Conferencia
I. INTRODUCCIÓN
Recuerdo que una vez acudí a un amigo para pedirle unas cosas que quería que él hiciera, pero actué como si yo sólo quisiera charlar, tener una conversación casual y amistosa. No tomó mucho tiempo para que mi agenda verdadera saliese a relucir. Recuerdo que mi amigo me dijo: “preferiría que me hubieses dicho tu agenda real. Hubiese preferido haber venido aquí con mis ojos abiertos.”
En muchos aspectos, así es con la teología. Muchas veces, los teólogos cristianos discuten teología como si no tuvieran agenda: “sólo digo la verdad. Sólo les digo lo que la Biblia dice.” Pero he aprendido durante los años que normalmente es mejor discutir la teología cristiana con la mayor franqueza posible sobre quiénes somos y lo que creemos. De esa manera, todo el mundo puede venir a la conversación con sus ojos abiertos.
Esta es la segunda lección de nuestra serie “Construyendo Su Teología.” Y en esta lección, presentaremos las orientaciones básicas de estas lecciones. Hemos titulado esta lección, “Explorando La Teología Cristiana”, y presentaremos algunas de las presuposiciones más importantes que nos guiarán cuando exploremos cómo desarrollar una teología distintivamente cristiana.
Veremos este tema en tres maneras, pasando de preocupaciones más amplias a más angostas. Primero, definiremos nuestra perspectiva en qué tipo de teología es cristiana. Segundo, exploraremos cómo las tradiciones teológicas específicas le dan forma a la teología cristiana. Y tercero, veremos algunos de los principios básicos de la teología de la reforma, la rama específica de la fe cristiana que da contorno a estas lecciones. Volvamos primero a la idea general de una teología cristiana. ¿Qué queremos decir en estas lecciones cuando usamos la terminología “Teología cristiana?”
II. TEOLOGÍA CRISTIANA
Desgraciadamente, a menudo hablamos de teología cristiana, pero no es del todo claro lo que queremos decir. A veces, las personas usan la terminología para referirse a lo que los cristianos realmente creen, pero los cristianos afirman todo tipo de creencias que no son auténticamente cristianas. Otros usan la terminología para hablar de la teología que los cristianos deben creer. Pero la mayoría de los cristianos no logra ponerse de acuerdo en lo que deben creer. Debido a ésta y otras ambigüedades, necesitamos aclarar lo que queremos decir cuando usamos el término “teología cristiana” en estas lecciones.
Tocaremos tres materias: primero, miraremos algunos de los problemas para definir teología cristiana; segundo, nos propondremos una definición funcional; tercero, haremos notar la unidad y diversidad que conlleva la teología cristiana. Veamos primero algunos de los problemas que encontramos cuando tratamos de definir teología cristiana.
Problemas con Definiciones
Uno de los mayores problemas que tenemos al definir la teología cristiana es encontrar maneras de distinguirla de la teología no cristiana. A veces, las diferencias no son difíciles de ver, pero muchas veces, es sumamente difícil separar la teología cristiana de otras. Cuando consideramos el cristianismo ante otras grandes religiones del mundo, hay varias teologías que se distinguen fácilmente de las creencias cristianas. Por ejemplo, a pesar del hecho de que unas personas han tratado de combinar el cristianismo y el hinduismo, el politeísmo del hinduismo lo hace muy diferente de la fe cristiana, tanto que es difícil confundir ambos sistemas de teología.
El islam, en cambio, está mucho más ligado al cristianismo que el hinduismo. El islam, al igual que el cristianismo, remonta su herencia hasta Abraham. Y más que esto, el profeta del islam interactuó con enseñanzas cristianas cuando él y sus seguidores compusieron el Corán. Así, hay varias similitudes entre el cristianismo y el islam. Aún así, por la mayor parte, no tenemos gran dificultad para distinguir al islam de la fe cristiana porque hay diferencias marcadas y fundamentales entre ellas, tal como la afirmación cristiana de la deidad y supremacía de Cristo, en contraste al rechazo del islam a estas verdades.
Y ahora consideremos al judaísmo. El judaísmo está más estrechamente conectado y es más similar al cristianismo, porque el cristianismo surgió del judaísmo. No obstante, el judaísmo niega que Jesús sea el Mesías, el Cristo, de manera que pocos lo confunden con la fe cristiana.
Las perspectivas teológicas de esta y otras grandes religiones son tan diferentes de la teología cristiana que la mayoría de las personas tienen poca dificultad para separarlas. Podemos erigir límites bastante sólidos entre nuestra teología y la de los demás.
Sin embargo al mismo tiempo, muchas escuelas de teología, mezclan pensamiento cristiano y no cristiano, haciendo a veces difícil el separar el cristianismo genuino de otros tipos de fe. Vemos tal sincretismo en nuestro día en los testigos de Jehová, el mormonismo, la ciencia cristiana, y la fe de Sun Myung Moon. Se puede encontrar incluso en muchas iglesias y denominaciones que han abandonado las posiciones teológicas de sus antepasados en favor del liberalismo moderno. Ahora, algunos aspectos de estas religiones sincréticas se distinguen fácilmente como no cristianos, pero otros elementos son muy cercanos al cristianismo verdadero. En estos casos tenemos dificultad para trazar líneas claras entre teologías cristianas y no cristianas.
Peor aún, pensemos en el paisaje teológico entre creyentes fieles en Cristo. Hasta dentro del reino del cristianismo genuino, a menudo es más fácil hablar de teologías cristianas en el plural que de teología cristiana. Hay tantas formas diferentes de cristianismo que es imposible identificar, para la satisfacción de los cristianos, qué formas de cristianismo se deben considerar como genuinas. ¿Incluye la teología cristiana verdadera las enseñanzas de iglesias ortodoxas orientales? ¿Qué hay de las doctrinas católicas romanas? ¿Cuál es la forma más pura de fe protestante: la anglicana, la bautista, la luterana, la metodista, o la presbiteriana? Casi todos los segmentos de la iglesia evalúan la pureza de las varias ramas del cristianismo a su manera, y casi todas las ramas creen que su teología es la versión más pura de todas. Cuando pensamos en estas discordancias intramurales cristianas, se hace aún más difícil el definir precisamente “teología cristiana.”
Frecuentemente les pido a los estudiantes de una de mis clases que me ayuden a distinguir la teología cristiana de todos los otros sistemas teológicos en el mundo, dándome una lista de doctrinas que la gente debe creer para contarse como cristianos. Los estudiantes aparecen con una lista muy larga de creencias cristianas esenciales. Mencionan que: Jesús es el Señor; Jesús es el Salvador; Jesús es la única manera de salvación; Jesús murió por nuestros pecados; Jesús resucitó de entre los muertos; Dios es Triuno; Jesús es totalmente hombre y totalmente Dios; todas las personas son pecadoras; la justificación es por la fe solamente; los cristianos deben ser santos; la Biblia es Palabra infalible de Dios. Como podemos ver, una persona tendría que ser un cristiano bien educado e informado, para entender todos los conceptos, sin hablar de creerlos todos.
Después de recibir tales respuestas de los estudiantes, normalmente les formulo una pregunta crucial: ¿Cuántas de estas enseñanzas ustedes creyeron cuando se convirtieron en cristianos por primera vez? En el mejor de los casos, ellos sólo creyeron un manojo de ellas. Así, les pregunto, pues, ¿no eran ustedes cristianos y no tenían una teología cristiana, aun cuando no creían todo el resto de estas cosas?
Ahora por supuesto, las doctrinas que los estudiantes normalmente incluyen en su lista son enseñanzas cristianas importantes. Pero debe ser evidente que una persona puede tener fe cristiana genuina y teología cristiana, aun sin haber oído sobre algunas de estas doctrinas, mucho menos, comprendido o creído todas ellas. ¿Cuáles doctrinas son completamente esenciales para la fe cristiana verdadera? ¿Qué es lo mínimo en la teología cristiana? En verdad, sólo Dios sabe con toda seguridad exactamente donde se traza esa línea.
Éstos son los tipos de problemas que enfrentamos cuando tratamos de definir la teología cristiana. Respecto a algunas otras religiones, no es difícil distinguirnos. Pero es muy difícil saber precisamente qué elementos son esenciales para que una teología sea auténticamente cristiana.
Estas y otras dificultades para definir teología cristiana nos llevan a proponer una definición funcional que guiará nuestras discusiones en estas lecciones.
Definición Funcional
Esta definición no contestará cada pregunta que surja, pero proporcionará una medida clara, significativa y útil. No será una definición perfecta, pero será suficiente para usar según procedamos.
En estas lecciones, orientaremos nuestra definición de la teología cristiana a la conocida y antigua expresión de fe cristiana llamada El Credo de los Apóstoles. Este credo existió substancialmente en su forma presente desde el segundo siglo y vino a su forma presente en el sexto siglo DC. Los cristianos de todo el mundo han recitado este credo por siglos como un resumen de su fe cristiana. Veámoslo aquí.
- Creo en un Dios Padre Todopoderoso,
- Creador del cielo y de la tierra.
- Y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro,
- Que fue concebido por el Espíritu Santo,
- Nació de la Virgen María.
- Padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
- fue crucificado, muerto, y sepultado;
- Descendió a los infiernos.
- Al tercer día, resucitó de entre los muertos.
- Subió al cielo.
- Y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso.
- Y desde allí vendrá al fin del mundo
- a juzgar a los vivos y a los muertos.
- Creo en el Espíritu Santo,
- La Santa Iglesia Universal,
- La comunión de los santos,
- El perdón de los pecados,
- La resurrección de la carne,
- Y la vida perdurable. Amén.
Esta expresión mundial de fe cristiana resume el cristianismo en modo muy simple y esencial. Y servirá como nuestra definición básica de la teología cristiana. Para nuestros propósitos, se contará como teología cristiana toda teología que concuerde con este credo.
Ahora, tenemos que admitir que el Credo de los Apóstoles incluye unas creencias que la mayoría de nosotros no consideraría esenciales. Por ejemplo, ¿realmente queremos decir que las personas deben saber acerca de Poncio Pilato antes de tener una teología cristiana? Y más allá de esto, me aventuraría a decir que muchos de nosotros no tenemos idea de lo que la comunión de los santos significa.
Al mismo tiempo, es seguro decir que el Credo de los Apóstoles toca varias creencias cristianas que son necesarias para desarrollar la teología cristiana más allá de su nivel más básico. Y enumera bastantes creencias para permitir que los cristianos empiecen a trabajar hacia construir una teología que puedan compartir.
Por ejemplo, el credo menciona la creación. Menciona a las tres personas de la Trinidad: el Padre, Jesucristo su único Hijo, y el Espíritu Santo. Se refiere a la encarnación, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. También habla del perdón de los pecados, la resurrección general, el juicio conclusivo y la esperanza de vida eterna.
Porque proporciona tal fundamento fuerte y amplio, usaremos el Credo de los Apóstoles como nuestra definición del funcionamiento de la teología cristiana. Aunque hablaremos de doctrinas que van más allá de esta corta lista, estaremos satisfechos con que una teología es cristiana si concuerda con este Credo.
Al usar el Credo de los Apóstoles para definir la teología cristiana, se hace claro inmediatamente que la teología en la fe cristiana es tanto unificada como diversa.
Unidad y Diversidad
Hablaríamos de una sola teología cristiana unificada porque hay muchas creencias comunes, prácticas y sentimientos entre cristianos. Pero debemos estar listos también para hablar de teologías cristianas múltiples que difieren la una de la otra porque los cristianos sostienen una variedad de perspectivas en asuntos que el Credo de los Apóstoles no atiende. Consideremos primero la unidad entre cristianos.
Teología Unificada
Cuando consideramos todas las diferentes iglesias y denominaciones en existencia, parece difícil hablar con significado de unidad teológica entre cristianos. No puedo decirles cuántas veces los incrédulos me han dicho: ustedes, los cristianos, ni siquiera pueden estar de acuerdo en lo que creen. ¿Por qué espera que yo me convierta en cristiano? Y a veces tenemos que admitir que parece que los seguidores de Cristo apenas pueden estar de acuerdo en cosa alguna. Pero la desunión es sólo parte del cuadro. Los cristianos verdaderos en todo el mundo forman una santa iglesia universal. A pesar de nuestras divisiones, el cuerpo de Cristo es teológicamente unificado porque los cristianos están de acuerdo en varias creencias centrales que los distinguen de cultos y otras religiones mundiales.
Según exploramos la teología cristiana en estas lecciones, necesitamos reconocer la unidad de fe que une a todos los cristianos.
El apóstol Pablo habló de la unidad de la Iglesia en esta manera en Efesios, capítulo 4, versículos 4 y 5:
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo.
(Efesios 4:4-5)
La unidad doctrinal de la iglesia debe ser una meta que todos los cristianos tengan. Jesús oró hacia este fin en Juan, capítulo 17, versículos 22 y 23:
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí has amado. (Juan 17:22-23)
Cuando miramos más estrechamente a la iglesia, vemos que los cristianos tienen grados variantes de unidad teológica los unos con los otros. En el sentido más amplio todos los cristianos se unifican teológicamente por su creencia en los principios expresados en el Credo de los Apóstoles. Esta unidad en principio nos llama a mostrar respeto, paciencia y amor por todos los que afirmen el credo, sin importar la rama de la iglesia que representen, porque todos los que afirman el credo son nuestros correligionarios. En este ambiente debemos aprender a:
Hablar la verdad en amor. (Efesios 4:15)
Según se dice en Efesios capítulo 4 versículo 15. Más allá de esto, la unidad teológica entre cristianos aumenta cuando compartimos creencias que van más allá de las mencionadas en el credo. Por ejemplo, los ortodoxos, los católicos y los protestantes sostienen tales creencias comunes como la Trinidad. Pero las denominaciones protestantes que han permanecido fieles a su herencia tienen más unidad teológica la una con la otra que con iglesias no protestantes.
Aunque procuramos buscar unidad con quienes tenemos más en común y entonces tratamos como adversarios a otros con quienes tenemos poco en común, nuestro Señor nos exhorta a todos hacia la unidad. Por esta razón, nunca debemos dejar que las diferencias entre cristianos nos distraigan del inmenso terreno común que tenemos en Cristo. En lugar de desesperarnos porque los cristianos no son capaces de ponerse de acuerdo en cada doctrina, necesitamos reconocer que de un grado u otro, los cristianos están de acuerdo en los principios centrales de la fe. La teología cristiana es una realidad unificante. Y más que esto, es nuestra responsabilidad alguna vez promover unidad teológica creciente dentro del cuerpo de Cristo. Como el apóstol Pablo lo expuso en Efesios, capítulo 4, versículo 14 al 16,
Para que ya no seamos … llevados por doquiera de todo viento de doctrina … sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concentrado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (Efesios 4:14-16)
El deseo de Dios para su iglesia no es la fragmentación teológica, sino la unidad teológica creciente según la enseñanza de las Escrituras.
Ahora, mientras se unifica la teología cristiana a grados variantes, también es importante reconocer y aceptar grados de diversidad dentro de ella. En este sentido, hablamos correctamente acerca de teologías cristianas, en lugar de simplemente de una teología cristiana.
Teologías Multiples
Los protestantes reconocen que cuando se extiende su asociación a iglesias ajenas a la suya, la diversidad se acrecienta. Cuando las diferentes denominaciones se encuentran la una con la otra, casi siempre enfrentan diversidad. Cuando iglesias orientales ortodoxas y occidentales se juntan, las diferencias son aún más profundas.
Ahora, cuando enfrentamos la diversidad dentro de la iglesia, tenemos que hacernos una pregunta seria: ¿Por qué hay diferencias entre nosotros? Todos nosotros tenemos el mismo Espíritu. Todos nosotros creemos en el mismo Cristo. Todos nosotros compartimos muchas creencias centrales en común. ¿Qué causa la diversidad entre cristianos? El atender este asunto, nos ayuda el distinguir por lo menos dos tipos de diferencias entre teologías cristianas.
En primer lugar, existen algunas diferencias simplemente porque no podemos representar cada verdad teológica con igual fuerza. Las limitaciones que enfrentamos como criaturas hacen inevitable que seleccionemos y demos énfasis a unos aspectos de la fe cristiana más que a otros.
Nosotros simplemente no podemos prestar la misma atención a todas las dimensiones de nuestra fe al mismo tiempo. Esta limitación en los teólogos y la teología a menudo explica mucha de la diversidad doctrinal entre cristianos.
Este tipo de diversidad de selección y énfasis es sano y aceptado por Dios. Sabemos que Dios aprueba tal diversidad porque hasta los autores bíblicos difirieron en lo que escribieron y le dieron énfasis.
Por ejemplo, tenemos cuatro evangelios diferentes porque Dios llevó a Mateo, a Marcos, a Lucas y a Juan a concentrarse en diferentes aspectos de la verdad sobre la vida de Jesús. Si estos cristianos bajo la inspiración infalible del Espíritu Santo difirieron en sus énfasis, debemos estar felices de que lo mismo es cierto para los cristianos hoy.
Así como a Dios le gustan los diferentes tipos de flores y árboles, se deleita tanto en montañas como en valles y disfruta de hacer diferentes tipos de personas, también disfruta de ver a sus hijos desarrollar sus teologías en modos diferentes.
Debemos más que esperar que la teología cristiana en Africa rural seleccione y dé énfasis a verdades diferentes que la teología cristiana en la Ciudad de Nueva York. Debemos esperar que la teología cristiana suramericana sea diferente de la teología cristiana en Beijing. Esta diversidad resulta en que el Señor guía a su pueblo redimido a expresar aspectos diferentes de su fe, de acuerdo con sus propias escenas culturales, en respuesta a sus propias necesidades particulares.
En segundo lugar, otras formas de diversidad no son tan inocuas y requieren mucha más precaución. En lugar de ser solo asuntos de énfasis o selectividad, estas diferencias resultan cuando personas o grupos se extravían en doctrinas, prácticas y sentimientos falsos.
Cuando surge en la iglesia diversidad de esta índole, por lo menos una persona o grupo sostiene un punto de vista erróneo. En algunas situaciones, todo el mundo estaría en error. Y en este caso, debemos humilde y sinceramente buscar discernir dónde están los errores.
Para discernir el error, requerimos, por un lado, ser autocríticas, listos para desechar cualquier creencia falsa que haya entrado en nuestra teología. Y en cambio, necesitamos estar listos a ayudar a otros creyentes a mejorar su comprensión también. A veces, esto será bastante fácil, pero otras veces, este proceso será sumamente difícil.
Nunca nos libraremos, ni libraremos a otros, de todo error hasta que Cristo vuelva en gloria. Es nuestra responsabilidad, como seguidores de Cristo, trabajar arduamente para permanecer fieles a las enseñanzas de las Escrituras y ayudar a otros a hacer lo mismo. Recordemos lo que Pablo escribió en 1 Timoteo, capítulo 4, versículo 16:
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1 Timoteo 4:16)
En fin, cuando consideramos el panorama de la fe cristiana, debemos evitar los extremos en nuestra evaluación de la unidad y diversidad teológica entre los seguidores de Cristo. Nunca debemos negar la importancia de la unidad teológica, porque ello rechazaría la unidad por la que Cristo oró. Pero nunca debemos ir al otro extremo y esperar que todo el mundo esté de acuerdo en cada asunto a este lado del retorno de Cristo, esto negaría nuestras limitaciones humanas y la influencia continua del pecado en nuestras vidas.
Cuando trabajemos en estas lecciones para construir una teología auténticamente cristiana, usaremos el Credo de los Apóstoles como una expresión básica de nuestra unidad teológica. Esto nos mantendrá constantemente conscientes del enorme terreno común que todos los creyentes comparten. Al mismo tiempo, ya que muchas doctrinas quedan más allá del alcance del Credo de los Apóstoles, nos recordará la diversidad que debemos esperar encontrar entre los cristianos.
Ahora que hemos visto lo que significa el término teología cristiana en estas lecciones, volvamos a nuestro segundo tema: tradiciones teológicas dentro de cristianismo. ¿Qué lugar tienen las tradiciones particulares cuando construimos una teología cristiana?
III. TRADICIONES TEOLÓGICAS
Para contestar esta pregunta, veremos tres temas: primero, definiremos el término tradición teológica, segundo, examinaremos algunas de las tendencias de tradiciones teológicas y tercero, investigaremos la importancia de hacernos conscientes de la influencia de las tradiciones en nuestras vidas. Veamos primero lo que queremos decir cuando hablamos de una tradición teológica cristiana.
Definiendo “Tradición”
Los cristianos evangélicos emplean el término tradición de tantas maneras que necesitamos especificar cómo lo usaremos aquí. Aclararemos el asunto primero proporcionando una definición negativa, explicando lo que no queremos decir, y entonces ofreceremos una definición positiva.
Definición Negativa
En primer lugar, debemos darnos cuenta de que, en muchos círculos evangélicos hoy en día, el término tradición tiene connotaciones muy negativas porque se asocia estrechamente con lo que llamaremos tradicionalismo. Como John Frame recientemente lo puso en su artículo titulado “Tradicionalismo,”
El tradicionalismo existe donde se viola el principio de Sola Scriptura. En pocas palabras, el tradicionalismo basa las creencias teológicas en referencias humanas, normalmente en antiguas preferencias tradicionales, en lugar de las Escrituras.
Es claro, por los Evangelios, que Jesús se opuso al tradicionalismo en su día. Jesús se mantuvo firmemente contra las tradiciones de los Escribas, Fariseos y Saduceos, porque sostuvieron sus visiones con mucha más tenacidad que a las Escrituras. Por estar más comprometidos con sus perspectivas humanas que con las Escrituras, Jesús les dijo estas palabras en Marcos, capítulo 7, versículos 8 y 13:
Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres... invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. (Marcos 7:8, 13)
Los seguidores de Cristo deben rechazar el tradicionalismo porque este le da a lo que es mera opinión humana la autoridad que pertenece debidamente sólo a las Escrituras. Ya que la insensatez humana, en lugar de la revelación divina, puede guiar fácilmente nuestra fe, debemos oponernos al tradicionalismo en todas sus formas, así como Jesús lo hacía en su día.
En segundo lugar, aunque debemos oponernos al tradicionalismo, debemos tener una perspectiva diferente acerca de la tradición en sí misma. ¿Qué papel juega la tradición en construir una teología?
Definición Positiva
Tan extraño como parezca a nuestros oídos evangélicos modernos, el apóstol Pablo afirmó realmente un papel positivo para la tradición en el cuerpo de Cristo.
Escuchemos lo que escribió a los corintios en 1 de Corintios, capítulo 15, versículo 3.
Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. (1 Corintios 15:3)
La expresión “transmití” es paradidomi µ y “recibí” es paralambano µ. Estos términos aparecen varias veces en los escritos de Pablo como descripciones de su transferencia de enseñanzas cristianas.
Estas observaciones son importantes para nuestra discusión porque eran términos usados en círculos judíos del primer siglo para describir la enseñanza de tradiciones judías. Pablo vio la fe cristiana como una tradición que pasa de persona a persona, y de generación a generación. Aunque usaremos el término tradición en modo un poco diferente de como Pablo lo usa, no nos confundamos necesariamente por la terminología de tradición cristiana, o tradiciones cristianas porque Pablo mismo empleó el lenguaje de tradición en una manera positiva. Para nuestros propósitos, una tradición teológica se define de esta manera:
Una doctrina, práctica o sentimiento teológico relativamente antiguo que distingue una rama de la iglesia de la otra.
Analicemos esta definición en dos partes principales. Primero, es una doctrina, práctica o patetismo relativamente antiguo. Cuando hablamos de una tradición teológica en estas lecciones, no tenemos en mente algo que comenzó recientemente. Más bien, un sistema de creencias realmente se vuelve una tradición teológica en nuestros términos sólo cuando ha existido por bastante tiempo. De acuerdo con nuestra definición, solamente las creencias que han disfrutado de años de aceptación en la iglesia califican debidamente como tradiciones.
Segundo, una tradición teológica distingue una rama de la iglesia de la otra. En otras palabras, pensamos en rasgos de denominaciones particulares o asociaciones de creyentes que identifican características. ¿Qué hace bautista a un bautista? La tradición bautista. ¿Qué hace metodista a un metodista? La tradición metodista. Cuando grupos de creyentes comparten perspectivas comunes durante un período largo de tiempo, estas perspectivas se vuelven sus caminos teológicos distintivos. Encuentran que sus corazones están más a gusto en una rama de la iglesia que en otra.
Ahora que hemos definido lo que significan las tradiciones teológicas, debemos notar que hay tendencias en tradiciones teológicas.
Tendencias de Tradiciones
En la lección anterior, notamos que la teología envuelve doctrina, práctica y patetismo. Por esta razón, es útil notar que tradiciones teológicas tan diferentes dentro del cristianismo tienden a caer en una (o posiblemente dos) de tres categorías: las que dan énfasis a la doctrina; las que enfatizan la práctica; y las que acentúan el patetismo.
Primero, unas ramas de la iglesia se distinguen de otras por su énfasis tradicional en doctrinas.
Doctrina
Todos nosotros sabemos de denominaciones que ven su identidad principalmente en cuanto a las doctrinas que sostienen. Sus ministerios de la enseñanza y posiciones doctrinales forman el corazón de su fe cristiana. Desgraciadamente, estas ramas de la iglesia pueden ser más bien doctrinales, esto es, que se preocupan intensamente con controversias doctrinales. Insisten en una gran medida de uniformidad doctrinal. Esta preocupación con las doctrinas a menudo lleva al intelectualismo, donde el aprendizaje y la comprensión de los datos de la fe se vuelven finalidades en sí mismos.
Práctica
Segundo, otras tradiciones en la iglesia se distinguen más por sus prácticas. Hay muchas iglesias que encuentran su identidad distintiva en lo que hacen, en contraposición a lo que enseñan. Su servicio y programas de acción cristianos son su mayor fuerza. A menudo tienen largas listas de “hacer” y “no hacer” para sus miembros. Tristemente, sin embargo, estas ramas de la iglesia a menudo reducen la fe cristiana a mera actividad; el cristianismo se vuelve un asunto de hacer algo. Y esta preocupación con actividades a menudo lleva al legalismo.
Patetismo
Tercero, aún otras tradiciones teológicas se distinguen más por su patetismo. La dimensión emocional de la fe cristiana es la fase central en estas iglesias. Los afectos religiosos son tan valorados que les importa poco otros asuntos. Estos cristianos no quieren molestarse con doctrina o el llamado a ciertos tipos de conductas, a menos que les hagan sentirse mejor. Por esta razón, no es raro para estas ramas de la iglesia el caracterizarse por emocionalismo.
Cabe mencionar que todo el mundo tendrá que evaluar las tendencias de las tradiciones cristianas en maneras diferentes. Pero es justo decir que las tradiciones teológicas generalmente hallan su identidad al enfatizar una o dos de estas orientaciones.
Ahora que hemos definido la idea de las tradiciones teológicas cristianas y visto los tipos de tendencias que éstas normalmente exhiben, debemos reconocer la influencia que las tradiciones teológicas tienen para estas lecciones acerca de construir teología.
Importancia de Tradiciones
El conocimiento de las tradiciones teológicas juega dos papeles críticos: primero, nos permite entender más sobre nosotros; y segundo, nos ayuda a conocer más a otros. Pensemos por un momento sobre cómo los estudiantes de teología necesitan verse a la luz de las tradiciones teológicas.
Conocimiento de Nosotros
Muy a menudo, los cristianos tratan de construir sus teologías en formas que son neutrales o indiferentes a las corrientes teológicas en la iglesia. Muchas veces he oído a estudiantes decir que no tienen ninguna tradición, que simplemente leen la Biblia y el Espíritu Santo les enseña.
Este tipo de perspectiva era muy popular y hasta era apoyada por las perspectivas del modernismo iluminado. La meta del estudio académico serio de la Biblia desde la Ilustración en adelante era separarse a sí mismo de prejuicios y tradiciones teológicas.
Recordaremos que éste era el método de Descartes en su intento por defender la racionalidad de la fe cristiana. Descartes dudó de todo, de manera que pudiese distinguir claramente el conocimiento de la mera creencia. Las creencias, tales como la superstición y la mera tradición religiosa, se desechaban en la búsqueda de la verdad racional objetiva.
Los estudiantes que buscan separarse de su herencia religiosa, su tradición teológica cristiana particular, aplican normas de iluminación y cartesianas a la teología. Tristemente, este acercamiento a la teología es responsable de mucha de la apostasía que hemos visto en la iglesia occidental en siglos recientes. El liberalismo moderno es el resultado de aplicar esta agenda iluminada modernista a la teología.
Pero hay una mejor manera de tratar las tradiciones teológicas. En lugar de tratar de separarnos de nuestras orientaciones teológicas, es mucho más útil el esforzarnos por el conocimiento de nosotros mismos. Es beneficioso para nosotros saber más sobre la herencia que constantemente influye en nosotros cuando construimos una teología porque el auto-conocimiento nos capacita para evaluar y manejar algunas de estas influencias.
Es muy útil formularnos unas cuantas preguntas. Primero, ¿qué rama de la iglesia considera usted su hogar? Pensaría en cuanto a una denominación o un movimiento de alguna clase, de asociaciones formales o informales. ¿Cuáles son las tendencias generales de su tradición? ¿Da énfasis su rama de la iglesia a la ortodoxia, la ortopraxis, o a la ortopatía? ¿Con qué se concierne usted más: con la doctrina, la conducta, o los afectos? ¿Qué lo motiva en su fe? ¿Qué da energía a su vida en Cristo? Entonces empiece a identificar el carácter de su tradición aún más allá al formular este tipo de preguntas: ¿Qué tipos de doctrinas son más importantes? ¿A qué conductas se da más énfasis? ¿Qué emociones se consideran aceptables o inaceptables? Cuando pueda contestar este tipo de preguntas, estará en una posición para manejar las influencias de su propio trasfondo cuando desarrolle su propia teología cristiana.
La tradición teológica no es sólo importante porque tiene efectos en nosotros, sino también debido a cuanto influye sobre otros.
Conocimiento de Otros
Cuando discutimos teología con otros creyentes, siempre debemos recordar que sus asociaciones y tradiciones influyen fuertemente sobre ellos, así como en nosotros las nuestras. La corriente teológica a la que pertenecen también puede explicar muchas de sus convicciones. Esto significa que otros cristianos tienen una agenda muy diferente de la nuestra. Tienen prioridades y debilidades diferentes. Y mientras más reconozcamos esto sobre otros, más fructíferas pueden ser nuestras interacciones.
Estoy convencido de que es muy importante para los cristianos el hacerse conocedores no sólo de ellos mismos, sino de otros, de manera que las discusiones entre nosotros puedan ser fructíferas.
IV. TRADICIÓN DE LA REFORMA
Habiendo visto lo que significará la Teología cristiana y la importancia del conocimiento adecuado sobre cómo las tradiciones teológicas particulares influyen en el proceso de construir una teología, volveremos a nuestro tercer tema: La tradición de la Reforma. Necesitamos atender este tema porque estas lecciones se influenciarán profundamente por las perspectivas teológicas frecuentemente identificadas como teología de la Reforma o teología Reformada.
Desgraciadamente, no hay mucha comprensión de esta rama de la iglesia hoy. Así, que para ayudarles a actuar de manera significativa recíprocamente con las lecciones que siguen, es importante para nosotros entender los contornos de la tradición teológica que presentarnos en estas lecciones.
Estoy convencido de esto: cuando los maestros teológicos expresan su propio conocimiento, los estudiantes están mejor equipados para evaluar y responder responsablemente a su enseñanza. Usted encontrará cómodas algunas cosas en estas lecciones, otras no serán tan cómodas. Con algunas estará de acuerdo, y con otras discrepará. Pero espero que tome estas lecciones como una oportunidad de ver cómo se construye teología en una rama particular de la iglesia, aun cuando no sea la suya.
Ahora debemos poner algo en claro. Estas lecciones no se diseñan para causar que alguien afirme la teología de la Reforma. Algunos cristianos lo hacen y otros no, y ese será siempre el caso. Aún así, menciono estas cosas simplemente para aclarar la orientación que guiará mucho de lo que diremos en estas lecciones.
Para explorar los contornos de la tradición de la Reforma, veremos tres asuntos: primero, los orígenes históricos y desarrollos de esta rama de la iglesia; segundo, las tendencias de la teología de la Reforma; y tercero, algunos de sus distintivos teológicos. Veamos primero los orígenes y desarrollos de la tradición de la Reforma.
Orígenes y Desarrollo
El término teología de la Reforma viene de la reforma protestante. Pero muchos movimientos teológicos diferentes comprendieron la Reforma protestante del siglo 16. Entre los grupos más significativos estaban los luteranos en Alemania, los zwinglianos en Zurich y los calvinistas en Ginebra. Aunque en un sentido amplio, hablaríamos de las tres iglesias como reformadoras, el término “Reformado” vino a aplicarse principalmente al tercer grupo, los protestantes que se influenciaron profundamente por la teología de Juan Calvino.
Ahora, esta rama de la iglesia no se restringió a Ginebra en modo alguno. En los días de la reforma, las iglesias reformadas eran muy evangelísticas y difundidas a través y más allá de Europa occidental. Calvino, que era un francés, y muchos de sus estudiantes ayudaron a llevar el movimiento hugonote francés. Estos jóvenes ministros sufrieron mucha persecución en las primeras décadas de su trabajo. De hecho, cuando estos jóvenes salieron de Ginebra a fundar iglesias en Francia, su esperanza de la vida era sólo de seis meses. Pero la teología de Ginebra era tan fuerte que más y más jóvenes siguieron yendo a Francia para construir la iglesia de Cristo allí.
El movimiento reformista continuó creciendo en Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Hungría y otras naciones, brotaron iglesias por millares. Podemos mencionar varios puntos destacados de la teología reformada continental de los principios.
La Confesión Bélgica en 1561 y el Catecismo de Heidelberg en 1563. Éstos tienen gran importancia en la rama reformada de la iglesia. Éstas eran algunas de las presentaciones más tempranas del sistema teológico enseñado en Ginebra.
Una fuerte rama de la tradición de la reforma en Europa continental era la iglesia holandesa reformada. Quizás ésta se le conoce mejor por el Sínodo de Dort, que se reunió del 1618 al 1619, para tratar la controversia arminiana. Los Cánones de Dort, publicados por el Sínodo, son famosos por perfilar y defender las doctrinas de la reforma que ahora llamamos los cinco puntos del Calvinismo.
La tradición de la reforma también creció significativamente en las islas británicas. Juan Knox, que vivió de 1505 a 1572, estudió en Ginebra y volvió para establecer iglesias reformadas en Escocia. La Confesión Escocesa de 1560 es un documento conocido de ese tiempo. La reforma también tomó raíz en Inglaterra, donde los puritanos, junto con otros grupos, redactaron la Confesión de Fe de Westminster y los Catecismos Mayores y Menores de 1647 al 1648. Estos documentos, conocidos como las Normas de Westminster, se usan todavía en muchas iglesias de la reforma hoy. Muchos grupos Bautistas diferentes en las islas británicas se consideraron también parte de la tradición de la reforma y expresaron su fe en documentos como la Confesión Bautista de Londres, publicada originalmente en 1644.
La tradición de la reforma se extendió a muchas otras partes del mundo también. Los puritanos ingleses, y más tarde, los presbiterianos escoceses la trajeron a América del Norte con fuerza. Y esfuerzos misioneros la llevaron a muchas partes de Africa, Indonesia, el Sudeste Asiático y a América del Sur también.
A cada paso del camino en esta historia, hubo muchos otros desarrollos que dieron a la teología de la reforma sus características distintivas. Como en todas las otras ramas de la Iglesia, han habido fracasos y serias apostasía en iglesias de la reforma. Las dificultades todavía plagan esta parte del cuerpo de Cristo. Pero hoy, la teología de la reforma vibrante y bíblicamente sensata se enseña y se vive en casi todas partes del mundo. Como el historiador de la Reforma, David Steinmetz, expuso en su libro, “Calvino en Contexto:”
Por más de cuatrocientos años, Calvino ha influenciado la manera en que las generaciones sucesivas de europeos y americanos han pensado en la religión, han estructurado sus instituciones políticas, han mirado la pintura, la poesía escrita y la música, han teorizado sobre relaciones económicas, o han luchado por descubrir las leyes que gobiernan el universo físico.
Ahora que sabemos un poco sobre la historia de la rama reformada de la iglesia, debemos mirar sus tendencias teológicas.
Tendencias
En cuanto a nuestra discusión anterior sobre las tendencias en las tradiciones cristianas, debemos preguntarnos lo que valoran más los teólogos reformados: ¿la ortodoxia, la ortopraxis, o la ortopatía? A través de los siglos, ha sido evidente que, con algunas raras excepciones, la tradición de la reforma ha enfatizado principalmente la ortodoxia, con un énfasis secundario en la ortopraxis. Con la excepción de algunos escritores puritanos, la ortopatía no ha recibido mucha atención.
Se puede ver este énfasis doble en la ortodoxia y la ortopraxis en la respuesta a la tercera pregunta en el Catecismo Menor de Westminster, catecismo que todavía se enseña en muchas partes del mundo. En respuesta a la pregunta: ¿Qué enseñan las Escrituras principalmente? El catecismo responde:
Las Escrituras enseñan principalmente de lo que el hombre ha de creer acerca de Dios, y el deber que Dios requiere del hombre.
Nótese que el Catecismo Menor resume la enseñanza de las Escrituras en cuanto a la ortodoxia y la ortopraxis. Primero, lo que hemos de creer acerca de Dios. Esto es doctrina correcta u ortodoxia. Y segundo, el deber que Dios requiere del hombre. Ésta es una declaración que llama nuestra atención principalmente hacia la ortopraxis. En muchos aspectos, el doble énfasis del catecismo en la doctrina y el deber refleja y todavía forma las preocupaciones principales de la rama reformada de la iglesia. Cualquier mención de la relación o la atadura emocional que la Palabra forma entre Dios y su pueblo pactual está notablemente ausente de la respuesta de los catecismos.
¿Sorprende, entonces, que los cristianos en la tradición de la reforma sean tan a menudo llamados “los elegidos congelados?” Cuando se da énfasis a la doctrina y al deber a la exclusión práctica de la ortopatía, nuestro énfasis en la doctrina tiende hacia el intelectualismo y nuestro énfasis en el deber lleva al legalismo. La ortodoxia y la ortopraxis son las tendencias naturales y ambas son fortalezas y debilidades para esta parte del cuerpo de Cristo. Probablemente aparecerán una y otra vez en estas lecciones, ambas como fuerzas y deficiencias.
Ya que la tradición de la reforma enfatiza a la doctrina sobre otros aspectos de la teología, no debe sorprendernos que la mejor manera de familiarizarnos adecuadamente con la teología de la reforma es estudiar sus distintivos doctrinales más prominentes. Comprender estos compromisos nos ayudará a evaluar más completamente los puntos de vista presentados en estas lecciones.
Distintivos
Mencionaremos cuatro posiciones doctrinales que caracterizan esta rama de la iglesia: primero, las llamadas Solas de la Reforma; segundo, la unidad de las Escrituras; tercero, la doctrina de Dios; y cuarto, un acercamiento distintivo a la relación entre el cristianismo y la cultura humana. Veamos primero la perspectiva de la reforma de las Solas de la reforma.
Solas de la Reforma
Junto con otros protestantes, los teólogos de la reforma han afirmado un conjunto de doctrinas normalmente llamadas “las Solas.” Estas doctrinas se han resumido tradicionalmente en declaraciones en latín y contienen formas de la palabra “sola”, que significa única o solamente. “Sola Scriptura,” sólo por las Escrituras; “Solo Christo,” sólo por Cristo; “Sola Fide,” sólo por la fe; “Sola Gratia,” sólo por la gracia; y “Soli Deo Gloria”, sólo por la gloria de Dios.
Sola Scriptura es la doctrina que afirma que la Biblia es la única regla infalible de la fe y la vida. Esta contrasta con la creencia católica romana de que la iglesia misma posee una tradición infalible, aparte de las Escrituras, que se expresa por medio de concilios ecuménicos o por el Papa.
Solo Christo afirma que Jesucristo es el único mediador entre Dios y hombre, en contraste con los que acuden hacia los santos o a la virgen María para mediación. Cristo es el único salvador, el único a quienes los pecadores pueden acudir para recibir el perdón del pecado y así escapar a la ira de Dios.
Sola fide, o fe sola, es la doctrina de que Dios justifica a los creyentes por la instrumentalidad de la fe solamente, y no por cualquier otro medio, tal como el esfuerzo humano u obras humanas.
Sola gratia, gracia sola, describe la manera en que Dios nos concede las bendiciones de la salvación. Dios le concede la gracia de toda la eternidad a su pueblo escogido. Nos justifica libremente en la base de los méritos de Cristo y gentilmente nos acredita ese mérito a nuestra cuenta. Sola gratia afirma que no tenemos ningún mérito personal que contribuya a nuestra salvación. El proceso entero de la salvación de la elección eterna a la glorificación eterna se basa solamente en la gracia de Dios.
Soli Deo Gloria, significa gloria a Dios solamente, es la doctrina de que toda la creación y los hechos dentro de la creación deben ser y han sido diseñadas con el fin de traerle gloria a Dios solamente. Los reformadores usaron esta consigna porque se opusieron a todas las doctrinas que atribuyesen en modo alguno mérito a los seres humanos y por consiguiente disminuyen del honor que justamente pertenece sólo a Dios.
Aunque ya hemos mencionado la doctrina de Sola Scriptura, que se enfoca en la autoridad de la Biblia, es importante notar que la tradición de la reforma es distinta a otras ramas de la iglesia en su perspectiva en la unidad del Antiguo y Nuevo Testamento.
La Unidad de las Escrituras
En historia reciente, se ha vuelto común para muchos evangélicos en Norteamérica y otras partes del mundo donde los misioneros americanos han tenido una influencia significativa, seguir alguna forma de un movimiento llamado Dispensacionalismo.
Hay muchas formas de Dispensacionalismo en nuestro día, pero algo común a la mayor parte de estas formas es una separación fundamental entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Generalmente, se ve como ley al Antiguo Testamento, mientras se ve como evangelio al Nuevo Testamento. Se piensa en el Antiguo Testamento como enfático en las obras, pero el Nuevo Testamento en la gracia. Se percibe que el Antiguo Testamento únicamente trae juicio, y que el Nuevo Testamento trae salvación.
Puedo recordar una vez cuando tenía siete años de edad, mi maestro de Escuela Dominical nos dijo, “Niños y niñas, ¿no se alegran de vivir en los tiempos del Nuevo Testamento? Dios era muy cruel y enojado en el Antiguo Testamento, y ahora es tan bondadoso y amoroso. En aquel tiempo, las personas tenían que ganar su salvación. Ahora, la recibimos por gracia.” A un grado u otro, la mayoría de los evangélicos hoy sostienen una visión muy similar a mi maestro de la niñez.
En contraste, la tradición de la reforma ve a la Biblia entera como presentando una teología unificada. No hay oposición entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Hay ley, tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo Testamento. El evangelio está en ambos Testamentos. Se requieren buenas obras en ambos Testamentos. La gracia divina trae la salvación en ambos Testamentos. Hay juicio, tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, y la salvación llega, tanto en el Nuevo, como en el Antiguo Testamento. Ahora, por supuesto, hay diferencias entre los Testamentos, pero estas diferencias son simplemente de desarrollo. Esto es, representan desarrollos de fe bíblica de fases anteriores a posteriores, pero todavía es la misma fe.
Cuando consideramos apropiadamente las diferencias entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, concluimos con la Confesión de Fe de Westminster en el Capítulo 7, Sección 6, que El Antiguo y el Nuevo Testamento:
No son, por consiguiente, dos convenios de gracia, diferentes en substancia, pero uno y el mismo, bajo varias dispensaciones.
Ahora es cierto que, este énfasis en la unidad de las Escrituras ha llevado a algunos errores en la teología de la reforma; a veces no se hace suficiente distinción entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Aún así, este énfasis en la unidad de la Biblia es una de las mayores fortalezas de la teología de la reforma. En estas lecciones, usamos el Antiguo Testamento tanto, si no más, que el Nuevo Testamento, cuando exploramos cómo construir nuestra teología. Nuestra meta será construir una teología que concuerde con la Biblia entera, La influencia de la tradición de la reforma en estos estudios será evidente de esta manera en cada paso.
Doctrina de Dios
En tercer lugar, además de enfatizar Soli Deo Gloria, que todas las cosas son para gloria de Dios la teología de la Reforma tiene un énfasis distintivo en la doctrina de Dios.
La teología de la reforma le ha dado una atención bastante equilibrada, tanto a la transcendencia, como a la inmanencia de Dios. Normas reformistas, como la Confesión de Fe de Westminster, hablan fuertemente, tanto de los eternos decretos transcendentes de Dios, como de la providencia inmanente de Dios. Este equilibrio histórico en la teología de la reforma refleja el hecho de que la Biblia describe a Dios, tanto como transcendente, que como inmanente. En unos pasajes, se representa como encumbrado, distante, más allá de todo y sobre todo. Y en otros pasajes, las Escrituras hablan de él como inmanente, cercano e íntimamente envuelto con la historia, especialmente presente con su pueblo.
Aun así, al compararse a otras tradiciones cristianas, la tendencia de la teología de la reforma ha sido a dar énfasis a la transcendencia de Dios por sobre su inmanencia.
Otras tradiciones cristianas a menudo enfatizan atributos divinos que están más prontamente asociados a la proximidad de Dios, tales como la bondad, el amor, la ternura, la paciencia y la presencia de Dios. La teología de la reforma afirma estos atributos divinos, pero tiende a dar énfasis a otros que están más estrechamente asociados con su transcendencia, tales como su eternidad, su inmutabilidad, su soberanía, su aseidad o auto existencia, su omnipotencia, y su omnipresencia.
Escuchemos por ejemplo, la definición de Dios característicamente reformada del Catecismo Menor de Westminster. En respuesta a la pregunta número 4, ¿Qué es Dios? el Catecismo Menor contesta:
Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable, en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad, y verdad.
Esta respuesta es verdadera, sigue las Escrituras, pero obviamente enfatiza las cualidades transcendentes de Dios, esos atributos que lo ponen por sobre y por encima de todo.
Es muy importante entender, que desde la década de los 1920s, ha habido un reavivamiento de la teología de la reforma en muchas partes de Norteamérica y el Reino Unido. Nuevas denominaciones, seminarios, y universidades han surgido bajo el estandarte de la teología de la reforma. En muchas situaciones los participantes en este movimiento neo-calvinístico han enfatizado tanto la transcendencia divina (o la soberanía de Dios) que prácticamente niegan el equilibrio bíblico y confesionario entre la transcendencia y la inmanencia divina.
Cuando escuchamos que los cristianos dicen cosas como que la única razón para orar o evangelizar es que Dios lo ordenó, podemos estar seguros de que nos encontramos ante un neo-calvinista extremista. Cuando casi cada frase que un teólogo dice tiene algo que ver con la soberanía de Dios, normalmente se refleja una visión extrema. Cuando escuchamos que los teólogos hablan como si la opción humana y la historia mundial no son auténticamente significativas, estamos ante un probable neo-calvinista que se ha desviado de la enseñanza de la Biblia y de la teología histórica de la reforma.
Aún así, en comparación con otras, aun la teología histórica de la reforma ha enfatizado la transcendencia de Dios en un modo notable, sobre todo en la soteriología, la doctrina de la salvación. La teología de la reforma enfatiza que la salvación es, desde la eternidad del pasado a la eternidad del futuro, enteramente el resultado de la gracia soberana de Dios. Aunque puede tomarse a extremos la transcendencia de Dios, una comprensión apropiada de ella abarca muchos elementos de la teología cristiana, y por consiguiente, guiará estas lecciones en direcciones particulares.
Se debe mencionar un distintivo final de la rama reformada de la iglesia, a saber, la visión de la relación entre el cristianismo y la cultura.
Cultura Humana
Desde los días del ministerio de Calvino en Ginebra, la tradición de la reforma ha tomado un acercamiento bastante consistente en estos asuntos. Una manera de resumir este punto de vista distintivo es seguir la tipología conocida creada por Richard Niebuhr en su libro “Cristo y la Cultura.” En este libro, Niebuhr recoge varias perspectivas cristianas hacia la cultura en cinco grupos mayores. “Cristo contra la cultura” es la etiqueta de Niebuhr de la visión de que la cultura es mala y que los cristianos han de evitarla. Movimientos separatistas, tales como las órdenes monásticas medievales y las comunidades amitas y menonitas modernas son formas conocidas de esta visión.
Niebuhr usa la expresión “Cristo de la Cultura”. Esta es la manera de Niebuhr para describir estas visiones que principalmente afirman la cultura e intentan acomodar a Cristo a lo que encuentran en el mundo. Este acercamiento se puede ver en muchas iglesias protestantes liberales modernas.
Entre estos dos extremos de “Cristo contra la Cultura” y “Cristo de la Cultura,” Niebuhr describe tres visiones que intentan varias formas de reconciliar a Cristo y la cultura humana: “Cristo sobre la cultura” es una visión que intenta una síntesis entre Cristo y la cultura, “Cristo y cultura en paradoja” describe visiones que ven un dualismo entre Cristo y el mundo, “Cristo, el transformador de la cultura” pertenece a la opinión de que el cristianismo debe influir, y de algún modo convertir las culturas a normas bíblicas. En la visión de Niebuhr, la posición de la reforma encaja dentro de esta última categoría.
Ahora, en otros tiempos, la tradición de la reforma ha puesto este punto de vista en efecto en una variedad de formas.
Tristemente, algunos de estos esfuerzos se asociaron estrechamente con el colonialismo europeo. Pero ha habido también algunos ejemplos generalmente positivos del modelo de la transformación en el pasado. Normalmente, apuntamos a la Inglaterra Puritana y la América Puritana, así como a los esfuerzos de Abraham Kuipers en Holanda, como ejemplos más positivos del intento de que Cristo transforme la cultura.
En todo caso, la posición general de la reforma ante la cultura se resume de esta manera: cuando Dios hizo primero la humanidad y nos puso en el jardín del Edén, les dio un mandato cultural, esas palabras tan familiares de Génesis capítulo 1 versículo 28:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)
Adán y Eva fueron llamados a servir como virreyes de Dios sobre el mundo, administrando la tierra y su potencial para la gloria de Dios. Desde el punto de vista de la reforma, este mandato cultural no se ha dejado de lado lo afirma el resto de las Escrituras. De hecho, el mandato del evangelio que Cristo dio a su iglesia se diseñó para redimir al pueblo de Dios del pecado, de manera que se pueda cumplir este mandato cultural.
La teología de la reforma ha insistido en que cada dimensión de la vida debe traerse bajo el Señorío de Cristo. La teología de la reforma rechaza la idea de que algunos aspectos de la vida son religiosos y otros son seculares. Toda la vida es religiosa, gobernada por la religión verdadera o por la falsa. Las artes, las ciencias, la ley, la política, los negocios, la familia y la escuela, debe cumplir con cada aspecto de la cultura humana de modo que honren la Palabra de Dios y traigan gloria de Dios.
Cuando interactuamos con estas lecciones al construir su teología, algunos de los conceptos parecerían familiares y otros parecerían extraños. En muchos casos, este será el resultado de cuanto se identifique usted con la teología de la reforma. Pero sea la teología de la reforma su hogar o no, esta representa una rama de la iglesia que tiene mucho que ofrecer a todos los que actúan recíprocamente con ella.
V. CONCLUSIÓN
En esta lección, hemos expuesto algunas de las perspectivas importantes que guiarán nuestra exploración de la teología cristiana. Primero definimos la teología cristiana como la que concuerda con el Credo de los Apóstoles. También hemos visto que necesitamos estar informados del hecho de que, dentro de la teología cristiana, una variedad de tradiciones forman y caracterizan las varias ramas de la iglesia; y finalmente, señalamos que estas lecciones serán guiadas por la orientación de la tradición de la reforma. Con estas perspectivas básicas en mente, podremos evitar muchas de las trampas que los estudiantes de teología encuentran a menudo. Recordar estos contornos de nuestro estudio nos ayudará a avanzar hacia la meta de construir su teología.