Conferencia
I. INTRODUCCIÓN
Hace algunos años, al ir manejando, vi al lado del camino un tren que se había descarrilado por accidente. Tenía las ruedas enterradas y, por supuesto, no podía moverse de allí. Cuando un tren se sale del camino para el cual fue diseñado, el resultado es un desastre.
En el principio del tiempo, Dios trazó una vía o senda a seguir para su creación. Este camino llevaba a un gran y glorioso destino para la creación de Dios. Pero una y otra vez, los seres humanos hemos fracasado intentando seguir el camino de Dios para Su creación. Hemos descarrilado al mundo y hemos terminado con un gran desastre.
En esta serie de lecciones, aprenderemos algo acerca del camino que Dios trazó para su creación en los primeros años de la historia universal lo que conocemos en círculos cristianos como las “ordenanzas de la creación”. Vamos a explorar Génesis capítulos 1 al 11, que es lo que a veces llamamos “historia primigenia”. Estos capítulos de la Biblia nos ayudarán a ver el sorprendente camino que Dios quería que el pueblo de Israel siguiese bajo el liderazgo de Moisés. También nos mostrarán el camino que el pueblo de Dios debe seguir el día de hoy.
Hemos titulado esta primera lección: “Un Mundo Ideal”, porque enfocaremos nuestra atención en Génesis, del capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3, que es el pasaje en el que Moisés describió por primera vez cómo el mundo que Dios hizo era un orden perfecto con el cual Dios estaba muy complacido.
Como veremos, este mundo ideal anticipaba o presagiaba el destino hacia el cual Dios encaminó a Israel en los días de Moisés que es el mismo destino hacia el cual Dios ha dirigido a todo Su pueblo a lo largo de la historia. No sólo nos muestra cómo eran las cosas en el principio, sino también cómo debería ser la vida hoy, y cómo será nuestro mundo con toda certeza al final de nuestra era.
Esta lección se divide en cuatro partes. Primero, presentaremos una visión general de la historia primigenia de Génesis capítulos 1 al 11. Segundo, nos enfocaremos en Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3, fijándonos primero en su Estructura Literaria. Tercero, investigaremos el Significado Original, de esta porción de Génesis a la luz de su estructura. Y cuarto, buscaremos aplicaciones que sean válidas para nuestros días. Comencemos con un repaso general de toda la historia primigenia de Génesis capítulos 1 al 11.
II. VISIÓN GENERAL
Nuestro acercamiento a Génesis capítulos 1 al 11 puede parecer un poco inusual al principio. Quizá deberíamos explicar primero nuestra estrategia básica.
Tres ideas, por lo menos, guiarán nuestro estudio de esta parte de la Biblia. Primero, la inspiración de estos capítulos. Segundo, el trasfondo literario de estos capítulos. Y tercero, el propósito para el cual estos capítulos fueron escritos.
Inspiración
En primer lugar, sostenemos con toda firmeza que toda la Escritura ha sido inspirada por Dios, incluyendo los capítulos 1 al 11 de Génesis.
Nuestro concepto evangélico de la inspiración, nos recuerda dos aspectos muy importantes de esta porción de Génesis: Uno su confiabilidad y dos su diseño intencional.
Confiabilidad
Afirmamos con toda firmeza y sin reservas la plena confiabilidad histórica de esta parte de la Biblia, por cuanto ha sido inspirada por Dios. Muchas cuestiones históricas han venido a ocupar un primer plano, y algunas de estas cuestiones no han sido del todo resueltas. No obstante, para nuestros propósitos será suficiente decir que la inspiración divina implica confiabilidad histórica.
La intención de Moisés al escribir esta porción de Génesis era que sus lectores la recibieran como verdad histórica. Ahora bien, al igual que con toda la Escritura, debemos interpretar estos pasajes cuidadosamente de manera que no mal interpretemos sus dimensiones históricas. Queda claro, sin embargo, que otros escritores bíblicos, y aún el Señor Jesús mismo, creían en el relato de Génesis capítulos 1 al 11 como digno de toda confianza desde el punto de vista histórico. Estas lecciones se desarrollarán partiendo del entendido de que estos capítulos son registros verdaderos y confiables de lo que realmente sucedió en los tiempos primigenios.
Diseño
Creemos que la historia primigenia es verídica, pero también debemos recordar que Dios inspiró a Moisés para seleccionar y arreglar el contenido de estos capítulos conforme a un diseño particular.
Veámoslo de este modo: Los capítulos 1 al 11 de Génesis cubren todo el periodo histórico entre la creación del mundo hasta los días de Abraham, quien vivió alrededor de los años 2000 a 1800 AC. Es obvio que Moisés pasó por alto más detalles del mundo de aquella época de la historia que los que incluyo en estos once breves capítulos.
Para entender los primeros once capítulos de Génesis debemos darnos cuenta de esta selectividad así como del arreglo de estos pasajes. En la medida en que nos demos cuenta de que la manera en que Moisés diseñó el relato de esta historia primigenia tenía una intención, podremos responder algunas preguntas muy importantes tales como: ¿Por qué inspiro Dios a Moisés para que incluyera tan poca información? ¿Por qué hizo Dios que Moisés ordenara los materiales escogidos en la manera en que lo hizo?
Para entender por qué Moisés escribió de la manera en que lo hizo, debemos adentrarnos primero en el trasfondo de las tradiciones literarias que existían en su tiempo.
Trasfondo
Para nuestros propósitos, es muy importante entender la literatura del antiguo Medio Oriente, en primer lugar por la extensa difusión y disponibilidad que había de otros relatos primigenios que estaban al alcance de Moisés; y segundo, porque Moisés de hecho interactuó con algunos de estos otros relatos primigenios.
Disponibilidad
La investigación arqueológica ha demostrado que Moisés no fue el primero en escribir acerca de los orígenes del mundo. Por cuanto Dios inspiró a Moisés, podemos estar seguros de que este relato es cierto. Pero Moisés escribió en una época en la que muchas naciones y grupos del Medio Oriente ya habían escrito múltiples mitos y épicas acerca de la historia de los orígenes.
Algunos de estos textos antiguos son bien conocidos. Muchos han oído hablar de los relatos de Enuma Elish, o el relato babilónico de la creación, o la onceava tableta del poema épico de Gilgamesh, o el relato babilónico del diluvio. Una variedad de relatos primigenios fueron escritos en Egipto y en Canaán. Éstos y muchos otros documentos del mundo antiguo trataban sobre los origines y la historia primigenia del universo. No sólo eso, sino que muchos de estos documentos del Cercano Oriente estuvieron de hecho al alcance de Moisés en su juventud. Moisés fue educado en las cortes reales de Egipto, y sus escritos indican que él conocía la literatura del mundo antiguo. Al escribir por inspiración divina su relato verídico del periodo primigenio, Moisés estaba consciente de existencia de las demás tradiciones literarias del Medio Oriente.
Ahora que sabemos que había otros relatos sobre los orígenes que estaban a la disposición de Moisés, podemos hacernos otra pregunta: ¿Cómo interactuó Moisés con los mitos y épicas de otras culturas?
Interacción
Como veremos a lo largo de esta serie de lecciones, Moisés interactuó con otras tradiciones sobre los orígenes tanto positiva como negativamente.
Por un lado, Moisés escribió su historia de los primeros tiempos para contrarrestar la falsedad con la verdad. Debemos recordar siempre que los israelitas que Moisés estaba dirigiendo habían estado sometidos a toda clase de influencias paganas. Estaban tentados a creer que el mundo era el resultado de los esfuerzos y las luchas de muchos dioses. Una de dos, o bien rechazaban del todo la verdadera fe de sus patriarcas, o habían mezclado esta verdad con creencias religiosas de otras naciones. Moisés escribió su relato de los tiempos primigenios en gran medida para enseñar al pueblo de Dios lo que realmente había sucedido. Buscaba establecer la verdad del Yahweismo en contra de la falsedad de otras religiones.
Al mismo tiempo, Moisés logró el aspecto negativo de su objetivo en que refutó los falsos mitos interactuando positivamente con las tradiciones literarias de su tiempo. Sus escritos son intencionalmente parecidos a otros escritos del antiguo Medio Oriente, de manera que él podía comunicar la verdad de Dios de tal forma que Israel podía entender. Aunque existen muchas similitudes entre el relato de Moisés y algunos otros textos importantes, la investigación arqueológica reciente ha mostrado una dramática similitud con una tradición literaria en particular.
Un documento muy importante fue publicado en 1969 bajo el título “Atrahasis: La historia babilónica del diluvio”. No podemos estar seguros de qué tan antiguo es este documento, pero es importante para nosotros debido a que reúne en una historia muchas piezas que anteriormente habían sido conocidas solamente en forma separada.
La épica de Atrahasis sigue una estructura tripartita básica: comienza con la creación de la humanidad. La creación de la humanidad es seguida por un registro de la historia temprana de la humanidad, enfocándose especialmente en la corrupción del mundo debida a la raza humana. Finalmente, esta corrupción es rectificada por medio de un juicio, el diluvio, y con un nuevo orden en el mundo.
Este patrón básico –creación, corrupción y nuevo orden producido por el diluvio—debería sonarnos familiar a quienes estudiamos la Biblia. Es el mismo patrón básico que Moisés siguió en los capítulos 1 al 11 del Génesis. Podemos estar seguros de que Moisés escribió acerca de la historia del mundo como realmente sucedió, pero también debemos recordar que él podía haber descrito esa historia de muchas maneras. Es significativo el que Moisés haya seguido un patrón similar a aquél seguido por lo menos por otra tradición literaria de las que conocemos del antiguo Medio Oriente.
Ésta porción de Génesis se divide en tres partes: Creación ideal (Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3); segundo la corrupción del mundo debido al pecado de la humanidad (Génesis capítulo 2 versículos 4 al capítulo 6 versículo 8); y el diluvio y el nuevo orden (Génesis capítulo 6 versículo 9 al capítulo 11 versículo 9).
Ahora podemos hacernos la tercera pregunta: ¿Por qué escribió Moisés los capítulos 1 al 11 de Génesis? ¿Qué era lo que quería comunicarle a Israel?
Propósito
A un nivel muy elemental, podemos estar seguros de que Moisés quería enseñar a Israel la verdad acerca del pasado. Quería que ellos supieran lo que Dios había hecho en los primeros años de la historia del mundo. Tal y como los mitos de otras naciones tenían el propósito de convencer a la gente de los puntos de vista presentados por esos mitos, Moisés buscaba convencer a Israel de la historicidad de su fe.
Una vez que examinamos esto con más detenimiento, podemos ver no obstante un propósito adicional detrás de la historia primigenia de Moisés. Concretamente, él también quería ejercer influencia sobre Israel para que se conformasen a sí mismos a la voluntad de Dios. Este propósito adicional no es perceptible a primera vista de cualquiera que vea los capítulos 1 al 11 de Génesis. No obstante, dicho propósito va haciéndose cada vez más claro en la medida en que vamos dándonos cuenta de que otros relatos primigenios también compartían este mismo propósito.
Antes de que podamos entender el propósito de los relatos primigenios, debemos darnos cuenta de que muchas culturas del antiguo Cercano Oriente creían que el universo estaba estructurado o diseñado de conformidad con una sabiduría cósmica sobrenatural. Era, por lo tanto, responsabilidad de toda persona en la sociedad, desde el emperador hasta el esclavo, conformarse en la mayor medida posible a este orden divino.
¿Qué tiene que ver esto con los mitos primigenios y las épicas del antiguo Cercano Oriente? Las culturas que rodeaban a Israel tenían relatos primigenios que hablaban acerca de eventos muy cercanos al principio del tiempo. Hacían esto para explicar las estructuras que los dioses habían erigido en el mundo en los tiempos antiguos. Sin embargo, el interés de sus tradiciones concernientes al mundo primigenio no se limitaba meramente a lo relativo a la historia primitiva del mundo. Estos relatos primigenios habían sido escritos para justificar los programas religiosos y sociales de esos tiempos.
No debemos olvidar que los antiguos no pensaban como nosotros, particularmente por lo que se refiere a religión y sociedad. Generalmente la gente moderna evalúa su religión desde un punto de vista emocional o científico. Tendemos a pensar que el orden social es el resultado de guerras y movimientos políticos. Pero la gente del tiempo de Moisés no veía el mundo de esa manera. En aquellos tiempos, los líderes políticos y religiosos creían que sus prácticas estaban arraigadas en el orden del cosmos. De manera que justificaban sus políticas apelando a las estructuras establecidas por los dioses en el principio. Escribían sus relatos primigenios para mostrar que sus prácticas estaban en armonía con la trama del universo.
Como veremos en estas lecciones, Moisés escribió los capítulos 1 al 11 de Génesis por razones similares. Por otro lado, Moisés escribió su historia primigenia enfocándose explícitamente en la forma en que Jehová había creado y ordenado el mundo en los tiempos antiguos. Desde la creación hasta la torre de Babel, Moisés estaba relatándole a Israel lo que había sucedido hacía mucho tiempo. Sin embargo, la razón por la que hacía esto no era un simple interés histórico. Al ir guiando a los Israelitas desde Egipto hacia la tierra prometida, Moisés se enfrentó a muchos opositores que pensaban que él había llevado al pueblo de Israel por el camino equivocado. En respuesta a esta oposición, la historia primigenia demostraba que las políticas y metas de Moisés para Israel estaban de acuerdo con el verdadero diseño del universo. Consecuentemente, resistirse al programa de Moisés era resistirse a las ordenanzas de Dios.
En su registro de la creación ideal Génesis capítulo 1 versículos 1 al capítulo 2 versículo 3, Moisés mostraba que Israel estaba en efecto moviéndose en la dirección del ideal de Dios al ir hacia Canaán. En su registro de la corrupción del mundo Génesis capítulo 2 versículo 4 al capítulo 6 versículo 8, Moisés mostró cómo Egipto era un lugar de corrupción y penalidades, resultado de la maldición de Dios sobre el pecado. Finalmente, en su registro del diluvio y del nuevo orden resultante Génesis capítulo 6 versículo 9 al capítulo 11 versículo 9, Moisés mostró a Israel que los estaba llevando a un nuevo orden lleno de bendiciones, tal y como Noé antes que él, había traído un nuevo orden y bendiciones al mundo. Estos hechos primigenios justificaban plenamente la visión de Moisés para el futuro de Israel.
Si Moisés podía convencer a Israel de estas verdades, entonces los fieles de Israel se alejarían de Egipto y tomarían la tierra de Canaán como su herencia divina.
Habiendo introducido nuestro acercamiento general a la historia primigenia de Génesis capítulos 1 al 11, podemos ver ahora los detalles de la primera sección de Génesis: el mundo ideal de Dios descrito en Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3.
Lo primero que viene a la mente de muchos evangélicos cuando hablamos de los primeros capítulos de la Biblia son todas las controversias que existen en torno a su interpretación. ¿Creó Dios el mundo en seis días ordinarios? ¿Eran los días de Génesis capítulo 1 grandes épocas o eras? ¿O es que Génesis capítulo 1 es una celebración digamos poética, no histórica, de la actividad creadora de Dios? Todas estas posiciones son aceptables dentro de los círculos evangélicos. Aunque mi propia posición es que Génesis capítulo 1 enseña que Dios hizo el mundo como lo conocemos en seis días ordinarios, no todos los cristianos que creen en la Biblia sostienen esta postura.
Sin embargo, al acercarnos a las primeras páginas del Génesis en estas lecciones, nuestro interés no se centra tanto en este tipo de cuestiones históricas. Nuestro interés se refiere más a cuestiones literarias. Nos interesa más saber cómo y por qué Moisés escribió este capítulo. ¿Qué estructuras literarias aparecen en este pasaje y cómo es que estas estructuras nos ayudan a entender el propósito de Moisés?
III. ESTRUCTURA LITERARIA
Debemos comenzar notando que este pasaje tiene tres grandes segmentos: un principio, un medio y un final.
El relato de creación que Moisés escribió comienza con los versículos 1 al 2 del capítulo 1. Podemos resumir el contenido de estos versículos como El tenebroso mundo caótico. Los versículo 3 al 31 del capítulo 1 forman la sección media de este material, la cual contiene los llamados “seis días de creación”, durante los cuales Dios puso orden en la creación; o seis días poniendo orden. Finalmente, en el capítulo 2 versículos 1 al 3 tenemos el Sabbath o día de reposo, al que nos referiremos aquí como el mundo ideal.
Primero exploraremos las tres porciones de esta estructura en esta lección, comenzando con el tenebroso mundo caótico. En segundo lugar investigaremos la última sección, la cual tiene que ver con el mundo ideal. Y finalmente, exploraremos los seis días en que Dios puso orden. Veamos primero el tenebroso mundo caótico.
Tenebroso Mundo Caótico
Al revisar la primera porción del capítulo 1 de Génesis, observamos una importante tensión dramática entre el caos que cubre la tierra y el Espíritu de Dios.
Los versículos 1 y 2 del capítulo 1 preparan el escenario mediante el título dado en el versículo 1, así como mediante la descripción que el versículo 2 da de la condición inicial del mundo. Escuchemos cómo lo planteó Moisés en el capítulo 1 versículo 2:
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Génesis 1:2)
Este versículo introduce la tensión dramática que fluye a lo largo de todo este capítulo. Por un lado tenemos que el mundo está desordenado y vacío, o como se dice en Hebreo tohu vav bohu esta expresión no ocurre tan frecuentemente en la Biblia como para saber con precisión qué significa. Pero muchos estudiosos creen que significa que el mundo era inhabitable, hostil a la vida humana, muy parecido a la manera en que un lugar desolado, un desierto o un yermo es inhóspito para la vida humana. Así que, al principio de este pasaje, vemos que un abismo inhabitable, tenebroso, primitivo y caótico cubría toda la tierra. El otro extremo que crea la tensión dramática aparece también en el versículo 2 del capítulo 1. Moisés escribió que “el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. El término Hebreo utilizado aquí es merachefet que significa sobre volando alrededor del caos.
En efecto, Dios estaba listo para entrar en acción a fin de remediar el caos que cubría la tierra. Esta tensión dramática inicial suscita varias preguntas: ¿Qué hará el Espíritu de Dios? ¿Qué sucederá con el caos?
Teniendo en mente esta tensión dramática inicial en los primeros versículos, podemos entonces apreciar la resolución de la misma en la sección final del relato de creación de Moisés: el mundo ideal en Génesis capítulo 2 versículos 1 al 3.
Mundo Ideal
La estructura de esta sección es muy sencilla. Comienza en el capítulo 2 versículo 1 resumiendo en un enunciado que Dios acabó Su obra de creación, y concluye en el capítulo 2 versículos 2 y 3 diciéndonos que Dios reposó de toda Su obra. En Génesis capítulo 2 versículos 2 al 3 leemos estas palabras:
Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó.
(Génesis 2:2-3)
Cuando Moisés describió a Dios asumiendo el reposo sabático, otorgando una bendición especial a ese día y haciéndolo santo, lo que estaba haciendo era declarar que había sido resuelta la tensión existente entre el caos y el Espíritu de Dios que había sobre volado dicho caos. Dios había subyugado a la oscuridad, había dominado al abismo caótico, y se deleitaba en el mundo ideal que había ordenado. La historia de la creación concluye con esta visión placentera y apacible de un universo en perfecta armonía.
Ahora que hemos visto cómo comienza y termina el relato de creación, veamos la porción media de este pasaje, la cual describe cómo fue resuelta la tensión entre el mundo caótico y el Espíritu de Dios que lo sobre volaba.
Seis Días Poniendo Orden
Este pasaje enseña que Dios subyugó el caos ordenando el mundo conforme a un plan maravilloso de seis días descrito en los versículos 3 al 31 del capítulo 1 de Génesis. El foco de atención de este material se hace manifiesto cuando leemos repetidamente que Moisés introduce acciones con la frase, “Y dijo Dios”. Esto se debe a que Dios es el personaje principal de este material, y su poderosa palabra es el centro de atención de estos versículos.
La mera palabra de Dios puso un orden magnífico en el mundo. A diferencia de muchos de los dioses mitológicos de otras culturas, el Dios de Israel no enfrentó dificultades o luchas al crear. Dios simplemente habló, y el mundo fue debidamente ordenado. Más aún, el orden establecido por Dios mediante Su palabra manifestaba Su poderosa sabiduría. Dios ordenó el mundo de la mejor manera conforme a su sabiduría.
Muchos intérpretes han reconocido que los días en que Dios puso orden a la creación se dividen en dos conjuntos de tres días: los días uno al tres y los días cuatro al seis. La relación entre estos dos conjuntos de días ha sido descrita de muchas maneras, y existen múltiples interconexiones.
Una forma útil de introducirnos a estos patrones es partiendo de la descripción de la tierra en Génesis capítulo 1 versículo 2. Recordemos que Moisés dijo que la tierra estaba tohu vav bohu, o “desordenada y vacía”. Estos términos pueden ser usados para explicar lo significativo de los dos conjuntos de tres días.
Por un lado, durante los tres primeros días, Dios se ocupó del hecho de que la tierra estaba desordenada o “sin forma”. Es decir que Dios dio forma a su creación al separar una área de otra y al formar esferas o dominios dentro de Su creación. Por otro lado, durante los tres últimos días, Dios se ocupó del hecho de que el mundo caótico estaba “vacío” o “sin contenido”. La solución de Dios fue llenar los diversos dominios que había creado con habitantes.
Pensemos acerca de los tres primeros días. En el día primero, Dios separó el dominio del día del de la noche. Aún antes de que hubiera sol, Dios hizo que la luz brillara en la oscuridad en el tenebroso mundo caótico.
En el día segundo, Dios separó el área de las aguas debajo y el de las agua que están por encima de la tierra, extendiendo un firmamento o domo por encima de la tierra. Esta acción divina causó lo que ahora llamamos la atmósfera de nuestro planeta, separando las aguas en la tierra de la humedad arriba en el cielo.
En el día tercero, Dios separó el territorio correspondiente a la tierra seca de los mares. Los océanos fueron acumulados en ciertas regiones del planeta, y apareció la tierra seca. La vegetación comenzó a crecer en la tierra seca. Así fue como Dios dio forma a un mundo desordenado en los tres primeros días. Erigió los dominios de la luz y las tinieblas, el cielo separando las aguas arriba de las aguas debajo, y la tierra seca.
De acuerdo con el registro de Moisés, una vez que Dios se ocupó de la falta de forma de la tierra creando dominios durante estos tres primeros días, se ocupó entonces de la vacuidad de la tierra en los tres últimos días poniendo habitantes en estos dominios.
En el día cuarto, Dios puso el sol, la luna y las estrellas en los cielos para llenar los dominios de la luz y las tinieblas que había formado en el primer día. Estos cuerpos celestes fueron puestos en el cielo para enseñorear o regir al día y a la noche y para mantenerlos separados.
En el día quinto, Dios puso las aves en los aires y las criaturas marinas en los océanos. Estos habitantes llenaron los dominios de las aguas arriba y las aguas debajo los cuales habían sido formados en el segundo día.
Finalmente, en el día sexto, Dios puso a los animales y a la humanidad en la tierra seca. Estos habitantes llenaron el dominio de tierra seca el cual Dios había hecho emerger del mar en el tercer día.
Moisés agrupó a la totalidad de la creación dentro de estos dominios. En una palabra, durante esos seis días, Dios estuvo poniendo un orden espléndido al mundo caótico en tinieblas. Su obra fue tan maravillosa que seis veces dice que lo que había hecho “era bueno”, y una vez que puso a la humanidad para vivir en la tierra seca dice que eso, “era bueno en gran manera”. Moisés dejó muy claro el que Dios estaba maravillosamente complacido con lo que había hecho.
Así vemos que Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3 tiene una compleja estructura con una intensión muy marcada. El pasaje comienza con el mundo en caos y con Dios a punto de actuar sobre el mismo. Durante seis días Dios puso orden al tenebroso mundo caótico mediante Su palabra. Consecuentemente, en el séptimo día Dios se deleitó en el orden ideal que había traído al mundo, y gozó en su reposo sabático.
Una vez que hemos visto de manera panorámica la estructura literaria de Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3, podemos entonces ver el significado original de este pasaje.
IV. SIGNIFICADO ORIGINAL
Ya hemos visto que, a gran escala, la historia primigenia de Moisés tenía la intención de validar el éxodo de Israel y la conquista, mostrando que estaban de conformidad con el orden que Dios había establecido en la historia temprana del mundo. ¿Pero cómo es que este propósito general se muestra en el relato particular de Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3? ¿Cómo conectó Moisés su ministerio hacia Israel con la historia de la creación?
Exploraremos cómo fue que Moisés hizo esto viendo de nuevo las tres partes principales de Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3. Primero, veremos el tenebroso mundo caótico. Luego nos iremos hasta a la última sección del mundo idealmente ordenado. Finalmente, regresaremos a la porción media del pasaje en el que Dios ordena el mundo. Veamos primero los versículos 1 y 2 del capítulo 1, el tenebroso mundo caótico.
Tenebroso Mundo Caótico
Para nuestros propósitos, el rasgo distintivo más importante de estos 2 versículos de Génesis es la tensión dramática introducida en el versículo 2 y su descripción.
Moisés describe la tensión dramática entre el mundo caótico y el Espíritu Santo de manera tal que queda claro que no está escribiendo solamente acerca de la creación sino también del éxodo de Israel.
Por un lado, recordemos que en Génesis capítulo 1 versículo 2, Moisés describe a la tierra como “desordenada” o carente de forma. Por otro lado, describe al Espíritu de Dios sobre volando o moviéndose por encima.
Cuando vemos otro pasaje en el que Moisés alude a este cuadro dramático de Génesis podemos entender cuán significativa es esta escena. En Deuteronomio capítulo 32 versículos 10 al 12, Moisés usó la terminología de Génesis capítulo 1 versículo 2 para llamar especial atención a la conexión entre el éxodo de Israel y el relato de la creación. Escuchemos lo que dice en estos versículos:
[Jehová] Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño. (Deuteronomio 32:10-12)
Estos versículos son importantes porque, de todos sus escritos, este es el único lugar en donde Moisés vuelve a usar los términos que traducimos “desordenada” “se movía sobre”
En el versículo 10, el término traducido como “yermo” es la palabra hebrea tohu que aparece en Génesis capítulo 1 versículo 2 como “desordenada”.
También, el término traducido como “revolotea” en el versículo 11 es la palabra hebrea merachefet, que se usa en Génesis capítulo 1 versículo 1 que habla del Espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas.
Moisés puso estos términos uno con otro en Deuteronomio 32 a fin de conectar sólidamente dicho capítulo con Génesis capítulo 1 versículo 2. ¿Pero cómo es que el uso de estos términos establece esta conexión? ¿Cuál es el significado de las palabras “yermo” y “revolotear” en Deuteronomio 32 versículos 10 al 12?
En primer lugar, Moisés aplicó el término “yermo” a Egipto. En el capítulo 32 versículo 10 leemos:
[Jehová] Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad. (Deuteronomio 32:10)
En segundo lugar, Moisés usó el término “revolotear” para referirse a la presencia de Dios con Israel, probablemente en la columna de nube y en la columna de fuego, al ir dirigiendo a la nación hacia la Tierra Prometida. En el capítulo 32 versículo 11 leemos lo siguiente:
Lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos. (Deuteronomio 32:11)
Es así como podemos ver que los versículos 10 y 11 de Deuteronomio 32 son el comentario que Moisés hace sobre su propia obra en Génesis capítulo 1 versículo 2. Esto nos proporciona un mejor entendimiento de las intenciones de Moisés al escribir el capítulo 1 de Génesis.
Deuteronomio capítulo 32 nos ayuda a comprender cómo Moisés veía una situación paralela entre la creación y la liberación de Israel de manos de Egipto. Moisés estaba diciéndoles a sus lectores que tanto la creación como la liberación de Israel del cautiverio en Egipto involucraban mundos caóticos e inhabitables. También les decía que Dios se movía en el caótico mundo primigenio de la misma forma en que revoloteaba sobre Israel cuando los liberó de Egipto.
A partir de estos paralelos entre la creación y el Éxodo, podemos ver que Moisés escribió acerca del tenebroso mundo caótico no meramente para decirle a Israel acerca de la creación, sino para presentar la obra de Dios en la creación también como un prototipo, un patrón, un paradigma que explicaba lo que Dios estaba haciendo en favor de la nación de Israel en su tiempo. Cuando Moisés escribió acerca de la obra original en la creación, lo hizo con el fin de mostrar a sus lectores que no habían cometido un error al salir de Egipto para seguirlo. Yendo a la porción final del relato de creación, el mundo ideal en perfecto orden en Génesis capítulo 2 versículos 1 al 3.
El Mundo Ideal
Recordemos que la historia de la creación termina cuando Dios entra en Su reposo. El término Hebreo para “reposo” en Génesis capítulo 2 versículo 2 es Shabbat o como nosotros decimos “Sabbath”, sábado o día de reposo. Esta terminología conecta la historia de la creación con el éxodo de Israel de una manera adicional.
Moisés y los israelitas usaban el término Shabbat principalmente para referirse a las ordenanzas sabáticas para la observancia de los días de reposo, los cuales debían disfrutar de conformidad con la Ley de Moisés. De hecho, en el listado de los Diez Mandamientos en Éxodo capítulo 20, Moisés explicó que Israel debía observar el Sabbath en virtud de lo que Dios había hecho en Génesis capítulo 2.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo… Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día. (Éxodo 20:8-11)
Cuando Israel escuchó en Génesis que Dios había reposado en el séptimo día, no podían evitar relacionar el relato de Génesis con sus propias ordenanzas sabáticas, y con los Diez Mandamientos.
Aunque los israelitas guardaban el sábado en cierta medida en el desierto, es importante que nos demos cuenta de que la observancia del día de reposo en su plenitud sólo podía llevarse a cabo en la Tierra Prometida. Los israelitas tenían que guardar un día de reposo semanal como lo encontramos escrito en Éxodo capítulo 20 versículos 8 al 11. Pero también tenían que guardar otros días santos o Sabbaths. Por ejemplo, de Levítico capítulo 25 aprendemos que también debían observar cada séptimo año como un año de reposo o Sabbath dejando la tierra sin cultivar. También, cada quincuagésimo año, Israel debía guardar el gran año del Jubileo en el cual todas las deudas eran perdonadas y todas las familias debían regresar a sus lugares y heredades de origen. Conforme a la ley de Moisés, la plenitud de la adoración a Dios mediante observancia del Sabbath era mucho más compleja que cualquiera otra de las ordenanzas que los Israelitas observaban durante su deambular por el desierto.
Puesto que la plena observancia del Sabbath sólo podía llevarse a cabo cuando Israel entrara en la tierra prometida, frecuentemente Moisés hablaba de Canaán como tierra de “reposo” o el “lugar de reposo”, usando los términos hebreos nwx o menuxah los cuales están estrechamente relacionados con Shabbat. En varios lugares, Moisés describe a la tierra prometida como el lugar de reposo de Israel en donde la nación finalmente observaría la adoración en la forma requerida por la ley de Moisés.
Por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 12 versículo 11, leemos lo siguiente:
Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros. Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
(Deuteronomio 12:11)
Vemos en este pasaje que la plena observancia del Sabbath, la adoración a Dios, sólo se llevaría a cabo después de que Israel hubiese entrado a la tierra de reposo.
Para Moisés, el Sabbath representaba más que el mero hecho de que la gente apartara un día para adorar en silencio. El Sabbath era un elemento crucial en la visión que Moisés tenía de lo que sería habitar en la tierra de reposo, alabando y celebrando en el lugar especial en el que Dios puso Su nombre.
Es por esto que en el Salmo 95 versículo 11, Dios habló de la siguiente manera de aquéllos a quienes se les prohibió entrar a la tierra de Canaán:
Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo. (Salmo 95:11)
Esta estrecha conexión entre el Sabbath y la plenitud de la adoración nacional de Dios en la tierra prometida explica por qué Moisés finalizó su relato de creación con el reposo sabático de Dios. Moisés estaba explicando a los israelitas que de la misma manera en que Dios había transformado a la tierra del caos al Sabbath, así estaba llevando a Israel del caos de Egipto al destino de reposo sabático en la tierra prometida. Moisés estaba dirigiendo a Israel al lugar de reposo la tierra de Canaán. De manera que aquéllos que se oponían al programa de Moisés no estaban oponiéndose meramente a un plan humano. De hecho estaban oponiéndose al esfuerzo que Dios estaba haciendo a fin de conformar a Su Pueblo de acuerdo con las estructuras del universo. Salir de Egipto y entrar a la tierra de la promesa era nada más que alinearse con el plan perfecto de Dios para la creación.
Ahora que hemos visto cómo es que el caótico principio y el final sabático de la creación explican la verdadera naturaleza de lo que Dios estaba haciendo en favor de Israel a través de Moisés, podemos revisar brevemente algunos de los elementos de la porción media de los días durante los cuales Dios puso orden en Génesis capítulo 1 versículo 3 al versículo 31. ¿Cómo es que Moisés vincula estos días de creación con su ministerio?
Seis Días Poniendo Orden
Son muchos los vínculos que hay entre los días de la creación y el éxodo de Israel, pero nos limitaremos a ver solamente dos. Primero, las conexiones con la liberación de Egipto. Y segundo, la meta de poseer la tierra de la promesa.
Salvación de Egipto
En primer lugar, al liberar a Israel de Egipto, Dios desplegó el mismo poder que había demostrado al poner en orden la creación en Génesis capítulo 1. Por un lado, Dios revirtió el orden establecido en la creación al enviar plagas sobre los egipcios. En vez de aguas rebosantes de vida como en el principio, las aguas de Egipto se volvieron mortíferas y los peces murieron cuando Dios convirtió el agua en sangre. En vez de que los seres humanos se enseñoreasen sobre los seres vivientes como Dios lo había ordenado en el principio, ranas, mosquitos, insectos y langostas señoreaban sobre los egipcios. La separación de la luz y las tinieblas en la creación fue abolida por las tinieblas que cubrieron la tierra de Egipto aún durante el día. En vez de que la tierra produjese vegetación, hubo granizo, fuego y langostas que destruyeron todas las cosechas en Egipto. En vez de fructificar y multiplicarse, tanto los animales como la gente de Egipto murieron en grandes cantidades. De esta y muchas otras maneras, las maldiciones sobre Egipto revirtieron el orden que Dios había establecido en los seis días de Génesis capítulo 1. Durante el tiempo de las plagas, la tierra de Egipto realmente sufrió una regresión al caos primigenio. No nos sorprende entonces el que Moisés haya convocado a Israel para dejar aquel lugar, refiriéndose a él como un desordenado yermo de horrible soledad.
Cualquier israelita que hubiese creído que la vida en Egipto era buena, tenía que tomar en cuenta el relato de creación de Moisés. Su experiencia en Egipto contrastaba fuertemente con la manera en que los egipcios pensaban acerca de su propia tierra. Los egipcios creían que era una tierra bendecida por los dioses, y aparentemente algunos de los Israelitas también creían eso. Pero Moisés dejó claro que Egipto se había vuelto lo opuesto al mundo ideal que Dios había ordenado.
Aunque este contraste con Egipto es suficientemente claro, los seis días de la creación tenían también una correspondencia positiva con la liberación de Egipto. Mientras los egipcios veían que su tierra iba en retroceso hacia el caos primigenio, los israelitas veían a Dios ordenando el mundo a su favor en formas que se parecían a los seis días de la creación. Sus aguas permanecieron frescas y vivificadoras. Ellos no fueron plagados con ranas y langostas. Disfrutaron de luz mientras los egipcios sufrían en las tinieblas. Los campos de Israel permanecieron productivos. Sus animales fueron protegidos, y los Israelitas se multiplicaron durante su estancia en Egipto. Más aún, en una impresionante demostración dramática de Su control sobre la creación, Dios contuvo al Mar Rojo e hizo aparecer tierra seca ante Israel, tal y como había aparecido en el tercer día de la creación.
Las maravillas naturales que Dios hizo en favor de Israel no eran sin precedentes sino que en gran medida eran un recordatorio de la manera en que Dios había ordenado el mundo en los días de Génesis capítulo 1.
Esta correspondencia entre la manera en que Dios ordenó la tierra en Génesis capítulo 1, y la forma en que liberó a Israel de Egipto demostraba a los lectores de Moisés que la obra de Dios en su favor reflejaba un paralelismo con Su obra de creación. En su éxodo de Egipto, Dios volvió a dar forma al mundo como lo había hecho al principio.
La liberación de Egipto no sólo recordaba los días de la creación, sino que el orden que Dios había establecido en el principio también anticipaba la manera en que sería la vida en la tierra de Canaán.
Posesión de Canaán
Cuando Israel alcanzare la tierra de la promesa, la naturaleza sería un lugar debidamente ordenado con fertilidad y gozo. Ésta es la razón por la que Dios llamó a Canaán “tierra que fluye leche y miel”. Además de esto, en la Tierra Prometida los israelitas ocuparían su debido lugar como imagen de Dios tal y como fue establecido en el sexto día. Notemos especialmente que en Génesis capítulo 1 versículo 28 Dios dijo a la raza humana:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)
Aunque Israel había experimentado algo de esta bendición aún en Egipto, sería en la tierra de Canaán en donde Dios daría a Israel este honor aún en mayor medida. Bajo el liderazgo de Moisés, los Israelitas estaban en camino al lugar en donde ocuparían esta posición ideal en la creación. Escuchemos lo que Dios prometió que sucedería a un Israel fiel, en Levítico capítulo 26 versículo 9:
Me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros. (Levítico 26:9)
Aquí la alusión a Génesis capítulo 1 versículo 28 es obvia. Dios dijo en Génesis capítulo 1 versículo 28: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. La tierra de Canaán sería como el maravilloso mundo que Dios ordenó en el principio. Canaán sería un lugar de armonía natural en el que la imagen de Dios podría cumplir con su función original sobre la tierra.
Solamente hemos tocado unas pocas formas en las que los seis días de creación se conectan con la experiencia de Israel en los días de Moisés. Sin embargo, a partir de esta muestra podemos ver que el registro que Moisés hizo de la manera en que Dios ordenó el universo en los primeros seis días no era simplemente un reporte de lo que había pasado en el principio del tiempo. Moisés describió los seis días de la creación de manera tal que ayudaban a sus lectores Israelitas a ver claramente qué era lo que estaba sucediendo en sus propias vidas. Tal y como Dios había transformado el cosmos de caos en Sabbath dando orden a la naturaleza de determinadas maneras, Dios estaba tomando a Israel del caos de Egipto al descanso sabático en Canaán re-ordenando el mundo en su favor.
Solamente podemos imaginarnos la reacción de los israelitas fieles cuando escucharon a Moisés decirles acerca de la creación del mundo. Se dieron cuenta de que lo que les estaba pasando no era accidental. Redimiéndolos de Egipto y llevándolos a Canaán, Dios estaba moviéndose en el mundo como lo había hecho en el principio para poner un orden ideal en el universo. La salvación de Israel era una recreación, y debían seguir a Moisés hacia experiencias más y más grandiosas de esa re-creación.
Ahora que hemos visto el significado original de Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3, podemos abordar nuestro último tópico las aplicaciones del relato de creación para nuestros días. Al aplicar este texto, seguiremos de cerca las formas en que el Nuevo Testamento desarrolló los temas de este pasaje.
V. GUÍA DE APLICACIÓN
Los escritores del Nuevo Testamento se apoyaron mucho en Génesis capítulo 1 para enseñar acerca de la creación que Dios hizo de este mundo, manifestando claramente que creían en la confiabilidad del relato de Moisés. Sin embargo, así de importante como es esto, los autores del Nuevo Testamento también escribieron acerca del propósito central de Moisés en la forma en que lo hemos bosquejado en esta lección.
Tal y como Moisés vio a la creación como un prototipo de la redención de Israel de Egipto, el Nuevo Testamento ve a Génesis capítulo 1 versículo 1 al capítulo 2 versículo 3 como un prototipo de una redención mucho más grande, la salvación que viene en Cristo. El Nuevo Testamento enseña que todas las experiencias de salvación y juicio que Israel vio en los días del Antiguo Testamento anticipaban el gran día final en que Dios traería salvación y juicio a través de Su Hijo, Jesús. Esta creencia llevó a los escritores del Nuevo Testamento a acercase al relato de Moisés con enfocándose de manera especial en Cristo. Tal y como Israel tenía que ver su propio éxodo a la luz de la creación, los escritores del Nuevo Testamento veían a Cristo a la luz de la creación.
Cuando exploramos la enseñanza neo testamentaria de la obra redentora de Cristo, debemos recordar que los escritores del Nuevo Testamento se dieron cuenta de que Cristo no trajo redención al mundo súbitamente o de una vez por todas en un solo instante. En vez de ello, se dieron cuenta de que Cristo trae gran salvación y gran juicio al mundo en tres diferentes etapas de su reino que se conectan entre sí.
En primer lugar, cuando Cristo vino por primera vez a la tierra, fue mucho lo que llevó a cabo concerniente a la salvación de su pueblo. Podemos llamar a este periodo de la primera venida de Cristo, la inauguración del reino. El Nuevo Testamento presenta la vida, muerte, resurrección, y ascensión de Cristo, así como el Pentecostés y el ministerio de los apóstoles que pusieron los cimientos como el inicio de la gran redención en Cristo.
En segundo lugar, los escritores del Nuevo Testamento entendieron que el Reino de Cristo continúa ahora que Él ha dejado esta tierra. Durante este tiempo, la gracia salvífica de Cristo se extiende por el mundo a través de la predicación del evangelio. La continuación de la salvación en Cristo comprende toda la historia de la Iglesia después de los apóstoles y hasta el retorno de Cristo.
En tercer lugar, el Nuevo Testamento enseña que la salvación vendrá en su plenitud en la consumación del Reino. Cuando Cristo regrese en gloria, veremos Su victoria sobre la perversidad, los muertos en Cristo resucitarán, y reinaremos el mundo con él. La salvación que comenzó con la primera venida de Cristo y que continúa hoy será completada cuando vuelva en la consumación.
Estas tres etapas del Reino de Cristo son tan importantes para entender la forma en que los escritores neo testamentarios escribieron acerca del relato de creación que debemos revisar cada una por separado. Siguiendo el ejemplo de Moisés cuando escribió a Israel, los escritores neo testamentarios aplicaron el relato de creación de Génesis a la salvación en Cristo en la inauguración, la continuación y la consumación del reino de Cristo. Revisemos primero la inauguración del reino.
Inauguración
¿Cómo es que el Nuevo Testamento usa la creación como un lente para interpretar la inauguración del Reino de Cristo? En varias ocasiones el Nuevo Testamento habla de la primera venida de Cristo como la obra de Dios en la re-creación del cosmos. Consideremos en primer lugar las palabras de apertura del evangelio según san Juan. En Juan capítulo 1 versículos 1 al 3 leemos lo siguiente:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. (Juan 1:1-3)
Notemos que Juan comienza su evangelio con la frase “en el principio”. Todos nos damos cuenta de que estas palabras vienen de las palabras con que inicia Génesis capítulo 1 versículo 1 en donde Moisés escribió, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. De entrada, Juan pone a sus lectores en el marco del relato de creación de Génesis. Juan siguió adelante diciendo que Cristo era la persona de la trinidad que había hecho todas las cosas. Él era la Palabra de Dios hablada en la creación por medio de la cual el mundo fue hecho en el principio.
Aunque estos versículos comienzan con una referencia clara a la historia de la creación, al seguir leyendo Juan capítulo uno, encontramos que Juan cambió sutilmente del Génesis a otro conjunto de eventos que son paralelos a la creación en Génesis.
Escuchemos lo que Juan escribió en los versículos 4 al 5 del capítulo 1:
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
(Juan 1:4-5)
En este punto Juan continuó usando los temas de Génesis capítulo 1, especialmente el tema de la luz que Dios trajo al tenebroso mundo caótico en el primer día. No obstante, en lugar de hablar simplemente de Jesús como la luz de Génesis capítulo 1, Juan hizo referencia a la encarnación de Cristo como la luz que resplandece en las tinieblas del mundo causadas por el pecado.
Mediante esta transición de la creación a la venida de Cristo, Juan reveló que en el resplandor de Cristo en contra de las tinieblas pecaminosas del mundo, Dios se movió en contra del caos del mundo, tal y como lo había hecho en el principio.
Un tema similar aparece en 2 de Corintios capítulo 4 versículo 6. Allí, Pablo explica la gloria de su ministerio de esta manera:
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2 Corintios 4:6)
Aquí, Pablo hizo referencia directamente a Génesis capítulo 1 en las palabras, “Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz”. Primero, se enfocó en el orden original de la creación con la aparición de la luz, pero luego atrajo la atención hacia un paralelo importante con la historia de la creación. Dios también “resplandeció en nuestros corazones” cuando “la gloria de Dios” fue vista “en la faz de Jesucristo”.
El apóstol dijo que la inauguración del Reino de Cristo –cuando la faz de Cristo podía ser vista en la tierra— podía ser mejor entendida relacionándola con el prototipo de la obra creadora de Dios en el principio. La misma gloria que Dios manifestó en la aparición de la luz en el principio también fue revelada en la primera venida de Cristo a este mundo de tinieblas.
A partir de estos dos pasajes encontramos un elemento esencial en el acercamiento cristiano al relato de creación de Moisés. Los seguidores de Cristo encuentran en Génesis capítulo 1 un retrato, una anticipación, de lo que Dios hizo en la primera venida de Cristo, es decir, la inauguración del reino.
En gran medida, nosotros enfrentamos la clase de tentación que enfrentaron los israelitas que seguían a Moisés. Dios hizo algo maravilloso cuando Cristo vino por primera vez a este mundo tal y como lo hizo cuando libertó a Israel de manos de Egipto. Sin embargo, con frecuencia erramos al no darnos cuenta de la magnificencia de la obra de Dios en Cristo hace 2000 años. Desde un punto de vista humano y desinformado, la vida de Cristo no parece muy importante. Puede ser fácilmente desechada como uno de muchos otros eventos insignificantes que ocurrieron en aquellos tiempos. Cuando nos vemos tentados a pensar de esta manera acerca de Cristo, debemos recordar la perspectiva del Nuevo Testamento. La aparición de Cristo en la tierra fue el principio de la obra final mediante la cual Dios pondrá orden en el mundo. Dios estaba liberando al mundo de las tinieblas caóticas del pecado y de la muerte.
La primera venida de Cristo comenzó el proceso mediante el cual Dios hará de su creación un lugar maravilloso y vivificador por la eternidad, para Él y para Su imagen para morar en gloria por siempre. Hacemos bien en colocar en Él nuestra fe y en Él solamente.
Hasta aquí hemos visto que el Nuevo Testamento usa la historia de la creación para explicar la importancia de la primera venida de Cristo. Ahora podemos ver que el Nuevo Testamento también considera la continuación del reino, es decir, el periodo entre la primera y la segunda venida de Cristo, como una re-creación.
Continuación
Un pasaje familiar que ilustra esta perspectiva es la 2 epístola a los Corintios capítulo 5 versículo 17:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)
La revisión 1960 de la versión Reina-Valera traduce este versículo diciendo que cuando una persona está en Cristo es una “nueva criatura”. Esta traducción es desafortunada pues no comunica debidamente la alusión que Pablo hace al relato de creación de Génesis capítulo 1. La expresión griega es ktêsis la cual se traduce más apropiadamente como “creación” no “criatura”. De hecho, esta porción del pasaje podría ser traducida de la siguiente manera: “Hay una nueva creación”. El concepto de Pablo parece ser que cuando la gente viene a Cristo con fe salvífica, se vuelven parte de un nuevo ámbito, un nuevo mundo, una nueva creación.
A la luz de lo anterior, podemos ver que durante la continuación del reino, cualquier que pone su fe en Cristo experimenta una nueva creación. En este sentido, el relato de creación de Génesis se convierte en una forma de entender apropiadamente lo que sucede a todo aquél que escucha, cree, y sigue a Cristo. Conforme vamos volviéndonos parte de la nueva creación de Dios, comenzamos a disfrutar la maravilla del orden ideal de Dios para el mundo.
Por esta razón, no es sorprendente el que Pablo también haya descrito el proceso de la salvación de una persona de otra manera que también apuntaba hacia el relato de creación de Génesis. En Colosenses capítulo 3 versículo 9 al 10, leemos lo siguiente:
Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creo se va renovando hasta el conocimiento pleno. (Colosenses 3:9-10)
En este pasaje, el apóstol describe lo que sucede a los seguidores de Cristo en términos tomados de Génesis capítulo 1. Conforme a la imagen del que nos creo, vamos renovándonos. Por supuesto que Pablo estaba haciendo referencia a Génesis capítulo 1 versículo 27en donde Moisés escribió que el mundo ideal de Dios incluía a Adán y a Eva, quienes fueron creados a imagen de Dios. Durante la continuación del reino de Cristo, encontramos que constantemente somos renovados en un proceso que se extiende a lo largo de toda una vida mediante el cual vamos recuperando la condición que nuestros primeros padres tenían como imágenes de Dios.
Estos dos pasajes demuestran que el Nuevo Testamento usó el relato de creación de Moisés como un punto de referencia para entender la obra de Cristo, no sólo en la inauguración del reino, sino también en su continuación.
Por supuesto que los escritores neo testamentarios tomaron los temas de la historia de creación de Moisés y los llevaron a su punto final. No solamente vieron la primera venida de Cristo como el principio de una nueva creación, y la continuación del reino como un tiempo en el que las personas en lo individual disfrutarían los efectos de la nueva creación en sus vida, sino que también aplicaron los temas de creación a la etapa final de la obra de Cristo—la consumación del reino.
Consumación
Por lo menos dos pasajes en el Nuevo Testamento destacan a este respecto. Primero, el pasaje Hebreos capítulo 4 versículo 4 y versículos 9 al 11 se refiere al retorno de Cristo en términos tomados del relato de creación:
Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día… Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo. (Hebreos 4:4-11)
Tal y como Moisés usó el día de reposo de Dios en Génesis capítulo 2 versículos 2 y 3 para estimular a Israel rumbo a Canaán, la tierra de reposo, el escritor de Hebreos vio el Sabbath de Dios como un prototipo ideal de la redención última que experimentaremos cuando Cristo vuelva. De la misma manera en que Dios ordenó idealmente el mundo en el principio y eso trajo como consecuencia gozo sabático, cuando Cristo regrese en gloria, Él re-ordenará el mundo y dará a su pueblo el gozo del descanso sabático final. Mientras anhelamos ese día, se nos dice que debemos procurar entrar en aquel reposo, el cual vendrá cuando Cristo vuelva.
Finalmente, uno de los pasajes más magnificentes que identifican la segunda venida de Cristo en términos del relato de creación de Moisés es Apocalipsis capítulo 21 versículo 1. Escuchemos la manera en que Juan aplicó los temas de creación al retorno de Cristo:
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. (Apocalipsis 21:1)
Juan habló de “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Esta frase nos recuerda Génesis capítulo 1 versículo 1 en donde se registra que Dios creo “los cielos y la tierra”. Más aún, Juan dijo que en este nuevo mundo no existirá más el mar. Recordamos cómo en Génesis capítulo 1versículo 9, Dios restringe al mar, manteniéndolo dentro de sus límites de manera que la tierra seca pudiese formar un hábitat seguro para la raza humana. En el nuevo mundo, después del retorno de Cristo, encontramos que los mares salados serán removidos por completo de la tierra y reemplazados con aguas vivificadoras. La obra de Cristo es similar a los días de creación en Génesis capítulo 1, pero en Cristo Dios irá mucho más lejos consumando el orden ideal. El universo entero será re-creado en cielos nuevos y tierra nueva, y Dios y su pueblo gozarán juntos el nuevo orden mundial.
Desafortunadamente, los cristianos desconectan frecuentemente su esperanza eterna de la creación. Asumimos que pasaremos la eternidad en el mundo espiritual del cielo. Pero el Nuevo Testamento es muy claro a este respecto. Nuestro destino final es un regreso al Sabbath ordenado en el séptimo día de la creación. Pasaremos la eternidad en cielos nuevos y tierra nueva. Esta era la esperanza de Israel en los días de Moisés, y es nuestra esperanza aún el día de hoy.
Cuando seguimos la guía que nos proporciona el Nuevo Testamento, debemos acercarnos al primer capítulo de Génesis como algo más que un mero registro de lo que sucedió hace mucho tiempo. Es también un retrato de lo que Dios ha hecho en la primera venida de Cristo, de lo que está haciendo ahora en nuestras vidas día tras día, y de lo que un día consumará cuando Cristo vuelva.
En cada una de las tres etapas del reino de Cristo, Dios se mueve en contra del caos del pecado y de la muerte en el mundo y en nuestras vidas. En la inauguración, continuación y consumación del reino, Dios coloca al mundo en el camino que lleva hacia el fin ideal –una maravillosa nueva creación para Su pueblo.
VI. CONCLUSIÓN
En esta lección hemos visto cuatro ideas principales: el gran propósito de Génesis capítulos 1 al 11, la estructura y el significado original de Génesis capítulo 1 versículos 1 al capítulo 2 versículo 3, y la forma en que el Nuevo Testamento aplica los temas del relato de creación a Cristo y a nuestras vidas. Las implicaciones para nuestros días de este acercamiento al registro hecho por Moisés son impresionantes, por decir lo menos.
Como cristianos viviendo en estos días, necesitamos ver cómo es que el propósito original de Moisés en Génesis se aplica a nuestras vidas en Cristo. Tal y como los israelitas que escucharon por primera vez estos capítulos de Génesis, nosotros también nos desalentamos fácilmente al seguir a Cristo en este mundo pecaminoso. Pero de la misma manera en que Moisés alentó a sus lectores a estar convencidos de que se encontraban en camino al mundo ideal de Dios, nosotros también debemos alentarnos al andar por el sorprendente camino hacia este mundo ideal en Cristo.