de Dios. Y en vez de ira, ahora somos coherederos con Cristo. Somos coparticipes de la naturaleza divina y somos llamados hermanos con Cristo porque somos hijos en él. Hemos intercambiado nuestros trapos sucios de injusticia por la rectitud de Cristo. Pero en eso, hemos llegado a ser hijos de Dios, invitados a su familia. Y esa es la mayor bendición que jamás podemos imaginar.

— Dr. K. Erik Thoennes

En Mateo 6:25 al 34, Jesús usó dos ejemplos diferentes para asegurar a los hijos de Dios su cuidado, habló de las “aves del cielo” y “los lirios del campo,” enfatizando que Dios tiene cuidado de las necesidades de los miembros más pequeños de su creación. Y su énfasis fue que si Dios cuida aun de estas pequeñas cosas, entonces él ciertamente cuidará mucho más a su pueblo. Nuestro Padre Celestial va a proveer aun mejor comida, ropa y protección para nosotros.

Jesús también enfatizó el cuidado y protección paternal de Dios, cuando él advirtió a sus discípulos de las grandes dificultades del ministerio. Por ejemplo, en el 10:19 y 20, Jesús les dijo que iban a ser arrestados. Pero también les dijo que el Espíritu del Padre estaría con ellos. Y él, les recordó que cuando sus vidas estuvieran en peligro por causa de su ministerio, su Padre los protegería.

Escuchemos las palabras animadoras de Jesús en Mateo 10:29 al 31:

¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. (Mateo 10:29-31)

Para muchos creyentes, la vida es muy difícil siendo un cristiano. Muchas partes del mundo están bajo persecución. Y el mayor gozo de sus vidas es que son parte del cuerpo, y se pueden identificar ellos mismos como el pueblo de Dios. Las Escrituras nos dice que Dios es nuestro Padre. Tenemos el tremendo privilegio como dice Romanos capítulo 8 de poder llamar a Dios como Abba. También tenemos el hecho de que Dios constantemente nos está cuidando. Y también vemos que Dios da a los miembros de su familia amor. Así que, para el creyente, el corazón de su vida es el aliento que viene por medio de Cristo porque Dios es ahora nuestro Padre.

— Dr. Jeff Lowman

Habiendo considerado el pueblo de Dios como la iglesia y la familia de Dios, estamos listos para considerar el llamado del pueblo de Dios.

Llamado

El pueblo de Dios tiene el gran privilegio de ser su iglesia y su familia. Pero nuestro llamado como su pueblo también incluye dificultades, peligro y sufrimiento. Jesús es nuestro rey mesiánico sufriente. Al seguirlo, sufrimos también.

Por ejemplo, en Mateo 10:34 al 36, Jesús dijo que nuestro llamado esta caracterizado por las luchas. Escuchemos lo que dice:

No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. (Mateo 10:34-36)

Y en Mateo 16:24 y 25, lo dijo de esta forma:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 16:24-25)

Jesús sabía que su pueblo iba a ser rechazado tal y como él fue rechazado. Para nuestro rey, el sufrimiento es el camino a la gloria. Y lo mismo es cierto para nosotros.

En la cruz la gente pudo haber pensado que él estaba perdiendo la batalla, y aun en el sepulcro muchos pensaron que había llegado su fin, pero se olvidaron de la mañana del tercer día. Jesús dijo eso, ustedes derriban este cuerpo y yo en tres días lo resucitaré otra vez. Así que cuando pensamos en como la iglesia ha sido aislada, criticada, difamada por todos lados, entendemos que es la misma iglesia (la que Jesús puso en acción) la que está trabajando hoy. Veamos cuanto ha resistido y por cuanto ha pasado y aun sigue allí. E iré un paso más allá. El evangelio de Jesucristo, el Verbo que se hizo carne no lo pudieron matar antes, no lo pueden matar ahora. Así que somos parte de, somos la iglesia, es su iglesia, y él no permitirá que nada, ni aun las mismas puertas del infierno, prevalezcan y paren su misión. La iglesia tiene una misión, y es ir por todo el mundo a traer y a hacer discípulos de los que están perdidos. Y que gozo es eso, y podemos tener una gran seguridad y tener un momento de resurrección aún ahora, sabiendo que la iglesia prevalecerá.

— Dr. Willie Wells

Jesús promete acabar el sufrimiento de su pueblo, darnos descanso de nuestras dificultades, establecer paz por nosotros, y bendecirnos inmensurablemente – pero todavía no. Hasta que él regrese a hacer todas las cosas nuevas, nuestro llamado es seguir los pasos de nuestro rey sufriente.

Jesús nos ha dicho que él vino para que tengamos vida y en abundancia. Sabemos, que en esta vida, después de conocer al Señor Jesucristo, seguimos experimentando sufrimiento, dolor, enfermedad, y morimos. Aún, tenemos frustraciones y ambiciones. Seguimos experimentando irritaciones y dolor. Debemos reconocer que una parte de lo que significa “recibir esta vida abundante” es, tener a Cristo en medio de estas cosas. Llegaremos a conocer cosas en nuestra vida cristiana que nunca hubiéramos conocido si no hubiéramos estado irritados o frustrados. O que nunca sabríamos si no experimentáramos tristeza lo mismo que euforia y gozo. Hay algo aquí que es realmente importante. Jesús dijo, “he venido para que tengan vida, y para que tengan una vida que es abundante.” Pero nosotros estamos anhelando algo. Una parte de lo que significa estar “en Cristo” es anhelar la llenura que él va a traer. Un día vendrá cuando Cristo viene por su iglesia, cuando Cristo reinará sobre todas las cosas de manera visible para todos, cuando toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre, cuando todo ojo será secado, y toda lágrima se enjugará. Una parte de lo que significa ahora que tengamos vida abundante en Cristo, es que descansemos en él, experimentando todos los gozos y calamidades que nos vienen a la vida en este mundo mientras anhelamos lo que sabemos que viene. La vida abundante significa confiar en Cristo hasta que él venga.

— Dr. R. Albert Mohler

CONCLUSIÓN

En este estudio del evangelio de Mateo, hemos explorado su trasfondo en términos de su autoría, audiencia original y ocasión (o circunstancias); hemos visto su estructura y contenido; y hemos considerado los temas Principales de su herencia del Antiguo Testamento y su énfasis en el pueblo de Dios.

El evangelio de Mateo proclama las buenas nuevas que promete el Antiguo Testamento de que el reino de los cielos se cumplió en la persona y la obra de Jesús el rey mesiánico. Y las buenas nuevas son que Jesús estableció y continúa edificando su reino para nosotros y por medio de nosotros. Estas buenas nuevas no son siempre fáciles. Como ya hemos visto, Mateo describió nuestro llamado a seguir los sufrimientos del rey mesiánico. Pero también describió las bendiciones del Padre Celestial – bendiciones que nos ayudan a seguir fielmente a nuestro rey, y perseverar por medio de nuestros sufrimientos, hasta que el reino del cielo venga a la tierra con toda su gloria.

Materiales de la lección

Transcripción