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I. INTRODUCCIÓN

¿Te has dado cuenta de que, a menudo, los niños pequeños actúan temerariamente poniéndose en peligro sin darse cuenta de ello? Caminan a media calle sin la menor preocupación. Toman cuchillos filosos sin precaución. A veces hasta se acercan a un extraño, toman su mano y comienzan a caminar con él, del todo inconscientes del daño que podría provocarles.

Por supuesto que lo adultos sabemos, que el mundo está lleno de toda clase de peligros Los desastres naturales destruyen vidas y propiedades; las enfermedades traen sufrimiento; hasta las máquinas pueden causarnos daño. También sabemos que los peligros más serios provienen quizá de otras personas. Hay gente que comete actos violentos de opresión, asalto, homicidio, y guerra en contra de sus congéneres. Si sabemos aunque sea un poco de la historia de la humanidad, o si al menos ponemos un poco de atención a los eventos de actualidad, no podemos negar que los seres humanos hemos llenado este mundo con violencia.

En ésta lección que hemos titulado Un Mundo Violento, revisaremos el libro de Génesis, del capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8, en donde Moisés describió los problemas y la violencia que ocurrieron en el mundo poco después de la caída del hombre en pecado. En estos capítulos, Moisés describió la manera en que los seres humanos comenzaron a llenar el mundo con violencia, y la forma en que Dios reaccionó contra dicha maldad.

Examinaremos tres aspectos de esta porción de Génesis. Primero, veremos la estructura literaria de este material. Segundo, nos enfocaremos en el significado original de estos capítulos. Y tercero, exploraremos la manera en que el Nuevo Testamento nos enseña a aplicar este pasaje en nuestro tiempo.

Veamos primero la estructura literaria de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8.

II. ESTRUCTURA LITERARIA

Estos capítulos de Génesis tratan una variedad de tópicos, e incluyen tanto narrativas como genealogías. Estas complejidades nos dejan frecuentemente con la impresión de que los capítulos no encajan muy bien entre sí. Pero cuando examinamos esta porción de Génesis más de cerca, advertimos que se trata una pieza literaria cuidadosamente moldeada en torno a un propósito común como un trabajo de artesanía.

Al revisar Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8, veremos que esta porción de Génesis se divide en dos grandes secciones. La primera sección comprende del capítulo 4 versículo 1 hasta el capítulo 5 versículo 32, y la hemos titulado Violencia Primitiva y Esperanza. La segunda sección comprende del capítulo 6 versículos 1 al 8, y la hemos titulado Violencia Posterior y Esperanza.

Violencia Primitiva y Esperanza

El escenario primitivo de violencia y esperanza en el rescate descrito en Génesis capítulos 4 y 5 se divide en cuatro partes, estas partes forma dos conjuntos paralelos de narrativas y genealogías. Los versículos 1 al 16 del capítulo 4 forman una narrativa paralela a la segunda narrativa del mismo capítulo de los versículos 25 al 26. Por su parte la genealogía del capítulo 4 versículos 17 al 24 corresponde a la segunda genealogía misma que aparece en el capítulo 5 versículos 1 al 32. Examinaremos estos materiales explorando algunas de las relaciones que hay entre ambas narrativas, y luego nos enfocaremos en el paralelismo que existe entre las dos genealogías.

Narrativas

Moisés comenzó su narrativa con la historia de Caín el Pecaminoso registrada en los versículos 1 al 16 del capítulo 4, en donde Caín incurre en un rabioso ataque de celos, que culmina con el asesinato de su hermano Abel.

Cuando examinamos más de cerca este pasaje, nos encontramos con que está dividido en cinco momentos dramáticos. La historia comienza con Caín y Abel viviendo juntos y en armonía en los versículos 1 al 2a. No obstante, al ver cómo termina la historia en el versículo 16, nos encontramos un cuadro muy diferente. Caín está solo, proscrito de la buena tierra, de su familia y de la presencia especial de Dios. La segunda etapa de la historia, de los versículos 2b al 7, trata sobre los eventos que llevaron a Caín a asesinar a Abel, abordando especialmente la distinción entre los sacrificios que cada uno ofreció a Dios. Puesto en términos simples, a Dios le agradó el sacrificio de Abel y no así el de Caín, el cual rechazó. Dios también advirtió a Caín con respecto al poder del pecado que estaba buscando dominarlo, pero Caín no hizo caso a la advertencia.

El versículo 8 es la tercera etapa y el punto crucial de la historia, es decir, donde Caín asesina a su hermano Abel. Caín y Abel salieron del lugar del sacrificio al campo. Y allí, tal y como Dios le había advertido, el pecado dominó a Caín y lo convirtió en el primer asesino de la historia de la humanidad.

La cuarta etapa de esta narrativa aparece de los versículos 9 al 15, y describe la maldición y la protección que Dios dio a Caín. Dios maldijo a Caín proscribiéndolo y enviándolo a vagar lejos del Edén, pero también lo protegió de ser atacado por otros.

Vemos así que Génesis capítulos 1 al 5 comienzan con la historia del terrible pecado de Caín. Estaba él tan corrompido por el pecado que asesinó a su hermano Abel. Y como resultado, estaba destinado a vivir lejos del lugar de la bendición de Dios.

Ya que hemos visto la estructura de la narrativa con que comienza el pasaje de Génesis capítulos 4 y 5, podemos ocuparnos de la segunda narrativa contenida en estos capítulos. Se trata del relato paralelo en el capítulo 4 versículos 25 al 26. Este pasaje quita la atención de Caín el pecaminoso y la vuelve hacia el tercer hijo de Adán, Set el justo.

El reporte de Set el justo se divide en tres breves secciones. Primero, en el capítulo 4 versículo 25, Eva da a luz a Set. El segundo paso de este reporte aparece en el capítulo 4 versículo 26a, donde Moisés apunta que Set también tuvo un hijo Enós.

No es mucho lo que puede desprenderse de este evento, pero Moisés prosiguió su reporte del nacimiento de Enós con un tercer paso en el versículo 26b, en donde añade un comentario muy importante con respecto al carácter espiritual de esta familia.

En el capítulo 4 versículo 26b, Moisés escribió estas palabras:

Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del Jehová. (Génesis 4:26b)

Puesto en términos simples, Set y Enós eran hombres que invocaban a Dios en oración. A diferencia de Caín el pecaminoso, estos hombres eran justos delante de Dios y demostraban su justicia mediante sus oraciones y su adoración fiel.

Teniendo en mente el contraste fundamental entre estas dos historias paralelas, revisaremos ahora el paralelismo de las genealogías de los capítulos 4 y 5 de Génesis.

Genealogías

A menudo, las genealogías de Génesis capítulos 4 y 5 nos parecen poco más que registros oscuros de descendencias biológicas. Y por la misma razón, muchos intérpretes pasan por alto su importancia. Sin embargo, un escrutinio cuidadoso de estas genealogías revela que contienen información vital para los propósitos que Moisés tenía al escribir esta porción de su historia primigenia.

Por un lado, la primera genealogía registra el linaje de Caín el pecaminoso en el capítulo 4 versículos 17 al 24. En estos versículos, Moisés presentó una lista de varios de los descendientes de Caín, por medio de los cuales puede notarse lo que el pecado hizo en esta familia convirtiéndola en un clan orgulloso, jactancioso y amenazador.

La segunda genealogía registra el linaje de Set el justo en el capítulo 5 de los versículos 1 al 32. En este pasaje, Moisés registró una variedad de nombres importantes en la familia de Set. Sin embargo, en contraste con la familia de Caín, esta familia continuó siendo justa y fiel.

Ésta intención se hace evidente al fijarnos en el hecho de que Moisés incluyó dos nombres en ambas listas Tanto la genealogía de Caín como la de Set contienen los nombres de Enoc y Lamec, y Moisés estableció explícitamente el contraste que había entre cada uno de estos hombres. Consideremos primero lo que Moisés dijo de los dos hombres llamados Enoc.

Por un lado, en Génesis capítulo 4 versículo 17 leemos estas palabras acerca del Enoc de la línea de Caín:

Y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. (Génesis 4:17)

Caín y su hijo Enoc, se exaltaron a sí mismos con gran orgullo poniéndole a la ciudad el nombre de Enoc. Podemos ver la importancia de este comentario cuando nos damos cuenta de lo que escribió Moisés acerca del Enoc de la línea de Set. En el capítulo 5 versículo 24, Moisés comentó lo siguiente acerca del Enoc de la línea de Set:

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Génesis 5:24)

Sería difícil imaginar un contraste más impresionante entre dos hombres que el que encontramos entre el Enoc pecaminoso y el Enoc justo.

Además del contraste marcado entre los dos hombres llamados Enoc, Moisés también mencionó a Lamec en la línea de Caín y a Lamec en la línea de Set. De nuevo vemos un fuerte contraste entre estos dos hombres. Por un lado, el Lamec en la línea de Caín era una figura horrible. En los versículos 23 al 24 de Génesis capítulo 4 Moisés reporta que Lamec era un asesino y que estaba muy orgulloso de sus proezas asesinas.

En contraste con lo anterior, y para mostrar el carácter del Lamec de la línea de Set, Moisés registró las palabras de Lamec con motivo del nacimiento de su hijo en el capítulo 5 versículo 29:

[Lamec] llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. (Génesis 5:29)

Conforme lo acostumbrado en los tiempos bíblicos, el nombre que Lamec puso a su hijo era una oración a Dios, expresando la esperanza de que Noé los rescataría de la terrible condición de vida que comenzó cuando Dios maldijo la tierra en los días de Adán y Eva.

Una vez que hemos notado como es que Génesis capítulos 4 y 5 transmiten un patrón de violencia en los tiempos primitivos y de esperanza en el rescate, podemos ir entonces al segundo escenario de violencia y esperanza como aparece en Génesis capítulo 6 versículos 1 al 8.

Violencia Posterior y Esperanza

Cuando examinamos con cuidado estos versículos, queda claro que el capítulo 6 versículos 1 al 8 se divide en tres etapas: Primera los versículos 1 al 3 se ocupan de los personajes conocidos como los hijos de Dios; Segunda los versículos 4 al 7 se enfocan en otros personajes conocidos como los nefilim. Posteriormente, Moisés añadió un epílogo en el versículo 8, mencionando de nuevo a Noé, el hombre en quien estaba puesta la esperanza.

Las dos grandes secciones en estos versículos describen una serie de eventos peligrosos que ocurrieron sobre la tierra, y luego revelan cómo reaccionó Dios a estos eventos. Veamos primero la amenaza proveniente de los hijos de Dios y la reacción de Dios en el capítulo 6 versículos 1 al 3.

Hijos de Dios

Desafortunadamente, estos versículos están entre los más difíciles de interpretar en el libro de Génesis. La dificultad primaria se centra en el versículo 2, donde leemos estas palabras:

Viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. (Génesis 6:2)

Moisés no explicó con precisión quiénes eran los personajes que él llama hijos de Dios e hijas de los hombres. Aparentemente, Moisés sabía que su audiencia original entendía bien de lo que estaba hablando. Sin embargo, ha sido imposible para los lectores modernos llegar a un acuerdo más allá de toda duda con respecto a las identidades de estos personajes.

Tres posibles explicaciones han sido sugeridas a lo largo de la historia de la interpretación. Primera, que los hijos de Dios eran Setitas que se casaron con descendientes de Caín. Ésta interpretación tiene algo de mérito en vista del contraste entre Cainitas y Setitas en los capítulos 4 y 5 de Génesis. Una segunda opción es que los hijos de Dios eran ángeles y las hijas de los hombres simples humanas. Esta interpretación también tiene algo de mérito en virtud de que a veces los ángeles son llamados hijos de Dios en pasajes del Antiguo Testamento tales como Job capítulo 1 versículo 6 y el Salmo 29 versículo 1. Una tercera opción es entender la expresión hijos de Dios como refiriéndose a reyes o nobles que tomaron mujeres campesinas. Ésta opción también tiene mérito, puesto que frecuentemente en el antiguo medio oriente se les llamaba hijos de Dios a los reyes, tal y como el hijo de David es llamado hijo de Dios en 2 de Samuel capítulo 7 versículo 14 y en el Salmo 2 versículo 7. Aunque yo sostengo esta tercera interpretación, no debemos ser dogmáticos con respecto a ninguna de estas posiciones en particular.

Aunque no podemos estar seguros de quiénes son estos personajes, podemos estar mucho más ciertos de lo que hicieron. Recordemos que en Génesis capítulo 6 versículo 2, leemos que:

Los hijos de Dios … tomaron para sí mujeres, [de las hijas de los hombres] escogiendo entre todas. (Génesis 6:2)

Notemos que éste no es el lenguaje que ordinariamente usa la Biblia para hablar del matrimonio legítimo, lo que sugiere fuertemente que ni las mujeres ni sus familias habían consentido con estas relaciones. En lugar de ello, los hijos de Dios, que deben haber sido hombres muy poderosos de la nobleza gobernante, tomaron por la fuerza mujeres sin su consentimiento. El lenguaje utilizado podría referirse aún al hecho de que estos hijos de Dios violaron, a estas mujeres. En todo caso, la violencia ejemplificada previamente en las proezas de Caín y sus descendientes había alcanzado una nueva dimensión: la violencia contra la mujer.

Después de describir la amenaza proveniente de los llamados hijos de Dios, Moisés dirigió su atención a su principal preocupación: la respuesta de Dios a estos eventos. En Génesis capítulo 6 versículo 3 leemos lo siguiente:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días ciento veinte años. (Génesis 6:3)

Dios se cansó de la manera en que el pecado seguía trayendo violencia a la raza humana, y declaró que él no toleraría esta corrupción para siempre. Sin embargo, por gracia, Dios concedió a la humanidad otros 120 años antes de ejecutar su juicio.

Nefilim

Un segundo conjunto de acciones en la tierra con su correspondiente respuesta de parte de Dios aparece en Génesis capítulo 6 versículos 4 al 7, en el relato de los Nefilim.

En el versículo 4 nos encontramos con una nueva amenaza de peligro:

Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. (Génesis 6:4)

Esta versión de la Biblia sigue la Septuaginta que traduce la palabra hebrea “nephilim” como “gigantes”. Pero esta traducción es desafortunada porque no comunica la connotación de la palabra. La opinión de los eruditos está dividida con respecto al significado preciso del término, pero muy probablemente se refiere a jefes militares y guerreros poderosos.

En este pasaje, Moisés describió específicamente a estos nefilim como los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. El término traducido como los valientes o héroes es la palabra hebrea hagiborim, que denota guerreros o soldados poderosos.

En este contexto, la notoriedad militar de los nefilim debería ser tomada como algo negativo. Estos hombres eran conocidos por su belicismo explotador y su violencia que infringía terror en aquéllos que los rodeaban. La violencia que comenzó cuando Caín mató a su hermano Abel, y que continúo con el Lamec del linaje de Caín, había alcanzado ahora proporciones aún mayores, por cuanto los soldados nefilim amenazaban con violencia a cada instante. Como lo leemos en el versículo 5:

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (Génesis 6:5)

Con la aparición de los nefilim la corrupción de la raza humana alcanzó un grado tal que el pecado dominaba por completo la humanidad. Como resultado, leemos en los versiculos 6 al 7 que:

Se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. (Génesis 6:6-7)

Dios vio cómo los nefilim aterrorizaban Su mundo, y determinó que era tiempo de intervenir con destrucción masiva a todo lo largo y ancho del mundo.

Felizmente, el pasaje de Génesis capítulo 6 versículos 1 al 8 no terminan con palabras de juicio. En lugar de ello, manteniendo los patrones generales de esta porción de la historia primigenia, Moisés añadió un epílogo de esperanza en el versículo 8.

Epílogo

Allí leemos que aunque Dios había determinado destruir a la humanidad a causa de la corrupción del pecado, también proveyó esperanza a través de un hombre:

Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. (Génesis 6:8)

En estas pocas palabras, Moisés completó el escenario de la amenaza y la esperanza en el rescate. La destrucción de la violenta humanidad pecaminosa por medio del diluvio, resultaría, de hecho en el rescate de futuras generaciones.

A partir de nuestras revisión de las estructuras literarias de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8, nos damos cuenta de que estos capítulos en Génesis se ocupan de dos grandes temas: Primero, se ocupan de la amenaza de violencia por parte de aquéllos que se rebelaron en contra Dios en los días de Caín y de sus descendientes. Y segundo, se enfocan en la amenaza de gente pecaminosa en los días de los hijos de Dios y los nefilim. En ambos casos, sin embargo, Moisés indicó que Dios traería rescate a través de un hijo especial de Set, el hombre llamado Noé.

Una vez que hemos visto la estructura básica y las preocupaciones centrales de esta porción de Génesis, podemos hacernos una segunda pregunta. ¿Cuál fue el significado original de estos capítulos? ¿Qué estaba comunicando Moisés a los israelitas al ir dirigiéndolos de Egipto hacia la tierra prometida?

III. SIGNIFICADO ORIGINAL

Para poder captar el significado original de esta porción de la historia primigenia, nos será útil considerar dos asuntos. Primero, veremos cómo conectó Moisés esta porción de la historia primigenia con la experiencia de Israel. Y, segundo, exploraremos las implicaciones de estas conexiones para los Israelitas que fueron conformaban la audiencia original de Moisés. Veamos primero la manera en que Moisés conectó estos capítulos con las experiencias de los israelitas que les seguían.

Conexiones

Moisés relacionó la historia primigenia con su mundo describiendo la violencia de la primitiva historia humana en forma tal que se asemejaba grandemente a las experiencias de violencia que Israel había soportado. Haciendo eso, señalaba que los males que Israel enfrentó eran similares a los males del mundo primigenio

Para explorar la manera en que Moisés resaltó estas similitudes, veremos de nuevo las dos grandes secciones de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8. El primer escenario de violencia primitiva y esperanza en el rescate, en los capítulos 4 y 5; y el segundo escenario de violencia posterior y esperanza en el rescate en los capítulos 6 versículos 1 al 8. Veamos primero cómo es que los capítulos 4 y 5 se conectan con la experiencia de Israel.

Violencia Primitiva y Esperanza

Al revisar las características de los perversos y de los justos en Génesis capítulo 4 y 5, se vuelve evidente que Moisés arregló este material de manera tal que sus lectores asociaran a Caín y a su familia con los Egipcios, y también de manera tal que asociaran a los justos, Abel, Set, y los setitas con ellos mismos como el pueblo de Dios. ¿Cómo le hizo Moisés para establecer estas conexiones?

Narrativas

Comencemos examinando la historia de Caín el pecaminoso en Génesis capítulo 4 versículos del 1 al 16. En esta historia, Moisés se enfocó en al menos cinco preocupaciones que permitían a los israelitas conectarse con este pasaje en su tiempo.

En primer lugar, Moisés mencionó las ocupaciones de Caín y Abel para resaltar estos puntos de contacto.

Escuchemos la forma en que Caín y Abel fueron inicialmente identificados en Génesis capítulo 4 versículo 2:

Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. (Génesis 4:2)

Como este pasaje lo indica, Caín era un agricultor asentado, un granjero sedentario, en tanto que Abel era un pastor nómada.

Tanto en la antigüedad como en los tiempos modernos ha sido común que surjan tensiones entre sociedades sedentarias basadas en la agricultura y grupos nómadas de pastores. Como el propio libro de Génesis lo indica, Moisés y los israelitas estaban al tanto de que esta clase de tensiones les habían provocado serios problemas cuando estaban en Egipto.

En Génesis capítulo 46 versículos 33 y 34, José instruyó a sus hermanos de esta forma en preparación a su llegada a Egipto:

Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio? Entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestro padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas. (Génesis 46:33-34)

Las instrucciones que José da aquí nos ayudan a discernir por qué Moisés mencionó el hecho de que Caín era agricultor y Abel pastor. Quería que su audiencia israelita asociara a Caín, el agricultor, con los egipcios. Y que Israel se asociara a sí mismo con Abel, el pastor victimado.

Una segunda conexión entre esta historia y la audiencia original de Moisés aparece en el tema de los sacrificios ofrecidos por Caín y Abel. Tal y como Génesis 4 nos lo dice, Dios rechazó el sacrificio de Caín pero se agradó del sacrificio de Abel.

La razón por la cual Dios distinguió entre estos sacrificios se hace explícita en Génesis capítulo 4 versículos 3 y 4, en donde leemos estas palabras:

Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. (Génesis 4:3-4)

Notemos la forma en que Moisés describe los sacrificios. En el versículo 3 dice que Caín ofreció del fruto de la tierra una ofrenda, pero en el versículo 4 dice que Abel ofreció de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Esta distinción es muy importante. Caín simplemente trajo cualesquiera frutos que había recogido en su campo. Su adoración era, en el mejor de los casos, meramente nominal, pues no reservó lo mejor de su cosecha para Dios. Pero Abel cumplió con la ley de Dios con un corazón sincero, ofreciendo las ovejas más gordas lo cual era altamente estimado en los sacrificios del Antiguo Testamento, y aun esto de entre los primogénitos que eran los animales más apreciados conforme a la Ley de Moisés. El sacrificio de Caín era poco más que un ritual falto de sinceridad. En contraste, Abel ofreció sincera devoción a Dios.

Moisés también usó esta distinción entre los sacrificios de Caín y Abel para establecer aún más asociaciones entre Egipto e Israel.

Este trasfondo es muy importante cuando recordamos que cuando Moisés acudió a Faraón por primera vez lo que le pidió fue que permitiera salir a Israel porque quería ofrecer sacrificios a Jehová.

Como leemos en Éxodo capítulo 5 versículo 3, Moisés y Aarón dijeron a Faraón lo siguiente:

El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios. (Éxodo 5:3)

Pero Faraón denegó su petición. Como Moisés registró en el versículo 4, Faraón les dijo:

Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas. (Éxodo 5:4)

Así vemos que tal y como Caín había deshonrado a Dios con sus sacrificios nominales, los Egipcios no ofrecían verdadera adoración al Dios de Israel. No obstante, tal y como Abel ofreció sacrificios sinceros y aceptables, así los israelitas buscaban la verdadera adoración a Jehová. De esta manera, Moisés estableció otra asociación entre Egipto y Caín, e Israel y Abel.

Una tercera forma en que Moisés creó conexiones con la experiencia de Israel fue a través del tema del homicidio. Caín asesinó a su hermano Abel, y el significado de este evento se vuelve evidente cuando recordamos los homicidios de israelitas que se perpetraron en Egipto.

En Éxodo capítulo 1 y 2 leemos que los egipcios no sólo explotaban a los israelitas, sino que asesinaban directamente a muchos de ellos, incluyendo a sus infantes. De este modo, Moisés desarrolló aún más asociaciones entre Caín y los egipcios, así como entre Abel y los israelitas.

Una cuarta forma en que Moisés marcó estas asociaciones fue describiendo la ubicación de Caín sobre la tierra. Dios proscribió a Caín de la tierra fértil, cuando lo maldijo por el homicidio de Abel. En Génesis capítulo 4 versículos 11 y 12 leemos lo siguiente:

Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra ... Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza. (Génesis 4:11-12)

La maldición de Caín incluía tener que vivir en lugares donde su labranza daría poca producción. Esta descripción de la ubicación de Caín ajusta nítidamente la evaluación que Moisés hizo de la tierra de Egipto y de la tierra donde estaba llevando a Israel.

Escuchemos la forma en que Moisés contrasta Canaán con Egipto en Deuteronomio capítulo 11 versículos 10 al 12:

La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; tierra de la cual Jehová tu Dios cuida. (Deuteronomio 11:10-12)

Dios envió a Caín a un lugar lejos de Edén, a un lugar como Egipto, en donde la agricultura requería mucho esfuerzo. Este hecho era otra forma en que los lectores israelitas de Moisés asociarían a Caín con los egipcios.

Una quinta forma en que Génesis capítulos 4 y 5 conectan a Caín con Egipto y a Abel con Israel es el tema de la protección de Caín. Dios protegió a Caín de peligro a pesar de que había matado a su hermano Abel. En Génesis capítulo 4 versículo 15 leemos lo siguiente:

Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. (Génesis 4:15)

Dios protegió a Caín de peligro aunque se trataba de un asesino. Nuevamente, vemos que Moisés describió estos eventos a fin de que Israel los asociara con su propia experiencia en Egipto. Dios había dado gran protección a Egipto. Aunque eran homicidas y merecían el juicio divino, por mucho tiempo Dios proporcionó protección especial a Egipto.

De esta manera vemos que, en al menos cinco formas, Moisés resaltó el paralelismo existente entre el periodo primigenio y la experiencia de Israel en el éxodo. Todos estos temas, las ocupaciones, la adoración, el asesinato, la ubicación y la protección, indican que Moisés quería que sus lectores israelitas aplicaran esta historia a sus vidas asociando a Caín con los egipcios, y estableciendo la conexión que existía entre Abel y ellos mismo como el pueblo de Dios.

Ahora que hemos visto las asociaciones establecidas en la historia de Caín el pecaminoso, podemos ir a la narrativa paralela concerniente a Set el justo, en Génesis cap. 4 vers. 25 y 26.

Como ya vimos, Moisés registró un comentario importante acerca de Set y su hijo Enós. En Génesis capítulo 4 versículo 26 leemos lo siguiente:

Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.

(Génesis 4:26)

Moisés mencionó este hecho acerca de Set y su hijo a fin de que sus lectores se identificasen a sí mismos no sólo con Abel, sino también con Set, el hijo de Adán que sustituyó a Abel.

En primer lugar, el uso que Set hace del nombre divino Jehová, lo relacionaba con Israel. Es muy interesante notar que el libro de Éxodo dice que el uso del nombre Jehová ascendió en prominencia en los días de Moisés. Por ejemplo, Dios habló a Moisés de la siguiente manera en Éxodo capítulo 3 versículo 15:

Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. (Éxodo 3:15)

Aunque el registro bíblico indica que el nombre Yahweh o Jehová se usaba desde los tiempos de Set, durante el tiempo de Moisés, el nombre Jehová se volvió el principal nombre para referirse a Dios. Por esta razón, los israelitas fieles bajo el liderazgo de Moisés se relacionarían con Set el justo. Como él, ellos también tenían en gran estima el nombre de Jehová.

En segundo lugar, los israelitas asociarían la relación entre ellos y Set mediante el tema de la oración. Este tema también aparece en Génesis capítulo 4 versículo 26 en donde Moisés escribió que los miembros de la familia de Set,

Comenzaron a invocar el nombre de Jehová. (Génesis 4:26)

En el Antiguo Testamento, invocar el nombre de Jehová regularmente significa clamar pidiendo la ayuda divina en tiempo de necesidad o de problemas.

A la luz de lo anterior podemos ver otra conexión que Moisés estableció con Israel en su tiempo. Del resto del Pentateuco, aprendemos que a lo largo de su éxodo de Egipto, Israel clamó a Jehová en busca de socorro durante muchas crisis, al igual que Set y Enós lo habían hecho antes. Vemos así que Moisés quiso que las narrativas acerca de Caín el pecaminoso y Set el Justo establecieran paralelos con el mundo de su tiempo. Quería que sus lectores se dieran cuenta de que los egipcios eran como Caín. También quería que sus lectores vieran que ellos mismos eran como Abel y Set.

Con estas conexiones básicas en mente, podemos ir a la genealogía de Caín y Set.

Genealogías

Como veremos, Moisés también arregló estas genealogías de manera que los israelitas continuaran asociando a los egipcios con los perversos, y a sí mismos con los justos.

Para promover su principal objetivo, en Génesis capítulo 4 versículos 17 al 24 Moisés caracteriza a la línea de Caín en forma tal que establecía asociaciones ineludibles con Egipto. Estas conexiones aparecen en al menos seis formas. En primer lugar, Moisés se refirió a Caín como constructor de ciudades. Como lo dijo en Génesis capítulo 4 versículo 17,

Caín edificó una ciudad. (Génesis 4:17)

No hace falta decir que los israelitas sabían muy bien que los egipcios eran grandes constructores de ciudades. Construir ciudades para los egipcios había sido parte del trabajo de los israelitas durante su esclavitud en Egipto. Por esta razón, estas palabras acerca de Caín lo asociarían estrechamente con los egipcios.

Segundo, debemos notar el nombre de la ciudad de Caín. Veamos otra vez Génesis capítulo 4 versículo 17:

Y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. (Génesis 4:17)

Para los israelitas del tiempo de Moisés, este hecho les recordaba una práctica egipcia.

Como Moisés lo reportaba en Éxodo capítulo 1 versículo 11,

[Los egipcios] pusieron sobre [los israelitas] comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. (Éxodo 1:11)

La ciudad de Ramesés fue llamada así en honor del faraón Ramesés. Al igual que Caín, los egipcios también les ponían sus nombres a sus ciudades para su propia gloria y honra. De este modo, se establecía otra conexión entre la genealogía de Caín y los egipcios.

Una tercera asociación entre la línea de Caín y Egipto aparece en el orgullo que Lamec, el descendiente de Caín, manifiesta con respecto a su acto de homicidio.

En el capítulo 4 versículo 23, leemos que Lamec cantó, de hecho, una canción a sus mujeres, alabándose a sí mismo:

Ada y Zila, oíd mi voz;Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:Que un varón mataré por mi herida. (Génesis 4:23)

Aunque en esta traducción lo presenta en tiempo futuro, Lamec estaba realmente jactándose de atrocidades que ya había cometido. Los israelitas podían asociar el comportamiento de los egipcios con el de Lamec. Los israelitas estaban muy conscientes de las muchas inscripciones antiguas que tenían los egipcios, alabando a los faraones y a sus ejércitos por sus hazañas asesinas.

Una cuarta asociación puede establecerse a partir de la atención que Moisés pone en la muerte de los niños. Escuchemos de nuevo lo que Lamec dijo. En el versículo 23 del capítulo 4 leemos:

Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe.

(Génesis 4:23)

La palabra que aquí aparece traducida como “joven” es la palabra hebrea yeled, que frecuentemente es traducida simplemente como niño. Una de las víctimas de Lamec era muy probablemente un niño. Como todos sabemos, en el primer capítulo del libro del Éxodo, Faraón ordena la muerte de los niños israelitas. Como el Lamec de la línea de Caín, los egipcios atacaron a los indefensos de Israel, a sus infantes varones.

Una quinta asociación entre la familia de Caín y los egipcios aparece en la afirmación de Lamec de contar con mayor protección. En Génesis capítulo 4 versículo 24, Lamec se jactó de gozar de aún más protección que la de Caín:

Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. (Génesis 4:24)

Tal y como Lamec pensaba que Dios lo protegía, los faraones de Egipto estaban confiados en la protección de sus dioses. De hecho, ciertamente parecía que por muchos años los egipcios habían disfrutado de creciente protección de los peligros.

En sexto lugar, debemos notar la sofisticación cultural del linaje de Caín. Veamos como describe Génesis capítulo 4 versículos 20 al 22 a estos tres hermanos cainitas, Jabal, Jubal y Tubal-caín:

Jabal … fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados… Jubal … fue padre de todos los que tocan arpa y flauta… Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro. (Génesis 4:20-22)

Con estas palabras, Moisés caracterizó a la familia de Caín como muy sofisticada. Jabal no era meramente un pastor, sino que inventó la crianza de ganado. Jubal desarrollo el arte musical, y Tubal-caín inventó la metalurgia sofisticada. Hubiera sido muy difícil para los israelitas en el tiempo de Moisés el pasar por alto esta conexión con los egipcios. Comparado con el estilo de vida nómada y sencilla de los patriarcas de Israel, la cultura de Egipto era altamente sofisticada. Moisés describió a la pecaminosa línea de Caín de este modo a fin de confirmar la asociación que quería que sus lectores hicieran entre el linaje de Caín y los egipcios.

Vemos así que Moisés estableció al menos seis asociaciones entre la genealogía cainita y los egipcios. Su descripción de la construcción de ciudades, los nombres de las ciudades, la jactancia de sus homicidios, la violencia contra los niños, la protección divina y la sofisticación del linaje de Caín tenían como propósito establecer estas conexiones.

Vayamos ahora a la genealogía de Set en Génesis capítulo 5 versículos 1 al 32. Como es de esperarse, Moisés arregló el relato de la genealogía de Set de manera que los lectores israelitas pudieran identificarse con el linaje de Set. Esta asociación se basa en cuatro factores.

En primer lugar, debemos notar que, a nivel biológico, la nación de Israel descendía del linaje de Set. En Génesis capítulo 5 versículo 32 leemos los nombres de los tres hijos de Noé:

Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet. (Génesis 5:32)

El nombre de Sem era particularmente importante para Moisés en virtud de que Sem era el ancestro de Israel. En los idiomas modernos derivamos el término “semítico” o “semita” del nombre Sem. Aunque también otras naciones salieron de la simiente de Sem, los Israelitas eran el pueblo especial escogido por Dios de entre los descendientes de Sem. Así que, en este muy elemental sentido biológico, Moisés conectó a sus lectores israelitas con la genealogía de Set.

Una segunda asociación entre la línea de Set e Israel aparece en el repetido énfasis en la justicia de los descendientes de Set. El linaje de Set se caracteriza por ser fiel y justo. Por ejemplo, de conformidad con Génesis capítulo 5 versículo 24,

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció. (Génesis 5:24)

En toda la Biblia, la expresión hebrea traducida como “caminó con Dios” aparece solamente en relación con Enoc y con Noé. Aún así, una y otra vez, especialmente en el libro de Deuteronomio, Moisés les dice a los Israelitas que deben ser como Enoc andando en los caminos de Jehová. De esta manera, los israelitas fieles que seguían a Moisés encontraban otro punto de identificación con la línea de Set. Su meta era ser como Enoc.

Una tercera conexión entre la genealogía de Set y la experiencia de Israel aparece en el énfasis que Moisés hace en el número de los Setitas. Por medio de la genealogía de Set sabemos que sus descendientes fueron muy numerosos.

Moisés resaltó el crecimiento numérico de la familia de Set repitiendo el hecho de que los setitas engendraron “hijos e hijas”. De hecho, Moisés añadió este comentario nueve veces en Génesis capítulo 5. Este énfasis en el número de gente en el linaje de Set era importante para los lectores israelitas de Moisés debido a que ellos sabían que Dios los había bendecido grandemente en crecimiento numérico a lo largo del tiempo que estuvieron en Egipto y durante el Éxodo.

En cuarto lugar, Moisés también resaltó la longevidad de la que muchos setitas gozaron, a fin de establecer este punto de contacto entre Israel y los setitas.

Por ejemplo, todos sabemos que Matusalén vivió más que ninguna otra persona en la historia bíblica. De acuerdo con Génesis capítulo 5 versículo 27, Matusalén vivió 969 años. Muchos otros setitas vivieron largas vidas también.

La atención que Moisés puso en la longevidad del linaje de Set era importante pues, como la ley de Moisés lo indica, la longevidad en la tierra de la promesa había de ser la meta de los fieles en Israel. Al señalar la longevidad de los descendientes de Set, Moisés establecía otra conexión entre los setitas e Israel.

Fue así como Moisés escribió acerca de la violencia primitiva y la esperanza en el rescate de Dios en los tiempos primigenios, a fin de establecer asociaciones firmes con el mundo de su tiempo. Caín y sus descendientes debían ser asociados con los egipcios que infligían violencia en contra Israel. Asimismo, Abel, Set y los descendientes de Set debían asociarse a sí mismos con los israelitas que eran víctimas de la violencia egipcia. Estos puntos de contacto eran parte central de la estrategia de Moisés en esta porción de su historia.

Ahora que hemos visto cómo fue que Moisés manejó su registro de la violencia primitiva y la esperanza, podemos ocuparnos brevemente de Génesis capítulo 6 versículos 1 al 8: La violencia posterior y la esperanza en el rescate.

Violencia Posterior y Esperanza

Veamos especialmente la manera en que Moisés describió a estos hombres en el capítulo 6 versículo 4:

Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. (Génesis 6:4)

Ya hemos anotado que los nefilim eran guerreros poderosos, bien conocidos por sus proezas. Pero démonos cuenta de que Moisés hizo un comentario importante acerca de los nefilim. Dijo que existían nefilim sobre la tierra en los tiempos primigenios y también después. Mediante la adición de esta alusión a los guerreros nefilim que vivieron después del diluvio, Moisés les recordó a los israelitas acerca de los nefilim con que se habían encontrado en su historia reciente. En toda la Biblia, el único otro lugar donde aparece el término nefilim es en Números capítulo 13 versículos 32 al 33. Allí, los espías que Moisés envió a Canaán reportaron el haber visto nefilim. Esto fue lo que reportaron:

La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores … También vimos allí gigantes [los nefilim] … y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos. (Números 13:32-33)

Los espías infieles reportaron que la tierra de Canaán era un lugar terriblemente violento y peligroso, y que entre los habitantes de Canaán estaban los nefilim, guerreros viciosos que provocaron pánico en sus corazones. Desafortunadamente éste reporte llevó a la primera generación que seguía a Moisés a apartarse del llamado de Dios para la conquista. Dios se molestó tanto por esta falta de fe que envió a los israelitas a vagar sin rumbo por el desierto hasta que la primera generación hubiese muerto y una nueva generación estuviese preparada para retomar la causa de la conquista.

A la luz de esto podemos entender cómo fue que Moisés señaló otra fuerte conexión entre esta porción de la historia primigenia y la experiencia de Israel. Quería que sus lectores israelitas asociaran a los nefilim primigenios del capítulo 6 de Génesis con los aterradores guerreros nefilim de Canaán. De este modo, la violencia y esperanza en el rescate en Génesis capítulo 6 versículos 1 al 8 eran una alusión directa a la amenaza de violencia en la conquista de Canaán.

Hasta este punto en nuestro escrutinio del mensaje original de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8 hemos visto los personajes primigenios y cómo Israel podía relacionarlos con la gente de su tiempo. Ahora podemos pasar a la tercera pregunta. ¿Cuáles eran las implicaciones de estas conexiones para el pueblo de Israel al ir siguiendo a Moisés rumbo a la Tierra Prometida?

Implicaciones

Para entender el corazón del mensaje de Moisés a Israel, necesitamos recordar el escenario básico que aparece en dos ocasiones en este material. Recordemos que Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8 contiene dos escenarios de violencia y esperanza en el rescate. El pasaje del capítulo 4 versículo 1 al capítulo 5 versículo 32 se enfoca en la violencia de Caín y sus descendientes. Sin embargo, los versículos 29 y 32 del capítulo 5 mencionan a Noé a fin de indicar que el rescate vendría a través de él.

Así también el pasaje de Génesis capítulo 6 versículos 1 al 8 reportan la violencia de los hijos de Dios y de los Nefilim, y el versículo ocho menciona a Noé de nuevo para indicar el propósito de Dios de rescatar a los suyos también de estas amenazas.

Éstas eran buenas noticias para los israelitas que iban siguiendo a Moisés, pues revelaban lo que Dios ya había hecho en su favor, y también lo que estaba a punto de hacer. Por un lado, de la misma manera en que había usado Noé para librar a los ancestros de Israel de los cainitas, Dios ya había usado a Moisés para rescatar a los israelitas de Egipto. Por el otro lado, de la misma manera en que usó a Noé para rescatar a los suyos de los nefilim primigenios, Dios estaba a punto de usar a Moisés para rescatar a los israelitas de la amenaza de los nefilim en la tierra de Canaán.

Ahora que hemos visto la estructura y el significado original de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8, podemos ir a nuestro último tópico, aplicaciones para nuestros días. ¿Qué es lo que el Nuevo Testamento nos enseña con respecto a la aplicación de esta porción de la historia primigenia de Moisés a nuestros días?

IV. GUÍA DE APLICACIÓN

Como de costumbre, exploraremos la manera en que el Nuevo Testamento desarrolla estos temas en términos de las tres etapas del reino de Cristo: primero, la inauguración del reino la cual se llevó a cabo cuando Cristo vino por primera vez a la tierra; segundo, la continuación del reino que es el lapso de tiempo que se extiende a lo largo de la historia de la Iglesia; y tercero, la consumación del reino que será cuando Cristo regrese en gloria y traiga consigo los cielos nuevos y la tierra nueva. A continuación exploraremos éstas fases del reino de Cristo a fin de poder alcanzar un entendimiento pleno de la forma en que los temas de violencia y rescate se aplican a los cristianos el día de hoy. Veamos primero los temas de violencia y esperanza en el rescate en la inauguración del reino.

Inauguración

La inauguración del reino en la primera venida de Cristo nos recuerda el mundo de violencia de la historia primigenia al menos en dos formas. Primero, podemos ver las conexiones con la violencia que Jesús sufrió cuando estuvo aquí sobre la tierra. Y segundo, encontramos conexiones con el rescate que el Jesús trajo a su pueblo. Echemos un vistazo primero al sufrimiento que el Señor Jesús experimentó en su primera venida.

Violencia

Cualquiera que sepa algo de la vida del Señor Jesús, sabe de las muchas formas en que él sufrió persecución a manos del mundo. Al ministrar a los oprimidos, él llevó sus penas y sufrimiento. Aún así, no hay duda de que, conforme al Nuevo Testamento, el clímax de violencia perpetrado contra Cristo fue su muerte en la cruz. Al sufrir una de las más crueles formas de ejecución conocida en su tiempo, el Señor Jesús experimentó una suerte peor que la sufrida por los justos en los tiempos primigenios.

A la luz de lo anterior, no nos sorprende que una forma en que el Nuevo Testamento describe los sufrimientos del Señor Jesús es comparando su muerte en la cruz con la violencia del mundo primigenio o, para ser más específico, con la muerte de Abel.

El escritor de la epístola a los hebreos sabía que Cristo había sufrido inocentemente a manos de hombres perversos. Por esta razón, comparó la muerte de Cristo con la muerte de Abel en el capítulo 12 versículos 23 y 24 de su epístola:

[os habéis acercado…] a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. (Hebreos 12:23-24)

Ésta es una alusión clara y directa a la historia primigenia escrita por Moisés. La sangre de Cristo hablaba aun mejor o más grande que la sangre de Abel. Esto significa que la muerte de Cristo es aún más importante a los ojos de Dios que lo que fue la muerte de Abel. La muerte del Señor Jesús no fue un evento ordinario. Su muerte hizo propiciación por lo pecados de su pueblo, pues Él sufrió en lugar de todos los que cree en él. Más aun, la muerte de Cristo, provocó la justa ira de Dios en grado mayor que el provocado por la muerte de Abel.

A la luz de lo anterior, cuando leemos el relato de Moisés acerca de la violencia en el período primigenio, debemos notar no solamente de la razón por la cual Moisés escribió estos capítulos para su audiencia original. Sino también A partir de la perspectiva del Nuevo Testamento, según la cual la violencia infligida en contra de los justos en la historia primigenia, anticipaba el sufrimiento de Cristo en la inauguración del reino.

Ahora que hemos visto cómo es que el Nuevo Testamento establece conexiones entre el mundo primigenio de violencia y los sufrimientos de Cristo, podemos revisar la segunda forma en la que la inauguración del reino se relaciona con esta porción del Génesis. Un vínculo importante aparece también en la esperanza en el rescate que el Señor Jesús trajo al mundo.

Rescate

Jesús pasó la mayor parte de su ministerio público proclamando un mensaje de esperanza, el evangelio, el mensaje de que un día el sufrimiento de esta vida se acabaría para aquéllos que lo siguen a él. La devoción que el Señor Jesús tenía por este mensaje del evangelio se hace evidente a lo largo de todas sus enseñanzas. Pero veamos cuán prominente es este mensaje de rescate particularmente en las bienaventuranzas con las que comienza el Sermón del Monte.

Al comenzar su bien conocido sermón, el Señor Jesús pronunció estas palabras en Mateo capítulo 5 versículos 10 al 12:

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos. (Mateo 5:10 - 12)

Estas bienaventuranzas nos revelan que una de las preocupaciones centrales del ministerio de enseñanza del Señor Jesús era traer un mensaje de esperanza de que Dios no había abandonado a Su pueblo. El Señor Jesús alentó a sus seguidores a tener esperanza en que un día Dios los rescataría de todos sus sufrimientos.

Pero Jesús no se limitó simplemente a predicar las buenas nuevas de esperanza en el rescate por medio de su muerte y resurrección, Él consumó el rescate que había anunciado. Por cuanto Él era el hijo perfecto de David, la muerte del Señor Jesús hizo propiciación por los pecados del pueblo de Dios. Su muerte pagó el precio del pecado, de manera que sus seguidores no tuviesen que temer más el terror de la muerte. Como dice Hebreos capítulo 2 versículos 14 y 15, el Señor Jesús murió,

Para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Hebreos 2:14-15)

Vemos así que los temas de violencia y esperanza en el rescate se aplican sin dificultad alguna a la inauguración del reino en Cristo. Tal y como Moisés escribió sus relatos para reconocer las amenazas que había contra Israel y para enseñar a Israel acerca del poder de Dios para rescatarlos, el Nuevo Testamento revela que Jesús vino a sufrir violencia para rescatar a su pueblo del poder del mal en el mundo.

Ahora que hemos visto la forma en que el Nuevo Testamento vincula la primera venida de Jesús con la historia primigenia, debemos darnos cuenta también de la forma en que el Nuevo Testamento aplica esta porción de la historia primigenia a la continuación del reino, es decir, el lapso de tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo.

Continuación

Hay por lo menos dos formas en las que el Nuevo Testamento explica la manera en que la continuación del reino se conecta con los temas de Génesis capítulo 4 versículo 1 al capítulo 6 versículo 8, y estas referencias nos proporcionan una dirección básica al aplicar esta porción de la Escritura a la iglesia cristiana. Por un lado, el Nuevo Testamento enseña que es de esperarse que la violencia en contra del pueblo de Dios continúe, pero por otro lado somos alentados a soportar estos tiempos difíciles perseverando en la fe en Cristo y en el rescate que Él traerá.

Consideremos primero el hecho de que debemos esperar violencia en contra de los seguidores de Cristo.

Violencia Continua

En varias ocasiones, el Señor Jesús dijo que sus seguidores sufrirían odio y persecución por parte del mundo. Pero en Mateo capítulo 23 versículos 34 y 35, Jesús mismo llamó nuestra atención al hecho de que este sufrimiento estaba conectado con el sufrimiento de los justos en el mundo primigenio. El Señor Jesús dijo esto a los fariseos,

He aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías. (Mateo 23:34-35)

El Señor Jesús predijo que cuando Él enviara a sus seguidores al mundo, éstos serían severamente perseguidos. Pero nótese también cómo fue que el Señor Jesús conectó esta predicción con la historia primigenia. Dijo que la violencia que habría de venir en contra de sus seguidores continuaría el patrón de violencia que se remonta hasta la sangre de Abel a quien Caín asesinó.

Cuando nos damos cuenta de que los seguidores de Cristo siempre sufrirán persecución durante la continuación del reino, también podemos ver la importancia de mantener nuestra fe en Cristo.

Perseverancia en la Fe

El escritor de Hebreos tocó este asunto en el capítulo 11 de su carta, en el versículo 4 de dicho capítulo 11 leemos lo siguiente:

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. (Hebreos 11:4)

La idea principal de este pasaje es que los seguidores de Cristo a lo largo de las edades debe seguir el ejemplo de Abel. Aunque la justicia de Abel le trajo problemas con el perverso de su hermano, Abel destaca como un ejemplo de fidelidad para todos los creyentes que siguen a Cristo aún en nuestros días.

Vemos así que los temas de violencia y rescate en la historia primigenia también se aplican a los seguidores de Cristo durante la continuación del reino. Por un lado, debemos estar preparados para sufrir oposición y violencia en nuestra era. Pero por el otro lado, al soportar estos tiempos de adversidad, saldremos adelante solamente en la medida en que seamos fieles y confiemos en que el Señor habrá de rescatarnos.

Una vez que hemos visto cómo es que los temas de violencia y rescate encajan dentro de la inauguración y la continuación del reino, debemos ir a la etapa final del reino de Cristo, es decir, Su segunda venida.

Consumación

Puesto en términos simples, el Nuevo Testamento enseña que cuando Cristo vuelva veremos el final de la violencia en contra del pueblo de Dios y experimentaremos el rescate final que nos llevará a un mundo de bendición eterna.

Fin de la Violencia

El fin de la violencia es un aspecto central del retrato que el Nuevo Testamento hace de la consumación. Cuando Cristo vuelva, traerá consigo una renovación total de la creación, libre de toda violencia. Escuchemos la forma en que el apóstol Juan describió el regreso de Cristo en Apocalipsis capítulo 21 versículos 1 al 5:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primer tierra pasaron, y el mar ya no existía más… Y oí una gran voz del cielo que decía: …Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. (Apocalipsis 21:1-5)

Pero la consumación del reino no solo traerá el fin de la violencia. Al mismo tiempo, a su regreso, Cristo otorgará bendiciones sin fin de vida y paz a los suyos.

Rescate Final

Nuestro rescate será pleno y definitivo. En Apocalipsis capítulo 22 versículos 1 y 2 leemos esta descripción de nuestro rescate final:

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. (Apocalipsis 22:1-2)

Esta esperanza en el rescate final en la segunda venida de Cristo aparece a lo largo del Nuevo Testamento. Expresa la cúspide de la fe cristiana. Añoramos el día en que las pruebas y sufrimientos de este mundo sean reemplazadas con las maravillas vivificadoras del nuevo mundo. El sufrimiento será transformado en gozo. Las luchas en victoria. Y habrá vida eterna en lugar de muerte.

Vemos así que tal y como Moisés escribió acerca del mundo primigenio de violencia para alentar a Israel a avanzar hacia Canaán, el Nuevo Testamento nos alienta a anhelar el nuevo mundo que ha de venir en la consumación. Cuando Cristo vuelva, todos los que han confiado en Él verán el fin de la violencia, y heredarán un pleno y glorioso rescate hacia un mundo eterno de salvación.

V. CONCLUSIÓN

En esta lección hemos visto varios aspectos del mundo primigenio de violencia descrito en Génesis capítulo 4 versículos 1 al capítulo 6 versículo 8. Hemos notado la estructura de esta porción de Génesis, y hemos visto cómo Moisés escribió este material originalmente para alentar a los israelitas que los seguían rumbo a Canaán. De igual modo, hemos aprendido que como cristianos también debemos aplicar esta porción de la historia primigenia a nuestra fe neo testamentaria.

Cuando revisamos esta porción de Génesis de la forma en que Moisés quiso que fuese entendida originalmente por Israel, se vuelve mucho más que un registro del pasado. En lugar de ellos, podemos ver que así como Dios rescató a los suyos de la violencia en el mundo primigenio, y así como más tarde rescató a Israel en los días de Moisés, así también podemos aumentar nuestra esperanza en que Cristo nos rescatará un día de este mundo de violencia.

Materiales de la lección

Transcripción